Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 6

Capítulo 8: Un Adulto

Dejamos el Reino de Shirone y viajamos muy, muy al oeste. Nuestro destino era el Reino Asura. El camino que conducía a dicho país era llano y el clima era lo suficientemente cálido como para provocar somnolencia. A ambos lados de la carretera había campos de hierba hasta donde alcanzaba la vista, y justo delante estaba el tenue contorno de las Montañas del Wyrm Rojo. Por encima de ellas, se podían ver sombras que giraban lentamente. Era tranquilo.

En ocasiones, los bandidos que no podían leer la situación se acercaban y exigían que dejáramos caer nuestra moneda y nos fuéramos. Eris amablemente les concedía su deseo ofreciendo su puño de hierro, enviándolos a la distancia. Ruijerd quería matarlos a todos al principio, pero una vez que oímos que simplemente estaban sufriendo por la comida, decidió dejarlos ir por ahora. Pero sólo por esta vez.

A pesar de que este era el continente central, la autopista alrededor de estas partes no era particularmente segura. Deseaba que tomaran notas del Continente Demoníaco. Los bandidos nunca salieron, aunque a cambio, los monstruos aparecieron en un número diez veces mayor.

El hecho de que la gente pudiera hacer lo que quisiera aquí era una prueba de lo pacífica que era esta región. Si viajábamos un poco más al norte, había una mezcla de pequeños países que lo bombardeaban. De hecho, ese conflicto fue probablemente la causa principal del aumento del número de bandidos aquí.

***

Ahora déjame explicarte las características geográficas de estas partes un poco. Las Montañas del Wyrm Rojo eran una enorme cadena montañosa que se extendía a través del Continente Central, dividiéndolo en tres partes, con Wyrms Rojos residiendo dentro de ellas. Se decía que los Wyrms rojos eran los monstruos más fuertes del continente central. Su fuerza era bastante temible, pero normalmente se reunían en hordas de varios cientos.

Lo más destacado era su capacidad de detección. Nunca se les escapaba nada que invadiera su territorio, incluso animales tan pequeños como un perro. Y no importaba cuán feroz fuera el oponente, los gusanos se aglomeraban y lo devoraban, con huesos y todo. Si entrabas en su territorio, morías. Eso era de conocimiento común en este mundo.

Había un número de diferentes especies de dragones en este mundo. Cada uno de ellos era de rango A o superior. Entre ellos, el Wyrm rojo era el más feroz y peligroso. Uno solo era de bajo rango S, pero siempre venían en grupos y siempre tenían vastos territorios. Y como la cordillera era el lugar que estas criaturas llamaban hogar, se llegó a conocer como las Montañas del Wyrm Rojo: una cordillera infranqueable que era un símbolo de la muerte.

Los Wyrms rojos eran bestias peligrosas, pero en realidad tenían una debilidad. Tenían excelentes habilidades de combate, pero eran terribles voladores, y no podían volar en terreno plano. Para volar, necesitaban saltar de altos acantilados o correr por una larga pendiente. Aunque el continente central tenía altas montañas, la tierra estaba ocupada en su mayor parte por llanuras onduladas y bosques. Por lo tanto, era raro que los que vivían en las llanuras fueran atacados por un Wyrm rojo.

Por supuesto, había un idiota ocasional entre la horda que se dejaba atrapar por un viento turbulento o algo así y caía a las llanuras. El alto rey que cae de los cielos pierde su poder… o eso decía el dicho, pero estos tipos no perdieron su poder. Los que cayeron cerca de una aldea humana causaron estragos, trayendo devastación a la zona. Cuando esto ocurría, los aldeanos llamaban a soldados o aventureros para hacer frente a los disturbios. A pesar de que estas peticiones de exterminio eran de rango S, se formaron grupos de unas diez personas para atraer a la criatura a una trampa, haciéndolas relativamente fáciles de cazar. Tal como estaba, la carne y los huesos del dragón eran materiales de primera calidad para hacer armaduras, y su piel era muy valorada como una obra de arte. Por supuesto, no eran sólo esas partes las que tenían valor. El cuerpo entero de un wyrm podía ser utilizado para una cosa u otra.

