Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 6

Capítulo 7: El Nacimiento De Mi Hermana Pequeña, La Sirvienta

Estábamos en una posada en un pequeño pueblo del Reino de Shirone. Fue aquí donde el camino se bifurcó, un sendero que lleva al País Santo de Millis y el otro al Reino Asura. Aquí es donde iba a separarme de Lilia y los demás.

Lilia y yo nos sentamos juntos en una mesa, uno frente al otro.

“¡Eso es! ¡Ru-Quiero decir, el Maestro de la Perrera es realmente increíble! ¡Si se pone serio, puede hacer que la lluvia inunde el bosque y luego congelarlo!”

“Estás hablando de magia, ¿verdad? ¡Es increíble!”

“¡Por supuesto! Tengo historias aún más sorprendentes que esa. ¿Quieres oírlas?”

“Sí, por favor, háblame de ellas”.

Las voces de Eris y Aisha entraron por la ventana exterior. Eris se jactaba de los logros del Maestro de la Perrera. Sonreí amargamente y dirigí mi atención a Lilia. Los dos habíamos hablado un poco aquí y allá en el pasado, pero ¿cómo se suponía que iba a acercarme a ella ahora?

Mientras pensaba, Lilia aprovechó la oportunidad para entablar conversación primero.

“Permítame agradecerle una vez más, Señor Rudeus. No puedo ni empezar a expresar lo agradecido que estoy de que me hayas salvado la vida no sólo una vez, sino dos veces.”

“Por favor, no te preocupes por eso”, dije.

“Esta vez no he hecho nada”.

“No. Escuché cómo captaste un susurro de información sobre nosotras y te desviaste para venir al Reino de Shirone”, dijo Lilia mientras bajaba la cabeza.

Todo lo que hice fue seguir las instrucciones del Dios-Hombre. Y luego, innecesariamente, me quedé atrapada en una trampa y necesité ayuda para escapar de ella. Si todavía tenía el valor de exigir gratitud después de todo eso, debería haber sido capaz de usar ese mismo valor para lograr más en mi vida anterior.

“Por favor, dirija esa gratitud a Ruijerd y Eris en su lugar. Ellos son los que actuaron apropiadamente y llevaron todo a una conclusión pacífica.”

“Hablé un poco con ellos”, dijo.

“Pero me dijeron que todo era parte de su estrategia…”

“Esa no era mi estrategia“.

Lilia se quedó callada y dijo: “Si es así como te sientes”. Parecía disgustada, pero no le pedí que llamara a algo negro cuando en realidad era blanco.

Nos quedamos en silencio por un tiempo después de eso.

“Aisha…” Lilia comenzó a preguntar, mirando por la ventana, “…¿a veces dice cosas que son ofensivas?”

“Por supuesto que no. Es una niña excepcional. Ninguna niña normal podría poner tanta previsión en sus acciones a los seis años”.

“Pero ella no es tan grande como tú. Intenté enseñarle todo lo que pude estos últimos años, pero incluso ahora, mi hija es demasiado estúpida para entender lo asombroso que es usted, Lord Rudeus.”

“Llamarla estúpida es exagerar un poco”. Además, tenía una ventaja en forma de recuerdos de mi vida anterior. Había considerado la posibilidad de que Aisha fuera igual a mí, pero cuando intenté preguntarle sobre la existencia de cosas como la televisión y los teléfonos móviles, se quedó mirándome fijamente. La chica era una genio común y corriente. Los genes de Paul, como resultó ser, eran en realidad bastante increíbles.

“¿Qué piensas de Aisha?” Lilia preguntó, como si la pregunta acabara de aparecer en su cabeza.

“¿Eh? Te lo dije, es excepcional.”

“No quiero decir eso. Me refiero a su apariencia”.

“Creo que es linda”, dije.

Lilia siguió adelante.

“Es mi hija. ¿Crees que su pecho se desarrollará a medida que crezca?”

Uhh… ¿qué? No tenía ningún interés en el pecho de mi hermana pequeña. Además, ¿de qué diablos estábamos hablando aquí?

“Señor Rudeus, si tiene la intención de viajar a Asura, por favor lleve a Aisha con usted. Tengo que regresar al lado del Maestro, pero Aisha puede ir contigo, ¿no?”

“¿Puedes decirme por qué estás preguntando esto?” Desvié la conversación hacia ella.

“Le he dicho todos los días que algún día te servirá”.

“Así parece.”

“Le he enseñado todo lo que sé. Aún es joven, pero dale unos años y tendrá un cuerpo que todos los chicos adorarán.”

