Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 2

Capitulo 9: La Batalla Final

Parte 4

“Carla… transferiré mi propiedad de ti como esclava de Liscia”.

Eso fue lo que Souma le había dicho repentinamente a Carla.

Ciertamente, era posible que un collar de esclavitud transfiriera su propiedad a otro si su amo lo desea. Sin embargo, si hiciera esto, Carla podría ser capaz de hacerle daño a Souma. ¿Entonces por qué había dicho repentinamente eso?

Cuando Carla le preguntó, Souma había señalado al nuevo escuadrón suicida.

“Ese escuadrón suicida se dirige hacia mí. Incluso en el peor de los casos, se consumirán después de que me hayan quitado la cabeza. Debe ser fácil acabar con ellos en este punto. Por lo tanto,  tengo una petición. Si caigo en esta batalla, dile a Liscia: “Te entrego el trono. Bueno… Es mi última voluntad”.

“¿Tu última voluntad? ¿Estás bromeando?”

Cuando ella le preguntó eso, el rostro de Souma adoptó una expresión seria, y él dijo:

“Estoy hablando en serio. Soy el rey, así que tengo que considerar el peor de los casos. Me siento mal por entregarle las cosas a ella con el trabajo hecho a medias, pero, bueno, si podemos simplemente acabar con Gaius, Van caerá con suficiente facilidad. Si ella hace lo Hakuya le dice a ella a partir de ahí, todo va a estar bien”.

Después de decir eso, Souma sonrió.
 
Cuando lo vio sonreír… Carla se dio cuenta de que había malinterpretado algo.

El rey era la persona más poderosa del país, por lo que ella pensaba que podía controlar todo. Mirando las cosas como un guerrero que sirvió al rey, eso era lo que le había parecido ser un rey.

Por eso Carla pensó que Souma había usurpado el trono.

Ella había pensado que había sido seducido por ese tremendo poder, engañando al rey bondadoso Albert para que se lo diera, y que él había forzado a Liscia a un compromiso no deseado, tratando de utilizarla para consolidar su poder. Aunque ella más tarde había descubierto a partir de las cartas de Liscia que ella estaba equivocada, todavía albergaba esas dudas en algún rincón de su corazón. Por eso siguió a Castor al amargo fin cuando eligió morir por su amistad con Georg.

¿Realmente Souma no había sido seducido por ese poder y autoridad? Incluso cuando estaba parada como un prisionero a su lado, Carla había estado reflexionando sobre esa pregunta.

Sin embargo… con sus palabras anteriores, se había vuelto claro para ella.

“Carla, puedo ser una ‘falsificación’”.

“Después de todo… si no puedo entrar en el papel de rey, no puedo enviar soldados al campo de batalla”.

Tenía que entrar en el papel. Esa era una prueba de que él sabía que no era un rey.

Souma nunca quiso ser rey…
 
Si hubiera tenido una actitud despreocupada y había sido capaz de ignorar la responsabilidad que venía con ese poder, él podría haber llegado a ser rey sin preocuparse mucho acerca de ello. Sin embargo, para alguien que entendió esa responsabilidad, el poder no era más que una carga. Souma estaba logrando soportar esa carga jugando un papel.

Las cosas que ella pensaba que él había robado, de hecho, otros lo habían forzado a él.

Por Sir Albert, el ex rey, por Liscia, por sus vasallos, por la gente de este país, se ha visto obligado a soportar todo tipo de carga, pensó Carla. Cuando escuché a Souma hablar tan fácilmente sobre su propia muerte, pensé que podría sentirse mal, pero… estaba equivocada. Si hay algo mal con él, no es su cuerpo, es su mente.
 
La mente de Souma lentamente fue devorada por la presión.

Liscia sintió eso. Es por eso que ella ha estado tratando tan seriamente, tan gallardamente, de apoyar a Souma.

Carla se dio cuenta ahora, pero ya era demasiado tarde.

Es demasiado tarde… Sí, es demasiado tarde…
 
Ella ya era una criminal en espera de un juicio. Incluso si ella luchara por Souma ahora, nada saldría de eso.

Aun así, cuando vio a Souma tratando de abandonar el trono y su última voluntad a Liscia cuando su propia vida estaba en peligro, Carla no podía simplemente dejarlo en paz. Si Souma muere aquí, Liscia podría entristecerse.

