Honzuki no Gekokujō (NL)

Volumen 4: Aprendiz De Doncella En El Templo I

Capítulo 9: Primera Vez Afuera

«Este lugar es bastante grande, ¿eh?» Lutz comenzó a explorar la habitación del director con una expresión emocionada. El segundo piso tenía el dormitorio principal, habitaciones para sirvientas que cuidaban directamente a su maestro y un almacén.

Gil no quería que entrara a las habitaciones ya que no las habían limpiado, pero también exploré el primer piso. La puerta a la derecha inmediatamente después de entrar en las cámaras tenía cuatro habitaciones para sirvientes y un almacén. La puerta izquierda conducía a un comedor con una cocina lo suficientemente grande como para que varios chefs trabajen a la vez, además de escaleras a un área de almacenamiento subterráneo.

“Una vez que se limpia la cocina, le permitirá ofrecer té a los visitantes. Sería aconsejable armar un juego de té, Hermana Myne”, dijo Fran con satisfacción mientras miraba por encima de la cocina, pero mis ojos estaban fijos en otra cosa. En la esquina de la cocina había algo que se parecía mucho al horno en la casa del maestro del gremio.

«Espera, ¿eso es un horno?»

«¿No es normal que los hornos estén en las cocinas?», Preguntó Fran, confundido. Las únicas cocinas en el templo eran las asignadas a los nobles vestidos de azul, lo que hacía que los hornos fueran una realidad normal para aquellos que crecieron aquí, pero todavía eran raros para mí y Lutz. Raro y deseado.

«¡Lutz! ¡Hay un horno aquí! ¡Tenemos que decirle a Benno sobre esto!”

«¡Oooh!» Lutz, que estaba trabajando con Benno y Mark para abrir el restaurante italiano, miró alrededor de la noble cocina con ojos brillantes.

“Entonces, Fran. ¿Sería aceptable para mí traer chefs aquí después de limpiar la cocina?”

«Si. Es natural que las doncellas aprendices de túnicas azules lleven chefs y sirvientes a sus habitaciones”.

Cuando comencé a planear entrenar a un chef aquí mientras simultáneamente daba comida a mis sirvientes y a los del orfanato, Fran me devolvió a la realidad.

“Como no ha traído a un chef hoy, Hermana Myne, ¿cómo va a elegir almorzar?” El templo operaba en un sistema donde los sacerdotes de túnica azules traían a los chefs con ellos para hacer su comida, los restos de los cuales gotearon por la organización. No podría almorzar por medios convencionales sin un chef.

“Creo que comer fuera será nuestra mejor opción. Por favor cámbiense, ustedes dos”.

«¿Cambiarnos?»

Regresé al segundo piso y saqué algunos paquetes de la canasta que Lutz trajo. Los puse sobre la mesa y los empujé hacia mis dos sirvientes.

«Esto no es un regalo de lo divino ni nada. Este es un regalo mío, para recompensarlos a ustedes dos por trabajar tan duro. No necesita compartir esto con nadie. Son tuyos.»

«Gracias, hermana Myne».

«Espera, ¿qué? ¿De Verdad?»

Fran y Gil abrieron los paquetes, sus expresiones llenas de ansiedad, felicidad y anticipación. Por un momento, pensé que se veían completamente como niños abriendo regalos por primera vez— luego me di cuenta de que realmente era su primera vez.

En un lugar de igualdad como el templo, era difícil imaginar que se dieran o recibieran muchos regalos. Aunque mi familia era pobre, todavía recibí regalos de mis padres en algunas ocasiones, como mi bautizo o cuando fui por primera vez al bosque. Fran y Gil no tenían nada de eso en sus vidas.

«…Oye. Estas son prendas, ¿sí?”

«Mhm. Cámbiate a ellos para que podamos salir”.

«¡¿De Verdad?! Siempre quise salir. Dame un segundo, me cambiaré».

