Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 8

Capítulo 3.1: Sylphiette 1

Por la mañana, me desperté con el sonido de los pájaros. Todavía estaba bastante oscuro afuera cuando me asomé por la ventana.

“Mm… Aaah…”

Me empujé hacia arriba en un intento de sacudirme la somnolencia mientras se aferraba a mí. Luego me deslicé de la cama, que no era ni exuberante ni tosca, y me estiré.

De debajo de la cama, saqué un cubo, lo llené con magia de agua y me lavé la cara. Entonces empecé a calentar para mis ejercicios matutinos. Me senté en mis caderas y estiré mis pies, luego giré mis brazos en círculos para aflojar mis articulaciones y los músculos de los hombros, y finalmente respiré profundamente.

Mi cuerpo parecía estar en buenas condiciones hoy. Debe haber sido gracias al buen sueño que tuve. Rudy lo había protagonizado. Me había hecho el amor. No recordaba por qué lo había hecho, pero sí recordaba lo feliz que me había hecho. Me decepcioné cuando me desperté y descubrí que sólo era un sueño.

Cambié mi pijama por ropa fácil de llevar, un top marrón claro y pantalones de material suave. Ni siquiera un poco sexy. Antes de salir, me puse un sombrero gigante que cubría completamente mi cabello y mis orejas.

***

La habitación junto a la mía era una suite de lujo. Contenía una cama con dosel, dentro de la cual estaba la Princesa con su hermoso cabello dorado. Su cara se veía angelical mientras dormía, y no había indicios de que despertara pronto. Aún era demasiado pronto para eso.

Entré en silencio, no la desperté y fui a la habitación de al lado. Sentado allí en una silla, con aspecto de estar un poco somnoliento, había un joven. Llevaba una camisa ordinaria, pero sus pantalones eran de cuero y tenía una espada colgada a su lado. Su cabello era blanco, y un gran par de gafas de sol ocultaban su cara.

En la mesa a su lado había una campana. Si la tocaba, la campana de la habitación vecina también sonaba. Una señal para los dos que esperaban cerca, el Caballero de la Princesa y el Asistente de la Princesa, vinieran volando hacia aquí.

“Buenos días, Fitz.”

“Mm… buenos días, Sylphie.”

Cuando le saludé, Fitz sonrió suavemente y me devolvió el gesto. Este Fitz era uno de los asistentes de la princesa, y mi amigo. Sus deberes de asistente lo mantenían ocupado, pero cuando teníamos tiempo libre, estudiaba el lanzamiento sin voz conmigo. Era una persona muy estudiosa. Supongo que se podría decir que yo era su maestro, aunque por supuesto, nunca me llamaría así.

Fitz no se movería de su posición hasta que la Princesa se despertara. Estaba muy dedicado a su trabajo, después de todo.

“¿Vas a volver a correr hoy?”

“Sí. Es importante ser consistente con el ejercicio.”

“Está bien. Diviértete.”

Me fui, deslizándome por el pasillo de la muerte. Me encantaba este tipo de silencio. Este lugar siempre fue bullicioso y ruidoso, pero durante esta época en particular, era tranquilo. También era silencioso por la noche, pero se sentía espeluznante, como si algo estuviera acechando en algún lugar.

Me moví sigilosamente por el pasillo para no despertar a nadie más, bajando la escalera central al primer piso y deslizándome por el frente. Unos pocos pasos en la tenue oscuridad, me giré hacia atrás. Un enorme edificio con un techo rojo llenaba mi horizonte. El dormitorio de estudiantes de la Universidad de Magia de Ranoa.

***

Mi rutina matutina diaria era un trote. Era algo que había estado haciendo desde que Rudy y yo nos separamos. Correr era importante. No lo había entendido inmediatamente después de que Rudy se fuera, pero ahora sí. Poder seguir corriendo cuando estabas al límite, pensando que no podías ir más lejos, se convirtió en la diferencia entre la vida y la muerte. No importaba lo bueno que fueras en magia o en el manejo de la espada, al final, lo más importante era la resistencia.