Mi obstinación ciega ya ha causado suficiente dolor a Liscia. ¡No dejaré que Liscia esté triste nunca más!

Carla preparó sus dos espadas.

“¡Por esa razón te mataré!”, Gritó al general a caballo que estaba corriendo hacia el campamento principal solo.

“¡¿Qué?!” gritó el hombre.

Carla se deslizó hacia abajo, lanzando su ímpetu completo hacia abajo con las espadas en ambas manos. Ella planeó terminarlo en un instante con ese ataque sorpresa.

Sin embargo, el general enemigo bloqueó con dos espadas propias. Ella pensó que lo había atrapado con la guardia baja, pero debe haber sido un guerrero muy capaz.

Carla dobló su cuerpo en forma de V, usando su impulso restante para darle una patada en el torso abierto.

“Urgh…”

El general enemigo fue arrojado de su caballo, cayendo al suelo. Sin embargo, inmediatamente se puso de pie, preparando su espada y mirando hacia Carla.

“Tú… Eres un dragonewt, ¿verdad?”, declaró.

“Supongo que debes ser un general conocido”, respondió ella.

“Soy Carla, hija de Castor Vargas”.

“¿Castor? ¿Acaso no se rebeló contra el rey?

“… Sí. Eso sería la razón por la que estoy en este estado tan lamentable”, dijo Carla, señalando el collar de esclavitud alrededor de su cuello.

Cuando el general enemigo vio que, él rugió, “¡Entonces hazte a un lado! ¡Mi único objetivo aquí es tomar la cabeza de Souma!

“Lamentablemente, no puedo dejar que hagas eso jamás”, dijo.

“¡¿No se supone que Souma es tu enemigo también?!”

“Lo era, pero también es el hombre que ama a mi mejor amiga. No puedo dejar que lo mates”.

“¡No eres coherente! ¡Muy bien, entonces puedes morir con él!” El general enemigo se giró hacia Carla.

Carla cruzó sus espadas para bloquear, pero ese poderoso golpe la obligó a arrodillarse.

“¡¿Qué?! ¡¿Era realmente es el poder de un humano?!” ella jadeó.

Para hacer que una dragonewt, que es mucho más poderoso que un humano, se arrodille… Era difícil de creer que este general, era humano.

“¡Mientras ustedes en el reino se han sentado en sus laureles, hemos pulido nuestra magia y destrezas marciales!” Gritó el hombre.

“…Ya veo. Magia de tierra, eh”.

Como se mencionó cuando los refuerzos vinieron de la aldea de los Elfos Oscuros, la magia de tierra manipulaba la gravedad. Tiene que haber aumentado el poder de su espada hacia que la punta de su hoja más pesada en el momento del impacto.

El enemigo gritó mientras trataba de aplastar a Carla.

“¡El deseo de larga data de nuestra familia real es vengarse de Elfrieden! ¡Por eso, hemos pulido nuestros colmillos y afilado nuestras garras! ¡Cumpliré el deseo de tres generaciones de nuestra familia real aquí y ahora!

“Entiendo… Entonces tú eres Gaius, ¿verdad?”, Preguntó ella.

Habiendo discernido la verdadera identidad del general enemigo, Carla giró su pesada hoja hacia un lado con un movimiento suave de su espada derecha, luego usó la espada izquierda para hacer un corte en diagonal hacia arriba. Justo cuando casi lo tenía, Gaius saltó hacia atrás.

Carla apuntó su espada hacia Gaius.

“Si eres el príncipe soberano… ¿no deberías preocuparte por tu pueblo antes que tu venganza?”

“¡Hmph!” Gaius escupió.

“Estaría en un estado lamentable si me permitiera pensar como los débiles de la familia real de Elfrieden. ¡En el Principado de Amidonia, un rey puede usar su fuerza de voluntad y sus armas para mantener al pueblo bajo control!”

“… Bien”, dijo Carla.

“Cuando te miro, Albert comienza a parecerme un gran gobernante en comparación a ti”.

Él puede que no haya sido especialmente bueno o malo, pero el reinado  de Albert al menos había sido pacífica. Gaius había comenzado una guerra porque le importaba más su propio deseo de venganza que la forma en que vivía su pueblo. Ella nunca podría aceptar a un hombre así como un rey.

“No me gustaría que Souma se convierta en un rey como tú…” murmuró.

“Hmph, no necesito que mis enemigos me amen… ¡Ja!” Gaius.

