Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 3

Capitulo 14: No Decirlo, o no Poder Decirlo

 

 

Esa máquina expendedora estaba justo al lado de mi casa. Estaba a solo un minuto o dos de distancia, y si caminaba un poco más allá también había una tienda de conveniencia, pero no importaba qué hora del día fuera, si iba tan lejos, me encontraría con personas que conocía y no quería hacerlo, así que esa máquina expendedora era como mi refugio… Quiero decir, digo refugio, pero no es como si realmente quisiera huir o quisiera escapar, no todo el tiempo, es solo que, bueno, cuando quería huir, como si no pudiera soportarlo más, saldría de la casa y mataría el tiempo cerca de la máquina expendedora.

¿Cuándo empecé a hacerlo?

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¿Fue en la escuela primaria?

Bueno, ¿alrededor del quinto grado o algo así? Tal vez.

No tenía una habitación para mí solo, y mi hermano mayor estaba ahí, y no podía relajarme, así que quería estar solo, supongo. Sin embargo, si dijera eso, estoy seguro de que mi hermano me diría que no fuera un mocoso descarado y que me daría una patada, pero sí, estoy seguro de que había ocasiones en que quería estar solo.

Entonces, me gustaba ir a la máquina expendedora y comprar jugo, o no comprar jugo, y beberlo o no beberlo.

Cuando estaba con la mirada perdida, empezaba a sentir que tal vez era hora de ir a casa, y luego lo hacía.





Así era al principio, pero una vez, cuando estaba en sexto grado, hacía calor afuera, era verano, creo, y cuando fui a donde estaba la máquina expendedora, alguien venía y pensé que tal vez debería esconderme, pero me sentí algo incómodo, así que pensé que tal vez solo fingiría que no lo notaba, pero era alguien a quien conocía, Choco, quien vivía cerca.

Choco tenía el cabello cortado como un kappa. Un corte bob, creo que se llama. En serio, lo había tenido así desde que era pequeña, y si alguna vez miraba cabello bob, no me sorprendería encontrar una foto de Choco, así de fuerte es la conexión entre los dos.

Ella no era nada sociable, y nunca se podía decir lo que estaba pensando. En la escuela y en lugares así, ella era del tipo que siempre parecía un poco fuera de lugar. Pero bueno, solo un poco.

No era como si ella no tuviera amigos, o algo así. Pero en lugar de ser realmente amiga íntima con alguien, simplemente se juntaba con un grupo de personas, más o menos.

No sé por qué, pero desde el momento en que estábamos en el preescolar, me había interesado el Choco. Como, “Ya sabes, hay algo un poco diferente en ella.” Para ser honesto, simplemente no podía sacarla de mi cabeza, porque, bueno, supongo que podrías decir que la amaba.

En realidad, Choco fue la primera persona de la que me enamoré, y he estado enamorado de ella desde entonces. Quiero decir, habíamos estado juntos desde el preescolar después de todo, y habíamos estado en la misma clase varias veces, y nuestras casas estaban cerca, y también hablamos, porque estábamos bastante cerca, pero nunca le confesé mi amor, ni nada de eso.

Bueno, no era como que pudiera haberlo hecho.

Creo que sucedió en tercer grado. Corrían rumores de que a Choco le gustaba Kawabe-kun, y cuando estábamos solos después de la escuela, le pregunté si era cierto, tan sutilmente como pude, y ella pensó un poco y luego contestó: “Sí…”

Eso. Eso fue un shock.

Uno muy fuerte.

Kawabe-kun era delgado, no muy atlético ni nada, pero estaba aprendiendo piano. Venía de, supongo que se podría decir, una buena educación…

Ah, eso es lo que le gusta a Choco, pensé. Ya veo.

Eso es.

¿Es así?

Nah, no puede ser, pensé.