Aparte de eso, también me encantaba correr. Sólo había dos cosas que podía oír durante un trote matutino: el sonido de mis pies y el de mi respiración. Esas dos cosas desterraban mis pensamientos y aclaraban mi mente. Estaba en mi mejor momento cuando estaba corriendo.

“Huff… huff…”

Uno de mis objetivos para el comienzo de cada día era seguir corriendo en la Ciudad Mágica de Sharia hasta que no pudiera correr más. Haciendo eso, no sólo me familiarizaría con el diseño de la ciudad, sino que también aprendería mis límites físicos. Nadie me había enseñado esto, pero era algo que pensaba que Rudy podría hacer si estuviera en mi posición.

Corrí a través del Distrito de los Talleres. Estaba lleno de comercio y de gente que descargaba ruidosamente sus mercancías, pero esta parte era tranquila. Pasé por una tienda de la esquina con un nombre extraño, y decidí rechazar un callejón estrecho y desconocido. El trazado de la Ciudad Mágica de la Sharia no era particularmente complejo, pero estaba lleno de pequeños callejones que no conocía. Tenía la intención de memorizarlos todos. Rudy sin duda haría lo mismo en mi lugar.

“Ah, ¿así que aquí es a dónde conduce?”

El callejón se abría a una calle que yo conocía. Conducía desde un área en el Distrito de los Talleres llena de talleres y viviendas, a una parte del Distrito de Comercio donde las tiendas estaban alineadas una al lado de la otra, separadas por la gran y sinuosa carretera principal. No me había dado cuenta de que había una calle más pequeña que los conectaba. Era probablemente un camino que los artesanos usaban a diario. Ahora que lo sabía, podía tomar un pequeño atajo desde la escuela al Distrito de Comercio cuando fuera de compras.

El logro me trajo alegría. Seguí corriendo.

Después de trotar un poco por la ciudad, el cielo se iluminó. Ver el amanecer fue una de las recompensas por  levantarse temprano. Me gustaba el amanecer. La vista se mantenía constante sin importar el país en el que estuvieras, lo cual traía comodidad. Nunca me cansé de verlo.

Dicho esto, debo haber ganado algo de resistencia últimamente, porque el sol empezaba a salir antes de que me cansara. Puede que tenga que despertarme un poco más temprano mañana por la mañana. Aun así, volveré a la escuela por ahora.

Cuando volví al dormitorio, la Princesa acababa de despertarse. Todavía medio dormida, se sentó en la cama, arrastrándose lentamente fuera de ella.

“Sylphie… Buenos días.” “Sí, buenos días.”

Esa fue la señal para que mi amigo insomne de la habitación de al lado y yo empezáramos a vestir a la Princesa. Al principio me costó mucho trabajo; su ropa era fundamentalmente diferente a la que yo conocía, con un montón de botones y encajes. Pero el año pasado, la universidad instituyó uniformes bien diseñados, pero de alguna manera sencillos de llevar, así que ahora era fácil vestir a la Princesa. Todo lo que tenía que hacer era desabrochar su pijama, quitárselo, ponerle la ropa interior y…

“Sylphie, no tengo ganas de usar un sostén hoy.”

De vez en cuando ella hacía peticiones egoístas, pero yo no me quejaba. Tal como estaban las cosas, yo era esencialmente su sirviente. Escuchaba lo que decía y me movía según sus deseos. No me importaba, después de todo, ella me había salvado después del incidente del desplazamiento, cuando yo no lo sabía ni de arriba ni de abajo, pero me di cuenta de que sólo lo había hecho para su propio beneficio. Se aprovechó de quién y de lo que podía. Aún así, fue gracias a ella que yo había sobrevivido hasta ahora, y quería ayudarla tanto como pudiera, considerando lo doloroso que fue para ella ser exiliada de su tierra natal.

