Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 6

Capítulo 1: La Selección De La Ruta

Ahora tenía doce años.

Sólo me di cuenta de esto cuando miré mi tarjeta de Aventurero y, de repente, vi el número doce en la columna de edad. ¿Cuándo había pasado mi cumpleaños sin que me diera cuenta? Estar en un viaje como este distorsionó mi sentido del tiempo.

Aún así, dos años desde que nos teletransportaron, ¿eh? Sólo había llevado dos años viajar a través del Continente Demoníaco y del Continente Millis. O, si lo miras de otra manera, ya habían pasado dos años enteros.

En cualquier caso, el Reino de Asura estaba casi ante nosotros. Después de lo ocurrido en el continente de Millis, parecía poco probable que experimentásemos muchas dificultades de aquí en adelante. Teníamos dinero y los medios para viajar. Lo único que me preocupaba era no saber el paradero del resto de mi familia: Zenith, Lilia, Aisha, y también Sylphie. A pesar de los esfuerzos de Paul, todavía no los habían encontrado.

Creía que estaban todos vivos, pero por mucho que me esforzara en buscarlos, no sería fácil encontrarlos. Todo lo que podía hacer era tomarme mi tiempo y hacer un trabajo minucioso.

***

Estábamos en el extremo este del Reino del Rey Dragón en la ciudad portuaria de Puerto Este. Al igual que en Puerto Oeste, la ciudad tenía una considerable presencia de pescadores y contrabandistas.

Reservamos una posada y comenzamos nuestra reunión de estrategia. Como de costumbre, los tres nos reunimos alrededor de un mapa, con las caras pegadas.

“Muy bien, hablemos de lo que vamos a hacer de aquí en adelante.”

Los otros dos miraban el mapa con expresiones serias en sus rostros. Habíamos hecho esto lo suficiente como para esperar que se hartaran, pero incluso Eris, alguien sin paciencia para conversaciones complejas, estaba escuchando con una mirada solemne en su rostro.

“Hay tres rutas desde aquí hasta el Reino de Asura”, expliqué, señalando el mapa que acababa de comprar. Era un simple mapa con líneas generales de los bosques y la ubicación de los pueblos. La fabricación y venta de mapas detallados estaba estrictamente prohibida en este país, para evitar que otros países pudieran hacerse con esos mapas. Bueno, no importaba mientras supiéramos la disposición básica de la tierra.

“La primera es una autopista usada principalmente como ruta comercial.” Usé mi dedo para trazar el camino, que se desvió hacia el este alrededor de las Montañas del Rey Dragón.

“Esta es la ruta más segura. Basándonos en nuestra velocidad de viaje, llegaríamos en diez meses.”

“¿Por qué tenemos que ir por ahí así?” Eris preguntó, comprensiblemente dudosa.

Señalé el flanco occidental de las montañas.

“Porque si nos desviamos hacia el oeste, nos encontraremos con un gran bosque. Esa es la segunda ruta posible.”

Un vasto y denso bosque se extiende por la tierra al oeste de las Montañas del Rey Dragón, haciendo imposible viajar en carruaje. Si conocieras el camino, podrías quitarte meses de viaje tomando esta ruta, pero eso requeriría montar a caballo. Eris y yo no podríamos hacer eso. Ruijerd probablemente podía montar a caballo, pero no importaba lo pequeño que fuera, no había forma de que tres de nosotros cabiéramos en un caballo. Si íbamos a tomar esa ruta, tendríamos que hacerlo a pie.

No tenía forma de calcular cuántos días llevaría, pero sabía que básicamente todo el mundo elegía la ruta segura del este en lugar de las alternativas. O bien tomar las otras rutas no ahorraba mucho tiempo, o el propio camino del este era más rápido. Lento y constante gana la carrera, como dicen. Así fue como resumí mi explicación, al menos.

“Bien, entonces rasguña el camino del oeste”, Eris estuvo de acuerdo.

“En cuanto a la tercera ruta posible…” Implicaría tomar una nave al Continente Begaritt, y luego hacer un viaje por tierra al Reino Asura. No tenía ni idea de cuánto tiempo llevaría este camino.

“Lo estoy tachando de nuestra lista de opciones”.

“¿¡Por qué!?”

“Porque es peligroso”, dije. El maná era aún más espeso en el continente de los Begaritt que en el de los demonios. La fuerza promedio de las bestias allí era igual a la del continente demoníaco, pero había numerosos laberintos subterráneos que creaban extraños patrones climáticos en la superficie.

El clima allí podría describirse fácilmente, en una palabra: desierto. Todo el continente era un enorme desierto. Había escorpiones gigantes del tamaño de una gran tortuga, y masas de enormes gusanos que se alimentaban principalmente de dichos escorpiones. Los días eran abrasadores y las noches eran frías en el Ártico. Casi no había oasis, así que no había ningún lugar donde detenerse a descansar. A medida que uno se acercaba al Reino de Asura, la arena daba paso a un terreno cubierto de nieve con temperaturas heladas, y cada vez habría menos monstruos que cazar para alimentarse.