Gil sonrió con la sonrisa más brillante que alguna vez lo había visto hacer mientras abrazaba el bulto de ropa contra su pecho. Bajó corriendo las escaleras, bajando múltiples a la vez. Estaba tan obviamente feliz que incluso yo me sentía feliz solo por darle el regalo.

Mientras sonreía, me volví para mirar a Fran, que no había dicho una sola palabra. Estaba mirando en silencio su ropa extendida sobre la mesa, pasando los dedos por el bordado verde con una sensación de asombro. Mi corazón se hizo cosquillas al verlo abrazando su felicidad a su propio ritmo.

«Fran, ¿te cambiarías de ropa para que pueda verte en ellas?»

«C-Como quieras». Las mejillas de Fran se sonrojaron de vergüenza mientras bajaba rápidamente las escaleras, notando que lo estaba mirando. Era tan raro ver al calmado y tranquilo Fran ponerse nervioso que Lutz y yo nos reímos un poco juntos.

«Es bueno ver que les gusta la ropa».

«Mhm».

Lutz miró las escaleras y luego bajó la voz.

“… Pero, ¿qué era eso de que Gil ansiaba abandonar el templo? Este lugar es bastante extraño, ¿eh?”

«Eso es. Pero desde su perspectiva, somos los extraños».

Me quité mi túnica azul, la doblé y la puse en el armario para poder salir. Un colgador sería bueno para evitar que se arrugue de los pliegues. Le pediré a Benno que haga algo, pensé mientras recogía parte del dinero de la donación para financiar nuestra excursión.

Salí del templo, con mis dos sirvientes con miedo de pasar por las puertas del templo y entrar en la ciudad baja.

«Fran, no tienes que preocuparte tanto. Estará bien.»

Como era la primera vez que usaba algo más que su túnica de sacerdote gris, Fran seguía jugando con sus mangas y cuello, pero la ropa marrón oscuro combinaba perfectamente con su comportamiento tranquilo. La ropa verde claro de Gil irradiaba energía y parecía completamente natural en él mientras corría por todo el lugar con entusiasmo.

«¡Woooah, estamos afuera! ¡Esto es solo, hombre, ahora estoy muy contento de haberme convertido en sirviente!»

“En ese caso, puedes expresar tu nueva devoción hablando de manera más cortés. A este ritmo avergonzarás a la hermana Myne”.

«… Uuuh, claro, eventualmente». Giró la cabeza para mirar todo, corriendo hacia lo que le interesaba. Era imposible para mí seguirle el ritmo mientras mantenía mi ritmo lento. Al final, Fran me recogió y me llevó mientras Lutz impedía que Gil huyera solo.

«Se siente extraño caminar fuera del templo».

«… Bueno, este es mi mundo. Es posible que quieras relajarte un poco cuando estés aquí, Fran. Te destacarás si eres demasiado educado».

«Es sorprendentemente difícil cambiar la forma de hablar».

Lutz nos guió a un restaurante cerca de la plaza central. Era un lugar relativamente caro y aparentemente uno que favorecían los comerciantes. No había mesas grandes dentro, sino varias mesas pequeñas para grupos pequeños, lo cual era raro. Pude ver varios grupos de personas teniendo lo que parecían discusiones de negocios.

Lutz había estado en el restaurante antes, así que ordenó su comida recomendada para nosotros. El queso y las salchichas hervidas en sal se apilaban sobre platos con cestas de pan en rodajas finas cerca. Cada uno de nosotros también tenemos nuestro propio plato de sopa de verduras.

«Hora de comer.»

«¿Huh? ¿Eso es todo? ”Cuando Lutz y yo tomamos el pan, Gil nos dio una aguda reprimenda. Nos congelamos con los brazos extendidos y nos miramos.

«¿Olvidamos algo?»