Honestamente  no  sabía  lo  que  realmente  pensaba  de  mí.  Admiraba  su  amable comportamiento, pero había empezado a entender sus verdaderos sentimientos. Tenía una sonrisa que hechizaba a todos los que la veían, pero era sobre todo poco sincera. Era una sonrisa destinada a tranquilizar a la otra parte y a conmoverla de una manera beneficiosa para ella. Usaba esa sonrisa con frecuencia. Tal vez todas las sonrisas que había visto de ella habían sido todas mentiras. Las vi tan a menudo que me hizo preguntarme.

Aún así, ella me había salvado. Me trató como a un igual y me apoyó cuando me sentí dolorosamente sola. Como tal, era una amiga para mí. Lo segundo que había hecho. Incluso se podría decir que era mi mejor amiga. Ver sus verdaderos colores no hizo que la odiara. Ella también estaba sola ahora, y luchando en un país extranjero, y era mi turno de ayudarla.

“Sylphie, ¿qué pasa?”

“Te ves más natural cuando no sonríes, princesa.”

“Oh cielos… eres la única persona que me diría eso”, dijo ella riéndose. ¿Esta también era falsa?

Por otro lado, la piel de la Princesa era hermosa y suave. No podía sostener una vela hacia ella, especialmente ahora, toda sudorosa y cubierta de manchas de suciedad de mi trote.

“Está bien. He terminado, Princesa.”

“Gracias. Ahora ve a ducharte antes de que comamos.”

Regresé a mi habitación como me dijeron, sacando el cubo y usando magia para llenarlo con agua caliente. Este país todavía era frío en esta época del año, así que fue agradable que pudiera usar la magia para cosas como esta.

“Phew…”

Un sostén, ¿eh? La Princesa tenía una gran variedad, y todos eran muy lindos. La mayoría eran los que había traído con ella, pero algunos fueron comprados con descuento en el Reino de Asura, a través de un lugar llamado la Compañía de Remates en Sharia, que tenía un vasto surtido de ropa interior, entre otras cosas.

Mientras tanto, mi pecho era plano incluso para alguien con sangre de elfo. Deprimentemente plano. Rudy me había introducido en el concepto de un retroceso genético, pero en realidad, ¿no podría haber tenido un antepasado bien dotado? Mi cabello originalmente verde significaba que había sangre de demonio en mi familia, y mi madre era medio bestia, así que había sido bendecida en el departamento del pecho.

Mi cuerpo poco femenino no me había molestado en el pasado, pero podría marcar la diferencia en mi futuro. Sería devastador conocer a alguien que me gustara y ser confundido con un hombre.

Suspiré mientras me limpiaba el cuerpo y me vestía. Llevaba un sostén, por supuesto. No creí que fuera necesario, pero la princesa me había ordenado que lo llevara.

Tiré el agua sucia en un cubo en un rincón de la habitación; la usaría para lavar la ropa más tarde.

“Muy bien, vamos a darlo todo de nuevo, hoy.”

Me abofeteé las mejillas antes de salir de la habitación.

***

Las clases eran aburridas. La mayoría eran sobre cosas que Rudy ya me había enseñado, y al sentarme en ellas me di cuenta de lo mucho que sabía sobre la magia. Incluso cuando le hacía preguntas sobre cosas que no estaban en el libro de texto de magia, él las respondía fácilmente.

Estaba tomando muchas clases difíciles sobre magia combinada últimamente, pero la mayoría se redujeron a: “Si combinas esta magia y esta magia, este fenómeno ocurre, pero no estamos seguros de por qué”. Aparentemente, nadie había descifrado aún el código de cómo funcionaba la magia combinada. Pero Rudy lo sabía. Tal vez sólo tenía sus propias teorías, pero las explicó de una manera que yo podía entender, y la mayoría de ellas tenían más sentido para mí que las del profesor.

“Hey, Sylphie, ¿cuál es el principio operativo detrás de esta magia?”

“Oh, eso… si tomas una piedra de una fogata que se ha puesto al rojo vivo y la pones en una olla, el agua se calienta también, ¿verdad? Es el mismo concepto.”

