Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: El Golpe Real

Parte 3

En cuanto al anime, un proyector y una pantalla era todo lo que realmente necesitaban para abrir un teatro y comenzar a atraer clientes. Configure también algunas consolas de videojuegos y tendrá un parque de diversiones habitual. Cargue la admisión y vea cómo ingresa el efectivo.

“Más importante.” Minori-san me estaba mirando seriamente.

“Permíteme recordártelo nuevamente: no hagas ni digas nada desagradable”.

“Si ya lo sé.”

Los dos nos dirigíamos hacia el Castillo Eldant. Como Minori-san había dicho el día anterior, era donde vivía el gobernante de este país. En Japón, podríamos haberlo llamado el Palacio Imperial o la residencia del Primer Ministro; en Estados Unidos, sería como ir a la Casa Blanca. Cosas súper VIP, en otras palabras. Y hoy, se nos concedería una audiencia con la emperatriz misma, definitivamente no es una situación en la que quieras hacer algo descuidadamente.

“Matoba-san realmente esperaba que pudiéramos hacer este viaje después de que te hayas acostumbrado un poco más a este mundo, hayas aprendido algo de etiqueta básica, pero el lado de los Eldant insistió en que querían conocerte de inmediato”.

“¿Lo hicieron?”

“Sospecho que fue la voluntad de la emperatriz”, dijo Minori-san.

“Las relaciones entre el Imperio Eldant y sus vecinos inmediatos siguen siendo tensas: las escaramuzas fronterizas son algo cotidiano. Están en un perpetuo estado de guerra”.

“Huh…” asentí, mirando por la ventana. A decir verdad, el pueblo parecía bastante feliz, no como un lugar en guerra. ¿O fue solo porque esta era la capital? ¿O simplemente no sabía dónde mirar?

“Entonces se ha construido un estricto sistema de control con la emperatriz en el centro. El tiempo de guerra ofrece una gran excusa: “Tenemos que reunir la fuerza del país” y todo eso. Hace que sea mucho más fácil para la emperatriz y los que la rodean dar órdenes que no podrían escapar en tiempos de paz”.

Era la forma del mundo: sin nadie que dijera: “Detente, no deberías hacer eso”, los que estaban en el poder tendían a enloquecer. En mundos medievales como este, como mostró Myusel, la tasa de alfabetización entre la población generalmente no era muy alta, lo que dificultaba que las personas obtuvieran más que un conocimiento pasajero de la política y el ejército. Podrían tener una queja u objeción inarticulada contra el estado, pero el número de personas en condiciones de quejarse era limitado, y la mayoría de ellos estaban del lado de los poderes gobernantes.

Y eso llevó a la dictadura… “Hmmm…”

La palabra dictadura me hizo pensar, bueno, unos pocos países que no serán nombrados. Un anciano de aspecto sucio vestido con un atuendo que parecía ropa de trabajo, señalando a sus sujetos desde lo alto. O ya sabes. Cierta figura bigotuda de la Segunda Guerra Mundial dando uno de sus discursos histéricos.

“Pronto estaremos allí”, dijo Minori-san, y se enderezó la corbata.

***

El castillo era tan impresionante que apenas podía describirlo. Incluso desde la distancia, el tamaño había sido suficiente para abrumarme; de cerca, fue aún más asombroso. Se estiró casi más de lo que el ojo podía ver, y la simple presencia de eso me puso de pie. Este fue uno de esos momentos en los que, si se tratara de un manga, habría un efecto de sonido increíble, a pesar de que en realidad nada hacía ruido.

La calle de adoquines continuó a través de la puerta abierta del castillo, a la que asistieron una multitud de caballeros blindados y los pájaros que montaron. Algunos de ellos incluso estaban encaramados en dragones que estaban sentados allí con sus alas dobladas. Ahora que lo pienso, ya que Matoba-san y yo éramos invitados de estado, tenía  sentido que nos saludaran así.

Solo ver una línea bien ordenada de personas u objetos transmite cierta gravedad, pero cuando todos usan una armadura completa, es bastante intimidante. Minori-san y yo estábamos temblando un poco cuando nuestro carruaje tirado por pájaros se detuvo en lo que parecía ser la entrada del castillo.

“Señor y señora, hemos llegado”, dijo el conductor del carruaje, abriéndonos la puerta en una elaborada muestra de respeto.

Todavía sintiéndonos un poco ansiosos, entramos en el castillo, solo para escuchar que la enorme puerta se cerró detrás de nosotros con un ruido sordo, como para decir que ya no había vuelta atrás.

“En un videojuego, aquí es donde lucharías contra un mini jefe”, reflexioné.

“¿Cómo tienes el espacio en tu cerebro para pensar en eso ahora?”, Preguntó Minori-san con una sonrisa exasperada.

“Si no digo algo estúpido, no puedo calmarme”, suspiré.

Encontramos a Matoba-san esperando en el castillo.

