Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 2

Capítulo 5: Operación Asesinato

Parte 4

Respiré hondo y miré hacia arriba. Detrás de mí estaban Petralka y Myusel, Brooke, Garius y muchos más, desde la Brigada de las criadas hasta los soldados de JSDF capturados, junto con Minori-san y Matoba-san. Su mirada colectiva se fijó en mí y en el dispositivo de comunicación frente a mí.

El dispositivo de comunicaciones ya estaba encendido; Un sonido estático, como arena que se vierte sobre el metal, salió de los altavoces.

Estábamos en el campo de entrenamiento de Eldant, es decir, el lugar donde el ejército japonés alquilaba parte, y también donde los muchachos de operaciones especiales habían estado ubicados temporalmente cuando fueron enviados a asesinarme.

Así es: el objeto frente a mí era un dispositivo de comunicación digital con funcionalidad de cifrado. La unidad de operaciones especiales lo había traído aquí para ayudarlos a mantenerse en contacto con sus superiores.

“Parece que te has conectado”.

La estática de repente se convirtió en una voz, una voz masculina claramente seria que definitivamente sonaba como un viejo con mucha autoridad.

Si puedo dar más detalles, sonaba como alguien que estaba muy acostumbrado a mirar por la nariz a las personas y masticarlas, girando los tornillos con solo una o dos palabras.

El chico del otro lado de la línea era el gran responsable de dirigir la Oficina de Promoción del Intercambio Cultural del Lejano Oriente. Sin embargo, ni siquiera sabía su nombre. Tampoco quería saberlo especialmente, porque si resultara ser el primer ministro o algo así, probablemente me sentiría tan intimidado que tropezaría con mi propia lengua.

“Encantado de conocerte”, dije tan sobriamente como pude. “Mi nombre es Kanou Shinichi, y dirijo la compañía de entretenimiento general Amutech. Bueno, tal vez debería agregar una calificación: por el momento… ”

Tan pronto como dije eso, hubo una fuerte burla. Parecía que había más de una persona en el otro extremo de la línea.

“¡Esto es traición, simple y llanamente!”

“No entiendes la importancia de tu trabajo”.

“Si te disculpas de inmediato y haces lo que te decimos, aún puedes ser perdonado”.

Y así sucesivamente y así sucesivamente…

No pude evitar sonreír. ¿Sabían estos tipos que sonaban como villanos a medio hornear? Prácticamente esperaba que uno de ellos dijera “Te daré la mitad del mundo” o algo así. Podrían ser políticos, pero a fin de cuentas, todavía eran humanos.

Su roce y amenaza sonaron como si pudieran provenir de uno de los momentos más estúpidos en el piso de la Dieta. Demonios, probablemente sí. Estos muchachos hablaron de esta manera para ganarse la vida,

¿verdad? Finalmente-

“Calla por un momento. Déjame ser nuestro portavoz”. Fue la primera voz que escuché. Los otros oradores se callaron de inmediato. “Ahora bien”, dijo la voz, “Kanou Shinichi”.

“¿Sí?”

“Como puede escuchar, estamos muy preocupados por la forma en que se ha vuelto pícaro. Queremos que vuelvas a casa.”

La voz habló lenta y deliberadamente; estaba eligiendo sus palabras con cuidado. Eché un vistazo a los soldados JSDF detrás de mí.

“Bueno, tienes una forma divertida de mostrarlo”.

“Creo que ha habido algún tipo de malentendido. Nuestro único interés es que usted, quien ha logrado tanto en la promoción del intercambio cultural, debe regresar a Japón de manera segura. Después de todo, no se sabe lo que podría pasar en otro mundo”.

Estaba andando por las ramas, siendo ambiguo: político clásico.

“Escúchame ahora. Solo tenemos en mente sus mejores intereses. Hemos recibido informes de que ha estado descuidando sus deberes durante algunos días. Algunos de nosotros estamos preocupados de que ser enviados a un entorno desconocido tan repentinamente haya tenido un impacto adverso en su estado psicológico. Ven a casa. Le instamos a ver a un especialista, alguien que pueda evaluarlo y tratarlo”.

Entonces, ¿íbamos a fingir que el intento de asesinato nunca sucedió?

“No estoy entendiendo. Digamos que vengo de vuelta a casa, ¿y luego qué? ¿Algún desafortunado accidente?”

Quizás uno de los cañones de los soldados se dispara involuntariamente. Tal vez un camión desbocado me atropella. Tal vez me apuñalan en un acto de violencia al azar. ¿O qué tal algo más prosaico? Un episodio muy desagradable de intoxicación alimentaria.

Un accidente médico que resulta en mi muerte prematura.

“Veo que eres del tipo sospechoso”.

“Nah. Solo un cobarde.”