Kawabe-kun tenía todas estas cosas que yo no tenía, pero, de hecho, de vez en cuando jugábamos juntos, y Kawabe-kun era un tipo realmente bueno. No tenía ninguna queja sobre él. Podía decir que estaba bastante alto en mi lista de amigos, y tenía una buena impresión de él, así que fue como: “Oh, a Choco le gusta Kawabe-kun, eh…”

Como: “Bueno, Kawabe-kun es un buen chico después de todo.”

Como: “Sabes, realmente no sé qué hacer, pero tengo que apoyarte.”

Quiero decir, hubiera sido incómodo si se hubiera enamorado de algún bicho raro, pero era Kawabe-kun. Kawabe-kun era un buen chico.

Eso fue lo que pensé, así que hice una sugerencia. “Oye, Choco, ¿por qué no le das, como, una carta o algo así? Kawabe-kun, su casa es bastante estricta, así que no tiene celular, pero sí una carta, sí, creo que Kawabe-kun la leería. Creo que también te daría una respuesta. Quiero decir, es Kawabe-kun. ¿Qué te parece?”

Choco dijo que no necesitaba hacerlo. Que estaba bien sin eso. Ella no tenía intención de hacer nada de eso.

Ah, está bien. Ya veo. Hmm.

A ella le gustaba, eso era todo.

Esa fue la respuesta de Choco. Solo le gustaba.

Aún así, ya sabes, he intentado un montón de cosas. Como encontrar formas en que Choco pueda hablar con Kawabe-kun tanto como sea posible. O arreglando las cosas para que Choco y Kawabe-kun puedan estar solos juntos. Cuando miro hacia atrás ahora, todo era bastante descarado e incómodo, pero estaba haciendo frenéticamente todo lo que podía en ese entonces. Quiero decir, Kawabe-kun era un buen chico, y Choco… yo la amaba.

De todos modos, durante el verano en que estuve en sexto grado, Choco vino a la máquina expendedora, y cuando me llamó para preguntarme qué estaba haciendo, respondí: “Oh, nada, solo estoy por aquí,” Y Choco se sentía acalorada, así que quería una lata de soda, pero no había nada en el refrigerador en casa, así que había venido a comprar una, así que, bueno, hablamos ahí por, como, diez, quince minutos, y después de eso, cuando iba a la máquina expendedora, a veces Choco estaba ahí.

Choco compraría una soda fría o, cuando hacía frío, una lata caliente de potaje de maíz.

Choco se quejaría de que la soda le molestaba la garganta, pero aún así la bebía, o con el potage de maíz decía: “Caliente, caliente,” y lo soplaba para enfriarlo, y realmente la amaba por todo eso, pero, no lo sé, no era que la amara tanto que era insoportable, era un amor natural, ya sabes, solo estaba ahí, como el aire, como, “Bueno, sí, por supuesto que la amo,” y siempre había sido así.

Choco era del tipo que se enamoraba de los chicos con bastante frecuencia. Aunque no lo dejaba ver.

Según ella, simplemente comenzaría a pensar vagamente: “Oye, él es bueno,” y luego se encontraba pensando en ese chico todo el tiempo, así que se daría cuenta, “Estoy enamorada, eh,” y mientras pudiera seguir pensando eso, se quedaría enamorada.

¿Ella no quería salir con ellos?

Cuando le pregunté eso, ella respondió que no estaba completamente desinteresada en eso, pero que no estaba muy convencida al respecto. Supongo que asi era.

Desde que amaba a Choco, pensaba que querría salir con ella si pudiera, pero Choco estaba enamorada de alguien, de otro chico, y cuando no podía evitar preguntarle que quién le gustaba ahora, siempre me lo decía honestamente. Entonces pensaba: “Bueno, ya sabes, incluso si ella no tiene la intención de hacer nada al respecto, espero que puedan ser amigas o que puedan conocerse mejor entre ellos…” y de alguna manera, yo acababa tratando de hacer que eso sucediera.

A pesar de que Choco nunca me lo pedía, lo hacía por mi cuenta.

No es que no pensara: “¿Por qué estoy haciendo esto?”

Quiero decir, lo pensaba mucho. Y que también estaba siendo un idiota.