Mientras escuchaba las aburridas conferencias y recordaba las enseñanzas de Rudy, la princesa me hacía preguntas de vez en cuando y yo respondía. Era apasionada por sus estudios, aunque estas cosas no le sirvieran de mucho cuando regresara a casa. No sólo intentaba sacar buenas notas, sino que intentaba entender la magia.

La magia combinada era difícil, pero a pesar de que muchos en nuestro año estaban fallando en esta clase, la Princesa se esforzaba mucho. Era entrañable ver su pasión. Me gustaba la gente que era optimista y apasionada por sus estudios. Rudy había sido así, y me gustaba la gente que me recordaba a él.

Estaba contenta con mi posición actual en parte porque consideraba a la Princesa como una amiga, pero también porque no me importaba servir a alguien. En pocas palabras, me gustaba más hacer cosas para otras personas que para mí misma. La Princesa y mi amigo parecían frustrados por esto a veces, diciéndome que formara mis propias opiniones, recomendándome que encontrara cosas que me gustaran hacer por mi propio bien. Pero no había nada que realmente quisiera hacer. Mis padres habían desaparecido durante el incidente del desplazamiento, pero ya habían sido encontrados. O mejor dicho, me enteré de que habían muerto. Si encontrara algo que quisiera hacer, pondría mi atención en ello. Hasta entonces, me contentaba con ayudar a alguien como la Princesa, que tenía grandes planes y grandes ambiciones.

“¡Sylphie, Sylphie!”

“¿Qué pasa, Princesa?”

“La siguiente clase es de habilidades prácticas. ¿Por qué te estás desviando?”

“Oh, sí. Lo entiendo.”

***

El cuerpo estudiantil de esta universidad era diverso. Muchos venían del Reino de Ranoa, el Ducado de Basherant, y el Ducado de Neris, pero también estaban aquellos humanos, como la Princesa, que venían a estudiar al extranjero desde países lejanos del Continente Central. Había hombres bestias y elfos del lejano Gran Bosque, y demonios del Continente Demoníaco. Aparte de los humanos, muchos de los estudiantes eran de sangre mixta, así que me mezclé.

El dormitorio estaba completamente amueblado, y siempre que pudieras pagar la matrícula, te aseguraban las necesidades diarias. Además, podías entrar en el Gremio de Magos una vez que te graduaras. Era fácil convertirse en profesor de magia en una escuela de otro país si eras miembro del Gremio de Magos y tenías un diploma de la Universidad de Magia.

La clase de habilidades prácticas era sobre el uso real de la magia que habías aprendido, pero se centraba principalmente en simulacros de batallas. Tomar esta clase con antiguos aventureros resultó particularmente interesante. Puede que no tengan las mejores notas en las clases basadas en conferencias, pero demostraron sus verdaderas habilidades en el campo de batalla. Eran fuertes, directos y prácticos.

“Eres tan fuerte como siempre, Maestro Frict. Si no es mucha molestia, ¿le importaría darme algún consejo?”

“Eres demasiado lento para tomar la iniciativa. No puedes presionar a tu oponente si tu ataque no lo alcanza. Acércate más”, instruyó.

Frict era el mayor de nuestra clase. Tenía unos cuarenta y seis años, creo. Usaba un bastón largo reforzado con acero, y durante los simulacros de batalla, cantaba hechizos mientras avanzaba rápidamente, deteniendo ocasionalmente los encantamientos para golpear a su oponente con su bastón o darle una patada. Los otros estudiantes estaban resentidos con él por usar ataques cuerpo a cuerpo aunque se suponía que estábamos practicando magia, y lo evitaban en los simulacros de batalla.

Personalmente, no vi el problema. Frict era el único que se tomaba en serio los simulacros de batalla. Las batallas se llevaban a cabo dentro de un círculo mágico, que era grande, pero aún así presentaba una limitación. Dadas estas circunstancias, tenía más sentido enfrentarse activamente a tu oponente y golpearle que dejar de moverse e intercambiar ataques mágicos.

