Honzuki no Gekokujō (NL)

Volumen 3: La Hija De Un Soldado III

Capítulo 18: Una Tranquila Conmoción

 

 

«Woooah! ¡Vaca santa!» No podía escuchar sus voces desde el exterior, pero en el momento en que entré al templo, los agudos gritos de los niños resonaron en el templo e hicieron que me doliera la cabeza. Reflexivamente me detuve en su lugar, pero Lutz me empujó hacia adelante.

«Todavía hay peldaños, cuida tus pies». Miré al suelo y di unos pasos, con lo cual las puertas se cerraron detrás de mí con fuertes crujidos. Me di vuelta sorprendida por la repentina oscuridad y vi a sacerdotes con túnicas grises cerrando la puerta.


«Correcto. Fueron los últimos en entrar”.

Un sacerdote con túnica azul caminó lentamente hacia el frente de las puertas bien cerradas. Luego levantó una campana de campanilla de viento con una piedra de colores extraños y la llamó. Inmediatamente, los niños se callaron, con solo el eco de sus voces aún reverberando a través del templo.

«¿Qué pasó?» Lutz tampoco podía hablar. O más precisamente, no podía hablar por encima de un simple susurro. A juzgar por su expresión y lenguaje corporal, estaba tratando de hablar con una voz mucho más alta. Estaba sorprendida por su propia voz tranquila y puso una mano sobre su garganta.

«¿Quizás es una herramienta mágica? Sucedió en el segundo en que el sacerdote de túnica azul tocó el timbre.” Asimismo, mi voz solo salió en un susurro. Pero estaba tranquila ya que había visto al sacerdote tocar el timbre y podía adivinar lo que había sucedido. Lutz se calmó un poco una vez que le expliqué. Darme cuenta de que me estaba pasando lo mismo parecía haber hecho el truco.

Al final de la procesión, dejé escapar un suspiro de asombro. El techo del templo estaba alto en el aire como un atrio y filas de pilares redondos tallados con diseños complejos estaban alineados al lado de otro. Aproximadamente en el cuarto piso había ventanas altas desde donde entraba la luz. Las paredes y los pilares eran blancos aparte del metal utilizado para decorarlos, lo que hacía que el área se viera más brillante. Solo la pared interior era colorida.

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A diferencia de las iglesias cristianas que había visto en fotos y similares, no había pinturas en las paredes ni vidrieras en las ventanas. Todo estaba hecho de piedra blanca pura. Ni siquiera se sentía como un santuario o templo japonés. Hasta donde yo sabía, tampoco se parecía a la arquitectura religiosa del sudeste asiático.

La pared más interior estaba cubierta de diseños de colores desde el piso hasta el techo y tenía un aura divina gracias a la luz que brillaba en ella, que en cierto modo se parecía a las mezquitas, pero había una escalera de unos cuarenta escalones que conducían a ella, las estatuas que lo salpicaban no se sentían islámicas en absoluto.

… ¿Tal vez se supone que esa escalera simboliza una escalera hacia los cielos y los dioses? Las estatuas me recuerdan a las muñecas emperador y emperatriz utilizadas en el festival japonés del día de las muñecas.

En lo alto de las escaleras había dos estatuas, una masculina y una femenina. Parecían gustarles una pareja, y como estaban en lo alto de las escaleras, podría adivinar que eran el rey y la reina de los dioses. Ambas eran estatuas de color blanco puro, pero el dios masculino llevaba una capa negra hecha de metal que brillaba como estrellas, y la diosa llevaba una corona dorada con puntas largas y puntiagudas que parecían líneas que brillan desde el sol en todas las direcciones.

… La Diosa de la Luz y el Dios de la Oscuridad, supongo. ¿O tal vez la Diosa de la luz del sol y el Dios de la noche? De cualquier manera, su corona y capa los hacen realmente sobresalir de las otras estatuas.

Un número de escalones hacia abajo era el estado de una mujer pacífica y regordeta con su brazo envuelto alrededor de un reluciente grial amarillo. Debajo de ella había una mujer con un bastón, un hombre con una lanza, una mujer con un escudo y un hombre con una espada alineados. Fue extraño Todas las estatuas eran de color blanco puro, excepto el objeto de un color que sostenían. Me imaginaba que había un significado más profundo que descansaba dentro de qué estatuas sostenían qué objetos.