«Tienes que rezar antes de comer, ¿no? Escucha ¡Oh, poderoso Rey y Reina de los cielos interminables que nos honran con miles y miles de vidas para consumir, Oh poderosos Cinco Eternos que gobiernan el reino de los mortales, te ofrezco gracias y oraciones, y participo en la comida tan amablemente provista!»

A juzgar por cómo Gil lo recitaba fluidamente con los brazos cruzados frente a su pecho, podía decir que la oración era algo que los que vivían en el templo siempre decían antes de comer.

«…No sé. Nunca escuché esa oración antes en mi vida».

«Creo que voy a tener que memorizar eso».

Con la guía de Gil y Fran, intenté repetir la oración antes de comer. Sin embargo, no había forma de que lo recordara pronto. Tendría que escribirlo en mi bloc de notas cuando tuviera la oportunidad.

Abandoné esos pensamientos y comencé a comer con Lutz, pero Fran y Gil no hicieron ningún movimiento para unirse a nosotros. Se quedaron quietos frente a su comida.

«¿Qué? ¿No van a comer? ¿No tienen hambre?” Pregunté por curiosidad, y en respuesta Fran sacudió lentamente la cabeza.

«… Como somos sirvientes, no podemos comer hasta que hayas terminado, Hermana Myne».

«Pero la comida estará fría para entonces». Parecía que Gil quería zambullirse, pero se estaba conteniendo debido a la presencia de Fran. Estaba inquieto tanto que parecía un juguete de cuerda atrapado en su lugar.

“Está bien, esta es una orden. Come tu comida mientras está caliente y deliciosa». Tuvieron que obedecer mis órdenes, y Fran tomó un poco de pan con una expresión renuente en su rostro. Al ver eso, Gil felizmente hizo lo mismo.

Fran comió con el tipo de postura elegante que uno no veía mucho en la ciudad baja. Gil, habiendo sido criado en el orfanato también, también comió de manera relativamente cortés. Lutz era mucho más agresivo con su comida, ya que estaba acostumbrado a llenarse las mejillas mientras luchaba con sus hermanos todo el tiempo. Quizás este fue el resultado de un entorno en el que los alimentos se compartieron por igual, y no hubo peleas ni robos entre ellos.

“Ambos tienen buenos modales. ¿Podrías enseñarme?”

«El orfanato no puede dar sirvientes vergonzosamente incompetentes a los sacerdotes azules, y por eso nuestros mayores nos enseñan a comer, caminar, etc.»

«Sí, sí. Lo que más odio es la purificación que debemos hacer antes de abandonar el orfanato. No está tan mal en este momento, pero hombre, apesta en el invierno. Es como si intentaran matarnos».

«Afortunadamente, los que se convierten en sirvientes reciben agua tibia en lugar de agua fría».

En mi opinión, cualquier institución que estaba preocupada por las apariencias más que cualquier otra cosa era probablemente un lugar duro para estar. Pero gracias a sus esfuerzos, Gil parecía limpio y tenía buenos modales en la mesa.

Seguí comiendo mientras preguntaba cómo los sirvientes eran tratados de manera diferente a los huérfanos, cuando de repente noté que las cejas de Fran se fruncían un poco. Fran estaba acostumbrado a comer comida de nobles, sobras o no, y parecía que la comida que se servía aquí no era de su agrado. Estaba arrugando su rostro solo un poquito mientras comía.

«Fran, supongo que esta comida es muy diferente de lo que estás acostumbrado». Sonreí y golpeé mi frente para indicar que noté su expresión, lo que hizo que Fran se tapara las cejas con una mano mientras forzaba una sonrisa.

“Mucho así. Mis comidas habituales son muy diferentes a esto. Sin embargo, el hecho de que la sopa esté caliente la hace mucho más deliciosa”. La comida que había estado obteniendo de su noble maestro era de la más alta calidad, pero debido a que siempre eran restos, nunca antes había comido comida caliente recién cocinada.