Silencio de la otra parte. Se prolongó durante un minuto o más, hasta que finalmente, con un profundo suspiro, la voz comenzó de nuevo, lenta y reacia.

“Tenemos una gran estima por todo lo que has logrado en tan poco tiempo. Pero si insiste en ser obstinado y no volver a casa, entonces no nos deja otra opción. Naciste y te criaste en Chiba, según recuerdo. ¿Es eso correcto?”

Me sorprendió un poco el repentino cambio de tema. Me dio un hormigueo de una premonición desagradable.

“Tu familia inmediata está compuesta por tus padres y una hermana menor,

¿es correcto?”

“¿Y qué si es así?”, Pregunté después de un momento. Fue solo con esfuerzo que mantuve la compostura.

Aun así, estaba muy claro para mí lo que la voz intentaba decir. Fue un movimiento sucio, pero sin duda efectivo. Estaba seguro de que las personas con las que estaba hablando habían hecho cosas similares innumerables veces antes y conocían bien la utilidad de tales tácticas.

“Si vuelves a Japón ahora y juras absolutamente nunca hablar de nada de lo que sucedió, podemos garantizar la seguridad de ti y de tu familia”. Te mantendrían bajo observación, por supuesto. Pero podríamos encontrar algún pretexto para darle un pequeño estipendio. Vive dentro de tus posibilidades y podrás vivir toda tu vida sin volver a trabajar nunca más”.

En realidad, fue una idea bastante extraordinaria: estaban ofreciendo a este ex guardia de seguridad del hogar una segunda oportunidad de una vida fallida.

Podría volver a la escuela, volver a cenar con mi familia, todas las pequeñas cosas. Todo lo que pude haber hecho mientras estaba en Japón, pero decidí ignorarlo. Puede que no parezcan mucho, pero en conjunto, las pequeñas cosas se suman, hasta que dan frutos reales. Eso fue algo que aprendí aquí en el Sagrado Imperio Eldant, otro mundo.

No dije nada. Es cierto que no todo lo que había hecho desde que llegué aquí fue especialmente digno de elogio. Estaba el hecho de que había sido un invasor, sin mencionar que probablemente había convertido a la mitad de la próxima generación de nobles en otaku irremediable.

Esa parte de mí, la parte invasora, quería aprovechar esta oportunidad para escapar.

“Piensa bien sobre esto, Kanou Shinichi-kun. No es que podamos imaginar por qué deberías dudar.”

“Es verdad. Tienes toda la razón “, asentí. “No tengo que dudar en decirte que no voy a volver”.

Se produjo un alboroto en el otro extremo de la línea. Rápidamente se convirtió en una tormenta de gritos, gritándome por un grupo de hombres que probablemente confiaron en las oficinas más importantes del gobierno.

“¡El fracaso de un ser humano como usted no tiene derecho a elegir!

¡Nunca lo hiciste!”

“¡¿Crees que no podemos hacer lo que queramos para una pequeña casa?! ¡Has abandonado a tu familia! ”

Habían renunciado a tratar de ocultar su hostilidad.

“Apuesto a que ninguno de ustedes fue elegido en una plataforma para matar familias, intimidar a los ciudadanos y llamar a la gente fracasos.

¿Qué tal si comparto la grabación de todo lo que acabas de decir con todo Internet?”

“¡Silencio! ¡Las personas que no quieren nada más que escapismo a través de los dibujos animados y los cómics de los niños no tienen derecho a hablar! ¡Y nadie criado con tanta basura, ni sus familias, deberían tener nada que ver con el destino del país!”

“Caramba, dime cómo te sientes realmente”.

Curiosamente, no me sentí intimidado; en todo caso, sentí que mis emociones se enfriaban y se calmaban. Tal vez fue solo que… solo puedes asustarte o enojarte antes de adormecerte.

“Me pregunto qué te hace pensar que tienes derecho a hablar mal de un otaku así. Para tratar de deshacernos de nosotros. Siempre te alegra desfilar Cool Japan, siempre y cuando te haga ganar dinero… ”

“¡Es porque eres una amenaza!”, Exclamó el hombre más ruidoso.

Ahh Aquí vamos. No tenían base para sus críticas. Todo lo que sabían del otakuismo era lo que irritaba al público. Probablemente nunca se habían sentado y realmente leyeron un manga o vieron un anime. Por eso podían soñar algo tan ridículo como lavarles el cerebro a las personas con cultura otaku. No solo soñarlo, sino realmente intentarlo. Se habían convencido de que un pueblo otaku sería fácil de controlar.

A alguien se le había lavado el cerebro aquí, por así decirlo: fueron estos burócratas los que se dejaron engañar por los juicios superficiales del público en general.

