Tantei wa mou, Shindeiru (NL)

Volumen 1

Capitulo 3: El enemigo de ayer también es el enemigo de hoy

Parte 6

Naturalmente, como yo estaba en la cubierta, también iba a recibir el daño.

Sin embargo, ya me había preparado para eso desde antes.

—¡Aaaah! —En este sofocante entorno, su poder de cambiar de color la piel dejó de funcionar, y Camaleón quedó expuesto nuevamente.

Ahora,  rodeado  por  el  fuego,  Camaleón  se  había  puesto  de  rodillas mientras jadeaba con la lengua fuera.

—Adiós.

Y, en ese momento, se escuchó el sonido de un disparo.

Conteniendo todos sus sentimientos, Charl había disparado una sola vez.

—¡…! ¡Gugh! —lanzando un grito inaudible, Camaleón tosió sangre.

Su lengua, que debió haber estado endurecida, fue atravesada por la bala y cayó al suelo.

Sin embargo, rápidamente, la lengua comenzó a regenerarse de raíz. Viendo esto, me dirigí hacia las llamas y recogí la punta afilada de su lengua caída con mi mano derecha.

—… Mierda, mierda… —Parecía que el reptil frente a mi estaba intentando decir algo—. Te mataré. A ti. Como. Lo. Hice. Con esa. Detective…

Ya  veo,  mientras  pueda  regenerar  su  lengua,  todavía  podrá  hablar.

Entonces…

—¡…! ¡Gaaaaah!

Usé la lengua que había recogido para cortar la nueva.

Esto es una espada, una espada de doble filo que tú mismo creaste.

Por mi antigua compañera, por sus aliados, por las personas que siguen su voluntad… Cargando los sentimientos de muchas personas, la balanceé nuevamente,

—¡De-Detenteeeeeeeeeee!

Como si lo fuera a hacer. Este es el dolor que le has infringido a mucha gente.

—¡¡¡¡Gaaaaah!!!

Si se regenera varias veces, solo tengo que seguir cortándolas… Hasta que no puedas volver a hablar.

—Ah… Ah…

Parecía que la cosa delante de mí ya no emitía algún sonido coherente. Sin embargo, mi mano no se detuvo. Aún no era suficiente.

Más, más… derrama más sangre. Por Charl, por mí, por Siesta.

Te lo pido, más, más, más…

—… Te lo pido, ya muere.

No sé cuántas veces había cortado su lengua.

Esta será la última… esta vez, lo mataré. Pensando en esto, levanté hasta lo alto la espada y…

La blandí con todas mis fuerzas, provocando que el casco del barco se agitara fuertemente. Sin embargo, al momento siguiente…

—Toda… vía…

Cuando me di cuenta, ya era tarde.

—¡…!

La larga lengua del camaleón envolvió mi cuerpo. Al parecer, todavía no la había cortado completamente.

—Cambiemos. De. Lugar. —diciendo esto, Camaleón golpeó la cubierta con su cola.

—¡Gugh…!

El suelo quemado, que ya era frágil, terminó por colapsar, por lo que caímos al piso de abajo. Mientras caíamos, yo seguía envuelto con su lengua.

—¡Mierda!

Tras un corto forcejeo durante la caída, pude empujar dentro de su boca la aún dura lengua que tenía en mis manos.

—¡Gu-gah!

Y entonces, la fuerza de la lengua alrededor de mi abdomen disminuyó un poco. Así, aunque con heridas en todo mi cuerpo, de alguna manera me las arreglé para mantener a Camaleón debajo de mí, y evité caer directamente al suelo.

—Duele. Rayos, solo faltaba un poco más.

¿En qué lugar estoy? ¿En dónde caímos?

Debido a que el humo negro inundaba el hueco por donde caíamos, mi visión era borrosa. Por si fuera poco, ya no podía escuchar las voces de Fuubi- san y de Charl, cuyos gritos nos habían acompañado toda la caída.

—Por ahora, tengo que ponerme de pie…

Al no contar con arma alguna ni conocer el lugar, no podría dar una pelea decente. Teniendo esto en mente, me alejé, arrastrando una pierna, del cuerpo de Camaleón, quien también yacía herido.

—… Esto es como si estuviera huyendo. —Me reí de mí mismo.

En una situación como esta, mi turbada conciencia trataba de buscar una razón por la cual vivir.

“No voy a morir. No te dejaré de lado y me moriré sola, definitivamente no lo haré. Lo juro por este corazón”.

—¿… Natsunagi?

De pronto, había recordado sus palabras.

Ya lo sé. Como ella me hizo esa promesa, yo también debo hacerla. No puedo morir y dejarla sola…

Ya que todavía no nos hemos despedido.

Cuando finalmente llegué a una pared, volví a mirar a los alrededores.

—Ja, ja. Este es un buen desenlace…

Nos encontrábamos en un lujoso lugar, uno en el que ya había estado el día de ayer. Un lugar que gira alrededor de los deseos, el paraíso de los sueños… El casino.

Era el lugar perfecto para adornar nuestra pelea final.

—… Te… taré… mata… ré. —Recuperando la consciencia, Camaleón se puso de pie e inclinó su cuerpo hacia delante.

Aunque él tenía heridas en todas partes, yo solo contaba con mi cuerpo. Ya no tenía armas.

Entonces, ¿cómo voy a luchar? Aunque me pregunté eso, no tenía ninguna opción.

—¡Aaaaaaah! —rugió Camaleón.

Este rugido hizo que me preguntara si todavía tenía ego o si, en cambio, ya lo había perdido, procediendo a atacar como un animal.

Vamos, ven.

Lentamente, coloqué mi pie izquierdo delante y formé un puño con la mano derecha.

