Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 3

Capítulo 3: Fútbol… ¿Fútbol?

Parte 2

 

 

Miré el sonido de mi nombre para ver al caballero Garius, así como a la emperatriz Petralka, seguido de una selección de sirvientes y asistentes. Deben haber venido a ver cómo iban las cosas.

“Pe-quiero decir, Su Majestad”.

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En mi casa o en la sala de audiencias, cuando solo éramos nosotros y tal vez Garius y el primer ministro Zahar, llamé a la emperatriz Petralka. Pero en público o en cualquier otro lugar donde la gente pudiera malinterpretar, me dirigí formalmente a ella como Su Majestad.

Tendría que tomar una lección de Myusel y simplemente llamarla Petralka (ahhh) en mi corazón, luego pronunciar las palabras “Su Majestad” en voz alta. Pensar que podría llegar un momento en que yo mismo me convertiría en un personaje moe: ¡mi pasión arde de manera brillante! … Ugh. Decirlo sobre mí mismo me hace sentir un poco enfermo.

OK no importa.

“¡Todas las manos, cesen su trabajo!”, Gritó Garius detrás de Petralka. “¡Su Majestad la Emperatriz está presente! ¡Inclinen sus cabezas!”

En un instante, los enanos se detuvieron apresuradamente y se congelaron dónde estaban. La pared a medio formar no debe haber sido bastante estable, porque se derrumbó, casi enterrando la unidad JSDF cercana.


Petralka agitó gentilmente su mano. “Bien y bueno. Continúen el trabajo.”

Esto hizo que otro caballero gritara: “¡Su Majestad ordena que el trabajo continúe! ¡Pueden dar las gracias a todos y luego reanudar su trabajo! ”

Chico, qué molestia solo para que la emperatriz pudiera echar un vistazo rápido. Si ella verificara el progreso con demasiada frecuencia, el trabajo nunca podría hacerse.

“Parece que la construcción está avanzando muy bien”, dijo Petralka, caminando hacia mí.

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“Sí, afortunadamente”, le respondí. “Todo el mundo está trabajando duro”. Para ser franco, no había hecho nada en absoluto. Los que hicieron todo el trabajo fueron los enanos del lado de Eldant y el JSDF del lado japonés. No tenía ni un plano en mí. Todo lo que pude hacer fue mirar desde el costado y animar alentadoramente.

“Es bueno escuchar eso”. Petralka parecía bastante satisfecha.

Vi a Garius acercarse no a mí, sino a Minori-san, y entregarle algo. Los miré confundidos. ¿Qué fue eso? Parecía ser una especie de libro…

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“Eh… ¿Ministro Cordobal?”

“Ah. No te preocupes, Shinichi,” dijo Garius, agitándome. “Simplemente devolviendo algo que me había prestado”.

“¿Tú? ¿Prestado?” ¿Qué tipo de libro podría haber tomado prestado un caballero como Garius de Minori-san?

A menos que…………… De ninguna manera.

“Oh, solo un poco de manga”, dijo Minori-san. Pero cuando vi el libro en su mano…

“S-Solo un segundo allí, Minori-san…”

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El libro tenía una portada florida e infantil, pero una página abierta no mostraba más que hombres. Dos hombres desnudos, específicamente, tumbados en una cama. Por supuesto, eran tan bonitas que prácticamente podrían haber pasado por mujeres, pero definitivamente eran ambos tipos.

No hay duda al respecto: esto era 100% puro material de yaoi.

¿Qué había estado haciendo ese WAC cuando no estaba mirando?

“Pensé que al Ministro Cordobal podría gustarle”, dijo Minori-san, sonriendo.

“¿Qué quieres decir con que pensaste que le gustaría?”

¡¿Entonces ella acababa de imponerle una acción de hombre a hombre de corazón blando?!

Lo admito: el ministro Garius en Cordobal a veces me miraba con un brillo extraño en los ojos. Estaba agradecido de que me haya mostrado tanto cariño desde nuestra primera reunión, pero ¿podría ser ese cariño… ya sabes, algo más? La idea me puso nervioso.

Garius, sin embargo, sonrió amablemente y dijo: “No te preocupes, Shinichi”.

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Como para enfatizar su punto, tomó su mano enguantada y la puso en mí…¿hombro? Un hombro es normalmente donde colocas una mano tranquilizadora, ¿verdad?

¡Agh! ¡E-Ese es mi cuello! ¡Deja de acariciarme el cuello!

“Lejos de mí forzarme a cualquiera que no…‘Se mueva en mi dirección “, dijo.

“¡No sé de qué demonios estás hablando!”, Exclamé, olvidando por completo mi formalidad. ¿Cómo se suponía que esto evitaría que me preocupara?