… ¿Tal vez esos son, el santo grial y la espada sagrada, etc.?

Otros escalones a continuación tenían estatuas con flores, frutas, ropa y otros artículos que podrían ser ofrendas. Cuanto más miraba, más pensaba en el Día de las Muñecas.

«Myne, no sueñes despierta, tenemos que seguir caminando».

«¿Bwuh? Oh, lo siento”. Lutz me empujó hacia adelante y aceleré el paso para seguir el ritmo de la procesión.

El centro de la habitación estaba vacío, permitiendo que la procesión avanzara sin obstáculos. A cada lado de nosotros había una gruesa alfombra roja con aproximadamente un metro de espacio entre ellos. Había varios escritorios alineados junto a la pared interior y varios sacerdotes con túnicas azules estaban de pie junto a ellos, realizando algún tipo de ritual. Una vez que se completara el ritual, el niño sería guiado por un sacerdote con túnica gris a izquierda o derecha. Podía verlos quitarse los zapatos y sentarse en la alfombra.

La procesión avanzó lentamente y, finalmente, Lutz pudo ver cuál era el ritual. Soltó un silencioso «geh» después de mirar hacia adelante.

«¿Qué pasa, Lutz? ¿Viste lo que están haciendo?», Pregunté, pero los ojos de Lutz vacilaron y era obvio que no quería decir nada. Finalmente, suspiró y me miró.

«Están haciendo las cosas del sello de sangre que odias. Debe ser una herramienta mágica que están usando. Todos están presionando su sangre sobre él”. Quería fingir que no había escuchado nada y quería huir a mi derecha, pero Lutz me apretó la mano con fuerza y no me dejó ir.

“Ríndete. Parece que nos están registrando o algo así. Esto podría tener algo que ver con las cosas de ciudadanía de la ciudad».

«Guuuh… tienes razón. Creo que eso es probablemente lo que está sucediendo también». Otto y Benno habían estado diciendo que después de nuestro bautismo, seríamos reconocidos en los ciudadanos de la ciudad y tendríamos nuestra ciudadanía. Eso significaba que me gustara o no, necesitaba terminar la ceremonia si quería mi ciudadanía.

«… ¿Por qué a las herramientas mágicas les gusta tanto la sangre?»


«Quién sabe». Cuando llegaba el momento de lidiar con cosas mágicas, tenía que cortarme el dedo y tocarlo con sangre. Pero el dolor no era algo a lo que me acostumbraría tan fácilmente.

Esperé mi turno mientras temblaba de miedo y, finalmente, vi a un sacerdote de túnica azul con una mirada cortante tomar una cosa con forma de aguja, meterla en el dedo de un niño y presionar ese dedo firmemente contra una medalla blanca y plana. El niño abrió la boca como para gritar, pero no salió nada. Vi a los niños ser convocados a los escritorios mientras temblaban y mantenían mi dedo presionado por el miedo.

«Bien, el siguiente. Adelante”. La multitud se redujo y uno de los sacerdotes que supervisaba un escritorio ahora vacío me llamó. Lutz me empujó por detrás y me tropecé hacia él.

El sacerdote de túnica azul me dio una leve y cálida sonrisa y después de mirarme, extendió su mano.

“Levanta tu palma y extiende tu mano. Vamos a extraer sangre, pero no va a doler mucho en absoluto». Dijo que no dolería, pero no tenía forma de demostrar que eso era cierto. Me empujó con la aguja y un dolor agudo similar a tocar una sartén quemada atravesó mi dedo antes de que la sangre roja comenzara a salir. Podía sentir la sangre drenándose de mi cara mientras miraba mi dedo herido.

«Presiona tu dedo contra esto». Este sacerdote no forzó agresivamente mi dedo contra la medalla como el más malo que había visto. Él fue más gentil y me entregó la pequeña medalla. Solo tenía que ponerle un poco de sangre y el dedo no me dolía tanto como esperaba, lo cual fue un alivio.

Me alegra que no haya sido malo o rudo, pero todavía me duele un poco el dedo. Me llamó la atención que la herramienta mágica que inducía el silencio probablemente no existía para silenciar las pequeñas conversaciones, sino para evitar que los niños lloraran de dolor.

