Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 2

Prologo 1: A tu lado

—Liscia, guarda estos documentos por mí —dijo Souma.

—… Bien. Entendido —respondió.

Últimamente, Souma había estado actuando de manera extraña.

Mientras tomaba la pila de documentos de Souma, se me ocurrió una idea. Recientemente, Souma había estado trabajando en el papeleo con incluso mayor celo y entusiasmo que antes. Era como si hubiéramos regresado a esa época poco después de que mi padre hubiera abdicado al trono. No debería haber estado tan ocupado ahora como lo estaba entonces, pero me pareció como si él estuviera buscando más trabajo y rellenando más de lo que razonablemente podría abarcar.

Y, sin embargo, cuando de repente se encontró con tiempo libre, no hizo nada en particular, sólo quedó mirando por la ventana. Antes, cuando tenía tiempo libre, venía a mi habitación y trabajaba en sus muñecos, o en vestidos lindos para vestir a Tomoe, pero ni siquiera lo hizo últimamente.
Observé a Souma procesando documentos silenciosamente.

El cambio fue sutil, y estaba segura de que casi nadie en el castillo lo habría notado.

Empecé a hablar.

—… ¿Hm? ¿Hay algún problema al respecto? —Después de haber notado mis ojos en él, Souma levantó la vista.

Y dije:

—… No es nada. —Sólo con esas palabras, me di media vuelta y salí de la oficina de asuntos gubernamentales.

—¡Ah! Hey, Liscia.

Podía oír la voz de Souma detrás de mí, pero no pude darme la vuelta. O, mejor dicho, no podía soportar mirar a Souma como estaba ahora.

Esa noche, Juna Doma vino a mi habitación.

—Así que, princesa, el comportamiento de Su Majestad es extraño… eso era de lo que querías hablar, ¿verdad? —preguntó ella, inclinando su cabeza hacia un lado, inquisitivamente.

La había llamado cuando ella se estaba preparando para un programa con la joya de transmisión de voz, y la hice volver a mi habitación una vez terminada la transmisión. Estaba agradecida de que, cuando le dije a Juna que había algo extraño en la forma de actuar de Souma, ella había venido conmigo, a pesar de que eran altas horas de la noche.

—Toma asiento, Juna. —Me senté en la cama, haciendo un gesto para que Juna se sentara a mi lado.

—Perdón —dijo Juna, sentándose a mi lado.

Me puse a trabajar.

—No sé cómo decirlo… Parece distraído. A veces parece que está absorto en su trabajo más que nunca, pero la siguiente cosa que pasa es que su cabeza está en las nubes y mira fijamente afuera.

—… Ya veo. Creo que puedo entender, aunque sea sólo un poco.

Tal vez Juna tenía alguna idea de lo que estaba sucediendo, porque ella asintió con una expresión misteriosa en el rostro.

—He visto lo mismo. Cuando tuve una reunión con su Majestad sobre nuestro programa de transmisión, su cabeza parecía estar en otra parte. Sin embargo, no podría decirte cuánto tiempo ha estado así.

—Creo que ha sido desde que regresó del Bosque Protegido por Dios —dije.

Había sido hace dos semanas. Un deslizamiento de tierra había golpeado la aldea de los elfos oscuros, el Bosque Protegido por Dios, que también era la tierra natal de la guardaespaldas de Souma, Aisha Udgard. Souma había conducido la unidad con la que estaba en ese momento para llevar a cabo el esfuerzo de ayuda.

Cuando llegó el aviso de la catástrofe, me pidieron regresar a la capital para pedir refuerzos, por lo que no participé personalmente en la operación de rescate. Souma, sin embargo, había estado allí con Halbert, Kaede y los otros soldados del Ejército Prohibido, llevando a cabo operaciones de socorro en esa zona infernal de desastre.

Sentí que ese era el punto en el que Souma había empezado a actuar de esa manera.

—Tal vez fue después de ese esfuerzo de ayuda que comenzó actuar de forma extraña, después de todo…

—Pero escuché que Su Majestad logró mucho mientras estaba ahí —dijo, Juna.

—Sí. —Estuve de acuerdo.

—Creo que hizo un buen trabajo allí, también.

Había escuchado que él había utilizado su habilidad, Poltergeist Vivientes, para controlar ratones de madera y los había hecho buscar bajo la tierra y la arena, ayudando a encontrar a muchas personas que habían sido enterradas vivas. Sin embargo…

—Pero no es así como Souma se siente al respecto. Tal vez porque vio tantos cuerpos, pensó: “¿No hubiera podido manejar mejor las cosas?”.

—No creo que sea malo, de por sí, para que él piense de esa manera; sin embargo… —Juna tenía una expresión complicada en su rostro.

Era importante reflexionar sobre las cosas. Sin embargo, una excesiva reflexión podría llevar a detestarse así mismo, y eso sería contraproducente.

—Es exactamente por eso que quiero que lo animes por mí. —Tomé la mano de Juna, poniendo mi mano sobre ella.

Los ojos de Juna se abrieron de par en par.

—¿Qu-quieres… que yo…?