«No me importa el sabor mientras mi estómago esté lleno. Recibimos muchísimos menos regalos divinos ahora porque todos esos sacerdotes azules se fueron, pero un grupo de sacerdotes grises fue enviado de vuelta al orfanato, así que sí”. Gil había comido hasta saciarse de la comida, pero al final comió mucho menos que Lutz a pesar de tener la misma edad que él. Era posible que su estómago se hubiera encogido por el hambre después de que se vio obligado a comer menos.

«En ese caso, creo que compraré algo de comida extra para su cena y para dársela al orfanato. Irme a casa significa que no obtendrás mucho para cenar, de lo contrario, ¿verdad?»

«¡¿De Verdad?! ¡Todo bien! ¡Benditos sean los dioses!”

Había pasado tanto tiempo desde que Gil había podido comer hasta saciarse de comida que se puso de pie emocionado y adoptó la pose de oración en medio del restaurante. El restaurante una vez bullicioso se quedó en silencio y todos los ojos se posaron en nuestra mesa.

“¡E-Espera! ¡No reces aquí!” Lutz arrastró apresuradamente a Gil fuera del restaurante. Me disculpé con el dueño de la tienda por la conmoción y, después de agregar un poco a la factura para compensar, huí de las instalaciones.

“Por favor, deja la oración al templo. Nadie reza aquí afuera. ¿Bueno? Al igual que Lutz y yo no sabemos nada sobre el templo, tú y Fran no saben nada sobre la ciudad baja», le advertí a Gil con un suspiro y sus hombros se desplomaron con visible tristeza.

«…Culpa mía. Lo siento.»

«Solo ten más cuidado de ahora en adelante y todo estará bien».

«¡No estoy hablando ahora! Lo que digo es… perdón por llamarte estúpida y todo eso». Parecía que lamentaba haber actuado en el templo.

Lutz se echó a reír y palmeó la espalda de Gil.

«Ambos somos ignorantes a nuestra manera. Si Myne comienza a actuar de manera extraña, dile lo que está arruinando. Al igual que las cosas sobre orar antes de que ella coma. Te vigilaré para que tampoco hagas cosas raras».

“Gil, algunos puestos allí venden comida para viajeros. Será un buen lugar para comprar la cena y un poco de comida para el orfanato».

La puerta este estaba conectada a la carretera de la ciudad, por lo que los negocios estaban muy animados con muchos viajeros. Pero también era menos seguro debido a todos los extraños. Miramos las gradas, esperando terminar nuestro negocio lo más cerca posible de la plaza central. Compré varios sándwiches (finas rebanadas de pan con jamón y queso pegados entre ellos) y los envolví en una tela antes de ponerlos en mi bolso.

“Fran, ¿cuántas personas hay en el orfanato? ¿Qué debo comprar para ellos?”

“… Hay alrededor de ochenta a noventa personas en el orfanato. Los dulces nunca se reparten, por lo que tal vez una caja de fruta fácilmente distribuida sería ideal, o alguna cantidad de esas pequeñas frutas parecidas a granos”.

Con la altura extra que me otorgó Fran al levantarme, examiné los puestos de comida desde arriba. Había tres puestos cerca vendiendo fruta. Nos movimos entre ellos mientras revisaba para ver cuál tenía los precios más bajos.

«Oh, un regalo divino», dijo Gil, lo que hizo que Fran se volviera instintivamente y yo con él. Allí lo vimos agarrar una fruta de una pila en un soporte y comenzar a masticarla. Lutz, que había estado sosteniendo su mano para evitar que huyera, estaba congelado en su lugar con los ojos abiertos por la sorpresa.

«¡¿E-Espera, Gil?!»

«¡Eh, tú! ¿Qué crees que estás haciendo? ¡¿Estás robando justo en frente de mí?!” La dama detrás del puesto golpeó a Gil justo en la cara. Me miró, aturdido, todavía sosteniendo una fruta de melocotón conocida como prehre. Inmediatamente hice que Fran me bajara para poder sacar mi dinero.