Aunque el dinero del premio se distribuía entre equipos de diez personas para derribar una de estas criaturas, era suficiente para que cada uno de ellos viviera espléndidamente durante un año. Para ser más precisos, un dragón valía unas cien piezas de oro. Aunque no podían aceptar  la misión  directamente,  aparentemente  había muchos  novatos  de  rango  C  que asumían el reto impulsivamente sólo por los materiales lucrativos que podían cosechar del cuerpo de un wyrm. Por supuesto, la mayoría de ellos fueron asados vivos y luego devorados.

Había dos puntos de paso a través de estas montañas en los que vivía un gran número de wyrm rojos. Estos eran desfiladeros entre dos precipicios escarpados, conocidos respectivamente como la mandíbula inferior del Wyrm rojo y la mandíbula superior del Wyrm rojo. Estos barrancos  habían existido desde la época de la Segunda Guerra Humano- Democrática y eran los únicos caminos de la época que eran lo suficientemente amplios para que los soldados los atravesaran. Anticipándose a eso, Laplace había aprovechado la oportunidad para liberar a los Wyrms Rojos en los ejércitos que lo intentaran. Ruijerd confirmó esa historia, así que no había duda sobre su veracidad.

Nuestro carruaje se dirigía hacia la Mandíbula Inferior del Wyrm Rojo, que conectaba las regiones sur y oeste del Continente Central. Una vez que lográramos pasar por allí, estaríamos en el Reino de Asura. Sin embargo, estábamos tomando una ruta alternativa para desviarnos por las montañas, y había una joven señorita entre nosotros que detestaba los caminos indirectos.

“No necesitamos desviarnos alrededor de esta cosa. Tenemos a Ruijerd con nosotros; ¡podríamos cortar por esas montañas!” Eris dijo, siendo completamente irrazonable mientras miraba a los Wyrms Rojos cortando lentos círculos en el cielo sobre la cordillera.

“No seas ridícula”, respondió Ruijerd con una risa amarga.

Había considerado que podríamos cruzar las montañas con Ruijerd en nuestro grupo, pero incluso a él le parecía imposible esa idea. En ese caso, no tenía ninguna posibilidad. Después de todo, no podía derrotar a Ruijerd.

“No, no hay manera. ¿De qué estás hablando?”

“Ghislaine dijo que había matado a un rezagado Wyrm rojo antes!”

“¿Lo hizo?” Nunca había escuchado esa conversación. Tal vez no era una de las historias de su época de aventurera. Si lo hubiera sido, Paul seguramente se habría jactado de ello.

“Por lo que he oído, ella luchó contra uno antes de convertirse en una Santa Espada!”

“¿Oh? ¿Sola?”

“Uh, bueno, había otros cinco que eran espadachines de nivel avanzado con ella, dijo.”

“¿Y cuántos de ellos murieron?” Seguí adelante.

“Dos”, respondió Eris.

Tu tonta. Eso significaba que su grupo tenía una pérdida del 40%. ¿Qué le hizo pensar que yo podría derrotar a una de esas criaturas?

“Además”, dije, “hay una diferencia de fuerza entre los rezagados y los de aquí en estas montañas. Después de todo, estos están al aire libre, ¿sabe?”

El vuelo dio a los wyrms una gran ventaja contra los humanos. Este no era un videojuego en el que tener un rasgo volador te hacía débil ante los arcos y las flechas. Además, se movían en enjambres. Una cosa era enfrentarse a los Reyes Dragones, cuyos grupos estaban formados por sólo unos pocos wyrms, o a los Wyrms Negros, que no formaban grupos en absoluto. Con la forma en que los Wyrms Rojos formaban enjambres de cientos, no había forma de que pudieras esperar eliminarlos uno por uno.