—Eres la única persona a la que le puedo pedir hacer algo como esto. Aisha todavía está en el Bosque Protegido por Dios, y Tomoe todavía es pequeña. Aun así, si le preguntas a su madre o Cerina, no están suficientemente cerca de él.

—Pero, si ese es el caso, ¿no serías tú misma la mejor opción para hacerlo, princesa? —preguntó.

—Los dos están comprometidos, y puedo ver que usted está preocupada por él.

—Y-yo…. no soy la indicada —dije, bajando mis ojos.

—Soy menor que Souma, por lo que probablemente piense: “Como un hombre, no quiero mostrarle mis debilidades”. Cuando está frente a mí, Souma pone un fuerte semblante.

—… Tengo la misma edad que Su Majestad, también, ¿te das cuenta?

—Puede que tengas la misma edad, pero la forma en que actúas es más madura —dije.

—Creo que harías un buen trabajo dedicándote a un joven muchacho que sólo intenta mostrarse fuerte.

Mientras me enderezaba, Juna inclinó la cabeza.

—Por eso, Juna. —Terminé.

—Eso por eso que te estoy pidiendo que cuides de Souma por mí.

—Princesa… Entiendo. Puede que no sea de mucha ayuda, pero permítame hacer todo lo que pueda —dijo Juna, llevándose una mano al pecho y asintiendo con la cabeza.

***

Después de salir de la habitación de Liscia, Juna fue a la oficina de asuntos gubernamentales, que se convirtió en la habitación de Souma. Las cosas estaban siendo agitadas durante el día, con todos los burócratas yendo y viniendo; pero a altas horas de la noche, fue lo suficientemente silencioso como para hacer que el recuerdo de todo el bullicio durante el día parezca una mentira.
Dos guardias que estaban allí para proteger a Souma estaban de pie a cada lado de la puerta.

Es verdad, Aisha no está aquí, pensó Juna. Eso era de esperarse, considerando…

No era el caso que Aisha permaneciera al lado de Souma las 24 horas, los 8 días de la semana, pero ella estaba con él con bastante frecuencia, por lo que se sentía que era antinatural no verla allí para protegerlo.

Juna se acercó hacia la puerta, saludando levemente con un guiño a los guardias. Tal vez Liscia ya había hablado con los guardias, ya que no hicieron ningún intento de detener a Juna.

Es un poco tarde para mencionarlo ahora, pero es un movimiento bastante atrevido para la princesa enviar a una dama a los aposentos de su prometido a altas horas de la noche…

Después de dejar a un hombre y una mujer solos en la noche, ¿qué piensa hacer si “algo” sucediera? ¿Ella creía que no pasaría nada? ¿O era que, incluso si “algo” pasara, ella estaba dispuesta a aceptarlo si eso alegraba a Souma?

… De alguna manera, tengo la sensación de que es lo último.

Juna dejó escapar un suspiro de admiración. Últimamente, cuando miraba a Liscia, había momentos en que podía ver la dignidad de una reina en ella. Cuando se decidió por primera vez su repentino compromiso con Souma, hubo una cierta torpeza entre los dos, pero ahora ella parecía haber la realidad de la situación.

Ella es realmente una persona magnífica.

Por cada día que pasó con Souma, Liscia se hizo un poco más atractiva como mujer. Algún día, ella sería una reina espléndida, así como una buena esposa y una sabia madre. Juna no pudo evitar respetarla como mujer y compañera.

La princesa pidió esto de mí, personalmente. Yo, también, debo cumplir con mi deber.

Reafirmando su resolución un poco más, ella suavemente tocó a la puerta de la oficina de asuntos gubernamentales y llamó:

—Su Majestad, es Juna Doma. ¿Sigues despierto aún?

Ella mantuvo su voz lo suficientemente baja para que, si él ya estuviera dormido, ella no lo molestara.

—¿Juna? Adelante. —Escuchó decir a Souma desde adentro de la habitación.

Cuando Juna abrió la puerta con un “Perdón” y entró, ella encontró Souma mirando a través de algunos papeles a la luz de las velas. Souma dejó el documento sobre el escritorio, dirigiéndole una sonrisa algo cansada a Juna.

—¿Qué te trae, tan tarde en la noche? ¿Te quedaste a dormir en el castillo?

—Ah… Sí, así es —dijo Juna.

—Se decidió que me quedara en la habitación de la princesa esta noche.

—¿Tienen una fiesta sólo para chicas? Eso suena divertido.

Cuando él dio esa franca y desprotegida respuesta, mientras que Juna puede no haber estado mintiendo, ella todavía se sentía culpable.

—No… De todos modos, ¿qué estás tramando, señor? Pensé que habías terminado con tu trabajo de gobierno por el día de hoy.

—Ah, me recosté para ir a la cama… Pero no puedo conciliar el sueño, así que empecé a revisar los documentos que iba a revisar mañana. Me imaginé que tal vez me ayudaría a sentirme un poco más adormilado —dijo Souma, mirando la pila de papeles en su escritorio. Juna podía ver el cansancio en su expresión.

