Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 2

Capítulo 2: La Bestia Espía

Parte 3

Además, la razón por la que era gerente general de Amutech aquí en el Imperio Eldant fue porque este hombre me había engañado.

“Hm. Bueno, me alegro de que no hayas intentado protegerla de un sentido equivocado de compasión. Eso fue muy sabio de tu parte.”

¡Ay! ¿Era tan fácil de leer?

Por otro lado, esperaba que él dijera algo así.

“El Imperio está bastante nervioso después de esos… desafortunados eventos”.

“Soy consciente de eso”. Le di una leve reverencia a Matoba-san y caminé junto a él. Francamente, no tenía muchas ganas de hablar con él en ese momento.

Desde el incidente con los “patriotas”, me había resultado cada vez más difícil confiar en el tipo. O, para el caso, el gobierno japonés. No podía sacudir la sensación de que detrás de su inocente enchapado, estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para lograr sus objetivos, y la idea me asustó.

“Su Majestad está esperando”, dije a modo de excusa mientras pasaba.

“En efecto. Disfruta tu visita”. Matoba-san no parecía molestarse en absoluto, sino que solo nos miraba irnos.

Estábamos en la misma sala de audiencias que el día anterior. No fue el más grande que se usó cuando todos los ministros y todos estuvieron presentes, el  más  pequeño que fue solo cuando unos pocos  socios cercanos se reunían con la emperatriz.

Había un ministro, sin embargo, alguien que no había estado presente el día anterior. El primer ministro, específicamente. Zahar Se puso de pie al lado de Garius, que estaba al lado del trono de Petralka.

El primer ministro Zahar era un anciano delgado, del tipo estereotípico de primer ministro. Obviamente había llevado una vida plena, y ahora estaba usando su experiencia para aconsejar a las personas importantes de su reino. Era de voz suave y a menudo sonreía, y a pesar de su edad, no tenía mucho sentido de estar marchito o débil.

El primer ministro Zahar fue el principal asesor de Petralka en materia de política y economía. Garius, mientras tanto, lo ayudó con asuntos militares. O de todos modos, esa fue la impresión que había tenido al verlos en los últimos meses. En otras palabras, en ese momento, estaba mirando el corazón palpitante del imperio.

Y…

“¿Artista de la corte?”

… los tres, las personas más importantes en el Imperio Eldant, por el momento, me miraban colectivamente como si me hubiera vuelto loco.

“¿De qué estás hablando exactamente?”, Preguntó Garius con exasperación. Petralka y Zahar no dijeron nada, pero por sus expresiones parecía que estaban pensando lo mismo.

Bueno, no podría culparlos. Aquí en el Imperio Eldant, cuando encontraste a un espía de un país enemigo husmeando, el procedimiento operativo estándar era torturar y luego ejecutarlos. Minori-san me había explicado que esto se debía en parte a enviar un mensaje a cualquier otro espía que pudiera estar pensando en colarse… pero, agregó, tampoco fue sin una cierta motivación emocional.

“Hay muchas posibilidades de que la mujer lobo en cuestión sea un espía del reino de Bahairam”, dijo Garius. Continuó con seriedad: “No tenemos pruebas firmes, pero la evidencia circunstancial lo hace extremadamente probable”.

“¡Espera, espera, espera!”, Dije. Sabía que era inocente hasta que se comprobara que no era realmente la forma en que funcionaban las cosas por aquí, pero aun así… “Puede que tengas razón, pero ¿qué pasa con la posibilidad de que…?”

“¿De qué?”

“Que ella no sea… culpable…”

“Uno es culpable hasta que se demuestre su inocencia. Eso es lo que permite que el estado perdure”, dijo Garius secamente.

Pensé que ese podría ser el caso. Mis hombros cayeron mentalmente. El Imperio Eldant no estaba exactamente al tanto de las últimas ideas sobre los derechos humanos. Podría hablar sobre acusaciones falsas hasta que estuviera triste y probablemente no significaría nada para ellos.

Eso significaba que mi única oportunidad era intentar un enfoque diferente. Petralka y Garius escucharían la razón si supieran que hay algún beneficio.

“En cualquier caso”, dijo Garius, “no creo que la eliminación de un espía caiga dentro de sus responsabilidades declaradas”.

“Tal vez no”, dije tan despreocupadamente como pude. Tenía la clara sensación de que si daba alguna pista de que simpatizaba con Elvia, solo haría que dudaran de mis motivos y se negaran a escuchar. “Pero si ella realmente es una espía, creo que sería más ventajoso para el Imperio Eldant dejarla vivir y dármela”.

“¿Qué quieres decir?”, Preguntó el caballero, con una expresión que claramente decía que dudaba de mi cordura.

