Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 7

Capítulo 4: El Bosque De Noche

Parte 3

Por supuesto, no había forma de que pudiera escapar de las robustas raíces. Pero su presencia demostró que este Icefall Treant en particular tomó su presa con vida. Tal vez Sara no estaba muerta, entonces; sólo inconsciente.

¿Cómo iba a salvarla? El Icefall Treant era un árbol del tamaño de un rascacielos, con la mitad de su tronco protegido por una barrera de hielo. Francamente, no sentía que pudiera derrotarlo. Incluso si pudiera usar la magia con una amplia área de efecto, Sara seguramente quedaría atrapada en la explosión. No estaba atrapada por el hielo, pero ¿podría realmente liberarla, sacarla y escapar?

Mientras yo estaba preocupado, el árbol continuó su persecución, sus ramas se balanceaban hacia mí.

“¡Cutting Flame!” Mi magia cortó un bloque de madera de la rama mientras me retiraba hacia atrás.

Luego, me enviaría otro gran cubo de hielo y tendría que evadirlo también. Tal como se predijo, un grupo de agua congelada cayó en picado hacia mí. Era fácil de esquivar, por supuesto, ya que yo ya sabía que venía.

A continuación, otro ataque de sus ramas. Derecha, luego izquierda.

“¿Hm?”

Mientras evadía el ataque, tuve la sensación de que algo andaba mal. Miré sospechosamente al árbol. En la oscuridad, escuché el familiar crujido del agua congelándose mientras el árbol completaba su siguiente bloque de hielo.

¿Podría ser…? ¿Esta criatura sólo tiene un patrón de ataque establecido: lanzar un bloque de hielo y luego usar sus ramas para cortar a su oponente? ¿Fue esto sólo una repetición de esa rutina, una y otra vez?

Mis sospechas se confirmaron después de esquivar los siguientes ataques de ramas y bloques de hielo. Tal vez estaba escondiendo algo en la manga… No, esto era un simple árbol. Por muy enorme que fuera, en realidad sólo era un monstruo de categoría D. Era difícil de creer que conociera otros patrones de ataque.

“Mi hechizo de la Cutting Flame funcionó”. Lo tuve en cuenta y observé con cautela el árbol, observando que la armadura de hielo sólo cubría las partes más gruesas de su tronco. Si no fuera por la oscuridad, lo habría notado al instante, pero su habilidad para defenderse de mi Stone Cannon me había desconcertado.

“¿Puedo hacer esto…?” El gran tamaño de mi oponente me intimidó un poco. Aún así, sabía qué tipo de criatura era y que sólo tenía dos patrones de ataque. Mientras era grande, era sólo un árbol.

“¡Yo me encargo de esto!” Murmuré para mí mismo antes de dar un paso al frente.

Evadí el bloque de hielo y usé Cutting Flame para cortar las ramas que venían hacia mí. Podría haber usado un tipo de magia más efectiva, pero no estaba seguro de que el árbol no tuviera algo más bajo la manga.

Las debilidades del Treant se hicieron evidentes a medida que continuaba. Debido a su enorme tamaño, sólo unas pocas raíces eran lo suficientemente largas para llegar al suelo. Una vez que me di cuenta de esto y usé mi magia para cortarlas, la batalla estaba ganada. Aunque nunca intentó escapar, el treant dejó de atacarme y en su lugar se congeló, fingiendo la muerte. Aproveché la oportunidad para acercarme mientras mantenía la guardia alta, consciente de que podría intentar aplastarme. Pero llegué a él y liberé a Sara, arrastrándola de vuelta a un lugar seguro.

“¡Sara…! ¡Sara!”

“Mmm…” Sus párpados se agitaron cuando la llamé por su nombre.

“¿Eh? ¿Quién está ahí?” preguntó débilmente.

“Es Rudeus”.

“¿Rudeus…?”

“Vine a salvarte”, le expliqué mientras la levantaba sobre mi espalda, golpeando una retirada apresurada. Aunque literalmente le había cortado la capacidad de ataque al árbol junto con sus ramas, no había garantía de que no viniera a por mí con su hielo o algún otro ataque.