De repente empujó su mano al suelo.

En un instante, pinchos comenzaron a surgir de la tierra alrededor de Carla.

Los picos crecían en el suelo se precipitaron hacia ella.

Carla evitó un directo golpe, pero debido a que el suelo a su alrededor tenía muchos picos creciendo como un erizo, sus alas quedaron capturados y ella era incapaz de moverse. En una extraña coincidencia, Carla encontró a sí misma capturada por la misma táctica que Liscia había utilizado para capturar a Castor.

“¡Maldición!” Gritó ella, tratando apresuradamente de liberarse.

“Ahora pagarás por bloquear mi camino”, dijo Gaius. Él empujó su espada hacia ella.

Carla cerró los ojos con fuerza con pesar. Thud*… Oyó el sonido de algo siendo apuñalado.
(JuCaGoTo: Efecto de sonido de golpe sordo)

… Sin embargo, no hubo ningún dolor. Cuando Carla abrió sus ojos vacilante, no era algo así como una persona rechoncha u otra cosa frente a ella. Que era redonda, grande, y blanco. Cuando miró más de cerca, era un muñeco lo suficientemente grande como para que una persona entrara. Ese muñeco rechoncho había quedado entre Carla y Gaius, bloqueando la espada de Gaius con su cuerpo.

“¡¿Qu…?!”

Los ojos de Carla y Gaius se agrandaron ante la repentina aparición del muñeco.

Entonces…

“¡Aléjate, Carla!”

Carla recupero de nuevo sus sentidos cuando escucho la voz que la llamaba. Se liberó del suelo que la ataba y escapó. Cuando recuperó el equilibrio y miro hacia la fuente de la voz, los ojos de Carla se agrandaron una vez más.

“¡¿Tu… eres Souma Kazuya?!” gritó Gaius. Parecía que Gaius también se había dado cuenta.

Para cuando se dieron cuenta de él, Souma Kazuya estaba de pie alrededor de veinte metros de distancia de ellos. Había cuatro muñecos del mismo diseño que la que había protegido a Carla flotando a su alrededor en el aire. Era un muñeco del pequeño Musashibo de gran tamaño que habían protegido Carla, mientras que las desplegados alrededor de Souma eran de tamaño mediano.

“¡Idiota! ¡¿Qué estás haciendo aquí?!” Carla aterrizó junto a Souma y lo regañó.

Souma se encogió de hombros y dijo: “Este tipo es el único que queda. Nuestros aliados se reunirán aquí lo suficientemente rápido. Así que decidí, en lugar de esperar en el campo, mataría el tiempo luchando junto a ti”.

“Si mueres, Liscia estará triste, ¡y lo sabes!” Gritó.

“Sí. Es por eso que vine aquí”, dijo.

“Para vivir. Es mejor si concentramos nuestro poder. En lugar de que ambos luchemos contra él solos, las probabilidades de que sobrevivamos son mejores si cooperamos desde el principio”.

Dicho eso, Souma balanceó su brazo frente a él. Cuando lo hizo, dos de los muñecos medianas del pequeño Musashibo que portaban ballestas dispararon contra Gaius.

Las flechas disparadas fueron rectas a Gaius, pero Gaius le dio una patada al gran muñeco del pequeño Musashibo que había estado en su camino en la tierra y cortó las dos flechas en el aire.

Esta vez, fue el turno de Souma de quedarse estupefacto.

“¿Puedes defenderte de eso?”

“Ten cuidado”, advirtió Carla.

“Ese hombre es muy poderoso”.

Con esa palabra de advertencia, Souma se preparó para lo que estaba por venir.

“¡Souma Kazuya!” Gritó Gaius, un brillo agudo en su ojo.

“Te derrotaré y destruiré el reino”.

“… Odio decirte algo, pero estoy bastante seguro de que el reino no será destruido, incluso si me matas”. A pesar del hecho de que Gaius lo asusto, Souma tenía una gran sonrisa en su rostro.

“He reunido personas talentosa. He diseñado una red de transporte, he trabajado nuevamente en la infraestructura de la ciudad y he sentado las bases para la prosperidad. Incluso si tuviera que morir, Estoy seguro de que alguien podría hacerse cargo y ejecutar las cosas simplemente bien”.

“¡Entonces borraré todo eso!” Gaius estiró su brazo. En ese instante, una piedra fue disparada desde el suelo.

