Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 2

Capitulo 3: Las Leyes Inerciales del Habito

 

 

“…Hombre. Hombre. Hombre. Hombreeee. ¿Qué demonios es esto…?” Ranta murmuró con su espalda presionada firmemente contra una pared. Llevaba su heaume, un casco en forma de cubo.

No era solo Ranta; Haruhiro y todos los demás en el grupo estaban en posturas similares.


“¿Qué significa esto…?” Haruhiro miró a Mary, que estaba a su lado.

Mary sacudió ligeramente la cabeza. “Yo tampoco lo sé.”

“Esos son un montón de gobbies…” Yume susurró.

“S-Sí…” Moguzo empujó su enorme cuerpo contra la pared y se estremeció un poco.

Shihoru cerró los ojos, apretando fuertemente su báculo. Parecía que estaba rezando. “…No podemos hacer esto. No podemos. No hay manera de que podamos manejar esto…”


Shihoru tenía razón. Tenían que aceptar que esta situación era demasiado para ellos.

Normalmente, la Vieja Ciudad de Damuro estaba escasamente poblada por goblins, pero por alguna razón, hoy era diferente. Tan pronto como entraron… no, incluso antes de entrar, estaba claro que algo no era normal.

Había un gran número de goblins merodeando por ahí.

En grupos, nada menos.

Los goblins habían formado bandas.

Era como si estuvieran patrullando la Vieja Ciudad.

“…Patrullas,” dijo Haruhiro, rechinando los dientes. Tal vez… ¿No es eso lo que son?

Estos goblins no eran como los que solían enfrentar. Tenían buen equipo. Además de eso, los goblins de la Vieja Ciudad solían holgazanear hasta que se daban cuenta de la presencia del grupo, pero estos estaban llenos de energía.

Probablemente sean goblins de la Nueva Ciudad.

Un buen número de goblins de la Nueva Ciudad terminaban exiliados a la Vieja Ciudad, pero esos goblins tendían a ser un poco apáticos. El goblin blindado con el hobgoblin sirviente habían sido así.

Estos tipos, por otro lado, estaban llenos de vida. Estaban trabajando hacia algún objetivo. Eso, o estaban trabajando bajo las órdenes de alguien. Eso era lo que parecía.

“Hmph,” se rió Ranta, tratando de actuar genial.

Aunque no se ve genial en absoluto.

“¿Parece que nos hemos excedido un poco aquí, eh…?”

Nadie lo contradijo. Por supuesto, eso incluía a Haruhiro.

Él no tenía la energía para desperdiciar en algo tan inútil. Era demasiado peligroso para ellos entrar en la Vieja Ciudad de esta manera. Incluso después de tomarse la molestia de venir por todo el camino, tendrían que irse a casa sin poder lograr nada.

—No.

Hubiera preferido que esto fuera algo que hayamos decidido por nosotros mismos. Si lo sugiero ahora, será como sugerir que lo hagamos porque no tenemos otra opción o algo así. Es una forma de hacerlo que carece de sensación de tensión, pero tal vez deberíamos pensar que esta es una buena oportunidad.

“Oigan, ¿qué tal si intentamos ir a las Minas Cirene? No está realmente en el camino, pero está en la misma dirección. Parece que podemos simplemente desviarnos alrededor de Damuro y continuar hacia el noroeste.”

Ranta parecía emocionado, y Yume, Shihoru, Moguzo y Mary no se opusieron a la idea.

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Entonces, el grupo se fue a otros 4 km al noroeste de Damuro. Ahora, estrictamente hablando, eran solo 4 km en línea recta. Siendo esta su primera vez, el viaje al final les llevó cerca de dos horas.

Las minas de montaña Cirene.

Se parece a cualquier otra montaña.

Aparentemente, estas minas se habían desarrollado hacía mucho tiempo, cuando el reino humano de Arabakia había tenido el poder en la frontera. Más tarde, después de que el Reino de Arabakia había sido expulsado por la Alianza de los Reyes liderada por el Rey No-Vivo, una facción de kobolds llamada Bosh, o algo así, había ocupado las montañas. Habían vivido en las minas desde entonces.

Una vez que llegaron a las estribaciones, el grupo pudo ver lo que parecía una entrada a las minas en la distancia. Parecía un túnel rectangular reforzado con madera.

Había un pequeño riachuelo, así que lo siguieron por la montaña y vieron un oso. Era un animal salvaje, y cauteloso hasta un grado casi cobarde, por lo que pensaron que probablemente no los atacaría. Sin embargo, no había garantía de eso, así que decidieron evitarlo.

En su camino por la pendiente, se encontraron con lo que parecía ser huellas en el bosque. A medida que avanzaron, se encontraron con algunas criaturas humanoides peludas con cabezas como de perro.