“Ustedes dos son los últimos. Por favor, síganme.” Un joven sacerdote de túnica gris que probablemente acababa de llegar a la edad adulta nos llamó a Lutz y a mí, luego se dirigió a la alfombra. Explicó que teníamos que quitarnos los zapatos antes de ponernos, así que lo hicimos.

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Muchos niños estaban sentados con las piernas abiertas, pero yo estaba sentado con las piernas cruzadas. El templo estaba abierto como un gimnasio de la escuela y con tantos otros niños de mi edad a mí alrededor, de alguna manera sentí que las piernas cruzadas eran la forma correcta de sentarse aquí.

En poco tiempo, los sacerdotes azules dejaron los escritorios, después de haber terminado de grabarnos a todos. Pusieron las medallas en una caja que sacaron de la habitación. Los sacerdotes grises procedieron a preparar el siguiente paso. Llevaron a cabo los escritorios y en su lugar colocaron un podio extravagante.

Los sacerdotes azules regresaron y se alinearon a ambos lados del podio. Los sacerdotes grises, que aparentemente habían terminado sus preparativos, se alinearon junto a las paredes que nos rodeaban. Se sentía como si fueran maestros observándonos para asegurarnos de guardar silencio durante la asamblea.

«Entra el Alto Obispo», entonó un sacerdote azul mientras agitaba una vara en el aire. El sonido de varias campanas sonando llenó el aire y se abrió una puerta lateral. De allí salió un hombre mayor que llevaba una túnica blanca grande decorada con un tablero dorado y bordados azules. Me di cuenta de que era el alto obispo. Deliberadamente caminó hacia el podio y colocó suavemente lo que sostenía en él.

… Espera, ¿eso es un libro? Me froté los ojos y me esforcé para asegurarme. Una vez que lo vi comenzar a pasar las páginas lentamente, estaba segura. Definitivamente fue un libro. Tal vez fue la biblia de esta religión, o alguna otra escritura sagrada.

“¡Lutz, un libro! ¡Tienen un libro!” Puse mi mano sobre el hombro de Lutz mientras él se movía nerviosamente y señalaba con entusiasmo el podio. Se inclinó un poco hacia adelante para obtener una mirada más clara.


«¿Dónde? ¿Qué tipo de libro es?»

«Está justo allí, el Alto Obispo está pasando las páginas. ¡¿Ves?!” Estaba encuadernado en cuero y las esquinas sensibles estaban atadas en cierres de metal para protección. También pude ver una piedra preciosa enterrada en la portada.

«¿Eso es un libro? Parece súper caro. Nada como los que haces”.

«Mis libros tienen que ver con la practicidad, no los compares con libros que son básicamente arte. Es como comparar la espada que tiene esa estatua con tu cuchillo».

«Huh, está bien. ¿Supongo que te sorprende ver libros aquí? »

«… En realidad, supongo que no. Ahora que lo pienso, tiene mucho sentido que haya libros aquí”.





Era su persona japonesa estándar sin mucho interés en las religiones, por lo que en realidad no había visitado ningún templo en mi época, pero sabía que las instituciones religiosas tendían tener biblias, escrituras sagradas, sutras y básicamente registros escritos de las enseñanzas de la religión. Tenían libros. No tuve que forzar a mi cuerpo débil a sus límites para hacer libros en medio de la pobreza aplastante. Los libros ya existían.

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Al igual que el Gremio de Comerciantes estaba a la vanguardia de la información, la Iglesia estaba a la vanguardia de la teología, las matemáticas, la música, la escultura — toda la ciencia y el arte que acercaron a la humanidad a lo divino. La Iglesia cristiana también ha sido históricamente la vanguardia del avance académico, y en Japón, hombres de cultura y sabiduría se habían reunido en santuarios y templos para impulsar el conocimiento.

«¡Gaaaaah! Debería haber venido al templo antes. ¿Por qué no pensé en esto antes? ¡Soy tan torpe! ¡Podría haber leído libros sin tanto esfuerzo!” Probablemente fue bueno que mis gritos se mantuvieran en silencio. Grité por dentro y Lutz se encogió de hombros, exasperado.