Un cuerpo que todos los chicos adorarán, ¿eh?

“Espera un segundo. Es mi hermana pequeña, ¿te das cuenta?”

“Sé que eres un mujeriego”.

¿Lo sabía? Huh, está bien entonces. Aún así, me sentí incómodo cuando Lilia me presentó a Aisha como si fuera una comida gourmet preparada para mi consumo.

“Ella todavía tiene sólo seis años, ¿no? Está en una edad en la que necesita estar con sus padres.”

“Si así es como te sientes realmente”, dijo.

Lilia parecía decepcionada, pero no dije nada malo. Aisha era todavía joven. Era mejor para ella estar con sus padres, ¿verdad? Mi sentimiento, como alguien que nació japonés, era que era mejor para un niño estar con sus dos padres cuando eran pequeños. Por lo menos uno, si no ambos, pero definitivamente no ninguno.

“Entiendo. Es cierto que Aisha es todavía inmadura. No puedo enviarla contigo cuando todavía es tan inexperta.”

“Por favor, no le enseñes nada demasiado raro, ¿de acuerdo? Como… sobre que soy un pervertido”.

“Sólo le he dicho lo maravilloso que eres”, respondió.

“Y por eso, parece que se está rebelando…”

“En efecto. Aunque sólo por el momento”, dijo Lilia con una risa tranquila, levantando la cara. Su expresión era brillante y soleada.

No podía llevar a Aisha conmigo, pero ya había recibido algunas cosas preciosas de Lilia. Una de esas cosas estaba colgada alrededor de mi cuello en un cordón de cuero. La otra estaba escondida en una caja por seguridad. No me iba a separar de ella nunca más.

“Gracias por el colgante”. (Y las bragas.)

“No fue un problema. Sé lo preciosas que son para ti.” Había un significado oculto en sus palabras, por supuesto, ya que realmente se refería a las bragas. Le debía mucho por todo lo que había hecho por mí.

“Así que, um… supongo que llevar esto por ahí realmente hace que la gente piense que soy un pervertido?”

“¿Un pervertido? ¿Es eso algo que Aisha te dijo?” Lilia saltó de repente de su silla. Tuve que hacer un gran espectáculo para que se sentara de nuevo, donde dejó escapar un pequeño suspiro.

“Era relativamente libre de moverse por el castillo, así que alguien debe haberle metido cosas extrañas en la cabeza.”

Cosas extrañas, sí. Muy extrañas, en efecto.

“Si la ropa interior es suficiente para llamar a alguien pervertido, ¿qué pasaría si se fuera a trabajar al Palacio Real de Asura?”

“¿El Palacio Real de Asura?” Yo pregunté.

“Ahora que lo pienso, dijiste que solías trabajar en el interior del palacio, ¿verdad?”

“Sí. Comparado con lo que vi allí, tú y el Maestro no podrían ni siquiera empezar a ser descritos como pervertidos.”

“Oh… realmente…” Aparentemente, el Palacio Real de Asura era donde se reunían los verdaderos caballeros. Tenía sentido considerando que había cierta familia noble que ya sabía que amaba el pelaje. No… no eran sólo los Greyrats los que tenían tales inclinaciones. La familia real de Shirone también era bastante terrible.

“Uno de ellos disfrutaba de la vagina de las mujeres…”

“No, no necesito una foto detallada, gracias.” No necesitaba ir más allá de eso.

“De todos modos, hay muchos entre las familias reales y nobles cuyas preferencias corren hacia lo perverso. Comparado con eso, tener interés en la ropa interior de alguien a quien admiras es bastante normal.” Lilia miró a la distancia mientras hablaba. Probablemente estaba reviviendo un recuerdo desagradable.

“Por favor, saluda a papá de mi parte”, le dije.

“Entendido”.

“Te daré algo de dinero para cubrir el viaje, pero si parece que no será suficiente, detente en un gremio de aventureros y busca a un subordinado de papá”, aconsejé.

“Entendido”.

“Estoy seguro de que estos soldados que te escoltan son de confianza. Pero, por si acaso, ten extrema precaución. Siguen siendo extraños”.

“No hay ningún problema en eso. Los conozco a todos”.

“Oh, ¿lo estas? Entonces, um…”

“Lord Rudeus”. Mientras yo estaba ocupado pensando en otra cosa, Lilia se levantó, se acercó a mí y me abrazó a su pecho. Sus voluminosos pechos me asfixiaron la cara, y mi respiración de repente se volvió errática.

