Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 1

Prologo: Norte de Fujiwara

—Kazuya… ¿por qué crees que las personas forman familias?

En un tranquilo día de otoño, el abuelo me hizo esa pregunta. Fue justo después del servicio conmemorativo budista, que se celebró para conmemorar el séptimo día del fallecimiento de mi abuela. Estaba solo en el jardín con mi abuelo, mirando distraído al cielo en ese momento.

No entendí la pregunta. Mientras me esforzaba por encontrar algo que decir en respuesta, el abuelo respondió. Parecía que había tenido una epifanía.

—Para que no tengan que morir solos. Se me ocurrió a mí una y otra vez cuando estaba cuidando a tu abuela. Aunque hemos perdido a nuestro hijo y tu madre tan pronto, todavía estabas aquí para nosotros. Debido a eso, tuvimos una sensación de plenitud en nuestras vidas. Los vínculos que hemos formado durarán incluso después de que nosotros no estemos más. Para cualquier ser vivo, no puede haber una mayor fuente de orgullo.

—Abuelo…

—Es por eso que quiero decirte esto. Kazuya, forma una familia. Y, una vez que lo hayas hecho, protégela, pase lo que pase. Siempre has sido un muchacho sensato… No, supongo que debería decir que siempre tendiste a pensar las cosas racionalmente.

Guardé silencio.

—Pero, escucha, no debes hacer eso cuando se trata de la familia. Una vez que hayas tomado sus manos, nunca los dejes ir. Pon tu vida en peligro y protégelos hasta el amargo final, pase lo que pase. Si haces eso, estoy seguro de que serás capaz de pensar “He vivido una buena vida” cuando llegue tu momento. Al igual que tu abuela… y al igual que yo.

—… Estás haciendo que parezca tu última voluntad. —lo dije en broma, pero el abuelo asintió con completa seriedad.

—Estoy entrado en años. Estas pueden ser las últimas palabras que le dejaré a mi nieto, que un día estará solo.

En ese momento, no pude decir nada en respuesta. Ahora, como si sólo hubiera estado aguantando para poder verme ser aceptado en la universidad, el abuelo se había ido para estar con la abuela. En esa casa, donde estaba solo ahora, me susurré a mí mismo:

—Lo sé. No he olvidado tu última voluntad, abuelo. Formar una familia, y protegerla, sin importar qué.

Manteniendo esa promesa cerca del corazón, comenzaría mi nueva vida. Así era como se suponía que debería ser.

***

— ¡Oh, héroe! Es bueno que hayas escuchado mi convocación.

Dijo un hombre de mediana edad que había aparecido justo ante mí. Él era un hombre normal, parecía estar intentando sonar majestuoso. Habría puesto su edad entre los cuarenta y los cincuenta años de edad. Llevaba una capa roja lo suficientemente gruesa como para servir como un abrigo, y sobre su cabeza se encontraba una reluciente corona de oro. Pude decir a simple vista que este tipo era un rey.

Estaba una joven mujer de aspecto apacible de pie a su lado; la reina, ¿supongo? Ella era una mujer hermosa con cabello rubio platinado, luciendo un hermoso vestido. Parecía tener sólo unos 30 años.

Hagamos un balance de la situación, pensé. Un techo innecesariamente alto, hileras de pilares de mármol y, debajo de mí, una alfombra roja. Soldados de pie a cada lado y, mezclado con ellos, una persona que se parece a un típico estereotipo de primer ministro.

Era un lugar que parecía haber salido de la apertura de un juego de RPG. Había un rey, un palacio y esa línea “Oh, héroe” que acabo de escuchar.

“… Está bien, cálmate”, me dije. El pánico no mejorará la situación. La primera orden del día es… Correcto, comenzaré recopilando información.

—¿Po-por qué me miras de esa manera? ¿Estás molesto porque te han llamado aquí? —dijo el rey nerviosamente mientras lo miraba fijamente.

—No es eso… Simplemente no entiendo bien la situación. ¿Podría pedir, por favor, que me la pudieras explicar?

—S-sin duda estás tranquilo. Eso es muy envidiable…

—Su Majestad… —Empecé.

—¡No… no es nada!