“¿Estoy en lo cierto, señor Ruijerd?”

“Sí. No tienes esperanza de enfrentarte a la horda de los wyrm rojos. Si hubiera alguien que pudiera, sería el campeón más poderoso de las Siete Grandes Potencias. Incluso el Dios del Norte y el Dios de la Espada probablemente darían la vuelta a mitad de camino.”

“¿Realmente lo crees?” Vaya. Creí que las Siete Grandes Potencias podían eliminar fácilmente a los dragones, pero parecía que me equivocaba.

“Sí, su resistencia probablemente se desgastaría a mitad de camino. No es como si pudieras dormir con dragones alrededor.”

Eso tiene sentido. Tendrías varios cientos de ellos atacándote sin descanso, incluso de noche. Dejando de lado la fuerza de combate, te abrumarían con un gran número de ellos.

“Dicho esto, Laplace subyugó al Rey de los Wyrms Rojos, así que los que estaban en la cima de las Siete Grandes Potencias probablemente podrían pasar sin problemas. Aunque si hablamos de las Siete Grandes Potencias de antaño, incluso el Dios del último lugar podría haber pasado a través del territorio de los Wyrms Rojos sin ser molestado, estoy seguro.”

“Pero todavía me gustaría cazar a uno de ellos algún día…” Una vez más, Eris estaba

expresando sus habituales ideas peligrosas. Estaba seguro de que me alistaría para ayudarla cuando ese “algún día” llegara.

***

Otro día tranquilo. Sólo unos pocos más y llegaremos a la mandíbula inferior del Wyrm rojo.

Estaba pensando en el Dios-Hombre mientras preparaba una comida para el grupo. Más específicamente, en lo que pasó en el Reino de Shirone hace unos días. Para ser honesto, sentí que las cosas estaban yendo demasiado bien para mí. Tal vez el Dios-Hombre, a pesar de su premonición, también tenía el poder de cambiar el futuro.

No. Incluso si no hubiera llevado esa figura conmigo, tenía la sensación de que Ginger habría atraído a Zanoba para que me conociera de todos modos. Y aún así habría traído su figurita de Roxy, habría dado el mismo discurso, y yo habría señalado el lunar que se había quitado.

¿Y si hubiera usado mi verdadero nombre con Aisha? Sola en una posada con su pervertido hermano… Si yo fuera ella, habría temido por mi castidad. Aisha era una chica inteligente. Intentaba enviar una carta, así que podría haberme robado el dinero y haber huido.

Estaba seguro de que la habría buscado si eso hubiera ocurrido. Tan pronto como supiera que había desaparecido, perdería toda la compostura y, sin pensar en las consecuencias, volaría mi magia por los aires para hacer contacto con Ruijerd. Le diría que había encontrado a mi hermana pero que se había escapado, y me ayudaría a buscarla. Era amable con los niños. Estaba segura de que ella confiaría en él.

Cuanto más lo consideraba, más empezaba a pensar que el consejo del Dios-Hombre era para asegurar que las cosas salieran más o menos igual, sin importar lo que yo hiciera. Probablemente estaba sucediendo ahora mismo. Incluso si no hubiéramos decidido aceptar la ayuda de Ruijerd, de alguna manera habría terminado viajando con nosotros, de todos modos. No importa qué ojo seleccioné del arsenal de Kishirika cuando la conocí, aún así habría sido capturado por la tribu Doldia en el Gran Bosque.

El Dios-Hombre estaba tomando mucho en consideración cuando me dio el consejo. Tal vez podría confiar en él. Sin embargo, al igual que antes, no pude comprender sus motivos. Si pudiera averiguar lo que quería, entonces podría ser más honesto con él.