“Um, señorita Lilia, están en mi cara.”

“Todavía no has cambiado desde que eras pequeño”, dijo con una pequeña risa.

***

Al día siguiente, antes de salir, Eris, Ruijerd y yo hicimos la última comprobación de nuestro carruaje para asegurarnos de que nada estaba mal. Lilia y los demás iban a salir antes que nosotros y ya habían intercambiado el carruaje.

“¡Señor Maestro de la Perrera, Señor Maestro de la Perrera!” Aisha salió volando del carruaje, corriendo por el suelo hacia mí.

“¿Qué pasa?”

“Un momento”. Me agarró el dobladillo de la camisa y me arrastró con ella. Le eché una mirada a Ruijerd para que entendiera, y luego me adelanté y la seguí.

El lugar al que me trajo era un pequeño matorral al lado de la carretera. Se agachó y me hizo un gesto para que la siguiera. Hice lo que me pidió y me acerqué como si estuviéramos a punto de tener una conversación secreta.

“Señor Maestro de la Perrera, en realidad tengo un favor que quiero pedirle, en privado.”

“¿Un favor? Si es algo que puede hacer, seguro.” Si mi linda hermanita tuviera una tarea para mí, haría todo lo posible por cumplirla. Norn ya me odiaba, y no quería que Aisha me odiara también. Parecía estar en su gracia por ahora, pero eso era porque pensaba que yo era el Maestro de la Perrera.

“Por favor, llévame contigo.”

Mis ojos se abrieron mucho cuando la escuché preguntar eso. ¿Estaba haciendo esto Lilia…?

“¿Te dijo tu madre que dijeras eso?” Tal vez pensó que como rechacé su petición, usaría las lágrimas de su hija para persuadirme. Lilia fue más astuta de lo que yo creía.

“No, no hay forma de que mi madre esté de acuerdo con eso.”

“¿Hm?”

“Todos los días, mi madre me cuenta cómo voy a servir a mi medio hermano en el futuro.”

“Ella dijo eso”, estuve de acuerdo.

“¡Pero!” Aisha golpeó su puño contra el suelo.

“¡No quiero ser parte de esto!”

Ella no quería tener nada que ver con estar cerca de mí. Probablemente porque me excitaba mucho la ropa interior. Lo siento, me disculpé en mi cabeza.

“Hablamos de ello el otro día, ¿verdad? Mi hermano es un pervertido. Entiendo lo que decías, Sr. Maestro de Perreras, pero no puedo soportar la idea de servir a alguien así.”

“¿Es eso cierto…?”

“Así que por favor, te lo ruego, ¡sálvame! ¡Con la misma valentía que el otro día, de las manos malvadas de un pervertido!”

“Voy a pasar de eso”. Esto no era una broma. Si los dos viajáramos juntos, ella aprendería mi verdadero nombre eventualmente. Y cuando descubriera que le había mentido… espera. Éramos una familia, así que lo iba a descubrir de todas formas, ¿no?

“¿Por qué no? ¡Es un pervertido!”

“Eso es sólo tu imaginación, no la realidad”, dije.

¡De acuerdo! Vamos a dejar las cosas claras aquí. Si le confiara esta tarea a Lilia, probablemente sería conocido como un pervertido para siempre. No importaba cuánto dijera que los del palacio real eran mucho peores que yo, eso no iba a cambiar la impresión que Aisha tenía de mí.

“Nunca lo has conocido, ¿verdad?”

“¡Pero no hay que confundir esas bragas!”

“Tal vez haya una razón para eso”, sugerí.

“¿¡Y qué razón podría tener para atesorar bragas!?”

¿Por qué? Eso no era algo para lo que tuviera una respuesta preparada… pero, por ejemplo, en las religiones monoteístas, la gente adoraba la ropa que llevaba una persona santa,¿verdad? Eso era especialmente cierto cuando considerabas que estas eran las bragas que Roxy usaba cuando rockeaba en su banda de mujeres con una sola mano. ¡Este era un artículo raro que sólo los jugadores de más alto nivel poseían! Si fueras un jugador que se preocupara por ese tipo de cosas, ¿qué harías con ellas? Lo atesorarías por el resto de tu vida, ¡por supuesto! El lema de mi fe personal era “¡La lujuria y el conocimiento son ambos importantes!”

De todos modos, eso aparte…

“Roxy era la antigua tutora de su hermano, ¿correcto?”

“Sí”, respondió.

“Así que ha tenido un gran impacto en tu hermano, ¿verdad?”