“Esto solía ocurrir todo el tiempo en mi país, como se puede ver por la frecuencia con la que aparece en el manga, el anime y otras cosas. Si la matas, habrá otro espía más tarde, ¿verdad? ”

“Obviamente. Razón de más para arrestarlos y ejecutarlos cuando ellos…”

“Pero no encontrarás el próximo espía de inmediato, ¿verdad? No van a ser todos “¡Soy un espía!” En el cruce fronterizo”.

Garius entrecerró los ojos. “Uno se imagina que no. ¿Y…?”

Estaba empezando a parecer casi interesado. ¡No me interesa! No. Justo en lo que tenía que decir. Esto definitivamente no fue un viaje de bandera.

“Bueno, ¿y si la dejas vivir, dejas que haga sus informes como siempre? A este reino de Bahairam o donde sea. Pero ella solo les dice las cosas que le decimos que diga. No tiene que ser la verdad. Podría ser lo contrario de la verdad, si quieres.”

“Hrm. ¿Qué es lo que estás proponiendo?” Petralka me miraba dudosa, pero como esperaba, Zahar y Garius parecían haber entendido lo que estaba tratando de decir. Vi comprensión y sorpresa lentamente apareciendo en sus caras.

“Dándoles deliberadamente información errónea”, reflexionó Garius. “Correcto. ¿No nos daría la oportunidad de manipularlos? ”

Digamos que debíamos hacer que Elvia informara que una parte particular de la frontera estaba ligeramente defendida. El enemigo atacaría, pero por supuesto, tendríamos una fuerza importante esperándolos allí.

“Mm”, murmuró Garius. “Ciertamente es posible. Más bien discreto, pero… indudablemente más beneficioso que simplemente matarla.”

“Indudablemente. Definitivamente más beneficioso”.

“¿Pero funcionaría esta estratagema más de una vez?” Esta vez fue el primer ministro Zahar quien habló. “Una vez que el enemigo descubriera que la información de su espía no era confiable, que de hecho actuar sobre ella solo los entristecía, nunca volverían a confiar en ella”.

“No”, dije sacudiendo la cabeza, “no lo harían”. Lo importante aquí era sonreír con el mayor conocimiento posible, como uno de esos comerciantes corruptos que trabajan con un malvado funcionario en un drama samurái. “Y ese es exactamente el punto”.

“… ¿Disculpa?”, Dijo el primer ministro.

“Si un espía tan inútil volviera a su país de origen, sería ejecutada de inmediato, ¿no?”

El ministro y el caballero se miraron por un momento. Entonces Garius me miró. “Kanou Shinichi. Tú…” Por un momento, un nuevo asombro coloreó su hermoso y pálido rostro. Luego comenzó a sonreír. “Ya veo. Si, muy interesante. La tomamos y la llevamos a nuestro lado.”

Sí. Eso era lo que quería decir.

Si el informe de Elvia fue la razón por la cual su país terminó siendo mutilado, bueno, ¿qué espía podría irse a casa entonces? Y sin ningún lugar a donde ir, excepto el lugar donde ya estaba, tendría que proteger su tierra natal recién descubierta.

“Y ciertamente no se podía mantenerla en ningún lugar que tuviera algo que ver con el ejército”, le dije.

“Es verdad.”

“Y como sucede, mi lugar realmente no tiene nada que ver con el ejército”.

No nos haría ningún daño si Elvia dejara pasar algunas cositas sobre lo que estaba sucediendo en Amutech. En todo caso, vigilarla en un lugar donde no pudiera obtener ninguna información militar la neutralizaría, y mientras siguiera enviando noticias a casa, no habría más espías.

“De todos modos”, continué, “el arte es importante en la cultura otaku”. Obviamente en manga y anime, pero incluso en juegos y novelas ligeras. “Parece que ella puede dibujar. Puede ser útil tener a alguien así cerca”.

“Hmm”. Garius y Zahar se miraron de nuevo.

Petralka finalmente rompió su silencio. “Shinichi”, dijo, “esperamos que no estés tratando de proteger a este espía de Bahairam”.

“¿Huh? Uh, oh, uh, por qué, ¿por qué esperarías eso?” Dije, tratando de parecer curioso e inocente al mismo tiempo. “Solo estoy, ya sabes, tratando de ser razonable y hacer lo… mejor para el reino”.

Esto estuvo mal. Sonaba nervioso; me iba a delatar.

“Los informes nos informan que esta espía es una mujer joven”.

“Uh, ahora… ahora que lo mencionas, supongo que sí. ¡Qué bien!” Sentí que el sudor comenzaba a escurrirse por mis axilas. ‘¡¿Qué bien?!’ ¿Qué estás pensando, Kanou Shinichi? ¡Estás actuando súper sospechoso! ¡Ella te descubrirá seguro!