“Por lo tanto, vamos a tomar la ruta oriental.”

“Como siempre, eres un cobarde”, se quejó Eris.

“Sólo soy débil de corazón.”

“Creo que podría hacerlo muy bien.” Parecía que Eris quería ver el Continente Begaritt. Sus ojos estaban encendidos. Sin embargo, la distancia entre el continente central y el continente de Millis no era nada comparado con la distancia entre aquí y el continente de Begaritt.

“Estaríamos en una nave por mucho tiempo si eligiéramos esa ruta. ¿Estás segura de que estarías de acuerdo con eso, Eris?”

“…no vamos a Begaritt.”

Y así fue como decidimos que tomaríamos la ruta este.

***

Antes de que me diera cuenta de lo que estaba pasando, estaba en una habitación de blanco puro. La emoción brotaba de las profundidades de mi cuerpo. Era una sensación tan familiar que podía describirla fácilmente.

Tan condenadamente repugnante. 

“¿Ya estás recurriendo al lenguaje obsceno? Tan grosero como siempre, ya veo.” De pie ante mí había un indistinto mosaico con forma de persona: el Dios-Hombre.

Tch, actuando como si me conocieras. No puedo creer que aparezcas de nuevo, justo cuando por fin había empezado a olvidarte.

 “Sí, ha pasado un año entero.”

Sí, un año entero. Tanto tiempo. Dime, ¿sólo te presentas una vez al año? Si es así, eso me tranquilizaría.

 “No, no es así en absoluto.”

Me lo imaginaba. Después de la primera vez que apareciste, te mostraste de nuevo sólo una semana después.

 “Aparte de eso, eres tan frio para mí como siempre. Es todo gracias a mí que tienes ese ojo demoníaco, tú sabes”.

Sí, bueno, te lo agradezco… pero si me hubieras dicho más, no habría acabado en esa celda, y no me habría perdido información importante que me llevó a mi pelea con Paul. Ah, maldita sea, apuesto a que encontraste todo el asunto muy entretenido: Paul y yo nos peleamos porque no sabía que mi familia había desaparecido, yo estaba deprimido después y Eris me animaba… incluso se las arregló para hacer las paces con Paul al final.

 “Bueno, sí, eso fue entretenido. Pero, ¿estás seguro de eso?”

¿Seguro de qué? 

“¿Seguro de que todo es culpa mía?”

Tch… Maldición. Estar en esta habitación me lleva al pasado. De vuelta a cuando solía culpar de todo a otras personas. He reflexionado sobre mis errores. Reflexionado… Argh, maldición, no puedo recordar qué tipo de reflexión hice. ¿Por qué no puedo…? ¡Maldita sea, maldita sea!

 “Bueno, eso es parte de tu encanto. Pero un poco de reflexión no será suficiente para que sigas adelante.”

Lo que sea. Es sólo que no puedo recordar ahora mismo. Pero lo haré cuando me despierte. Puedo reconocer mis errores. Así que, reiniciemos nuestra conversación. He decidido escucharte. 

“¿Escuchar? Hmm, ahora esto es diferente. ¿Honestamente vas a escuchar lo que tengo que decir?”

Sí, es cierto. Pero hay una cosa que quiero que me digas.

 “¿Qué es? No me importa responder si es algo de lo que tengo conocimiento.”

Dime dónde está mi familia. 

“Creí que tu familia estaba en otro mundo”.

No juegues conmigo. Zenith, Lilia y Aisha. Si es posible, Sylphie, Ghislaine, Philip y Sauros también.

 “Hmm”.

¿Qué? Te lo pido sinceramente. 

“No sé si debería decirte…”

¡Sólo eres un mirón que espía la vida de la gente! ¿Sólo vas a decirme las cosas que te convienen? Puedes arreglar que me encuentre con el Gran Emperadora del Mundo Demoníaco, ¿pero no puedes decirme dónde está mi familia?

 “Está bien, está bien, lo siento. Me dejé llevar un poco.”

Bien, siempre y cuando sepas lo que hiciste.

 “Pero, ¿estás seguro? Podría mentirte esta vez.”

¿Qué? ¿Mentira? Así que, ¡finalmente lo admites! Es cierto, eres de los que mienten, ¿no?

 “Estoy preguntando si puedes confiar en lo que digo.”

No, no puedo confiar en ti. Esto es una emergencia, así que haré lo que digas, pero si resulta que me estás mintiendo, nunca volveré a escuchar tus consejos. ¿Entendido?

 “Entonces quiero que me prometas algo”.

¿Prometerte qué? 