Sin embargo, no dio ninguna señal de persecución, ni siquiera mientras vadeaba por la nieve. Seguí corriendo, tan rápido como pude, hasta que el treant se perdió de vista.

***

Habían pasado unas horas desde que escapamos del árbol.

Una vez que nos alejamos, usé magia curativa para atender las heridas de Sara, que eran graves. Ella había sufrido golpes por todas partes, con congelación subiendo por su piel desde sus extremidades. Sus huesos estaban rotos en varios lugares, y especialmente en su muslo derecho. El fémur se partió en dos y el área circundante se hinchó ferozmente. Lo más probable es que sea una fractura compleja o algo parecido.

La curación requería contacto directo con la piel, así que tuve que quitarle la camisa y el pantalón y presionar con la mano en los lugares apropiados. Supuse que me diría algo de nuevo, pero se quedó en silencio. Tal vez, como aventurera, esto era tan normal para ella como respirar. Mimir también era un curandero, así que debe haber tenido que hacer esto para realizar su magia, también.

Dicho esto, se había metido en la nieve, así que su ropa interior era distrayentemente translúcida. Hice lo que pude para no mirar, a pesar de que estaba en mi cara.

“Fui golpeada por la embestida de un Búfalo de Nieve y caí por un acantilado”, dijo de repente.

“¿Eh?” Lo dije de golpe, confundido al principio.

“Es por eso que mi pierna está rota.”

“Oh”.

Estaba seguro de que había notado que yo miraba su ropa interior, pero lo ignoró en favor de explicar cómo se separó de todos los demás. Tal vez la razón por la que no trató de ocultarse fue para recompensarme por haberla salvado. Un regalo para la vista.

“Encontré tu pendiente entre los huesos que la manada había reunido. Pensé que estabas muerta”, confesé.

“¿Eh? Oh, ¿eso? Ese pendiente es un objeto mágico. Si apuñalas la punta de la pluma en tu oponente, se quedarán atrapados en una ilusión por un corto tiempo”, explicó Sara, tocándose la oreja con una mano.

“Podría haberlo conseguido si no hubiera aterrizado en el territorio de ese Icefall Treant”.

Aparentemente, después de escapar del Búfalo de Nieve, Sara se había construido una cueva de nieve en un intento de soportar las frías temperaturas, usando sus flechas como una férula de emergencia en su pierna. Mientras esperaba sola por ayuda, el Icefall Treant se le acercó y aplastó su cueva con un bloque de hielo, tomándola como rehén.

Si hubiera estado en su posición, dudaba que se me hubiera ocurrido la idea de construir una cueva de nieve. Probablemente me habría congelado hasta la muerte en su lugar.

“Hey, ¿estás a punto de terminar?” preguntó, cubriéndose con sus manos mientras yo estaba ocupado reflexionando sobre eso.

“Oh, sí. Gracias”.

“¿Por qué diablos me agradeces…?” murmuró para sí misma, con la cara roja cuando se dio la vuelta y se puso los pantalones. Su pierna estaba rota, la piel pálida e hinchada, pero ahora se veía saludable y flexible. Una pierna digna de gratitud. Era natural que dijera gracias, sin importar las circunstancias.

Por alguna razón sentí que algo no estaba bien. Como si faltara algo. ¿Qué era? Estaba seguro de que no podía ser nada demasiado importante, pero aún así… “No le pasa nada a tu pierna, ¿verdad?”

“Sí, está bien. Ya ni siquiera me duele, ¿ves?” Se inclinó y estiró ante mí.

Si mi magia de curación no hubiera fallado, ¿entonces qué fue? “Tengo la sensación de que algo está mal”, le dije.

“¿Algo de nuestra situación te parece mal? ¿Quizás es sobre dónde encontré tu pendiente…?”

“No, ya que lo dejé caer, no me sorprendería donde lo encontraste. ¡Oh! Pero es raro que estés aquí solo.”