Mientras estaba allí maldiciendo mi ingenio lento, Petralka entrecerró los ojos y dijo: “¿Y esta mujer joven, tal vez, está bien dotada?”

“¿Disculpa?”

“¿Estás tratando de protegerla debido a sus grandes pechos?”

“¿Qué, todavía estás molesta por eso?” Solté, pero rápidamente sacudí la cabeza. “¡Quiero decir, no! ¡No, no lo es y yo no! ”

Esta conversación definitivamente no estaba yendo como esperaba. Recordé una vez que Petralka expresó algunos celos de que el pecho de Myusel era más grande que el de ella. Quería decirle que no todos los hombres se van por grandes tetas, y que en su caso, un enorme estante en ese pequeño cuerpo se vería realmente extraño de todos modos, pero solo la habría enojado, así que me había tragado las palabras.

“De todos modos”, le dije, “¡sus senos no son lo importante de ella!”

“¿Oh no?”

“¡No! Son esas orejas de animales y esa cola de animales, ¡son más que increíbles! ”

Petralka me miró en silencio. La temperatura en la habitación pareció caer.

“¡Quiero decir, eh, no importa!”, Dije, levantando mi mano como si estuviera jurando en un tribunal de justicia.

La verdad era que estaba tan impresionado con las orejas y la cola de Elvia que no le había prestado mucha atención al resto de ella. Mirando hacia atrás, supongo que tenía un muy buen pecho. Pensé. Tendría que verificar más tarde. Cuando se trataba de hombres lobo, definitivamente imaginé a alguien delgado. Shapeliness era más moe que puro tamaño.

Esperaesperaesperaesperaespera.

“El punto es,” dije, aclarándome la garganta, “quiero que la entregues bajo mi custodia. Si las cosas se ponen realmente mal, solo llévala de regreso y tortura o ejecuta o lo que sea que sea. Pero realmente no creo que vaya a ser un gran problema”.

“Muy bien”. Me sorprendió lo fácilmente que Garius estuvo de acuerdo. Tal vez tenía que ver con esos búhos de un solo ojo que Minori-san había señalado. Tal vez Garius estaba pensando que si nosotros y Elvia estuviéramos en el mismo lugar, sería mucho más fácil vigilarnos (literalmente, supongo) sobre todos nosotros.

“Si es tan importante para ti, Kanou Shinichi, entonces creo que podemos liberar al espía a tu cuidado.

¿Si su majestad está de acuerdo?”

“… Hrm. Bueno”. Petralka no parecía muy entusiasmada, pero tampoco tenía ninguna razón concreta para objetar. Y con los dos a favor, Zahar no discutió.

“¡Impresionante!”, Me susurré a mí mismo. Había obtenido un ilustrador.

***

“Así que ahí lo tienes”. Estábamos en el comedor en el primer piso de la mansión, que también usábamos para las reuniones.

Estaba hablando con Elvia, a quien habíamos traído a casa con nosotros. “No había pruebas definitivas de que usted fuera un agente de inteligencia, por lo que lo están dejándote ir”.

“¡Uf! ¡Gracias por tu ayuda! ”Dijo Elvia, rascándose la parte posterior de su cabeza incluso cuando una sonrisa enorme y brillante floreció en su rostro. Al mismo tiempo, sus oídos temblaban. Hombre, ¿quería tocar esas orejas? “Pensé que me iban a matar de seguro”.

“Bueno, eh, para no poner demasiado punto en eso, pero… lo fueron”. Sonreí con tristeza.

Por cierto, siendo la hora de la cena, Myusel, Brooke y Minori-san estaban todos aquí en el comedor con nosotros. Como Minori-san había visto todo lo que sucedió en el castillo antes, no quedaba nada para sorprenderla, aunque todavía parecía un poco exasperada. Myusel, sin embargo, parecía sorprendido. En cuanto a Brooke, bueno, no dijo una palabra ni movió un músculo, lo que lo hizo difícil de leer, pero supuse que probablemente también estaba sorprendido.

Decidí que necesitaba torcer el cuchillo un poco más. No podíamos tenerla demasiado confiada y espiándonos de nuevo.

“Esta es definitivamente una zona gris”, le dije.

“¿Qué es una zona gris? ¿Estás hablando del color de mi pelaje?”

“No, quiero decir que no probamos que eres un agente de inteligencia o un espía, pero normalmente eso significa que te encerrarán hasta que lo sepan con certeza”.

“¡¿Guh?!”