«Lo siento, señorita. Este chico ha estado encerrado toda su vida y ni siquiera sabe qué es el dinero. Pagaré la fruta, así que no llames a los guardias».

«Lo siento señorita. Se suponía que debía evitar que hiciera cosas como esta”.

Después de que pagué y me disculpé con Lutz, la señora sacudió la cabeza con exasperación.

«Caramba. No sé de dónde es este chico, pero vigílelo más de cerca cuando esté afuera».

«Lo siento mucho. Adelante, Gil. Tú también te disculpas”.

«¿Huh? Er, p-perdón.” Ante mi aliento, Gil tartamudeó una disculpa con una expresión completamente confundida.

«Gil, ¿eso prehre sabía bien?»

«S-Sí…» Gil miró a su prehre a medio comer, luciendo preocupado. Le dije que podía terminarlo ya que lo pagué, luego saqué dos piezas de tela y las usé como bolsas atando dos extremos.

«Señorita, ¿podría poner cinco prehres en cada uno de estos?»

«Lo tengo». Compré las frutas para el orfanato en el puesto de mujeres, parcialmente como una disculpa, luego regresé a la plaza central. Hice que Gil los llevara como castigo. Probablemente no podría volver a hacer ese tipo de cosas con ambas manos llenas.

«Te enseñaré cómo usar el dinero una vez que te pague por primera vez, pero hasta entonces, no toques nada en las tiendas o en los stands».

«…Bien.»

Caminamos hacia el norte por la calle principal camino al templo. Fran me llevaba, y en algún momento Lutz me miró.

«Hey, Myne. ¿Te importa si le cuento al Maestro Benno sobre la cocina antes de que volvamos al templo?”

«Adelante. Tendrá que preparar los ingredientes y los platos, así que cuanto antes lo sepa, mejor».

Lutz corrió hacia la tienda de Benno, que se estaba preparando para la tarde con el almuerzo recién terminado. Hice que Fran me bajara para poder caminar tranquilamente tras él. Gil me siguió mientras sostenía las bolsas.

«Hola, señor Mark».

“Hola Myne. El maestro

“Hola Myne. El maestro te está esperando”. Saludé a Mark después de que salió a verme, luego me dirigí a la oficina de Benno con mis dos sirvientes. Pude ver a Lutz parado frente al escritorio de Benno, dando su informe.

En el segundo en que Benno me vio, se puso de pie, avanzó en mi dirección y me levantó. “¡Fantástico trabajo, Myne! ¡Una cocina realmente utilizada por los nobles será una referencia perfecta para el restaurante italiano!”

Benno me agitó el pelo con tanta fuerza que mi cabeza rebotó hacia atrás. Estaba tan emocionado que Fran, que solo lo conocía del templo, retrocedió un paso incómodo. Aparté la mano de Benno e hice que me dejara en el suelo para que pudiera sentarme en la mesa como de costumbre.

«Aparentemente está bien si llevo a los chefs a la cocina de mi habitación, así que vine a discutir si podrías contratar un chef pronto y hacer que entrene allí. La comida que hace en la práctica será la principal fuente de comida para mis sirvientes, y las sobras serán enviadas al orfanato, para que los ingredientes no se desperdicien. Tampoco dañará su billetera si pago la comida, así que creo que es una idea perfecta. ¿No estás de acuerdo?»

Si era deber de los sacerdotes azules enviar comida al orfanato en forma de sobras, no tenía razón para no pagar por un chef. Y si el orfanato estaba lleno de niños hambrientos como Gil, entonces personalmente quería hacer todo lo posible por ellos. Dicho esto, después de escribir algunas cosas en una pizarra y pensar, Benno sacudió lentamente la cabeza.

“Nah, espera. Pagar por ingredientes es parte de entrenar a un chef. Cubriré eso. Si te dejo pagar por todo, no tendré ningún motivo para apoyarme si solo tomas al chef por ti misma».