“Oh, no, es sólo que… escuché a Timothy y a los demás decir que estabas desaparecida, así que…”

“Así que se fueron a casa después de todo”, dijo ella al darse cuenta.

“No, no quise decir…”

“Está bien”, intervino Sara.

“No los culpo. Una decisión obvia, dadas las circunstancias…Entonces, ¿todos están a salvo?”

“No. Mimir está muerto. Tengo una parte de él aquí mismo”, dije, levantando mi bolsa. Me lo quitó y se asomó dentro. Su cara se estropeó cuando vio su contenido. Entonces, su expresión dio paso a la tristeza.

“Ya veo… ¿Ya lo saben todos?”

“Parecían muy seguros de su muerte. Pensé que si traía sus restos, podrían enterrarlo en algún lugar cercano”.

“Sí, eso probablemente haría feliz a Mimir. Um, al menos déjame llevar esta bolsa.”

“Claro, no me importa”.

Sara apretó los labios y se puso la bolsa en la espalda. Al final, todavía no podía identificar la extraña sensación que tenía. No había nada que hacer excepto dejarla ir. Incluso si lo averiguaba, probablemente no había nada que pudiera hacer al respecto en este momento.

“Bien, entonces volvamos”.

“Sí”. Sara asintió. La manera mansa en que lo hizo fue linda. Casi como Eri…

“Hey”, Sara gritó después de unos pasos. Miré hacia atrás para ver una mirada de alivio en su cara, sonriendo como si pudiera llorar en cualquier momento.

“Gracias por salvarme”.

Estaba llena de gratitud, y por alguna razón me cautivó esa sonrisa. Deseaba poder verla para siempre.

Algo dentro de mí se unió en ese momento. Era casi como si todo lo que había hecho hasta entonces hubiera sido perdonado.

Había sido salvado.

Fue extraño que me encontrara pensando eso, ya que yo era el que la había salvado.

***

Era casi el amanecer cuando regresamos a la ciudad de Rosenburg. A mitad de camino, Sara sugirió que acampáramos, pero yo lo rechacé, ansioso por volver. Por alguna razón, la idea de acampar los dos solos me asustaba un poco.

“¡Ah!”

Los rostros familiares se reunieron frente a Rosenburg. Tres de ellos, de hecho: Timothy, Suzanne y Patrice.

“Rudeus y… ¿Sara?”

“¡Suzanne!” En el momento en que los vio, Sara salió corriendo y se arrojó al pecho de Suzanne.

“¿Qué pasó? Estábamos a punto de ir a buscarte”.

“¡Rudeus me salvó!”

Ninguno de ellos pudo ocultar su sorpresa cuando Sara contó lo que había pasado. Una vez que terminó, todos se dirigieron a mí, con los ojos muy abiertos e incrédulos.

“Así que, eso significa que anoche… Después de escuchar lo que dijimos, ¿se marchó inmediatamente?¿Solo?”

“Bueno, quiero decir…” Empecé a decir.

“¿Y cómo se supone que nos sentiríamos si murieras ahí fuera, haciendo algo tan ridículo?” Mi cuerpo se enroscó sobre sí mismo mientras Suzanne me regañaba.

Sara se puso delante de mí.

“¡Aguanta! ¡Suzanne, no hay necesidad de decirlo así!”

Suzanne la estudió, con los ojos abiertos de nuevo con sorpresa, antes de rascarse la mejilla.

“Sí, supongo que tienes razón. No es que tenga derecho a decir nada… Simplemente me desconcertó. Quiero decir, estoy agradecida. Así que primero, supongo que debería dar las gracias por rescatar a Sara”, dijo torpemente.

Tal vez estaba pensando que podría haberme unido a ellos en la búsqueda en lugar de hacerlo todo yo solo. Aún así, fue sólo porque manipulé el clima que tuve un viaje tan tranquilo. Dudaba que la nieve hubiera parado de otra manera.

“No, yo debería ser el que te agradezca, como líder del grupo.” Timothy me agarró la mano. Era solemne mientras me miraba, su habitual sonrisa suave no se veía por ninguna parte. “Si Sara no hubiera vuelto viva a casa, me habría arrepentido profundamente de mi decisión. Gracias.”