Choco era poco sociable, y era casi inexpresiva, pero cuando hablaba de un chico que le gustaba, se emocionaba, y cuando terminaban de hablar, se quedaba con la mirada perdida, o su rostro se ponía un poco rojo.

Cuando pensaba: “Ah, Choco es feliz,” también me hacía feliz.

No sé cómo decirlo, pero aunque conozco a Choco desde hace mucho tiempo, pensándolo bien, no sabía cómo hacer feliz a Choco.

Choco era bastante misteriosa. No leía, no escuchaba música, apenas miraba la televisión, y cuando, de vez en cuando, encontraba algo así como un pasatiempo, se cansaba de eso en poco tiempo.

Cuando le pregunté: “¿No hay nada que realmente te guste?” Ella respondió de inmediato, “Sí, no hay nada.”

Era difícil de entender, por eso me interesaba, y quería hacerla feliz, quería verla sonreír, pero no podía entender cómo.

Así era como era Choco.

Entonces, sin importar lo que hiciera, quería hacer feliz a Choco.

Aunque, sí, era un poco doloroso.

Esa noche también, mientras estaba sentado frente a la máquina expendedora, Choco apareció.

Tenía la vaga sensación de que ella lo haría, pero a menudo, cuando tenía esa sensación, no terminaba viniendo. Pero esa noche, Choco llegó y, en mi mente, quería gritar: “¡Sí!” Y agitar mi brazo, pero me contuve.

Con fingida calma, la saludé con un: “Hola” y Choco levantó su mano derecha en respuesta, diciendo, “Hola.”

La forma en que hablaba y sus pequeños gestos eran súper adorables, y pensé: “Sí, eso es,” reconfirmando para mí que amaba a Choco, pero en este momento Choco amaba a este tipo de nuestra clase que tenía un nombre poco común, Hidemasa… Este Hidemasa era un buen chico, y también se veía bien, así que pensé que Choco tenía buen gusto con los chicos.

¿Cómo debo ponerlo?

Era uno de esos tipos que no eran muy populares con las chicas ni nada, pero cuando los mirabas como a otro chico, pensabas: “Pero es un buen chico, ¿sabes? ¿Por qué las chicas no lo ven?” Pero no, lo veían, y siempre había una o dos, o tal vez algunas cuantas enamoradas secretas. Ese tipo. Choco siempre se enamoraba de chicos así.

Como: “Sí, incluso yo puedo ver totalmente por qué.”

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Como: “Bueno, si es él, no puedo quejarme.”

Por supuesto que quería apoyarla, y lo hacía. Quiero decir, no era rival para tipos así. Empezaría a adelantarme, pensando cosas como: “Él podría hacer feliz a Choco.”

Choco se compró una soda. Una de esas bebidas de limón y lima. Lo abrió con la lengüeta, luego tomó un sorbo. Ella hizo una mueca un poco, dejando escapar un gemido.

“Me duele la garganta.”

“Oye,” le dije.

“¿Hm?”

“Si duele, ¿por qué beber soda?” Le pregunté.

“Porque quiero beberla.”

“Por supuesto.”

“Pero, ya sabes, beberla con demasiada frecuencia probablemente es malo para mi salud,” agregó.

“Podría ser. Se supone que los atletas no deben beberlas, he escuchado. Soda.”

“Oh, ya veo,” dijo ella. “No es que yo sea atlética en absoluto.”

“Bueno, tal vez esté bien entonces,” dije.

“Es solo de vez en cuando.”

“Dices eso, pero, ¿no bebes soda bastante a menudo?” Le pregunté.

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“En realidad, solo bebo soda cuando vengo aquí,” dijo.

“Ya veo.”

Intenté contarle sobre cómo había ido al karaoke con Hidemasa recientemente. Choco no parecía interesada. También parecía que podría estar fingiendo desinterés, pero escuchando atentamente.