Mi arma es mi cuerpo. De aquí en adelante, será una pelea cuerpo a cuerpo.

—¡Ruohhh! —Mi oponente volvió a rugir extendió su lengua, llena de sangre, en línea recta.

—¡Woah! —Reuniendo mis fuerzas en la segunda mitad de mi cuerpo, giré la cadera.

Y luego, con todas mis fuerzas, avancé mi puño…

—… Hey, ¿acaso eres idiota? —De pronto, me pareció escuchar una voz. No es posible.

No existe ninguna persona que entre a esta pelea a estas alturas, ¿verdad?

—¿Pelear  cuerpo  a  cuerpo  con  un  humano  artificial?  No  lo  llamaré “absurdo”, pero sí “imprudente”.

Al instante siguiente, se escuchó el sonido de un disparo… y un grito provino de Camaleón.

Al fijarme en él, noté que su sangre se encontraba esparcida por todas partes, mientras que su larga lengua había sido cortada a la mitad… otra vez.

—¡Bueno! ¡Ahora, esa lengua no podrá atacarme otra vez! Era una frase que había escuchado antes.

La persona a la que pertenecía la voz saltó con fuerza desde el agujero del techo y cayó delante de mí.

Reconocía esa espalda. No había forma de que la confundiera. Últimamente, por ciertas razones, hemos estado siempre juntos.

Pero  ¿por  qué  estás  aquí?  No  hay  duda  de  que  escapaste  junto  a Saikawa…

Esa obvia pregunta podía resolverse fácilmente si mi suposición era cierta. Y, cuando estaba de confirmarla, ella volteó en mi dirección.

Entonces ella…

Natsunagi Nagisa, mirándome fijamente, dijo:

—Ha pasado un tiempo.

Sí, en verdad era algo nostálgico…

Todo este tiempo he querido ver esa sonrisa nostálgica, una sonrisa de un millón de puntos.

—Sí, ha pasado un tiempo. ¿Ya puedo irme a dormir…, Siesta?

***

Los tres años que pasé contigo, se fueron en un parpadeo

La persona que estaba frente a mí era Natsunagi Nagisa, sin duda alguna. Pero…

—Ha pasado un año desde que vi tu cara, ¿tu expresión no se ha vuelto un poco peor?

Al escuchar esas palabras, aunque las odiara, supe quién las había dicho.

—¿Dices  eso  cuando  tú  misma  has  cambiado  completamente  de apariencia, Siesta?

El exterior era de Natsunagi, pero… por dentro, era Siesta.

Era un fenómeno que normalmente sería impensable, pero, de alguna manera, sabía que era cierto.

Además, si pensara en una razón para ello…

—Todavía estabas en el “corazón”, ¿no?

Transferencia de memoria… un fenómeno en el que la personalidad, los intereses y preferencias aparecen en el paciente. Aunque todavía no ha sido demostrado científicamente, se han observado casos alrededor del mundo que lo experimentaron, y Natsunagi, que había recibido un trasplante, estaba experimentándolo.

Sin embargo, por mucho que se diga que ese fenómeno existe, lo que se transmitía del donante al receptor no era más que la personalidad, los hábitos cotidianos y unos pocos recuerdos.

Sin embargo, en lugar de heredar los recuerdos, parecía más como si Siesta hubiera tomado el cuerpo de Natsunagi. Era como si hubieran cambiado de papel.

—Parece que de nuevo estás teniendo pensamientos groseros, ¿no? — Natsunagi… no, Siesta frunció su ceño, un poco disgustada—. Solo he tomado prestado el cuerpo de esta chica por un momento. No pienso poseerlo —dijo Siesta, usando no solo el cuerpo de Natsunagi, sino incluso su voz.

A pesar de que en verdad se sentía un poco raro… aun así…

—Me alegro de verte, Siesta —dije.

Sea la forma que sea, mi cuerpo, al verla de nuevo después de un año, comenzó a temblar… Sin darme cuenta, me había sentado en el suelo.

—¿Eras capaz de reír haciendo esa cara? —Los ojos de Siesta se abrieron un poco.

—Tal vez es que me he vuelto un poco más blando. De alguna manera, pensaba que era cierto.

Sin embargo, mientras intercambiábamos palabras de reencuentro como esa…

—… Gugh…

Desde el fondo del casino.

Camaleón, que continuaba sangrando por la boca tras haber recibido el ataque de Siesta, ahora rugía con fuerzas.

Sus blancos ojos estaban inyectados en sangre, y en todo su cuerpo se podían ver venas azules que sobresalían. Al verlo inclinado hacia delante mientras movía su lengua y cola, no se podía notar ningún rastro de cuando era humano.

—Terminemos nuestra charla aquí. Primero tenemos que acabar con él.

—Sí. Bueno, es por eso que vine hasta aquí.

Siesta abrió un maletín plateado, que quién sabe de dónde habrá sacado, y de allí extrajo un arma que yo pudiera usar. Luego, ella extendió su mano hacia mí, que permanecía sentado.

—… Sé mi asistente.

En el instante en que escuché esas palabras, mi conciencia en cuatro años…

Era igual a aquella vez… igual a cuando nos encontramos a 10.000 metros en el cielo.

Aunque la que estaba frente a mí era Natsunagi Nagisa, la que se proyectaba sin dudas era la Siesta de hace cuatro años.

… Sí es así, desde el principio, no tenía más opción.

—Como ordene… detective. —Tomando su mano, le di la mejor sonrisa que tenía.

—… Tu cara sonriente da miedo.

—¡Déjame!

Separándonos, nos preparamos para atacar a Camaleón, quien alternaba la mirada entre cada uno de nosotros  como si nos  estuviera estudiando, mientras movía su cola y lengua en el aire, como si quisiera atrapar a su presa.