Obviamente, esto dejó a Elvia profundamente conmocionada. No me digas… ¿Realmente creía que había salido sin problemas? Tal vez ella no era el cuchillo más afilado del cajón…

“¡J-juro que no soy ninguna de esas cosas!”, Dijo, mirándonos a cada uno de nosotros desesperadamente. “No soy una espía o un… ¡un agente de inteligencia! ¡No tengo nada que ver con el reino de Bahairam! ”

“Huh,” Minori-san y yo dijimos, mirándonos. Ninguno de nosotros había mencionado el nombre Bahairam frente a Elvia.

En ese sentido, el Imperio Eldant estuvo involucrado en escaramuzas fronterizas con un total de tres naciones diferentes, por lo que la sospecha de espionaje no necesariamente equivale directamente a la sospecha de ser un agente de Bahairam. Garius simplemente había imaginado que Bahairam era el culpable más probable en este caso basado en una serie de cosas diferentes.

“Y”, continuó Elvia, “¡nadie me dijo nada sobre hacer dibujos de cosas que parecen secretos militares desde todos los ángulos posibles y enviárselos!”

Bueno. Es… Es hora de cerrar la boca. Por tu propio bien.

Parecía que Elvia tenía un poco de astucia sobre ella. ¿Orejas de animales y torpe? Puntuación.

Alguien que goteó peor que un tamiz en una tormenta no parecía el tipo de persona que querría hacer su trabajo de espionaje, pero como dijo Minori- san, tal vez estos espías se consideraban desechables, por lo que a nadie le importaba si se le salían algunos labios flojos en las filas

“Ah, como sea”, le dije. “Estabas haciendo dibujos, ¿verdad?”

“Sí, pero juro que no fueron nada…”

“En este momento necesito un ilustrador. Y me gustaría contratarte”.

“… ¿Eh?” Elvia me miró sin comprender.

“Estabas dibujando esta mansión porque te interesaba, ¿verdad?”

“E-Eso es correcto, pero…”

“Bueno, te invito a vivir aquí con nosotros. A cambio, priorizas el trabajo para mí. Serás nuestro ilustrador interno, esencialmente”. Tenía que asegurarme de terminar esta conversación antes de que Elvia dijera algo más incriminatorio.

La bestia me dio una mirada extraña. Luego miró a Minori-san, Myusel y Brooke a su vez. Ella vio que ninguno de ellos sacudió la cabeza ante la idea, por lo que su mirada desconcertada volvió a mí.

“¿P-Puedo realmente?” La forma vacilante que ella preguntó era extrañamente linda.

“Déjame decirte algo sobre nosotros”, le dije.

Quería crear un diccionario para ayudar a difundir el idioma japonés, pero como tan poca gente podía leer por aquí, eso no sería suficiente para hacer popular la cultura otaku. La solución perfecta sería algo así como un libro ilustrado o uno de esos diccionarios ilustrados para niños.

La gente del Imperio Eldant ya estaba acostumbrada a ver imágenes en carteles y demás; un libro como ese probablemente sería muy accesible para ellos.

Lo que era más, no sería importante importar cada elemento vagamente otaku-ish que se me ocurriera. Incluso en nuestro propio mundo, una película o juego puede obtener una calificación R o X en función de su contenido. O piense cómo en algunos países la sangre en los juegos de lucha es roja, en otros es verde y en otros tiene que ser eliminada por completo.

Si íbamos a hacer modificaciones similares al contenido que trajimos al Imperio Eldant, necesitaríamos a alguien que pudiera dibujar.

Una vez escuché que había ciertos países donde había una preocupación particular por las costumbres sexuales, en la medida en que había artistas que se especializaban en dibujar bikinis a las chicas desnudas en las escenas de anime y manga, por ejemplo.

“La única condición es que no puedes salir por tu cuenta. ¿Bueno?”

Como ahora era obvio que Elvia era una espía de Bahairam, no podíamos dejarla entrar en demasiadas instalaciones de Eldant, especialmente en las militares, incluso si decidimos que estaba bien que ella viera el interior de nuestra casa. Si la descubrieran escabulléndose de nuevo, no habría forma de evitar la pena de muerte. Si la lleváramos afuera, también tendríamos que hacer nuestros propios preparativos para alimentarla con información falsa.

“Er… Claro. Lo tengo.” Ella asintió. Parecía que finalmente se le había pasado por la cabeza que si se negaba, las únicas cosas que la esperaban eran una celda de la cárcel, una tortura indescriptible y la soga del verdugo, en ese orden. Me sentí un poco mal por ella, pero estaría contento si ella estuviera agradecida de al menos tener su vida.

“Espero con interés trabajar contigo”, le dije a la bestia todavía algo perpleja.