“Hola. Me alegra que lo hayas venido”. A su lado estaban, sí, dos soldados o caballeros o algo así; de todos modos, llevaban espadas.

“¿Estás usando tu anillo mágico?”

“Por supuesto”, dije, levantando mi mano izquierda y saludando un poco.

Matoba-san y Minori-san también tenían anillos como el que llevaba puesto. No era solo un dispositivo traductor; También sirvió para mostrar nuestro estado en el Imperio Eldant. A Myusel le habían dado uno porque me estaba sirviendo, pero normalmente a los plebeyos nunca se les concedería tal cosa.

En otras palabras, si lo perdiera, no solo sería incapaz de decírselo a nadie, sino que a nadie le interesaría escucharme incluso si lo fuera. Era un salvavidas, y tuve que llevarlo.

“Es hora de ir a ver a Su Majestad Imperial, entonces,” dijo Matoba-san, y comenzó a caminar. Minori-san y yo lo seguimos en silencio a través del gigantesco castillo. Un castillo es un edificio, por lo que técnicamente estábamos dentro, pero el techo estaba tan alto por encima de nuestras cabezas y los pasillos eran tan amplios que prácticamente podría haber jugado béisbol en cualquier parte del mismo. O tenis o voleibol, para el caso. Incluso solo pasar de un lado del pasillo al otro parecía que llevaría una cierta cantidad de tiempo. Sin una guía, supuse que el sol se habría puesto antes de encontrar a dónde iba.

Finalmente, Matoba-san se detuvo y se volvió hacia nosotros.

“Bien entonces. Aquí estamos.”

El pasillo terminaba en un par de puertas que parecían demasiado grandes para tener algún negocio dentro de un edificio.

“Ahora vamos a tener una audiencia con el líder del Sacro Imperio Eldant”, dijo Matoba-san.

“Cualquier incorrección de nuestra parte podría resultar en un incidente internacional, así que compórtense ustedes mismos. Tú especialmente, Kanou-kun”.

Los soldados que acompañaban a Matoba-san gritaron: “¡Han llegado los tres emisarios de la nación de Japón!”

Las enormes puertas comenzaron a retumbar de lo que parecía su propio acuerdo, aunque estoy seguro de que había algún tipo de truco, y luego nos llevaron a la sala de audiencias.

“Whoa…” No pude evitar murmurar. Era una gran cámara de audiencia. De hecho, la palabra cámara, que implica algún tipo de habitación, parecía demasiado pequeña para este lugar. Lo más parecido a esto que se me ocurrió fue un estadio deportivo cerrado. Pero parecía que cabían cuatro canchas de tenis aquí. Pilares de piedra rodeaban la sala, tan grandes como cabría esperar para soportar el techo de un espacio de este tamaño.

A juzgar por el aspecto medieval europeo del castillo, supuse que todo aquí había sido construido por manos humanas, o al menos sin equipo de construcción. La idea del gran esfuerzo que debió haber sido suficiente fue suficiente para marearme. ¿O tal vez habían usado magia para hacer el trabajo?

Luego estaba el interior real de la sala de audiencias. Se había desplegado una alfombra roja, y en el otro extremo había un lugar más alto que todo lo demás. Sin duda fue el trono de quien dirigió este Imperio Eldant. A ambos lados del camino alfombrado hasta el trono había caballeros con espadas en las caderas.

Estaban vestidos de manera diferente a los que habían estado en la puerta del castillo, así como a los que habían sido nuestros guías; probablemente indicaba que eran una guardia real, encargada de proteger a la persona imperial.

“Por el momento, Kanou-kun,” dijo Minori-san desde mi lado, “solo quédate callado y haz lo que hago. En su mayor parte, mira el piso. No digas nada inapropiado. Cuando veamos a la emperatriz, inclínate como Matoba-san y yo, sobre una rodilla. Al menos evitarás ser grosero de esa manera. De todos modos, podemos estar en otro mundo, pero ninguna de sus costumbres es tan impactante”.

“Uh… huh”. Asentí, intensamente consciente de que la guardia real me estaba evaluando.

Dadas las circunstancias, no pensé que podría haber hecho o dicho algo inapropiado, incluso si hubiera querido. Era obvio que si hacía algo realmente estúpido, los guardias se apresurarían y me cortarían la cabeza. Sentí una nueva ola de ansiedad.

“¡Anunciando!”, Proclamó un guardia cerca del trono.

Como en concierto, Matoba-san se arrodilló en la alfombra, Minori-san y yo lo seguimos. Mantuve mis ojos bajos, como me habían dicho, así que no tenía idea de si la emperatriz podría o no haber estado sentada en el trono en ese momento, podría o no haberme estado mirando.

“¡Los tres emisarios de la nación de Japón!”

“¡Los tres emisarios de Japón!”, Dijeron los caballeros.

Matoba-san dijo: “Matoba Jinzaburou de la Oficina de Promoción del Intercambio Cultural del Lejano Oriente, acompañado por Koganuma Minori, WAC Private First Class, y Kanou Shinichi, Gerente General de Amutech. Los antes mencionados han aparecido por orden de la emperatriz Eldant III del Holy Eldant Empire. Rogamos a una audiencia”.