Mientras reflexionaba sobre mis conversaciones con el Dios-Hombre, Eris y Ruijerd se enfrentaron como siempre. Últimamente, Eris se había vuelto tan fuerte que me abrió los ojos. Hace sólo un año, podría haberla vencido fácilmente usando mi ojo demoníaco. Ahora, eso era imposible. Probablemente todavía saldría victorioso si usara mi ojo demoníaco y toda mi maná, pero incluso entonces, estaría cerca. Ciertamente ganaría si comenzáramos la batalla con alguna distancia entre nosotros, pero una batalla a larga distancia me robaría la posibilidad de contacto físico durante el calor de la batalla, así que no se podría llamar a eso una victoria.

Volvamos a la conversación sobre el talento. Pensé que trabajaba muy duro, pero Eris fue más allá. La calidad y la cantidad de su trabajo duro puso la mía en vergüenza. Mi cuerpo no podía seguir el ritmo. Mi resistencia era bastante promedio para los estándares japoneses, pero para los estándares de este mundo, era mediocre.

Mientras me preocupaba con esos pensamientos, el día de entrenamiento llegó a su fin.

“Hemos terminado”.

“Haa, haa… sí…”

Últimamente Ruijerd había dejado de preguntarle a Eris si entendía su entrenamiento o no.

No necesitaba decirse más. Eris estaba naturalmente absorbiendo.

“Eris”, dijo Ruijerd de repente, cuando se acercó a donde yo estaba parado.

“¿Qué?” Eris tomó el trapo mojado que yo había exprimido y se lo entregó. Lo deslizó dentro de su ropa, limpiándose con el sudor. Solía quitarse el sostén y limpiarse, pero eso me excitaba demasiado, así que ahora no se quitaba la ropa, aunque probablemente se sintiera asquerosa al tener todo ese sudor en su cuerpo. Lo siento, me disculpé internamente.

“A partir de este día, puedes llamarte a ti misma una guerrera”, dijo Ruijerd mientras se sentaba.

Una guerrera, ¿eh? No un espadachín, sino una guerrera? ¿Por qué estaba…? Ah…

Finalmente entendí lo que quería decir.

Eris deslizó su mano bajo su axila para limpiarse el sudor, y luego se detuvo.

“¿Significa eso…?”

“Ya eres una adulta”, dijo Ruijerd en voz baja.

Los movimientos de Eris fueron bruscos mientras me tiraba el trapo. Usé magia de agua para enjuagarlo, luego lo retorcí y lo golpeé en el aire para escurrirlo. Eris se sentó a mi lado. Había visto esta expresión en su cara antes. Era del tipo en el que estaba tan feliz que una gran sonrisa amenazaba con extenderse por su cara, pero intentaba contenerla, pensando que debía actuar de forma más reservada.

“¡P-pero, Ruijerd, todavía no te he derrotado en absoluto!”

“Eso no es un problema. Ya tienes suficiente fuerza como guerrera”. Tal vez esta fue su manera de dar a Eris su aprobación. Al igual que Ghislaine cuando permitió a Eris usar el título de Espadachina Avanzada, Ruijerd ahora hacía lo mismo diciéndole a Eris que podía llamarse a sí misma una guerrera.

“Felicitaciones, Eris”, dije.

Sus ojos se abrieron de par en par para sorprenderme.

“R-Rudeus, esto no es un sueño, ¿verdad? ¿Podrías pellizcarme?”

“¿No me pegarás si lo hago?”

“No te golpearé”.

Desde que tuve su palabra, estiré la mano y le pellizqué el pezón entre los dedos.

Suavemente, por supuesto. ¿O tal vez “sexy” es más la palabra en este caso?

El puño de Eris, por otro lado, no fue suave.

“¿¡Dónde demonios estás pellizcando!?”

“Lo siento… pero no es un sueño. Si lo fuera, esto no dolería tanto”, dije, con la cara pálida mientras me agarraba la mandíbula. En contraste, la cara de Eris estaba de color rojo brillante mientras se cubría el pecho con los brazos.