«Quiero decir, parece que olvidaste esto, pero a los niños no se les permite entrar al templo antes de su ceremonia de bautismo. Incluso si descubrieras esto antes, los guardias te habrían rechazado”. Tenía un buen punto. Solo los niños que habían terminado su bautismo podían entrar al templo.

«Pero sabes, creo que es el destino que me encuentre con un libro durante mi ceremonia de bautismo, la primera vez que he estado en el templo».

«Todos los niños van al templo una vez que cumplen siete años, el destino no tiene nada que ver con eso».

Dios, Lutz. Deja de ser un zumbido.

«Entiendo que estás entusiasmada por ver un libro, así que cálmate. No quiero que te desmayes por aquí». Lutz trató de calmarme antes de que me emocionara demasiado. Pero, ¿cómo podría calmarme ahora?

«Nuh uh. Hay un libro tan cerca de mí, no puedo calmarme. Es imposible.»

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“Imposible o no, cálmate. No es como si te dejaran leer ese libro de todos modos».

«Oh… tienes razón». Había un libro, pero ninguno que yo pudiera leer. Incluso tenía una piedra preciosa en su cubierta de cuero, nunca me dejaron tocarla. Mi emoción se drenó en un instante y mis hombros cayeron.

«A partir de hoy», comenzó el Alto Obispo, «Todos ustedes a la edad de siete años se han convertido y reconocidos oficialmente como ciudadanos de la ciudad. Felicidades”. Era un hombre mayor, que parecía aun abuelo práctico, pero su voz era fuerte e hizo eco en todo el templo. Primero nos felicitó, luego comenzó a leer en voz alta el libro bíblico.

Como mi corazón y mi alma pertenecían a los libros, me incliné hacia delante y escuché con entusiasmo cada palabra. Nos contaba historias de los dioses creadores y el cambio de las estaciones, similar a lo que Benno me había contado una vez. Hablaba con un lenguaje simple para que fuera más fácil de entender para los niños.

«El Dios de la Oscuridad vivió una vida solitaria por sí mismo durante tanto tiempo que nos hizo girar la cabeza solo de pensarlo». Así comenzó la historia. El Dios de la Oscuridad se encontró con la Diosa de la Luz del Sol. Pasaron muchas cosas y terminaron casados y con hijos. La Diosa del Agua, el Dios del Fuego, el Dios del Viento y la Diosa de la Tierra nacieron y en el proceso se creó el mundo en el que vivimos. La parte de «mucho sucedió» probablemente fue retocada para ser más atractiva para los niños y fue básicamente como una telenovela.

Pero bueno, así era como tendían los mitos religiosos. La mayoría de la mitología con la que estaba familiarizado era caótica y estaba por todas partes. Podrías pasar todo el día burlándote de las historias.

Esta historia fue personalmente divertida para mí ya que no la había escuchado antes, pero la hacía aún más divertida al compararla con las mitologías que ya conocía. Por otro lado, Lutz estaba inquieto por el aburrimiento y me miraba celosamente, sin entender lo que me parecía tan divertido.

«¿Por qué te gusta tanto, Myne? ¿Qué tiene de divertido?»

«¡Todo es divertido!», Respondí con una sonrisa completa y Lutz suspiró, sacudiendo la cabeza con exasperación.

«… Wow. Bien por tí.»

«¡UH, Huh! Me encanta escuchar nuevas historias”. El mito de la creación fue seguido por un mito sobre el cambio de las estaciones. Benno había enmarcado las estaciones así: “En primavera, la nieve se derrite en agua que da vida a las plantas en crecimiento. En verano, el sol arde como fuegos y las plantas crecen hojas. En otoño, el viento frío enfría la fruta a medida que crece. En invierno, la vida y la tierra de nuestra tierra duerme”. Sin embargo, el mito real era bastante diferente.

«La Diosa de la Tierra es la hija más joven de la Diosa de la Luz del Sol y del Dios de la Oscuridad. Un día, el Dios de la Vida se enamoró de la Diosa de la Tierra a primera vista. Le pidió a su padre, el Dios de la Oscuridad, su mano en matrimonio. El Dios de la Oscuridad aceptó felizmente, con la esperanza de que darían a luz a muchos niños”. El mito que explica las estaciones me pareció divertido, pero Lutz suspiró con aburrimiento mientras escuchaba, por lo que probablemente sería mejor resumirlo.