Entonces llegó una voz desde la dirección del trono.

“¿Entonces eres el recién llegado del país lejano?”

Completamente sorprendido, accidentalmente miré hacia arriba, y afortunadamente, la mano de Minori-san se coló silenciosamente desde un lado y empujó mi cabeza hacia abajo. Ella debe haber sabido que miraría con sorpresa. Pero entonces, al menos podría haberme advertido.

La voz que escuché no se parecía en nada a lo que había imaginado. Era agudo y de ensueño. Muy joven.

“Muéstrame tu cara”, ordenó imperiosamente la voz del niño.

Traté de ver lo que Minori-san estaba haciendo fuera de mi visión periférica. Ella asintió un poco, así que con miedo y temblor, levanté la cabeza.

Arriba en esa plataforma elevada había un trono tan grande que podría haber sentado a un oso con espacio sobrante. La espalda y los brazos estaban cubiertos de satén. El asiento tenía oro y plata por todas partes, y cada parte que no estaba cubierta con un corredor tenía tallas complejas y entrelazadas como enredaderas enredadas. La silla no podía hablar, pero inequívocamente anunciaba que era un objeto raro y fino.

Vaya, eso es un trono.

Y sentado en ese trono…

“¡¿ESO ES REALMENTE UN PERSONAJE ARQUETÍPICO DE NIÑA?!”

Grité, saltando y apretando mis puños.

Sí: sentada en el trono había una niña que no podía tener más de diez años. Llevaba un vestido azul, su perfecto cabello plateado enmarcaba una cara blanca. Tenía unos finos labios rosados y una nariz afilada que aparecía muy ligeramente. Sus enormes ojos azules brillaron, lanzándose de un lado a otro como los de un gato. Parecía descarada… pero dulce.

Digámoslo sin rodeos: Su Majestad la Emperatriz era una niña absolutamente adorable.

A veces decimos que la gente “da una impresión de muñeca”. Bueno, eso fue todo. Honestamente, apenas podía creer que ella fuera humana. Ella no daba la sensación de estar hecha de carne y hueso reales. La pequeña tiara dorada en su cabeza la hacía parecer muy, muy parecida a una muñeca de princesa.

Apenas podía soportarlo. Si esto fuera un manga o un anime, me burlaría del creador por obviamente intentar demasiado para reír, pero aquí estábamos, y todo era real.

Pero entonces, la cara blanca se puso roja y la emperatriz loli exclamó: “¡¿A quién llamas un personaje arquetípico de niña pequeña?!”

“¡¿Guh?!” Volví a mí mismo en un instante. Miré de lado a lado. Minori-san se llevó una mano a la frente como diciendo: “Ahora lo has hecho”. Pensé que los caballeros estaban a punto de ejecutarme, pero tal vez estaban tan sorprendidos por el estallido como yo, porque parecían congelados en su lugar.

“¡Ya no somos un niño!”, Gritó la emperatriz enojada, saltando. Luego, con un golpe, un golpe, un golpe, un golpe, bajó corriendo del estrado. Antes de que alguien pudiera detenerla, Su Majestad la Emperatriz estaba parada frente a mí.

Bueno. Respiración profunda.

“¡Maldito seas!” Muy de repente, encontré a esta niña golpeando un puñetazo explosivo directamente en mi cara.

“¡Ay!” Para una persona tan pequeña, ella tenía una buena derecha; Me encontré cayendo hacia atrás.

Asomándose sobre mí, a pesar de que apenas habría llegado a mi pecho de pie, Su Majestad anunció: “¡Cumplimos dieciséis años ayer! ¡Somos un adulto completo y adecuado! ”

“¡¿Eh?! ¡Estás bromeando! ”No importa cómo la miraste, no había forma de que estuviera cerca de la segunda mitad de su adolescencia. De hecho, no se habría visto fuera de lugar yendo a la escuela con una linda y pequeña mochila. Estaba a punto de señalar que tenía la cara de un niño pequeño y el cuerpo de un niño aún más pequeño, pero por suerte me mordí la lengua en el último minuto. Casi literalmente, porque su segundo golpe me atrapó en la barbilla.

¡Hrrgh… Nunca he conocido a un niño con un uppercut como ese…!

“¡¿Quién está bromeando?!”, exigió la pequeña Emperatriz loli, 100% de todos los ángulos, con lágrimas en los ojos.

Espera un segundo… ¿Le molesta esto?

… es lo que estaba pensando mientras estaba acostado de espaldas.

Fue entonces cuando un viejo se apresuró, pálido en la cara. “¡Su Majestad!”, Exclamó.

“¿Qué le estás haciendo al honorable emisario?”

Llevaba una bata con mangas largas. Su cara estaba arrugada, y su barba y cejas, lo suficientemente largas como para ocultar sus rasgos faciales, eran completamente blancas.