El primer ministro se aclaró la garganta, y el rey saltó un poco. Al ver esa pequeña interacción, la reina soltó una risita, y los soldados lo miraron con una sonrisa irónica. A partir de ese intercambio, pude ver que el rey era verdaderamente el hombre de buen carácter que parecía. Sentí que carecía del aura de mando requerido para ser el gobernante de una nación, pero él era el tipo que era amado por el pueblo. Sin embargo, eso no era ni aquí ni allí.

Planteé mi pregunta con deliberada calma para no intimidarlo.

—Así que, si yo soy el héroe, ¿eso significa que hay un señor demonio invadiendo o algo así?

—Ciertamente, te das cuenta rápidamente. Es precisamente como dices.

Estaba sin palabras. ¿En serio?… Este no es un sueño, ¿verdad? No, sólo quería intentar decir eso. Pude distinguir entre un sueño y la realidad. Esto no tiene esa sensación nebulosa de ensueño. Mis cuatro sentidos, excluyendo el gusto, me informan que este mundo era real.

Esta es… la realidad… Déjame decirlo una vez más. ¿En serio?…

—¿Su-sucede algo, héroe? ¿Por qué de repente te agarras la cabeza?

—No, no te preocupes por eso. Me sentí un poco mareado. —Mi cabeza había comenzado a doler, pero por el momento, tendría que aguantarlo— Estoy bien ahora. Por favor, explíqueme la situación.

—¿E-estás seguro? Muy bien, te lo explicaré.

Entonces el rey lanzó una muy larga explicación de la historia del mundo, como podría ver en un viejo juego de RPG. Fue lo suficiente extenso como para que, si se tratara de un juego, hubiera estado buscando el botón de omitir texto, así que lo voy a resumir un poco para los lectores.

En primer lugar, él habló sobre este mundo.

El mundo estaba formado por el súper continente Landia y varias islas de diferentes tamaños. En el súper continente Landia, había muchos países, grandes y pequeños. Donde, además de los seres humanos, también estaban poblados por hombres bestias, elfos, enanos y dragonewts, entre otras razas.

Había países donde estas razas coexistían, países donde una raza recibía un trato preferencial, países que prohibían el ingreso a todas las razas excepto a una, y más. Estos países tomaron muchas formas y lucharon uno contra otro por la supremacía, a veces. Sin embargo, desde que apareció el Dominio del Señor Demonio, parecía que todos estos países, en la superficie, habían optado por una posición de cooperación mutua.

Luego, el rey habló sobre el Dominio del Señor Demonio y el señor demonio.

Hace uno diez años atrás, en el extremo norte del súper continente Landia, una dimensión llamada “el mundo demoníaco” había aparecido y monstruos de muchos tamaños y formas se habían expandido hacia fuera, lanzando a los países del norte al caos. Los países habían formado una alianza y organizaron una fuerza punitiva para enviar a estos demonios a su mundo.

Sin embargo, esa fuerza punitiva había sido aniquilada. En el mundo de los demonios, había “monstruos” que tenían una inteligencia mínima (algunos teorizan que no), así como “demonios” que eran combatientes inteligentes y también poderosos. Los demonios fueron quienes habían aniquilado a la fuerza punitiva. Además, aunque no había sido verificado, las personas susurraban acerca de la existencia de un rey que gobernaba sobre los demonios: un “rey demonio”.

Después de esa batalla, los países habían perdido a sus principales fuerzas de combate, y ninguno de ellos había tenido el poder de defenderse contra los monstruos que aparecieron del mundo demoníaco.

Las fuerzas demoníacas, que hasta ese entonces sólo tenían el equivalente de un país pequeño, arrasaron los países del norte y llegaron a gobernar un tercio del continente. Ahora, este territorio se llamaba el “Dominio del Señor Demonio”. Mientras que su avance se había detenido por el momento, se dijo que esto fue debido a que la expansión de las líneas del frente había dispersado a los demonios y monstruos, haciendo posible que los propios países mantengan las líneas contra ellos. Eso no significa que la humanidad tuviera una manera decisiva de cambiar las cosas. En los países de la primera línea frontal, las cosas se habían estancado en un punto muerto.

Tras esa explicación, el rey habló sobre este país.

Este era el reino de Elfrieden, una nación de tamaño medio en el sureste del continente. Fue gobernado bajo una monarquía. Fue un país fundado originalmente por muchas razas que trabajaron juntas y, aunque el rey era un humano, los de otras razas fueron aceptados aquí sin discriminación. Sin importar la raza, todos tenían ciudadanía, y aparte de “rey”, podían tomar cualquier trabajo que desearan. Incluso el primer ministro que se había estado quejando ante el rey anteriormente era un semi-elfo, con ascendencia humana y élfica.