No hubo ningún “supongo”. Yo era su hermano mayor, así que sabía lo que estaba diciendo.

Roxy fue la persona que me ayudó a hacer algo que no había podido hacer en casi veinte años. La razón por la que estaba viviendo mi vida así era por Roxy.

“Entonces tal vez quiera atesorarla como un artículo de alguien increíblemente importante para él”.

“Hmmm…” No parecía satisfecha con esa explicación. En ese caso, ¿por qué no le dio un artículo que su ídolo, el Maestro de la Perrera, había estado usando?

Recuperé algo de mi bolsillo.

“He usado este protector para la frente durante mucho tiempo.”

“¿Por qué sacas esto a relucir de repente?”

“Porque te lo estoy dando”. Le entregué el protector para la frente. Era algo que había comprado hace mucho tiempo, cuando estábamos en Rikarisu. Aunque lo había lavado desde entonces, todavía tenía un rastro de mi sudor, ya que lo había usado durante tanto tiempo.

Aisha parecía un poco sorprendida mientras lo acunaba en su mano.

“¡Ah! Ahora lo entiendo.”

“¿Tiene más sentido emocionalmente ahora, que cuando sólo lo expliqué con palabras?”

“¡Sí, ahora lo entiendo! ¡Así que mi hermano no era un pervertido!”

Y así, pasé el protector para la frente que había usado durante tanto tiempo. Dicho esto, esta niña era demasiado confiada.

“¡Señor Maestro de Perreras, usted es realmente una buena persona!”

“No soy tan genial”. Le di mi brillante sonrisa grosera.

Aisha me miró con estrellas en sus ojos, antes de que de repente se diera cuenta de algo y murmurara para sí misma, “Oh sí… Ahora mismo, mi hermano sigue desaparecido. Si está muerto, ¿me permitirás servirte en su lugar?”

“No, no estoy seguro de eso.”

“¿No me dejas?”, preguntó.

“Estoy seguro de que lo entenderás después de ver a mi madre, pero creo que creceré hasta ser bastante increíble. ¡Con un cuerpo que todos los chicos adorarán!”

“Un cuerpo que todos los chicos adorarán…” ¿Entiendes lo que eso significa?

“Significa un cuerpo que te hace querer empezar a hacer bebés cuando lo ves, ¿verdad?”

“Una niña no debería hablar de hacer bebés”, regañé. A este ritmo, sería arrastrada por un pervertido antes de llegar a ser mujer. Honestamente, ¿quién diablos le estaba enseñando estas cosas?

“¿No hay nada que pueda decir que te haga cambiar de opinión? ¿Me odias tanto?” Sus ojos brillaban con lágrimas.

“Está bien, está bien. Si tu hermano nunca es encontrado, entonces seguro.”

“¿Lo dices en serio?”

Me sentí mal por haberla engañado. Cuando fuera mayor, mi viaje habría terminado y probablemente volveríamos a vivir juntos como una familia feliz.

“¿Entonces no estás enojada conmigo por llamarte pervertido?”

“No, por supuesto que no.”

Espera, ¿qué acaba de decir? 

“¡Gracias, hermano mayor!” Con eso, Aisha regresó y corrió hacia el carruaje. Me senté allí boquiabierto mientras ella saltaba en él. Cuando el carruaje se puso en movimiento, Aisha se giró para saludarme, y Lilia se inclinó.

“¡Nos vemos, hermano mayor! ¡Volvamos a vernos! ¡Es una promesa!”

Y se fueron.

Eris tenía una mirada completamente desanimada mientras decía, “¿Qué demonios? Ella vio completamente a través de ti.”

“¿Cómo…?”

Ruijerd le dio un tirón a las riendas del caballo y el carruaje se puso en movimiento. En retrospectiva, hubo muchas oportunidades para que se diera cuenta de la verdad. La llamé por su nombre cuando nos conocimos, y cuando hablé con Eris y Ruijerd después de eso, estoy bastante seguro de que también dejaron escapar mi nombre.

Entonces, ¿por qué fingió no saberlo? Piensa, piensa, me dije a mí mismo, y la respuesta llegó rápidamente. Probablemente estaba tratando de determinar por sí misma si su hermano era alguien en quien se podía confiar. Si hubiera seguido con la farsa de ser el Maestro de la Perrera e intentado llevarla conmigo, no tenía dudas de que me habría dado la espalda.

“Haha”. Una vez que me di cuenta de eso, me reí. Ella era realmente una niña brillante e inteligente. Esperaba verla una vez que fuera mayor.