“¡No te dejaré!” Gritaron Souma y Carla al unísono.

Primero, dos muñecos medianas del pequeño Musashibo con escudos se movieron hacia arriba para bloquear ese ataque. Al mismo tiempo, Carla rodeó el flanco de Gaius y lanzó un golpe hacia él.

Gaius bloqueó el ataque con su espada, luego pateó a Carla para alejarla de él y cubrió su cuerpo con su capa para protegerse de dos flechas más que Souma disparó. En este mundo donde la magia puede ser unida a las cosas, incluso una capa era una opción viable de pieza de armadura.

“Maldita sea. Sé que es un rey, pero es demasiado fuerte…” gruñó Souma.

“Él se entrenó a sí mismo de manera muy diferente a la forma en que lo haces, estoy segura… ¡Hahh!” Carla escupió fuego en dirección a Gaius.

“Urkh”. Gaius bloqueó las llamas con otro movimiento de su capa. Luego lanzó otra piedra.

Souma bloqueó el ataque con uno de los escudos de sus muñecos, pero se dio cuenta de que poco a poco se estaba rompiendo. A este ritmo, ni siquiera serían capaces de comprarle tiempo.

… Entonces, algo se le ocurrió a Souma.

“¡Muévete!”, Gritó.

Souma hizo que el pequeño muñeco de gran tamaño Musashibo se pusiera de pie y atacara a Gaius. Gaius gritó “¡Que pestes!” Y lo corto, pero él sólo había cortado la mitad superior, por lo que el gran muñeco de gran tamaño del pequeño Musashibo envolvió sus brazos alrededor de Gaius.

“¡¿Qué?!” gritó Gaius.

“¡Ahora, Carla! ¡Quema al muñeco!”

“¡¿Eh?! Por qué…”

“¡Solo hazlo! ¡Date prisa!” “¡B-Bien!”

Sin tener idea de por qué lo estaba haciendo, Carla escupió llamas hacia el muñeco del pequeño Musashibo de gran tamaño. Hubo un destello brillante cuando las llamas tocaron a la muñeca, seguido por…

¡Booomm!
 
Gaius fue atrapado por las llamas y una nube de humo negro.

Había explotado. Habiendo tomado la explosión a corta distancia, Gaius fue arrojado a unos diez metros por el aire.

Cuando Gaius aterrizó sobre su espalda, se quemó todo.

“¿Qué fue eso?” Carla se acercó y preguntó.

Souma respondió a su pregunta, aliviado de que hubiera funcionado.

“Guardo todo tipo de herramientas en la cesta de mimbre de este muñeco. Recordé que también puse algo como una bola de cerámica lleno de pólvora. Lo encendiste y explotó. Después de tener una explosión como esa a tan corta distancia, incluso Gaius tiene que estar…”

“… Se está moviendo”, dijo Carla.

Incluso mientras escuchaba a Carla, Souma podía verlo por sí mismo, y dudaba de sus propios ojos.

A pesar de que se había visto envuelto en esa explosión, Gaius se estaba levantando. Él tenía graves heridas en todo el cuerpo que esperarías de una explosión, pero tropezó hacia ellos dos como un zombi.

“Yo… destruiré… el reino… y les mostraré… el espíritu de Amidonia…” Gaius murmuró, con los ojos desenfocados.

Verdaderamente, era como una sólida masa de tenacidad.

“Que tipo…” Carla dejó que las palabras se deslizan sin pensar, y Souma estuvo de acuerdo con ella.

Gaius siguió avanzando, impulsado por el único propósito de destruir el reino. Souma sentía tanto temor y reverencia hacia su tenacidad. Entonces…

Twang, twang, twang, twang!
 
El cuerpo de Gaius estaba plagado de innumerables flechas. Después de reorganizar su unidad, los arqueros los habían alcanzado por fin y dispararon una descarga hacia Gaius.

Gaius se detuvo en seco, su cuerpo comenzó a temblar.

Él va a caer… El momento Souma pensó eso, Gaius cambió la espada que estaba llevando a un agarre de revés, y, reuniendo todas las fuerzas que le quedaban, arrojó como si fuera una lanza.

La espada trazó un arco mientras volaba, apuñalándose en el suelo cerca de los pies de Souma.