Debido a que no bordeaban ninguna frontera del Dominio del Señor Demonio, había pocos ataques de monstruos. Sin embargo, el país había sido débil para empezar, y el tesoro nacional no estaba exactamente en buena forma. La escasez de alimentos había sido especialmente mala en los últimos años y eso sólo había exacerbado el problema de los refugiados sin posesiones que se desplazaban hasta aquí debido a la expansión del Dominio del Señor Demonio.

Hubo oscuras nubes de tormenta en los frentes nacionales e internacionales.

Aparentemente, las relaciones eran tensas con el Imperio Gran Chaos, el país más grande del continente, excluyendo el Dominio del Señor Demonio. El Imperio era el país que compartía la frontera más larga con el Dominio del Señor Demonio. También fue el país que había dirigido la primera invasión al Dominio del Señor Demonio.

Después de su pérdida contra el Dominio del Señor Demonio, el Imperio, aparentemente, solicitaba subsidios de guerra de otros países. Para ponerlo de manera simple, estaban solicitando a los países que estaban muy lejos del Domino del Señor Demonio proporcionar apoyo financiero a aquellos que estaban cerca del dominio. Aunque estas eran “peticiones”, cuando provenían desde el país más poderoso de toda la humanidad, estaban más cerca de un ultimátum. Una de esas solicitudes había llegado a este reino, pero bajo las actuales circunstancias, sería difícil pagar.

 Finalmente, el rey habló sobre la “invocación del héroe”, que me había traído a este mundo.
Al parecer, en la solicitud para subsidios de guerra que venía del Imperio, había una verborrea que decía: “Si eres incapaz de pagar, lleva a cabo el ritual de la invocación del héroe que se transmite en tu país y envía a este héroe invocado al Imperio”.

Estaba muy claro que este país no tenía medios para pagar, y tal vez esa había sido la intención del Imperio desde el principio. Tal vez querían utilizar a un héroe para aumentar el potencial de guerra, o tal vez querían diseccionar a uno y estudiarlo, o tal vez no tenían ningún interés en uno desde el principio y simplemente querían utilizar el fracaso del Reino por no responder a su solicitud como un Casus Belli para invadir. Sin manera de saber qué quería el Imperio, la especulación sólo traía más especulaciones, y el Reino se había convertido en sospechoso.

En respuesta a su situación, el Reino había decidido realizar el ritual de invocación del héroe. Aún no habían decidido si deben enviar al héroe o no, pero si tuvieran éxito, por lo menos les daría una carta para negociar. Para eso, era necesario responder a la solicitud, y mostrar la intención de realizar el ritual.

… Ahora que has escuchado mucho, apuesto a que probablemente ya hayas adivinado, que el rey nunca pensó que realmente podría llegar a invocar a un héroe.

—¡Hey! —le grité sin intención, y el rey se sobresaltó, asustado.

—¡Eek! ¡Lo siento mucho!

—Oh, lo siento —le dije— Perdí la compostura por un segundo.

A pesar de que actúa de esa manera, todavía sigue siendo un rey. Tendré que abstenerme de cualquier otra grosería. Aun así… ¿Realmente me habían invocado por casualidad, sin que nadie realmente esperara nada de mí? Después de tomar un momento para calmarme, le pregunté al rey.

—… Entonces, ¿qué piensas hacer?

—¿So-sobre qué?

—Todo el asunto “enviándome al Imperio”.

—Eso es… ¿Qué debería hacer? Es un verdadero aprieto. —El rey realmente parecía preocupado.

Eso me sorprendió un poco. Yo había esperado un: “¡El Imperio da miedo! ¡Por favor, vete y sirve a nuestro reino!”, mientras él lloraba y me suplicaba que lo hiciera. Se veía bastante pusilánime, después de todo.

—¿Qué tienes, para que puedes luchar? —le pregunté.

—Tienes miedo del Imperio, ¿no?

—¡Sí, tengo miedo! ¡Es exactamente por eso que estoy luchando!

—Si puedo intervenir, permítame explicarle. —dijo el primer ministro semi-elfo, dando un paso al frente.