Probablemente pensaron que la cultura otaku no era diferente de los narcóticos. Ellos mismos lo evitaron, lo llamaron un peligro, pero cuando les haría ganar dinero o ganarles poder, estaban muy felices de presionarlo a otros.

“Actúa tan valiente como quieras, muchacho”, dijo otra voz, aprovechando mi silencio para entrar en otro golpe. Sonaba triunfante. “No cambia la posición en la que estás. Puedes rechazar a tus padres y a tu… hermana menor, ¿verdad? Pero seguramente ni siquiera puedes quedarte quieto y verlos morir. ¿O pretendes ofrecerlos como sacrificio en tu propio lugar?”

Esta vez realmente me quedé sin palabras. ¿Rehenes? Ese fue el truco más antiguo del libro, pero también uno de los más efectivos.

“Disculpe un momento, caballeros.” La interrupción inesperada vino de Matoba-san, su voz perfectamente tranquila. “Este es Jinzaburou, el jefe de la oficina, hablando. ¿Con tu permiso?”

“Sí, ¿qué?”, Respondió la voz. “En este momento, no creo que tu opinión…”

“Quizás recuerden que uno de nuestros criterios para elegir a este niño era que fuera alguien cuya desaparición tendría un impacto escaso en el mundo. Como dices, un otaku NEET cerrado ciertamente parece la definición de un ser humano fallido. Parecía poco probable que sus padres hicieran demasiado de una escena si él también desaparecía. Creo que por eso decidimos que sería perfecto desde el punto de vista de la confidencialidad”.

Geez. Realmente no está conteniendo sus golpes, ¿verdad?

Cada palabra era como ser apuñalado en el corazón. Pero entonces… “¿Sí? ¿Y qué hay de eso?”

“Lo elegimos porque su familia podría estar dispuesta a pasar por alto su ausencia. Entonces, ¿qué te da la confianza de que él tampoco estaría dispuesto a pasar por alto la ausencia de su familia? ”

Hubo un silencio de sorpresa en el otro extremo de la línea.

“Recuerden, caballeros, estamos hablando de alguien que se entregó a sus propios caprichos a costa de causar grandes problemas a su propia familia. Su angustia no podía evitar que pasara largas horas jugando, mirando anime o leyendo manga. Ese es Kanou Shinichi para ustedes.”

¡R-Realmente no está conteniendo sus golpes! Y para agregar insulto a la herida-

“¡Sí! ¡Realmente es muy des-preci-a-ble! ”, Dijo Petralka en japonés, con una sonrisa traviesa en su rostro. ¿Qué, ahora incluso ella estaba entrando en el acto? ¿Y haciendo todo lo posible por hablar japonés para hacerlo?

Pero sus palabras despiadadas tuvieron un efecto sorprendente.

“¡Matoba-kun!” Exigió una de las voces. “¡¿Quién fue el que habló justo ahora?!”

“La emperatriz del Imperio Eldant”, dijo Matoba-san secamente.

Hubo un silencio absoluto de la máquina de comunicación. Se extendió hasta que pensé que duraría para siempre, aunque probablemente no duró más de cinco minutos. Finalmente, alguien del otro lado habló con voz cansada:

“Matoba-kun, por ahora… considera la operación suspendida. Le estamos delegando plena autoridad. Solo por favor haga que la unidad de operaciones especiales se retire, si puede”.

***

Luego.

Llevamos a los soldados de la unidad de operaciones especiales a la cueva donde estaba el túnel hiperespacial y los liberaron allí. Sin sus armas, naturalmente. Las fuerzas reales que los acompañaron informaron que los hombres volvieron en silencio a Japón, tal vez sabían cuándo la discreción era la mejor parte del valor.

¿Y yo? Había abierto todas las ventanas de la mansión, tratando de sacar los últimos rastros del gas lacrimógeno lo más rápido posible. Estaba sentado en casa, abatido.

Casi antes de darme cuenta, el cielo había comenzado a aclararse, el sol avanzaba por el horizonte y perseguía la noche.

Por el momento, la pura adrenalina casi me había impedido pensar en eso, pero yo, un guardia de seguridad del hogar / adolescente promedio, me había enfrentado cara a cara con VIP honestas del gobierno japonés. Ahora que tenía la oportunidad de pensarlo, todo el concepto era tan aterrador que me dejó agotado.

“Maestro”. Myusel se sentó a mi lado y suavemente puso una manta sobre mis hombros. “Al menos estás de vuelta en casa. Pondré té”.

“Gracias”. Sonreí y me puse de pie.

En ese momento, sin embargo, escuché la voz de Matoba-san. “Kanou Shinichi-kun”.

Habíamos deshecho sus lazos. Minori-san estaba a su lado; nosotros también la habíamos liberado.

“He tenido algunas palabras con mis superiores. Por el momento, su disposición ha sido… puesta en espera”.

