Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 2

Capitulo 15: La Caída y El Ascenso del Caballero Oscuro

“…Ay, esto duele…”

Ranta presionó su brazo izquierdo con su mano derecha, todavía sosteniendo su espada larga con su brazo derecho. Intentó agarrar su mano izquierda, pero eso lo hizo gemir de dolor cuando lo hizo.

Esto no era bueno. No podía gemir en este momento.

Ranta estaba escondido.

Como siempre, se escondía en medio de un corral de gusanos cerdo, o para ser más precios, en medio de los gusanos cerdo.

Para ser aún más precisos, estaba siendo protegido por los grandes y respetables gusanos cerdo.

Ranta se escondía en un grupo de gusanos cerdo que se habían reunido en la esquina de un corral. Solo.

Ahora, él estaba realmente solo.

El demonio Zodiac se había ido. El hechizo que usaba para convocar a su demonio, Demon Call, tenía un límite de tiempo. Treinta minutos después de ser llamado, el demonio regresaría al lado del dios oscuro Skullhell. Ranta no tenía la fuerza de voluntad para convocar a Zodiac de nuevo ahora que el demonio se había ido. Si lo hiciera, solo recibiría un torrente de abusos que me deprimiría más…

Con un millón, o al menos eso le parecía a Ranta, los kobolds que lo perseguían, incluso el gran Ranta-sama, que había corrido con tanta magnificencia y habilidad, ahora estaba agotado.

También fue herido. Había recibido muchas heridas.

En particular, la herida en su brazo izquierdo era tan profunda que no podía moverlo adecuadamente. El dolor de su brazo izquierdo era tan fuerte que ni siquiera podía decir dónde más estaba herido. Era tan grave que ni siquiera quería comprobar cómo se veía la herida y cuánto sangraba.

Todo su brazo izquierdo se sentía como si estuviera palpitando. Con cada latido, podía sentir la sangre saliendo de ella.

“Hahh… Hahh… Hahh…” Ranta de repente notó que estaba jadeando.

“V-Voy a llorar… ★” Intentó decirlo lo más lindo que pudo, pero eso no lo hizo sentir ni un poco mejor.

Un baile desnudo. Quiero ver un baile desnudo. Quiero una chica super caliente para bailar desnuda delante de mí. No, desnuda no es lo suficientemente bueno. La quiero usando algo al menos. Tal vez solo su ropa interior.

Mary. —Hmm. No exactamente. Mary es demasiado hermosa. Mi imaginación no puede manejar eso. Supongo que tiene que ser Shihoru. Ella es tetona después de todo. Eso es bueno. Me gustan grandes. Eso sí, Yume tampoco está mal. Las tetas grandes son buenas y todo, pero también hay otras cosas que son importantes. Como sus rostros. Yume es más mi tipo en eso. Sí.

…Sí, no es bueno.

Se siente demasiado realista. Además, somos camaradas. Siempre estamos juntos. O al menos lo estábamos. Cuando pienso en ella así, es un poco incómodo.

Bueno, lo que sea. Supongo que ya no importa.

No van a venir. Bueno, eso es un hecho. Por supuesto que no lo harán. No hay manera de que vengan. No estoy esperando nada, ¿de acuerdo?

Ranta tendría que salir solo de las minas.

¿Podría hacerlo?

Hasta hace poco, tenía la intención de hacerlo. Estaba convencido de que podía. O al menos, había tratado de convencerse de que podía.

Ahora, pensaba que podría ser muy difícil.

Dolía.

Dolía, dolía, dolía.

No podía usar su brazo izquierdo en absoluto con esto así. Si corría y movía su cuerpo vigorosamente, afectaría la herida. Acabaría gimiendo de dolor. No podía soportar más este dolor punzante que hacía que su cerebro se estremeciera.

No puedo seguir. No puedo seguir adelante. No puedo.

¡Como el infierno que no puedo! …Es lo que me gustaría gritar y quitarme mi debilidad. Si pudiera hacerlo, lo haría.

¿Por qué las cosas salieron así?

Porque traté de actuar genial, eh. Diciéndole a Moguzo que subira primero. Nunca debí haber hecho eso. Desearía no haberlo hecho. ¿Por qué lo hice? ¿Porque quería intentar decirlo una vez? Quería decir esa línea genial que siempre he admirado? ¿En serio eso era todo lo que había?

No, no es eso, ¿verdad?

—Quería reconocimiento.

Si hiciera algo de auto sacrificio de esa manera, esperaba que todos pensaran: “Ranta es increíble.” Creo que eso fue parte de eso.

