Kumo Desu Ga Nani Ka?

Volumen 11

J4. Julius, Edad 12: Confrontación

Parte 3

“¡Maldita sea! ¡Bastardos!”

Uno de los soldados enemigos supervivientes que hemos capturado nos escupe.

“¡¿Qué se supone que podíamos hacer!? ¡Estaba endeudado hasta las cejas! Esta era la única manera en que podía seguir viviendo. ¡No tenía elección! ¡¿Bo lo entendéis?!”

Solo estaba ligeramente herido, por lo que fue el primero de los prisioneros en despertar, e inmediatamente empezó a insultarnos.

¿Acaso no sabe lo que le va a pasar?

“¡Ey, tú, niño! ¡Tengo un hijo de tu edad! ¡No puedo morir aquí! ¡¿Por favor?!”

El hombre trata de razonar conmigo cuando paso cerca.

Uno de los soldados que camina conmigo alcanza silenciosamente su espada, pero le hago un gesto para que no lo haga.

“No importa cual sea la razón, nunca está bien traer la desgracia a los demás para resolver la tuya.”

Con eso, dejo al hombre atrás.

Sigue gritándome desde atrás, pero dudo que le pudiera hacer entender, no importa lo que le diga.

La gente recurre al camino de la maldad con demasiada facilidad.

He visto eso mientras he estado viajando con este operativo especial, mucho más de lo que me hubiera gustado.

La organización de tráfico de humanos tiene todo tipo de miembros.

Algunos recurrieron al crimen para poder poner comida sobre la mesa, como este hombre.

Otros fueron obligados a unirse a la organización a pesar de su juventud porque sus padres eran miembros.

Y otros parecían malvados por naturaleza, simplemente porque disfrutaban con el sufrimiento ajeno.

Cada uno de ellos se unieron a la organización de tráfico de humanos por circunstancias diferentes.

Pero había una cosa que todos tenían en común: ninguno de ellos se arrepentía.

Ni uno solo parecía arrepentirse de a ver manchado sus manos de maldad.

Por supuesto, algunos de ellos afirmaron estar arrepentidos cuando llegó el momento de su ejecución.

Pero realmente no se estaban arrepintiendo de sus pecados—tan solo estaban arrepentidos por haber sido atrapados y por ser castigados.

¿Por qué no pude haberme salido con la mía?

Esa es la horrible verdad de lo que pensaban.

Hubo momentos en los que traté de convencerlos de que comenzaran de nuevo con las palabras adecuadas.

Pero por supuesto, tenía que pasar a la siguiente batalla.

La gente se vuelve mala fácilmente.

Y se necesita un tiempo y una paciencia interminables para volver a encauzarlos por el buen camino.

Tan rápido para caer y tan difícil para volverlos a traer a la luz.

Hay muchas formas diferentes para que una persona se desvíe por el camino del mal, pero para que regrese, primero tiene que arrepentirse de las cosas que ha hecho.

Si no puedes hacerles ver lo horribles que fueron sus crímenes, entonces es imposible convencerlos para que intenten empezar de cero.

Pero no tengo ese tiempo, y ellos tampoco.

Tengo que viajar a innumerables tierras diferentes, y ellos tienen que afrontar un castigo acorde con el peso de sus crímenes.

Y en la mayoría de los casos, eso significa ser torturados por información y luego ejecutados.

Incluso si tuviéramos tiempo como para rehabilitarlos, sería más efectivo usar a aquellos que pueden ser de utilidad y desechar al resto.

Porque es mucho más importante el rescatar a las víctimas inocentes que siguen sufriendo a manos de la organización de tráfico de humanos que insistir con estos criminales.

Entiendo eso, en teoría.

Pero no sé si realmente creo que sea lo correcto.

Algunos de ellos estaban participando solo porque no tenían otra opción.

Eran pobres, sus lugares de origen fueron atacados por monstruos, o ya habían nacido en la organización.

¿Es realmente correcto castigarlos sin ofrecerles una oportunidad para rehabilitarse?

… Puede que no sea capaz de contestar eso, no importa cuánto me atormente por ello.

Pero aun así, siempre debería pensar en lo que considero bien y mal, como dijo el Sr. Tiva.

Es solo que en este momento, hay demasiadas cosas que puedo hacer.

Mi tiempo estaría mejor invertido rescatando a todas las víctimas inocentes del sufrimiento que esforzándome en convencer a una persona para que cambie su modo de vida.

Es imposible ponerle precio a la vida de una persona, pero entre alguien que ha pecado gravemente y alguien que no lo ha hecho, debería ser obvio cuál debería tener prioridad.

Tal vez las cosas serían diferentes si tuviera otra manera de persuadir a aquellos que se han descarriado.

Pero no la tengo, así que debo priorizar salvar a la gente que todavía puedo salvar.

En un mundo perfecto, salvaría a todos, pero sé que eso no es realmente posible.

Solo tengo que hacer todo lo posible para salvar a tanta gente como pueda.

No importa lo difícil que pueda ser.

Porque eso es lo que hace un héroe.