En pocas palabras, el Dios de la Vida era demasiado posesivo y congeló a la Diosa de la Tierra dentro del hielo y la nieve para impregnarla, luego se sintió celosa incluso por sus hijos no nacidos. El invierno ocurrió cuando su poder fue robado.

La Diosa de la Luz del Sol comenzó a preocuparse por la Diosa de la Tierra, a quien no había visto desde su matrimonio, y al descubrirla derritió el hielo. La Diosa del Agua inundó el hielo derretido (junto con el Dios de la Vida, debilitado por sus propias acciones) y junto con sus amigos de la Diosa les dieron fuerza a los niños, las semillas. Esta fue la primavera donde florecieron las semillas.

El Dios del Fuego prestó su poder junto con sus amigos para ayudar a que las vidas plantadas crecieran fue el verano y pronto maduraron. Eso le devolvió la fuerza al Dios de la Vida y vino a buscar a la Diosa de la Tierra. La Diosa del Viento, tratando de mantenerlo alejado de su hermana pequeña, la Diosa de la Tierra, combinó sus poderes y en el proceso provocó el otoño donde se cosechan los cultivos.

Una vez que todos sus hermanos y hermanas se debilitaron, el Dios de la Vida se impuso. Congeló a la Diosa de la Tierra en hielo y nieve una vez más. Las otras deidades deseaban simplemente matar al Dios de la Vida, pero eso evitaría que nacieran nuevas vidas. En el invierno sus hermanos y hermanas esperando con frustración su poder para regresar.

Eso iba y venía sin parar, haciendo las estaciones. Por cierto, desde que Lutz y yo nacimos en el verano, nuestra deidad patrona era el Dios del Fuego y nos caracterizamos por ser apasionados y de sangre caliente. Parecía que él también concedía el favor cuando se trataba de enseñar y guiar a otros.

El Alto Obispo cerró la historia y cerró el libro.

“Ahora bien, les enseñaré cómo orar. Orar a los dioses y expresarles tu agradecimiento es la clave para recibir bendiciones más fuertes”, dijo con una expresión bastante seria mientras caminaba lentamente hacia el frente del podio. Mientras tanto, los sacerdotes grises desenrollaron una alfombra frente a los sacerdotes azules. El Sumo Obispo estaba en medio de los diez o más sacerdotes azules.

«Ahora, observa atentamente para que puedas hacer lo que hago… ¡Alabado sea los dioses!», Declaró el Alto Obispo mientras extendía sus brazos hacia el cielo, levantando su rodilla izquierda y mirando hacia arriba.

«¡Pfff!» Rápidamente puse una mano sobre mi boca para contener una carcajada. No sería cortés estallar en carcajadas durante una ceremonia religiosa. Lo sabía. Pero cuanto más sabía que estaba mal, más quería reírme. Mi estómago se revolvió cuando contuve la risa.

… Quiero decir, vamos, ¡esa es la pose de Glico Man! ¡Solo está haciendo la pose de Glico Man! ¡¿Por qué la pose de Glico Man?! ¡¿Por qué levantar la rodilla?! Eres un hombre viejo, es peligroso pararse en un pie así. El hecho de que mantuviera el equilibrio perfecto sin vacilar un poco solo lo hizo más divertido. Honestamente, todo había terminado para mí. Estaba segura de que me reiría sin importar lo que hiciera el Alto Obispo después.

Y de hecho, casi me muero cuando bajó lentamente la pierna como un luchador de tai chi. ¿Estaba tratando de asesinarme o algo así? Ya estaban sufriendo tanto y él solo fue y lo empeoró.

“¡Gloria a los dioses!” El Alto Obispo pasó de hacer la pose de Glico Man a la genuflexión en el suelo. Eso fue todo. Algunas risas salieron de mi boca.

«¡Pfhahah!»

«Myne, ¿qué pasa? ¿Te sientes enferma o algo así?”

«Estoy bien. Todavía estoy… todavía bien”. Puedo hacer esto. Esta es una prueba que los dioses me han dado. Mantuve la boca baja y hundí la cabeza mientras respondía a Lutz. Naturalmente, en realidad no podía decirle que la pose de oración era tan divertida que no podía dejar de reírme. Solo aquellos que conocían la pose de Glico Man de memoria encontrarían esto tan divertido. No hay duda de eso.