Soy yo, los demás son otros, y no importa lo que piensen los demás, estoy totalmente bien. Cuando dije eso, era una mentira. Si es posible, quiero que la gente piense bien de mí. Quiero agradarles. Ser visto como alguien valioso. No es que no sepa lo que debo hacer. Esto es lo que tengo que hacer, ¿verdad? Actuar como creo que una buena persona lo haría. Pensar en todos. Ser considerado. Si haces eso, todo lo que necesitas es una cara bonita y listo.

Ah. Ese es Manato. No puedo ser él. No soy Manato. Nunca podré ser como Manato. Es demasiado tarde de todos modos. Demasiado tarde. Nadie piensa bien de mí. Nadie me quiere. Nadie me valora.

Aunque estuve bastante genial ahí. Con el: “Moguzo, sigue adelante.” Si lograron salir, tal vez piensen, “Gracias, Ranta, todo es gracias a ti.” Ahh. Hombre, en ese momento, fui muy genial.

Supongo que eso es suficiente.

Después de hacer algo bueno al final. Habiendo salvado a sus camaradas, Ranta muere en las Minas Cirene.

“…¿Todos me recordarán de vez en cuando?” Murmuró.

Los gusanos cerdo comenzaron hacer ruido y lamer vigorosamente su cara.

“¡No, esperen, no me refiero austedes! ¡No son ustedes a los que me refería!”

Se había sentido todo sentimental, y ahora los gusanos cerdo lo habían arruinado todo. Bueno, tal vez eso era lo mejor.

Si iba a morir, ser aplastado por gusanos cerdo no era como quería terminar. Quería una muerte mejor que eso. Debería luchar duro y caer gloriosamente.

“…Sí.”

Ranta apartó a los gusanos y se subió a la valla.

No hace mucho, honestamente no sabía cuánto tiempo, el lugar había sido invadido por kobolds, pero ahora estaba desolado.

“¿Ya se dieron por vencidos…?”

Perros estúpidos. Ranta sonrió. Si es así, ¿tal vez pueda salir de aquí?

Blandió su espada larga como prueba con su mano derecha. Hizo que le doliera un poco el brazo izquierdo, pero no era nada que no pudiera apretar los dientes y aguantar.

“Bueno, ahora que lo pienso, nunca me moriría tan fácilmente, ¿verdad?”

Mientras caminaba, susurrando para sí mismo, de repente una duda cruzó por su mente. —¿Esos tipos de verdad me abandonaron?

Son un montón de perdedores, pero no son malas personas. Estoy seguro de que me odian y todo eso, pero soy un camarada. ¿Tal vez no me abandonarían tan rápido? En realidad, incluso si quisieran, ¿tal vez sentirían que fue demasiado duro y no podrían seguir adelante con eso…?

Tal vez, los camaradas de Ranta podrían estar buscándolo. Había una posibilidad diferente de cero.

“No hagan eso…” Ranta suspiró.

—Son un montón de perdedores, ¿de acuerdo? Ir y arriesgarse por mi bien simplemente no les queda. Eso es algo que un tipo como, digamos, yo, haría.

Si sus camaradas lo buscaban, y cualquiera de ellos perdería la vida por eso…

“Eso no es gracioso.” Un escalofrío recorrió su espalda, y Ranta se estremeció.

No. Pase lo que pase, no quiero eso. No quiero incurrir en una gran deuda como esa. Deténganse, porfavor.

Si su voz pudiera llegar a sus lejanos camaradas, quería decirles que estaba bien y que salieran de las minas de inmediato.

No iría tan lejos como para decir que deberían volver a Altana. Si es posible, esperaría que lo esperaran afuera.

“…Uy.” Ranta se apoyó contra la cerca. Por un momento le palpitó el brazo izquierdo, pero esto no era nada para él.

Un trabajador kobold había salido de una esquina un poco más adelante. Todavía no lo había notado, pero era solo cuestión de tiempo. Tenía que matarlo.

La decisión estaba tomada, Ranta actuó rápidamente. No corrió, porque le afectaría la herida. Se acercó al trabajador con pasos suavemente deslizantes. Se acercó a dos metros del trabajador.

El trabajador se volvió para mirarlo. En ese momento, Ranta intervino para cerrar la brecha.

“¡…!”

Anger.

No.

Esto no solo era Anger.

Esta era la versión 2 de Anger, el Silent Anger.

La espada larga de Ranta perforó brillantemente la garganta del trabajador. El trabajador estaba agitándose, pero sin la garganta, no podía hacer ruido.

Ranta le dio un giro a su espada larga y le dio una patada al trabajador. Le pisó la cabeza y la machacó. El trabajador dejó de moverse en un instante. Ranta se agachó.

…Duele. Mi brazo izquierdo. Dueleeeee…

Sin embargo, cuando se quedó quieto y trató de soportarlo, el dolor disminuyó.

Ranta arrancó el talismán del cadáver del trabajador, asintiendo para sí mismo con aprobación.

“Voy a hacer esto. Un perro a la vez.”