Las criaturas portaban espadas oxidadas y llevaban lo que parecían los restos destrozados de cotas de malla. Había dos de ellos.

Podrías llamarlo un encuentro casual. Los dos salieron de la sombra de un árbol con indiferencia, y el grupo tampoco los había estado esperando, así que durante dos o tres segundos se quedaron mirándose torpemente.

“¡Kobolds…!” Gritó Mary.

Haruhiro involuntariamente gritó: “¡Ah!” Y saltó hacia atrás.

“¡Moguzo, vamos a hacer esto…!” Ranta fue a atacar al kobold a la derecha.

“¡S-Sí!” Un poco después de él, Moguzo se acercó al kobold a la izquierda.

Haruhiro golpeó su pecho. —Colmate.

No. Eso no es correcto. Es cálmate. Mierda. No estoy calmado en absoluto.

“—¡Shihoru y Mary, retrocedan por ahora! ¡Yume, apoya a Ranta y Moguzo…!”

“¡Fwah!” Vino la respuesta sin sentido de Yume, pero ella se movió al frente con Haruhiro.

“¡Hah, hah, hah…!” Ranta estaba en un furioso intercambio de golpes con un kobold.

Moguzo gruñía ruidosamente y blandía su espada bastarda, pero ni siquiera logró tocar al kobold.

“¡Yume, ayuda a Moguzo…!” Gritó Haruhiro.

“¡Entendido!”

Haruhiro apuntó a la espalda del kobold que estaba luchando contra Ranta. Primero, él acabaría rápidamente con uno de ellos, luego todos se juntarían contra el restante. Ese era el plan.

Sin embargo…

“¿E-Eh…?”

¿Qué es esto? ¿Tal vez los kobolds son fuertes? ¿Son ridículamente rápidos?

Parece que no pudo estar detrás de ellos. Él no podía predecir sus movimientos, y eran demasiado rápidos para que sus ojos los siguieran.

“¡Maldita sea! ¡Haruhiro, ¿qué estás haciendo…?!” Gritó Ranta.

Mientras Ranta chocaba espadas con el kobold, no parecía estar al ataque. En todo caso, estaba siendo empujado hacia atrás. Principalmente estaba bloqueando los ataques del kobold con su espada, incapaz de conseguir un contraataque decente.

¿Qué hay de Moguzo y Yume?

No es bueno. No tengo tiempo para mirar.

Primero, necesito hacer algo con el kobold frente a mí.

“¡No te muevas tanto, Ranta!”

“¡Oh, cállate! ¡Tengo mis razones…!”

“¡No puedo trabajar contigo moviéndote tanto!”

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“¡Como si me importara! ¡Ah…!”

El kobold se acercó, trabando las cuchillas con Ranta.

Bueno. Eso evitará que se mueva. Ahora es mi oportunidad.

“¡Backstab…!” Haruhiro trató de apuñalar su daga en la espalda del kobold, pero esquivó.

Esa forma de esquivar es más bien… El kobold saltó a un lado, golpeando a un lado la daga de Haruhiro con un latigazo de su cola…. No lo sé… ¿astuta?

“¡Haruhiro, hombre, eres inútil!” Ranta persiguió al kobold. El kobold se enfrentó a su ataque, saltando a la izquierda y a la derecha con irritantes movimientos como pasos de baile.

Ese estilo de movimiento. Eso es lo que nos está causando tantos problemas.

Además, cuando estoy detrás de él, su cola realmente me llama la atención. Siempre se está moviendo, y no puedo dejar de prestarle atención.

“…¡Esto es difícil!” Gritó Haruhiro.

Probablemente el problema no era que su oponentefuera fuerte o débil. Haruhiro y los demás no conocían a estos enemigos. ¿Cómo atacaban sus oponentes? ¿Cómo se defendían? ¿Cómo reaccionaban ante diferentes situaciones? ¿Cómo respondían a los diferentes enfoques que tomaba el grupo? Simplemente había demasiado que no sabían.

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“¡Si fuera un goblin…!” Haruhiro gruñó.

Cuando apuntó a la espalda del kobold de nuevo, como siempre hacía… Eso es, se dio cuenta Haruhiro.

En su cabeza, siempre había un goblin. Estaba mirando la espalda del kobold como si fuera un goblin. El físico de un goblin. Los hábitos de un goblin. Procesos de pensamiento de un goblin. Esas cosas estaban arraigadas en él ahora, y no podía borrarlas.

¿Nos hemos acostumbrado demasiado a luchar contra goblins…?

“¡Smash…!” De repente, Mary saltó y golpeó su bastón de sacerdote en el hombro del kobold con el que Moguzo y Yume estaban peleando.