Pensé que, sí, tenía que estar escuchando, así que le conté las canciones que cantaba Hidemasa. Como en su mayoría eran canciones de ídolos pop que eran populares recientemente, y parecía estar tratando de satisfacer los gustos de todos los demás. Pero como eran canciones que todos conocían, todos se metían con esas.

Hablé sobre cómo Hidemasa podría ser así a veces. Cuando me sentí un poco cansado y me quedé callado, Hidemasa comenzo una conversación conmigo porque estaba preocupado. Hablé de lo genial que podría ser Hidemasa.

“Yo,” dijo Choco, hablando de repente. “No puedo ser considerada, y no puedo cuidar a otras personas, así que tal vez me gusten las personas que pueden hacer eso.”

“Oh,” dije. “Eso tiene sentido. ¿Te gusta buscar lo que a ti misma te falta en los demás?”

“¿También crees que me falta consideración por los demás, Hiro?” Preguntó ella.

“No, no es eso. No haces cosas que hagan que las personas se sientan incómodas, ¿verdad?”

“Tal vez no.”

“Sí, eso pensé.”

“Tú tampoco, Hiro.”

Me sorprendió. “¿De verdad? ¿Eh? ¿Estoy logrando ser considerado?”

“Lo eres para mí.”

“Hmm. Bueno, nos conocemos desde hace mucho tiempo después de todo.”

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“¿No tienes a alguien, Hiro?” Preguntó ella.

“¿Eh? ¿Alguien qué?”

“Una persona que ames, o una chica que te interese.”

No sabía qué decir, y pensé mucho, mi cerebro corría como loco, y pensé que esta podría ser mi gran oportunidad de decirle, pero luego pensé, no, no era mi oportunidad, cómo podría ser posible, y lo pensé mejor.

Amo a Choco, pero no es así, pensé.

Era así, pero no era así.

¿Qué era?

Se sentía como si ya hubiera pasado ese punto. Como si hubiera trascendido.

No me importaba, y era feliz mientras Choco fuera feliz. Parecía estúpido, y si me preguntaras si realmente me sentía así, me lo pregunto.

Las cosas están bien como están. Eso es lo que podría haber estado pensando.

Si me mantuviera a la misma distancia de ella que siempre tenía, podríamos hablar así a veces. Sin embargo, si Choco tuviera un novio algún día, eso podría cambiar. Si sucedía, sucedía. Eso estaría bien a su manera.

Quiero decir, Choco siempre había amado a alguien más, y yo siempre la había mirado, por muy doloroso que fuera, estaba acostumbrado.

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Aunque sí amaba a Choco.

“Yo no,” le dije. “Si lo hiciera, te lo diría.”

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“No es que realmente quiera saber,” dijo.

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“Vaya. Eres horrible. Después de todas las veces que te escuché hablar sobre lo tuyo.”

“Eres de voluntad débil,” dijo ella.

“…¿Dijiste algo?”

“Sí. Dije algo.”

“Te escuché…”

Me pregunté qué significaba ese insulto.

Aunque, tal vez, Choco pudo haberse dado cuenta. Que estaba enamorado de ella.

¿Había sido capaz de darse cuenta de eso? Ella podría, eh.

Choco se agachó a mi lado. Su hombro estaba al lado del mío. Choco miraba hacia abajo.

“Algún día, Hiro, si encuentras a una persona que ames…”

“…¿Sí?”

“…Dímelo.”

“Pensé que no querías saber.”

“En realidad no,” dijo ella. “Pero dímelo.”

“Bueno, está bien.”

Choco se giró un poco para mirarme, sonriendo levemente, sus ojos se estrecharon un poco. “Hiro, no mientas.”

“Bueno, hay un momento y un lugar para todo,” le dije. “Pero no te miento… ¿Creo?”

“Lo sé.”

Aunque estoy mintiendo. Probablemente también sea evidentemente obvio.

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Escucha, yo… desde hace mucho tiempo...

Desde que tengo memoria, te he amado, y solo a ti.

Aunque no puedo decirlo.

Estoy seguro de que voy a vivir toda mi vida sin decirlo nunca.

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