Cuando éramos más jóvenes, Rudy se entrenaba como si cada batalla fuera real. Estaba convencido de que era el enfoque correcto. Quería seguir el ejemplo de Frict, y por eso lo busqué activamente como oponente durante los simulacros de batalla.

Por cierto, el objetivo del maestro Frict era convertirse en profesor de la universidad.

Admiraba a la gente que sabía lo que quería de la vida.

***

Una vez terminada la clase, volví a ocuparme de la Princesa. Ella y los demás trabajaban constantemente en la realización de sus ambiciones, y aunque no entendía completamente lo que estaba pasando, ayudaba donde podía.

“Hoy vamos de compras”.

“Entendido”.

Ella no tenía nada particularmente conspirador planeado para hoy, parecía. A veces nos tomábamos un día para relajarnos después de una gran discusión en grupo, aunque esos días eran pocos y lejanos, dependiendo enteramente de los caprichos de la Princesa. Bueno, llamarlo capricho no era del todo correcto, fue algo que decidió después de tener en cuenta nuestros estados mentales.

Viajar a un país tan lejano había pasado factura a los seguidores de la Princesa. El ayudante de la princesa tuvo algo parecido a una crisis nerviosa, y yo me puse muy triste cuando descubrí que mis padres habían muerto. Estas rupturas eran un cambio de ritmo, para asegurarnos de que no estábamos tan abrumados por la tristeza como para volvernos inútiles.

“¿Vas a salir vestida así?”

“No tiene sentido usar ropa elegante cuando es exactamente lo que vamos a comprar.”

Normalmente la princesa y su asistente se vestían elegantes, pero por alguna razón eran indiferentes a sus trajes cuando iban de compras. Mientras tanto, el solo hecho de entrar en la tienda favorita de la princesa me hizo increíblemente consciente de cómo nos veíamos con los que nos rodeaban.

“Vamos, por favor apúrate”.

Un puñado de nosotros la acompañamos cuando salimos de la universidad y caminamos por la carretera principal. Llamó la atención de los que estaban alrededor cuando la princesa, su caballero y su asistente se movieron en grupo. La Princesa era hermosa, el Caballero era apuesto, y el Asistente era llamativo.

Yo la seguí, pero pude ver que las miradas de todos estaban pegadas a la Princesa. Ella se había vuelto infame en esta ciudad. Tal como lo había planeado. Me hizo feliz pensar en cómo había ayudado a que eso sucediera.

“Oh”. De repente recordé mi camino para correr esa mañana.

“Si vamos a la tienda de ropa, encontré una buena ruta para que tomemos. Debería ser un atajo”.

“¿De verdad? Bueno, entonces, por favor, acompáñanos.”

***

La Princesa tenía una sonrisa brillante. Me di cuenta de ello mientras la guiaba por el camino que acababa de descubrir esa mañana.

“Ahh, así que en realidad había un camino aquí… No es muy conveniente considerando lo complejo y estrecho que es, pero tiene su atractivo.”

“Considerando la antigüedad de los edificios, debe ser un remanente de la ciudad de cuando se construyó por primera vez,” comentó el Caballero mientras miraba alrededor.

Sharia era una ciudad antigua. En la actualidad, con la universidad en el centro, la ciudad había desarrollado distritos comerciales fáciles de encontrar. Pero cuando se construyó la ciudad por primera vez, no estaba tan bien compartimentada. Hace mucho tiempo, cuando el Gremio de Magos tenía una fortaleza aquí, sus calles eran intrincadas y complejas. Mientras era parte de Ranoa, la Sharia se encontraba justo en la frontera con Basherant y Neris, y su laberíntica disposición había sido diseñada para disuadir la posibilidad de invasión de otros países.

“Y aquí estaba segura de que no estabas prestando atención en clase, Luke.”

“No, eso es algo que aprendí de una chica con la que tuve una cita el otro día. Algunas de ellas están bien informadas.”