El kobold gritó y huyó a una velocidad increíble, ladrando lejos en la distancia.

“¡Estos son kobolds menores! ¡No deberían ser oponentes difíciles!” Dijo Mary, empujando el pomo de su bastón de sacerdote en el suelo, haciendo que los anillos tintinearan. “¡Si se mantienen calmados mientras luchan, les garantizo que pueden ganar esto!”

¡Sí! Haruhiro pensó. Mary, eres tan genial.

“…Espera, no tengo tiempo para pararme aquí y quedarme impresionado,” agregó en voz alta.

Haruhiro intercambió una mirada con Ranta. No le gustaba que él y Ranta se entendieran sin palabras pero, técnicamente, eran camaradas, por lo que no les era difícil entender lo que la otra persona estaba pensando en momentos como este.

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Mira de cerca.

Observa.

No estamos peleando contra un goblin. Es un kobold. Un enemigo desconocido. Sin embargo, solo es desconocido. Si lo piensas, no es como si realmente nos estuvieran presionando fuertemente. Eso significa que, como dijo Mary, no son un rival difícil.

“¡Ohm, rel, ect, vel, darsh…!” Shihoru lanzó su hechizo Shadow Beat con su distintivo sonido, vwong.

El elemental de sombra, que parecía una bola de algas negras, golpeó al kobold que había regresado y estaba corriendo hacia Yume y Moguzo. El kobold cayó de rodillas, con todo su cuerpo convulsionándose.

Hai to Gensou Volumen 2 Capítulo 3

“¡Moguzo, ahora!” Gritó Yume.
Moguzo cargó contra el kobold con un grito. Tenían eso cubierto, lo que significaba que Haruhiro podía enfocarse en el otro.

“¡Toma esto! ¡Y esto!” Gritó Ranta. Era irritantemente ruidoso, pero a diferencia de antes, no solo estaba moviendo su espada larga al azar. Estaba observando de cerca los movimientos del kobold. Cuando el kobold iba a la derecha, él iba a la derecha. Cuando iba a la izquierda, él iba a la izquierda. No podía actuar antes de eso, pero el kobold no estaba corriendo en círculos a su alrededor. Ya no se estaba solo defendiendo; él podía atacar ocasionalmente también.

Gracias a eso, el kobold no tiene atención en otros lugares.

Ahora, puedo llegar ahí.

Detrás de él.

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No dejes que la cola te distraiga. Al final, solo es una cola.

Los goblins son similares a los humanos, pero los kobolds se mueven de una manera más salvaje y parecida a una bestia. Los Kobolds parecen tener piernas fuertes, lo que les da fuerza para saltar. Es por eso que se sienten más rápidos que los goblins.

Pero cuánto tiempo les lleva hacer las cosas, su tiempo de reacción, sus reflejos y otras cosas, probablemente no sean muy diferentes. Cuando se trata de cuán flexibles son sus cuerpos, los goblins probablemente los vencen. Si miro de cerca, cuando los kobolds se inclinan hacia delante, su parte superior del cuerpo no se mueve mucho. También mueven sus espadas de manera diferente a como lo hacen los goblins. Los goblins usan todo su cuerpo para blandirlas, pero los kobolds solo usan sus brazos. Ellos balancean sus brazos como látigos. Tal vez tengan los hombros rígidos. Probablemente tengan unos 150 cm de altura. Eso es un poco más grande que un goblin, pero los goblins probablemente golpean más fuerte.

Sin embargo, comparados con los goblins que usan todo su cuerpo para grandes movimientos, los ataques de los kobolds son más compactos. Eso los hace más rápidos. Si peleo con ellos como si fuera un goblin, siempre terminaré actuando más lento que ellos.

Si bien había muchas diferencias, estos kobold no eran tan superiores. Haruhiro y su grupo podían tomar hasta cinco goblins simultáneamente. En este momento, estaban frente a solo dos kobolds.

Podemos ganar.

En realidad, no hay manera de que no podamos ganar.

Eso no era un exceso de confianza al hablar, era la respuesta a la que su experiencia y observaciones lo habían llevado.

Es increíble, pensó Haruhiro. Una vez que se calmó y comenzó a creer que podía hacer esto, su campo de visión se amplió. Hasta hace unos momentos, solo había podido ver al kobold delante de él y a Ranta, pero ahora podía seguir la pista de los movimientos del resto de sus camaradas.

“¡Gracias…!” Moguzo cortó a uno de los kobolds, blandiendo su espada en diagonal con todas sus fuerzas en un Rage Blow.

Cuando el otro kobold vea eso, probablemente lo sacudirá. Lo hizo.

En este momento, no está viendo su espalda en absoluto.