“Caramba, estoy emocionado”.

“Tengo que asistir a una reunión para discutir cómo el gobierno tratará con el Imperio Eldant en el futuro. Regresaré a Japón por un tiempo”.

“Diviértete”, le dije con más que una pizca de sarcasmo.

Fue solo después de mi conversación con los peces gordos que me di cuenta: cuando descubrieron que esencialmente estábamos negociando en líneas paralelas, comenzaron a ponerse nerviosos.

Quiero decir, los rehenes solo son útiles si están vivos, ¿verdad? Si realmente hubiera insistido en quedarme en el Imperio Eldant, el gobierno podría haber matado a mi familia, pero al hacerlo, habrían perdido su influencia.

De hecho, sería justo decir que la operación realmente había fallado en el momento en que descubrimos quién era la unidad de operaciones especiales. Estoy seguro de que nunca esperaron que la confianza del cerebro del Imperio Eldant estuviera esperando en la mansión conmigo.

También cometieron otro error de cálculo: el idioma japonés.

Estaban tan impresionados con sus anillos mágicos de traductores que no pudieron explicar la propagación del japonés. Asumieron que estos otros trabajadores no sabrían lo que estaban diciendo, y eso les hizo bajar la guardia. Dijeron cosas que tal vez no hubieran dicho de otra manera.

No se puede poner un anillo mágico en un dispositivo de comunicaciones, y simplemente se dieron cuenta de que incluso si alguien del Imperio Eldant estuviera en la habitación conmigo, esa persona nunca entendería lo que todos estábamos diciendo.

Pero como sucedió, Petralka y Myusel ya eran capaces de manejar conversaciones simples y diarias en japonés. Eso se debe en parte a que ambas eran personas inteligentes y en parte a que tenían una especie de competencia para ver quién podía aprender el idioma más rápido. Nada como una buena rivalidad para ayudarte a estudiar.

Entonces, ¿por qué Petralka intervino al final de nuestra conversación, deliberadamente hablando japonés? Estoy seguro de que ella solo quería hacerles saber que estaba escuchando y comprendiendo. Les estaba avisando que acababan de revelar sus verdaderos motivos a la emperatriz del Imperio Eldant. No tenían más remedio que rendirse.

“Kanou Shinichi-kun”. Matoba-san nuevamente. (Obviamente.) Parecía tan relajado como siempre, pero su tono tenía una pizca de advertencia. “Has elegido el camino más peligroso. ¿Entiendes eso? Rechazas la idea de ser un invasor, pero ¿cómo vas a trazar la línea entre lo que es invasión y lo que no? Incluso si logras hacerlo, tendrás que caminar esa línea por el resto de tu vida”.

No respondí de inmediato, pero en silencio encontré su mirada.

Él estaba en lo correcto. Podría argumentar que todo fue bueno siempre que todos tuvieran libertad de elección, pero la verdad es que es difícil asegurarse de mantener algo tan ambiguo como la libertad.

E incluso si el lado Eldant en este momento, es decir, Petralka y los demás, aceptaran y entendieran con gusto lo que estaba haciendo, no había garantías de que las generaciones posteriores no miraran hacia atrás y decidieran que realmente había sido una invasión después de todo. Eso era algo que yo y la gente del Imperio Eldant siempre tendríamos que tener en cuenta.

“Claro, entiendo”, le dije. Asentí, una sonrisa de desafío en mi rostro. No podía dejar que viera ningún signo de debilidad en este momento. “Pero soy un otaku. Juego mis juegos en modo difícil o nada”.

Matoba-san parpadeó, luciendo confundido. Finalmente, dijo: “Ya veo. Así es realmente como usted difiere de aquellos de nosotros que buscamos beneficios en primer lugar”.

Él sonrió con sorprendente seriedad y me dio una palmada amistosa en el hombro. Luego se volvió y se fue, acompañado por Minori-san y un destacamento de soldados Eldant.

Parecía que por primera vez, había visto algo de lo que realmente se sentía Matoba-san.

Miré hacia arriba, de repente notando cuánto más brillante se había vuelto el cielo. La pálida y cálida luz del sol brillaba sobre todo el (otro) mundo. Myusel se paró a mi lado y juntos miramos al Castillo de Eldant. Di un gran estiramiento.

“¡De acuerdo entonces! Las cosas van a estar ocupadas de aquí en adelante”.

“¿Lo estarán?”, Preguntó Myusel, inclinando la cabeza como un pajarito en un adorable gesto.

Sonreí y asentí. Señalé en la dirección del sol naciente y dije: “Seguro que lo están. Para empezar… hmm. Vayamos al mercado y establezcamos nuestra propia porción de Akiba”.

¡Nuestra pelea apenas comenzaba!

… Pfft. O algo así.

-FIN DEL VOLUMEN 02-