—¿Podría ser… que no estás durmiendo últimamente? —preguntó Juna.

Souma se rascó la cabeza un poco, torpemente.

—Mi cuerpo está cansado, pero mi mente simplemente no me deja dormir, ya sabes. Cuando cierro mis ojos y trato de dormir, termino pensando en todo tipo de cosas. Sobre todo lo que he hecho, sobre todo lo que todavía queda por hacer, sobre si las decisiones que he tomado eran correctas, acerca de si las decisiones que voy a tomar son correctas… Todo gira alrededor de mi cabeza, y simplemente no puedo dormir. —Souma soltó una débil risa.

Juna recordó que desde que Souma había sido convocado a este mundo, se había visto llevando muchas cargas pesadas: hacer que el país se ponga de pie nuevamente, resolver la crisis alimentaria y proporcionar ayuda a la zona del desastre. Cualquiera de estos habría sido demasiado pesado para Souma, que había sido un estudiante hasta hace poco. Y ahora, esta vez, necesitaba encontrar una solución a la fricción entre él y los tres duques, junto con el problema de las maniobras del Principado de Amidonia en las sombras.

Toda esa presión debe haber estado manteniéndolo despierto por la noche. Cuando eso se le ocurrió…

—¡Oh!… Perdóneme un momento. —Juna tomó la mano de Souma y lo puso de pie.

—¿Huh? Espera, ¿qué? —Se tropezó.

Sin prestarle atención al nervioso de Souma, Juna lo tiró de la mano, jalándolo a la cama sencilla que estaba instalada en una esquina de la habitación, y entonces empujándolo con un golpe sordo. Mientras Souma yacía allí con los ojos muy abiertos, la recién acostada en la cama, Juna, habló en tono tranquilo.

—Por favor, duerme.

—¿Eh? ¿J-Juna?

—Por favor, sólo duerme. —Juna, quien siempre tenía una cálida sonrisa, tenía una expresión inusual en el rostro. Era como una que podría usar para regañar a un hermanito travieso, severa, pero al mismo tiempo llena de preocupación por la persona a la que estaba hablando.

—Sé que las cosas son difíciles, pero, por favor, cuídate. La princesa Liscia también está preocupada, demasiado.

—¿Liscia está…? —preguntó.

—Sí. Ella vio a través de tu fachada, señor. Ella sabía que algo estaba mal y me envió aquí. Ella me pidió que hiciera lo mejor para consentirlo.

—… Bueno, maldición. —Souma miró hacia el techo, con una sonrisa irónica en su rostro.

—Había pensado… que estaba trabajando duro y haciendo todo lo posible, ya sabes…

—“Estás” trabajando duro, señor. Sin embargo, trabajas demasiado duro. —Juna se sentó en el borde de la cama, apoyando una mano en la frente de Souma. Podía sentir la fría mano de Juna acariciando su frente. Mientras disfrutaba de esa sensación agradable, Souma cerró los ojos.
Mientras miraba a Souma, Juna comenzó a cantar en voz baja:

A dormir, esta noche. Duerme hasta mañana. Cuando te despiertes, levántate.
Cuando te canses, ve a dormir.
Cuanto más camines, más manos allí estarán esperando para apoyarte.

No era una canción del mundo de Souma, sino una canción de cuna de este mundo. Una canción que las madres cantaban a los niños que habían aprendido a caminar. Una canción de oración para que caminen mucho, durmieran mucho y crecieran sanos. Sin embargo, la línea “Cuanto más camines, más manos allí estarán esperando para apoyarte” toco el corazón de Souma, provocándole que salgan lágrimas.

Souma puso su brazo sobre sus ojos, ocultándolos.

—… Lo siento. Por dejar que me veas en una situación tan desagradable.

Juna sonrió.

—Está bien que llores ahora. Porque yo también estoy de tu lado.

Mientras decía eso, acarició suavemente la cabeza de Souma.

—Puedo entender por qué no quieres verte mal delante de la princesa —ella lo dijo, dejando que su dulce voz acariciase los oídos de Souma.

—Es debido a esos sentimientos que eres capaz de trabajar duro y tratar de ser fuerte. Sin embargo, cuando te canses de eso, llámame. Las noches en que no puedas dormir, déjame estar allí para cantar para ti.

No mucho después, Juna escuchó sus respiraciones poco profundas mientras se quedaba dormido. Su cuerpo y su mente estaban más agotados por ello. Se debe haber quedado dormido en el momento en que su corazón se tranquilizó.

Juna se levantó de la cama, comprobó que Souma estaba completamente dormido y lo cubrió con una manta. Luego, se dirigió a la puerta para hacer una silenciosa partida, tomó la manija, y… de pronto, ella se detuvo. Juna se dio la vuelta hacia la cama, y ordenando su pelo, que le colgaba sobre su oreja, hacia atrás, llevó su rostro al oído de Souma y susurró en voz baja:

Está bien. Estoy a tu lado. Si la princesa saca a relucir tus puntos fuertes, entonces yo soy la que ocultará tu debilidad.