Haruhiro contuvo el aliento y lanzó todo su peso contra la espalda del kobold. Por supuesto, él hizo más que solo abordarlo. Backstab. Lo apuñaló con su daga. Profundamente, a través de una rasgadura en su cota de malla.

El kobold dejó escapar un grito.


Haruhiro inmediatamente se apartó de él.

“¡Demonios, sí…!” Ranta entró con una estocada de su espada larga. “¡Anger!”

Atravesó.

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La espada larga de Ranta golpeó al kobold en la garganta. El kobold se derrumbó, incapaz de emitir un sonido.

Haruhiro dejó escapar un suspiro. “…Ganamos.”

“¡Todo es gracias a mí!” Ranta levantó su espada en alto, alardeando.

“Nuh-uh, no, no lo es,” Yume parecía exasperada. “No importa cómo lo mires, fue gracias a Mary. Lo que ella dijo antes, fue super genial. ‘Si se mantienen calmados mientras luchan, les garantizo que pueden ganar esto,’ dijo. Eso le dio a Yume la pequeña carga que necesitaba para ponerla en marcha.”

“D-Detente…” Mary miró hacia abajo. Ella estaba un poco sonrojada. “…Lo siento por meterme. No es mi tarea decir eso.”

“¡E-Eso no es…!” Shihoru habló en voz alta, lo cual era poco común para ella. “Eso no es… cierto, creo. No creo que tengas nada de qué disculparte…”

“S-Sí,” asintió Moguzo lentamente. “Me ayudó a encontrar mi coraje.”

“¡Todos ustedes son un montón de insignificantes!” Dijo Ranta.

¿Cómo Ranta podía ser tan engreído? Haruhiro quería saber por qué. ¿Porque era un idiota?

“¿No pueden encontrar su coraje sin que alguien les dé un discurso? Son una mierda, ¿lo saben? ¡Mierda!”

Haruhiro deliberadamente ignoró a Ranta, agachándose frente a uno de los cadáveres de los kobolds. “Veamos, sus armas y armaduras no parecen valer nada, pero… Parece que lleva algo. Un anillo en la nariz, supongo que lo llamarías. Está hecho de un colmillo de animal o algo así.”

Como un sacerdote que está de luto por los muertos, Mary hizo el signo del hexagrama y luego se agachó junto a Haruhiro. “Estos son talismanes. Cada kobold siempre tiene uno.”

“Hmm. Pero tal vez no parece muy valioso.”

“Los kobolds que viven en el primer nivel de las minas son como los vagabundos de la sociedad kobold. Están pobremente vestidos, y tienen escaso físico. Es por eso que los soldados voluntarios los llaman kobolds menores,” dijo ella.

“Entonces, ¿eso significa que los kobolds no menores tienen mejores talismanes?”

“Sí. Hechos de piedras bonitas, o metal. Incluso los kobolds menores utilizan ocasionalmente las monedas de cobre y plata de los humanos para hacer talismanes.”

“Ya veo. Entonces, si luchamos contra un menor y tiene una moneda de plata o algo así, podemos considerarnos afortunados,” reflexionó.

Mary estaba siendo bastante habladora. Eso solo era suficiente para hacer realmente feliz a Haruhiro.

“Bueno, por ahora vamos a tomarlos de todos modos,” dijo Ranta. Él arrancó el anillo de la nariz del cuerpo del kobold. “¿Eh? ¿Qué?”

“Nada…”

Sé que tenemos que tomar el botín, pero, ¿no hay mejores maneras de hacerlo? Sé que es extraño decir eso después de matarlos y todo. Pero…

Eso es correcto, ¿no es así? Desde la perspectiva de los kobolds, somos como invasores.

Lo que Haruhiro y los demás estaban haciendo era una matanza, e incluso si sentía una punzada de conciencia por eso, eso no cambiaba lo que estaba haciendo. Si quitaba suavemente el anillo de la nariz del cuerpo muerto o lo arrancaba violentamente, al final era lo mismo. No solo al final, era lo mismo en todo el proceso.

Cuando miró a Ranta, fue como mirar una imagen de sí mismo sin pretensiones, y eso era difícil de soportar.

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Ranta lo hacía sin dudarlo, pero Haruhiro trataba de mantener las apariencias. Tal vez la forma de pensar de Haruhiro no era más que hipocresía.

Aun así, cuando Haruhiro quitó un pendiente que había sido hecho de cuerno pulido o algo similar del otro kobold, intentó hacer el menor daño posible al cadáver. No consideraría cambiar sus métodos. Incluso si eran sus enemigos, su presa, había un mínimo de respeto que debía mostrarse.

Haruhiro se puso de pie.

“Vamos. A las Minas Cirene.”

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