… Esta es una religión. Esta es una verdadera religión. Todos se toman muy en serio esto, así que reír sería grosero.

Me las arreglé para calmar las ondas de risa que golpeaban mis costados imaginando abrir la puerta de un salón de clases y ver a mis compañeros de clase rezarle a Allah. La forma en que rezaban las diferentes religiones siempre parecía una tontería desde la perspectiva de un extraño. Era pura coincidencia que esta religión rezara haciendo la pose de Glico Man. Reír sería grosero.

Respiré hondo y me tranquilicé. Una vez que logré levantar la cabeza, vi al Alto Obispo instándonos a ponernos de pie.

“Ahora bien, niños, por favor párense. Rezaremos juntos”.

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… ¡¿Juntos?! ¡Por favor no, cualquier cosa menos eso! Todos a mi alrededor se pusieron de pie juntos. Mi boca se agitaba y me dolían los costados. Me di cuenta de que estaba a punto de estallar en carcajadas. No podía permitir que eso sucediera. No puedo reír, me dije repetidamente, lo que me hizo querer reír más.

«¡Alabado sea Dios!», Dijo el Alto Obispo mientras hacía la pose de Glico nuevamente.

Eso estuvo bien. Fue menos impactante la segunda vez. Con éxito contuve las ondas de la risa y sentí mi éxito a través de los músculos de mi estómago. Pero en el siguiente instante, todos los sacerdotes azules levantaron las piernas en la misma postura.

«¡Alabado sea los dioses!» Mis lados perdieron instantáneamente ante la vista de diez sacerdotes seguidos haciendo hermosas poses de Glico con expresiones serias en sus rostros. El ángulo de sus brazos, la altura de sus rodillas, sus expresiones en blanco… Todo funcionó para que los músculos de mi estómago cedieran. Me caí en el acto.

«¡Pfffh! ¡Nnnggh, pfffh!” ¡Me duele el estómago…! ¡Alguien más! Cerré la boca e intenté contener la risa, pero se formaron lágrimas en mis ojos y la risa se escapó. Me sentiría tan aliviada simplemente rodara por el suelo y estallar en carcajadas mientras pateaba el suelo, pero no pude y eso me hizo querer reír más fuerte.

«¡Myne, sabía que no estabas bien!» Lutz saltó preocupado hacia mí con un pie mientras continuaba haciendo la pose de Glico. Eso fue todo. Él me terminó. Me rendí y solo golpeé el piso con mis puños de la risa.

«Lo siento, ppfffh… no puedo respirar…»

«¡Myne! ¡¿Por qué esperaste hasta que te pusieras tan mal?!»

«No, estoy… b-bien…» Hice un gesto con la mano a Lutz para decirle que estaba bien, pero un sacerdote gris que debe haber notado que algo estaba fuera vino corriendo.

«¿Qué pasa?»

“Um, Myne comenzó a sentirse mal y luego colapsó. Está muy enferma, y la ceremonia la emocionó mucho, así que…» Definitivamente me había emocionado, pero no me sentía mal. Me estaba riendo demasiado fuerte. No necesitaba la ayuda del sacerdote.

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«Estoy bien. ¡Me mejoraré pronto! ¿Mira?” Intenté ponerme de pie apresuradamente, pero el repentino movimiento fue demasiado para mi cuerpo y mis brazos cargados de risa, simplemente cedieron de modo que me desplomé justo en frente del sacerdote.

«¡¿Qué quieres decir, con mira?! ¡No estás en absoluto mejor!»

«Ngh, me resbalé un poco… estoy realmente bien». Así que dije, pero dado que estaba literalmente derrumbada en el suelo, no había ninguna posibilidad de que me creyeran. Desde un punto de vista objetivo, era completamente natural que el sacerdote creyera a Lutz sobre mí.

“La llevaré a una sala médica. Probablemente sería mejor para ella descansar hasta que termine la ceremonia». Sentí que el sacerdote gris no creería nada de lo que dije, así que simplemente dejé que me recogiera.

… Me retiré de la ceremonia temprano después de que mis lados fueran enviados a la órbita. Probablemente estoooo será un recuerdo doloroso que me guardaré para el resto de mi vida.

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