—En la actualidad, existe una clara diferencia de poder entre nuestro país y el Imperio. Simplemente no estamos en posición de decir “no” cuando el Imperio pide algo. Mientras estamos atrapados en esa situación, eres la única carta de suerte que ha caído en nuestras manos. Sin embargo, una vez que juguemos esa carta, no tendremos nada para utilizar cuando negociemos con el Imperio. Incluso si podemos sobrevivir esta vez haciendo lo que ellos dicen, ¿qué haremos la próxima vez que surja algo como esto de nuevo? La próxima vez, ¿podríamos tener éxito si logramos renunciar a nuestra única carta?

Guardé silencio. No era difícil ver lo que estaba diciendo.

Lo que había sucedido al norte de Fujiwara después de haber renunciado a su única carta, Minamoto Yoshitsune, fue un buen ejemplo. Aquellos que ceden ante la intimidación, dejando ir la única carta en la mano, sólo tendrán un final oscuro esperándoles.

—¿Qué es un héroe, de todos modos?  —le pregunté.

—Se dice que un héroe es “uno que lidera el cambio de una era” —respondió el primer ministro.

Hmm… ¿Entonces no es sólo alguien que mata a ese rey demonio?

—¿Acaso eso no es un poco vago? —le pregunté.

—No tenemos mucho al respecto en la documentación, ya ves.

—… Por favor, no realicen un ritual así en ese caso.

—No puedo disculparme lo suficiente por el estado de las cosas —dijo el primer ministro formalmente.

Dándome la disculpa burocrática de rutina no va a ayudar… Aun así, este es un problema. No hay suficiente información para actuar. Lo que significa que lo que más necesitamos ahora es tiempo.

—Señor, tengo una propuesta.

—¿Qué clase de propuesta? Puedes hablar libremente.

—¿Podemos hablar sobre lo que va a pasar de aquí en adelante? No parados aquí, en algún lugar donde podamos sentarnos y discutir extensamente. Sólo usted, el primer ministro y yo.

—Hm. ¿Qué opinas, Marx?

—Eso estaría bien. —El primer ministro, cuyo nombre era Marx, asintió con la cabeza.

Como tenía su consentimiento, hice otra petición.

—Por favor, también reúnan todos los materiales que puedan de este país. Con un especial énfasis en los informes de balances de saldo, así como materiales sobre la agricultura, silvicultura y pesca, economía, comercio e industria, y tierra, infraestructura y transporte. Podríamos ser capaces de conseguir el dinero que exige el Imperio. Además, quisiera los materiales referentes a los héroes… pero, bueno, eso puede esperar.

—Muy bien. Los reuniré de inmediato. —dijo el rey.

Nos tomamos un descanso en este punto, y luego me llamaron a la oficina de asuntos gubernamentales del rey.

Sentados en un cómodo sofá frente al rey y el primer ministro Marx, tuvimos una reunión tras otra. Es decir, hablamos básicamente de todo lo que había para hablar. La industria de este país, la economía, el sistema fiscal, la política agrícola, los preparativos militares, las relaciones exteriores… Lo discutimos todo.

Las reuniones continuaron por dos días completos. Esto es debido, en parte, a que hice minuciosamente preguntas acerca de cada detalle de los materiales que les había pedido recopilar, y en parte porque se aferraban a las políticas que proponían en un grado que era extraño. Desde la mitad de la reunión, el rey me estaba prestando una gran atención, como si se hubiera convertido en una persona completamente diferente.

Fueron dos días después. Los soldados que custodiaban la puerta más tarde les dirían a todos que, cuando el rey salió de esa habitación, su expresión era extrañamente brillante y alegre, y que la suya era la cara de un hombre que había tomado una decisión.

El día después de que nuestras reuniones de tres personas habían llegado a su fin, el rey reunió a los personajes de élite del castillo en la sala de audiencias y proclamó en voz alta.

—Mi pueblo, les pido que presten atención a mis palabras. Yo, el décimo tercer rey de Elfrieden, Albert Elfrieden, por la presente abdico mi trono al héroe invocado, ¡Souma Kazuya! Además, anuncio el compromiso de mi hija, Liscia Elfrieden, con Sir Souma.

La sala quedó en silencio. Todos habían quedado mudos. El único presente que se mantuvo en calma fue, quizás, la reina.

Este anuncio explosivo me sorprendió por completo.