Benno dio una respuesta muy comercial y yo solo me encogí de hombros. Si él quería pagar, eso estaba bien para mí. Especialmente porque no tenía ningún ingreso en este momento gracias a que el Taller Myne se cerró temporalmente por negocios.

«… Bien, en ese caso, ¿pagaré por equipar la cocina con herramientas mientras tú pagas los costos de entrenar al chef?»

«Sí, quiero configurarlo, así que todo lo que estoy haciendo es tomar prestada la cocina para entrenar. Bien. Vamos a verlo”. Benno cortó la conversación y se puso de pie, aparentemente queriendo ver el horno bastante mal. Se veía exactamente como Gil cuando supo que podía ir a la ciudad baja ahora. Honestamente, eso me preocupaba.

«No, señor Benno, la cocina aún no se ha limpiado».

“Es como dice la hermana Myne. Ella no puede invitar a un visitante a sus aposentos mientras todavía no podamos servir el té adecuadamente”, dijo Fran, y Gil asintió firmemente de acuerdo conmigo. Sin embargo, Benno estaba tan emocionado, curioso he invertido en ver la cocina que ignoró por completo nuestras objeciones. Se puso un abrigo elegante sobre su ropa normal y sonrió.

«No soy un visitante. Soy comerciante Una doncella del santuario de túnica azul acaba de conseguir sus propias habitaciones y quiere pedir algunas cosas para llenar el lugar. No tiene nada de extraño que un comerciante pase mientras todavía está un poco sucio. Y lo más importante, quiero ver la cocina antes de que todos comiencen a meterse con ella”.

«¿Estás diciendo que nos ayudarás a limpiarlo?»

«¿Huh? ¿Crees que no puedo limpiar o algo así? Bueno, te equivocarías. El primer trabajo de un aprendiz de comerciante es limpiar la tienda».

… Bueno, eso es todo para nosotros. Puedo decir que no va a cambiar de opinión sin importar lo que digamos. Benno ansía tanto el conocimiento de los nobles que nunca perdería esta rara oportunidad de aprender más sobre ellos y sus cocinas.

«… Fran, rindámonos. Todavía tendremos que pedir las herramientas para hacer té y tal después de que terminemos de limpiar, por lo que podríamos aprovechar la oportunidad de que el Sr. Benno nos ayude».

«¡¿Hermana Myne?!»

Había perdido la motivación para tratar de pensar en formas de detener a Benno. Cada segundo que pasé teniendo este argumento sin sentido fue un precioso segundo que podría haber pasado leyendo.

«Puede que no sepas esto Fran, pero ‘no pierdas, no quieras’ es un dicho bastante común. Si Benno quiere ayudar, no desperdiciemos la oportunidad. Quiero usar el tiempo ahorrado para leer libros».

Fran me miró con los ojos muy abiertos, luego se tapó la boca con la mano como para contener la risa.

“… Perdóname por esto, pero no puedes entrar a la sala de libros sin mí a tu lado. No creo que tenga la oportunidad de leer libros si llevamos al Maestro Benno al templo”.

«¡Nooooo!»

Al final, Benno sopló todo lo que le dije y básicamente me secuestró, levantándome y llevándome de regreso al templo donde ni siquiera podía leer libros. Una vez que estuvimos allí, se quitó el abrigo e inmediatamente comenzó a limpiar, tal como había dicho que haría.

Todos los demás siguieron su ejemplo. Benno y Fran cubrieron los lugares más altos que requerían altura y fuerza del brazo, mientras que Gil y Lutz se ocuparon de los lugares más bajos y más pequeños. No tenía altura ni fuerza, por lo que todos me trataban como un peso muerto.

Mientras lloraba melancólicamente por los libros que podía leer, me senté a la mesa del segundo piso y escribí pedidos de suministros que Lutz me entregaría más tarde.