¿De dónde sacó una línea como esa? ¡Eso no es cosa de yaoi, es como un manga gay directo! ¡Por favor dime que Minori-san no había ido tan lejos!

Sabía que Minori-san y algunos otros miembros de la JSDF estaban importando manga y novelas para uso personal, más allá de lo que estaba trayendo para los negocios. No era exactamente mi lugar decirlo, pero tal vez era hora de pensar en el orden en que se traían las cosas.

“¡Hrm! ¡Shinichi!” Petralka se abrió paso hacia mí y me clavó un dedo en el pecho con tanta fuerza que casi podía oírlo. “¡Te odiamos, Shinichi! ¡Te despreciamos! ¡Oh!”

“Que… ¿Qué dijiste?” El estallido repentino me dejó completamente estupefacto. Habíamos estado teniendo una conversación perfectamente normal hasta hace un minuto, y ahora, completamente fuera del campo izquierdo… ¿esto? ¿Y qué había con la pequeña y extraña exclamación al final allí? ¡Oh! ¿Fue un artefacto del anillo traductor, alguna palabra que no pudo transmitir?

En serio, sin embargo, ¿de qué se trataba todo esto?

“Es… ¿Es cierto?” Cuando la emperatriz explota que te odia, ¿cómo se supone que debes responder? Quiero decir, si me hubieras preguntado, habría adivinado que Petralka estaba más cerca de gustarme que de odiarme.

¿Era esa impresión solo otro producto de mi imaginación hiperactiva? Dado que casi toda mi historia romántica consistía en confundir el afecto de un viejo amigo por un interés amoroso, confesar mi amor por ella y ser derribado, tal vez no fui un buen juez de estas cosas. “Uh……”

Habiendo dicho todo eso, escuchar a alguien decirle a la cara que te odian aún duele. Me metí dentro, pero resolví mantener una sonrisa en mi rostro. Sonríe con tu boca y llora en tu corazón. Quería pensar que había crecido lo suficiente como para hacer eso. Sí…

“¿He hecho algo para disgustarte, Su Majestad?”

“Er-” De repente, Petralka parecía estar en el pie trasero, casi como si fuera ella quien estaba sorprendida por toda la conversación y no yo. ¿Qué estaba pasando aquí?

“¡Que tonto! ¡Por supuesto no!”





“Lo siento, ¿Su Majestad? En ese caso…”

En ese caso, ¿qué diablos? Arruiné mi memoria, tratando de pensar en alguna razón por la que a Petralka no le hubiera gustado.

“¿Esto se debe a que la ●● y xx que disfruto en la noche te asustan?”

“●●? ¿xx?” Petralka parpadeó.

“Oh, eh, bueno, ya sabes qué gustos tan variados tengo, y, eh, no soy ajeno a los juegos de ero, mira. Y me preguntaba si los juegos de tentáculos podrían ser, ya sabes, y tienen… bueno, hay un cierto encanto allí. Y mira, sé que puede que no sea exactamente correcto, yo jugando más de 18 juegos ero, pero ya no estamos en Japón, ¿verdad? Son las leyes de Eldant las que se aplican aquí”.

“Shinichi”, dijo Petralka, estudiándome atentamente. “¿Qué haces por la noche?”

“Oh… ¿No era eso lo que querías decir?”

“¡No! Es solo… ¡Aargh!” La emperatriz se había puesto roja de ira. “N-No…

¡No tienes que tomar todo tan en serio!”

“¿Guh?”

“¡¿Cómo podríamos odiarte?!”

“Sí, me preguntaba…”

Sacaste las palabras de mi boca, Petralka.

“Se supone que eres el evangelista de la cultura otaku por aquí, ¿por qué no puedes verlo?”

“¿Ver qué, ya?”

“Es… ¡argh! ¡Ya sabes! ¡Es… una cosa de tundra! ”

Estuve completamente en silencio durante casi diez segundos. En ese tiempo, finalmente puse dos y dos juntos.

“Su Majestad…”

“¿Si qué?”


“Te refieres a tsundere”.

“¿Hrm? ¿Eso es diferente?”

“Completamente.”

Aunque es cierto, la tundra describiría el estado de mi corazón en ese momento.

En cualquier caso, parecía que Petralka había descubierto el concepto de tsundere en algún anime o manga y decidió que lo probaría por sí misma. Y aparentemente la clásica línea tsundere “¡No me gustas para nada!” Se había perdido en la traducción mágica y simplemente se había convertido en “¡Te odio!”