“… ¿Es esto lo lejos que puede alcanzar tu tenacidad?” Souma dejó salir esas palabras junto con un suspiro de admiración. Luego dijo a Gaius, a pesar de que no estaba claro que él podía oír más, “¡He visto el espíritu de Amidonia! ¡Cuánto tiempo contarán historias de tu valor! Príncipe Gaius VIII de Amidonia. ¡Yo… el Rey Souma de Elfrieden, no olvidare el terror que me inspiraste en mí durante toda mi vida!”

Cuando Souma dijo eso, pareció que Gaius sonreía un poco.

Entonces Gaius se tambaleó suavemente hacia adelante, para nunca volver a levantarse.

Souma quemó esa visión final de él en su memoria. Luego, miró hacia la espada a sus pies.

“Tal vez podría soportar aprender de su tenacidad mental”.

“Si te presentas como él, Liscia llorará”, dijo Carla, que estaba de pie a su lado

“Sí, supongo que ella…”

Con esas palabras, Souma caminó junto a los restos inmóviles de Gaius, juntó sus manos y oró. Inseguro de lo que significaba el gesto, Carla inclinó la cabeza hacia un lado confundida.

“¿Qué estás haciendo?”, Preguntó ella.

“Todos se convierten en Buda una vez que están muertos… un dios, en otras palabras. Es una costumbre de mi viejo mundo. Es por eso que estoy orando para que pueda encontrar su camino hacia el Nirvana”.

“¿Estás orando por este monstruo obsesionado con la venganza?”, Preguntó incrédula.

“Eso da aún más razón”, dijo.

“¿No quiero que vuelva a maldecirme como un fantasma porque tenía remordimientos en este mundo, verdad?”

“Esa es una religión muy calculadora que tienes allí”.

Souma se puso de pie con una sonrisa, luego se miró las manos y suspiró de nuevo.

“… Esta es la primera vez que veo a alguien ser asesinado”.

Cuando Souma dijo eso, Carla lo miró con incredulidad.

“¿Qué estás diciendo, después de todo lo que has hecho? Estoy segura de que debes haber ordenado a tus soldados que maten a las personas antes de esto”.

“Tu seguro que no te contienes, eh…”

Mientras discutían, finalmente llegaron sus camaradas que se habían enterado de la crisis del campamento principal. Liscia, Aisha, Ludwin, Halbert y Kaede reaccionaron con sorpresa cuando vieron el cuerpo caído de Gaius.

Liscia corrió y abrazó a Souma.

“¡Souma, tú peleaste también! ¿Estás bien? No estás herido en ningún lado, ¿verdad?”

Mientras Liscia buscaba por todo su cuerpo, Souma tenía una sonrisa irónica.

“Estoy bien, de verdad. Los dos nos la hemos arreglado para manejarlo de alguna manera hasta que llegó la ayuda”.

“Entiendo”, dijo Liscia.

“… Gracias, Carla. Por proteger a Souma”.

“… Simplemente sucedió de alguna modo”. Carla estaba demasiado avergonzado para decirlo “Lo hice por ti”, así que giró la cabeza hacia un lado y guardo silencio.

Mientras los miraba a las dos, Souma aplaudió para atraer su atención.

“Bueno, las cosas están resueltas aquí. Vamos a pasear por Van”.

Cuando él y sus compañeros comenzaron a moverse, vio el cuerpo de Gaius siendo llevado. Por la mirada que vio en el rostro del hombre, en realidad no parecía satisfecho.

Para ti, con tu destreza marcial… quizás este era el único camino que podrías elegir, pensó Souma. Realmente creíste que tomar venganza del reino llevaría al pueblo del principado a la felicidad. No quiero negar completamente esa forma de pensar.

Para evitar arruinar el estado de ánimo victorioso, Souma ofreció sus oraciones en silencio.

No creo que tengas razón. Pero no creo que estuvieras completamente equivocado. Aun así, ahora que te he vencido, seguiré adelante…

… Para proteger a Liscia, y a todos los que considero mi familia.

 ***

Algunas horas más tarde, Van, la capital de Amidonia, abrió sus puertas bajo la condición de que los defensores de la ciudad se salvarían, que todos aquellos que deseaban partir serian libres de hacerlo (No se les permitirá llevar más equipaje de lo que podrían llevar a ellos mismos), y que los restos de Gaius serían devueltos. Cuando Souma trajo a todo su ejército a Van, la serie de batallas que llegaría ser conocida como la guerra de una semana llegó a su fin.

Sin embargo, solo las batallas habían terminado.