Añadió:”¿Cómo debemos pagar esa deuda? Siéntete libre de nombrar cualquier cosa”.

Su mano se sentía caliente. O tal vez mi cuerpo estaba así de frío.

“Eso no es necesario. Todos ustedes me han ayudado tantas veces.” También me refería a eso. Realmente sentí que los miembros de Counter Arrow siempre habían estado ahí para mí. Por eso también reaccioné  por  instinto  en  el  momento  en  que  supe  que  Sara  había  desaparecido.

“Considerémonos en paz”, dije, consiguiendo forzar una sonrisa en mi cara.

Timothy me miró de nuevo, y luego sonrió como siempre lo hizo.

“Muy bien… Sí. Entonces estaremos aquí para ti si lo necesitas”.

“Sí. Lo mismo digo”.

Timothy y yo nos dimos un fuerte apretón de manos. Y luego, como si se le hubiera ocurrido algo, dijo: “Oh sí, Rudeus…”

“¿Qué es?”

“…No, lo siento. No es nada.” Tenía una mirada un poco conflictiva en su cara mientras sacudía la cabeza.

Tenía una idea bastante buena de lo que estaba a punto de ofrecerme, pero no tenía intención de presionar el tema. Si su pregunta era lo que yo sospechaba, probablemente dudaría antes de declinar.

“Bueno, entonces, vamos a casa”, dije.

“Sí, nos vemos fuera.”

Los miembros de Counter Arrow me acompañaron hasta mi posada, como si fuera natural. Era todavía temprano en la mañana, mucho antes de que la gente comenzara a moverse. En la luz del amanecer que brillaba en la nieve mientras el sol ascendía, los cinco caminamos juntos, con la nieve congelada crujiendo bajo nuestros pies. Yo estaba completamente exhausto, al igual que Sara. Los otros tres seguramente tenían sus preguntas, pero priorizaron dejarme volver a mi habitación.

“Esto es lo suficientemente lejos. Gracias”, dije, mirándolos.

“¡Rudeus, nos vemos luego!” Sara me gritó cuando entré.

Había estado despierta toda la noche, ahora que lo pienso. A diferencia de mí, que había pasado una tarde tranquila paleando nieve, ella había quedado atrapada en una ventisca furiosa en el bosque con una pierna rota, acosada por un dolor horrible. También tenía que estar bastante agotada. Tal vez debería haber aceptado acampar afuera. Pero si lo hubiéramos hecho, podríamos haber perdido a los otros que salían de Rosenburg. Las cosas habían salido bien.

“Sí, nos vemos. Asegúrate de descansar un poco hoy”.

“¡Tú también!”

“Lo haré”. La saludé y desaparecí dentro.

El vestíbulo de la posada era cálido, con un agradable olor que impregnaba el aire. El dueño se había levantado temprano y ya estaba preparando el desayuno. Dejé el primer piso, que hacía las veces de comedor, subí al tercer piso y empecé un fuego en mi habitación. Como tardaría un poco en calentarse, abrí brevemente la ventana para ventilar un poco la habitación. Desde allí, pude ver las figuras en retroceso de Counter Arrow. Casi en el mismo momento exacto, una de ellas se giró para mirar hacia atrás.

Los ojos de Sara se encontraron con los míos. Movió los labios, como si quisiera decir algo. Sus palabras eran silenciosas, sin embargo. Lo supe porque los otros no se giraron. ¿Qué dijo ella? Como no podía leer los labios, era imposible para mí decirlo. Sólo la saludé y la vi irse. Se veía feliz cuando se dio vuelta y corrió detrás de los otros.

Me golpeó una repentina ola de somnolencia cuando cerré la ventana. Vamos a dormir, decidí, optando por descansar en la cama y dormir hasta la cena. Sentí que hoy, por primera vez en un tiempo, podía dormir profundamente.

Con eso en mente, me caí en mi colchón.