El japonés puede ser un idioma complicado: hay muchas expresiones y usos ambiguos. Tal vez se perdió en Petralka que no gustarle a alguien y odiarlo no era necesariamente lo mismo. Por qué ella se había sentido obligada a tratar de ser una tsundere, ella misma seguía siendo un enigma envuelto en un enigma, por lo que a mí respecta, pero podríamos preocuparnos por eso más tarde.

“Hrm. Parece que la cultura otaku es realmente una cosa de profundidad y misterio”, reflexionó Petralka.

“Aun así, Su Majestad”, dijo Garius.

Er… ¿disculpe? Las cosas con mis dos amigos imperiales se estaban volviendo realmente extrañas. Y aquí había estado pensando que Garius al menos era un poco más un observador neutral e impasible…

“Minori-san”, le dije a nuestro residente podrido (y cada día más podrido) WAC. “¿Soy solo yo, o tengo una sensación de ansiedad por esto?”

“Confía en mí”, dijo, sonriendo inocentemente, “te lo estás imaginando”.

***

 

 

Cuando volvimos a la casa, nos sorprendió lo que encontramos. Específicamente, lo que descubrimos atrás.

Myusel parecía un poco preocupada, un poco indecisa, cuando vino a recogernos. Cuando le pregunté qué estaba mal, ella nos llevó de vuelta. Y ahí…

“Brooke”, suplicó una voz. “¿No podemos, no podemos comenzar de nuevo, solo una vez más?”

Oof. Esa es una línea sacada de un drama romántico si alguna vez escuché uno. Nunca pensé que realmente atraparía a alguien diciéndolo de verdad.

Pude ver dos figuras detrás de la casa. Uno de ellos era Brooke. Frente a él estaba el hombre lagarto de piel pálida, al que había llamado su esposa. Ella estaba apuntando su pregunta a Brooke, pero él no respondió. De hecho, él ni siquiera la miraría a los ojos. ¡Su propia esposa!

“Contéstame, Brooke. ¿Ya no me quieres? ” Pero Brooke permaneció en silencio.

Podrías tomar esto para una conversación de casi cualquier matrimonio tenso, si no vieras a los dos hombres lagarto que lo sostenían. Cada uno de ellos era al menos una cabeza más alto que yo y cubierto de escamas ásperas. Era surrealista, por decir lo menos.

La esposa de Brooke se enfrentó a su esposo silencioso, esperando pacientemente una respuesta. Pero finalmente, Brooke dijo solo dos palabras.

“Vete a casa.”


Se volvió y comenzó a alejarse, a pesar del intento de su esposa de detenerlo.

No parecía habernos notado en las sombras del edificio.

Durante un largo momento, la esposa de Brooke lo cuidó, pero luego pareció resignarse; ella también se dio vuelta para irse. De hecho, como sucedió, ella giró a la derecha hacia nosotros.

“Oh…” Por primera vez, se dio cuenta de que estábamos allí. Todavía no podía leer expresiones exactas en esas caras escamosas, pero la ligera inclinación de su cabeza sugería reticencia. Ella se detuvo en frente de nosotros. “Lamento mucho haberme entrometido”, dijo con una inclinación de cabeza. Puede haber parecido una lagartija bípeda, pero su dicción y modales sugirieron una persona muy formada.

“No te preocupes. No estás entrometiendo “, dije. Ver a Brooke ignorarla una vez, bueno, las cosas suceden. Pero esto era dos veces ahora, y estaba empezando a molestarme. “Entonces eres, eh, la esposa de Brooke-san, ¿eh?”

“Si. Mi nombre es Cerise. Ella dio otro asentimiento respetuoso. “Los lazos entre mi gente no son exactamente los mismos que comparten esos humanos, pero en el idioma de tu tribu, sería razonable llamarme la esposa de Brooke”.

“Huh…”

Esa parecía una forma terriblemente indirecta de decirlo, pero está bien. Los hombres lagarto eran más visibles que los humanos que la mayoría de las razas aquí, así que tal vez este tipo de calificaciones eran inevitables al hablar de su sociedad.

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Curiosamente, en la naturaleza, en realidad es bastante raro que individuos específicos de sexos opuestos se comprometan entre sí como lo hacen los humanos en el matrimonio. Si su objetivo es perpetuar sus genes, entonces su mejor oportunidad es tener hijos con una pareja diferente cada vez que pueda para que sus descendientes tengan muchas variaciones.

Pero de todos modos, olvídate de eso por ahora.

“Parecía que tú y Brooke estaban hablando de algo… más o menos”.

“Si. Inicialmente se trataba de ponerse en contacto con el Consejo Tribal…”

Cerise nos dijo que Brooke ocasionalmente se contactaba con el Consejo Tribal, un grupo de líderes de hombres lagarto. Por lo general, lo hacía dando un mensaje a algún conocido suyo que estaba en la ciudad

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