“Así es, una guerrera…” Miró la palma de su mano como si finalmente pudiera sentir el poder que se tenía allí.

“Pero no te hagas la cabeza grande. Eso significa que ya no te trataré como a una niña. ¿Entendido?” Ruijerd sonaba más como un padre advirtiendo a su hija.

“¡Si!” Eris se mostró dócil al responder, aunque sus mejillas se movían, amenazando con revelar su sonrisa.

Nuestra comida de hoy se veía aún más deliciosa que de costumbre.

***

Esa noche, justo cuando Eris se estaba acomodando para dormir, algo me molestaba. Llamé a Ruijerd, que estaba al acecho con los ojos cerrados.

“¿Por qué le dijiste eso a Eris?”

Abrió un poco los ojos y me miró.

“Porque no importa cuánto tiempo pase, la sigues tratando como si fuera una niña.”

…Bien, pensemos en esto. ¿Eris era una niña o no? Ella era veintidós años más joven que yo cuando morí en mi vida anterior. También he sido su increíblemente paciente tutor desde que era pequeña, incluso cuando me usó como su saco de boxeo personal. ¿Qué había de malo en que la viera como una niña?

Claro, Eris había madurado más y más últimamente, y no sólo en términos de cómo se había desarrollado su cuerpo. Lenta pero segura, había empezado a aprender lo correcto de lo incorrecto. Rara vez se ponía furiosa sin pensar en las consecuencias. Sus instintos salvajes no habían desaparecido por completo, pero la frecuencia de sus arrebatos había disminuido. Se podría decir que estaba en el proceso de pasar de ser una niña a ser una adulta. O eso me gustaba pensar, como si yo fuera mejor que ella, no es que se me pueda llamar un brillante ejemplo de adulto, incluso como una forma de adulación.

“Hmm…”

Ruijerd cerró los ojos en silencio.

“Ah bueno, está bien si no lo entiendes.”

Por alguna razón, tuve un mal presentimiento sobre esto. Se sentía muy parecido a las conversaciones finales que los personajes de la TV tenían antes de ser asesinados.

“Señor Ruijerd”.

“¿Qué?”

“Por favor, pon esta moneda de oro en tu bolsillo del pecho”, dije, sacando una de las mías para arrojarla hacia él.

Parecía desconcertado. No tenía un bolsillo en su chaleco, después de todo. Aún así, se las arregló para meterla con éxito en una costura cerca de su pecho. “Muy bien, ¿y para qué es esto?”

“Un amuleto de buena suerte”. Satisfecho, me fui a dormir.

***

Unos días más tarde, finalmente llegamos a la entrada del Reino Asura: la mandíbula inferior del Wyrm rojo. Habían pasado cuatro meses desde que salimos del Reino Shirone.

Cuando las cosas ocurrían, sucedían rápidamente. Específicamente, las cosas malas sucedieron cuando menos las esperabas. En mi antigua vida, mis padres habían muerto repentinamente. Mis hermanos que venían a mí también habían sido repentinos. Paul me había enviado a ser tutor sin avisar. Ser transportado al Continente Demoníaco también había sido abrupto.

Había algo más de lo que todavía no me había dado cuenta, y era lo duro que era este mundo. La facilidad con la que la gente muere. No importaba quién fuera una persona, la muerte podía llegar en un instante. No había excepciones a eso.

Me tomaría mucho tiempo, pero eventualmente, llegaría a entender la muerte como un fenómeno que abruptamente me robaba a los más cercanos a mí. Si hubiera sabido esto en ese entonces, no tendría que lamentarme tan profundamente ahora. Si hubiera sido más serio en cuanto a hacerme más fuerte, lo suficiente para no ser derrotado por nadie. Después de lo que pasó, no podía dejar de sentirme consumido por los lamentos, deseando haber caminado un camino ligeramente diferente.

Había una cosa que podía decir, sin embargo. Eris nunca dejaba de impresionarme.