El Caballero estaba reuniendo información sobre la ciudad de una manera diferente a la mía. No pensé mucho en sus métodos, pero las constantes citas con chicas eran parte de su propio interés.

“Trata de no jugar tanto que te apuñalen por la espalda”.

“Soy un hombre de la casa Notos. Me aseguro de poner distancia entre yo y cualquier alborotador.”

Un hombre de la casa Notos, ¿eh? Ahora que lo pienso, la sangre de los Notos también corría por Rudy, ¿verdad? Probablemente también era un mujeriego. Recordé cómo su actitud hacia mí cambió en el momento en que descubrió que yo era una chica. Probablemente seguiría persiguiendo faldas incluso después de casarse con alguien. Su padre ciertamente lo hizo.

No era miembro de la fe de Millis, pero si me iba a casar, quería que mi pareja se centrara en mí y sólo en mí. A Rudy probablemente no le gustaría eso, así que tendría que tener la mente abierta si nos casáramos. Si trajera a otra chica a casa, lo mejor para mí, como su esposa, sería reconocerla y llevarme bien con ella. Si fuéramos más de tres, actuaría como mediadora para evitar que todos se peleen… espera, no, no, no. ¿Esposa? ¿Por qué asumí que Rudy y yo nos casaríamos en primer lugar?

“Sylphie, ¿qué pasa?”

“No, no es nada. Uh, por aquí.” Escapé de mis delirios salvajes cuando la princesa me hizo una pregunta. No podía creer lo tonta que era, soñando con un futuro que nunca llegaría. Un suspiro tembló en mis labios.

“Ah, así que aquí es a donde conduce. Definitivamente es un atajo”, dijo el asistente con asombro al salir del callejón. Nuestro destino, la tienda de ropa, estaba ante nuestros ojos.

“En efecto. Esto es todo un logro, Sylphie.”

“Ehehe”. Me rasqué la mejilla cuando la princesa me felicitó, y entramos en la tienda de ropa.

***

Regresé a mi habitación después de la cena. A la hora de dormir, miré la ropa interior extendida sobre mi cama. Un sujetador y unas bragas a juego.

“Hmm…”

Antes, en la tienda, la princesa había ido directamente a la sección de ropa interior. Luego, después de una intensa discusión con el encargado, me compraron ropa interior. Así es. A mí.

“Necesitas tener ropa interior más sexy, Sylphie, para que te sientas segura y te hagas cargo cuando llegue el momento”, me dijo. Quizás me oyó murmurar para mí misma esa mañana. Aún así, ¿qué diablos quiso decir con “cuando llegue el momento adecuado?”

Me obligaron a probarme los artículos de la tienda. Puede sonar arrogante decir esto, pero pensé que la ropa interior, con su tela verde pálido y flores de encaje, me quedaba muy bien. Mi cuerpo era todavía tan delgado que podría ser confundida con un chico, así que no se podría decir que me veía sexy en ellos, pero… tal vez si Rudy lo viera al menos pensaría que me veo linda.

“Rudy, ¿eh?”

Tal vez lo que quería era llevarme bien con Rudy. Fue gracias a él que mi vida era así ahora mismo. Quería hacerme amiga de él y devolverle el favor… no, eso no era del todo correcto. No se trataba sólo de eso. Estos sentimientos seguramente no venían sólo de la gratitud. Lo más probable es que yo… sí, supongo que realmente lo hice…

“…”

Mi cara se calentó cuando llegué a una conclusión. Me zambullí en la cama como si intentara sacudírmela y me abracé a la manta. Me acurruqué en una bola apretada, resistiendo las ganas de rodar.

Sabía qué era lo que quería hacer ahora mismo. Finalmente lo supe. Pero entonces, de repente me di cuenta de algo. Cuando lo hice, apreté la mandíbula con fuerza.

***

“¿Qué debo hacer…?”

***

Cerré los ojos después de soltar esas palabras. No dormí muy bien esa noche.