“Si mi consejo te permite reunirte con tu familia, quiero que confíes en mí de ahora en adelante.”

¿Me estás diciendo que sea tu pequeña marioneta? ¿Que sea tu hombre-sí y que obedezca todas tus órdenes?

 “No, no, no te estoy pidiendo que vayas tan lejos. Pero va a ser agotador si eres tan hostil cada vez que hablemos, ¿sabes?”

Será agotador aunque no lo sea. ¿Sabes siquiera cómo es? ¿Ser perseguido por un pasado que quieres olvidar? ¿Sentir que los recuerdos de tu arrepentimiento y crecimiento se han borrado? ¿Ser abrumado por el odio a sí mismo en el momento en que te despiertas por la mañana?

 “Ya veo. Te he hecho daño. Muy bien, entonces ¿por qué no decidimos algunas reglas?,¿Como que yo te diga por adelantado cuándo vendré a darte un consejo?”

¡Sí, es una idea maravillosa! ¿Qué tal si vienes a verme de nuevo dentro de cien años? 

“Pero estarás muerto para entonces, ¿no?”

Te digo que no vuelvas a aparecer por aquí. 

“Suspiro… Bueno, me imaginé que dirías eso. ¿Estás seguro de que no quieres ningún consejo de mí esta vez?”

…No. Espera un segundo. Lo siento. Me comprometo. Si puedes darme un consejo esta vez que me reúna con un miembro de mi familia, entonces dejaré de ser tan hostil cuando hablemos.

 “¿Y confiarás en mí?”

No, no estoy dispuesto a ir tan lejos. Pero al menos dejaré de tener estos intercambios sin sentido sobre si voy a escuchar o no.

 “Bueno, eso es optimista”.

Así que, tú también te comprometes. Deja de aparecer de la nada como lo hiciste esta vez. Dame un aviso previo. O aparece en los sueños de otra persona y los usa para pasarme un mensaje.

“Eso sería difícil. En realidad, hay una condición que debe cumplirse para que yo pueda aparecer en los sueños de alguien”.

¿Una condición? ¿Eso significa que no puedes mostrar tu cara cuando quieras? 

“Exactamente. Además de eso, sólo puedo aparecer en los sueños de alguien que esté en la misma onda que yo. No hay muchos que puedan recibir mi consejo con tan fortuita oportunidad. Eres bastante afortunado.”

Podría llorar de alegría. De todos modos, hay una condición, ¿eh? ¿Cuál es? 

“¿Quién sabe? Ni siquiera yo mismo estoy seguro. Todo lo que sé es que habrá un repentino ‘¡ahá!’ momento en el que me diga: ‘Este tipo es el elegido, hoy es el momento’. Y ahí es cuando puedo conectarme”.

¿Sí? Eso significa que tampoco puedes controlarlo completamente. Olvida la advertencia previa, entonces. Veamos… me gustaría que fueras más detallado en tu consejo. Si todo lo que dices es “ve aquí” o “ve allá”, sólo me deja confundido en cuanto a lo que se supone que debo hacer. Me hace sentir como si estuviera jugando conmigo.

 “Muy bien, más detalles. Lo tengo.”

Está bien. Adelante, entonces. 

“Ejem. Bueno, este es mi consejo esta vez.”

Una visión apareció repentinamente en mi ojo demoníaco. 

Un callejón trasero en algún lugar del país. Hay una chica solitaria, y alguien la agarra violentamente de la mano. La persona que la agarró es un soldado. Hay dos soldados. El otro está rompiendo en pedazos un papel que le había arrebatado. La chica lo mira, gritando algo.

 La visión terminó de repente allí.

“Rudeus”. Escúchame con atención. Su nombre es Aisha Greyrat. Actualmente está detenida en el Reino de Shirone. Estará allí cuando los eventos de tu visión ocurran, y la conocerás y la salvarás. No debes permitir que tu nombre sea conocido. Llamate a ti mismo el Maestro de la Perrera de Dead End y pregúntale por los detalles de su situación. Luego envía una carta a tu conocida en el Palacio Real de Shirone. Si lo haces, tanto Lilia como Aisha serán rescatadas de ese lugar.”

¿Eh? Espera, ¿qué? No, espera, ¿por qué? ¿conocida? ¿Una carta? 

“¿Era eso un detalle demasiado grande? Si te digo demasiado, arruinará mi diversión, así que eso tendrá que bastar. Ahora bien, me pregunto con cuál te llevarás bien…”

¿Qué? ¿Lilia y Aisha están ambas en el Reino de Shirone? ¿Por qué? Si ahí es donde estaban, ya deberían haber sido encontradas. ¿Y a qué te refieres con cuál de ellas me voy a llevar bien? ¿Significa que voy a chocar con la otra?

 “Buena suerte, Rudeus”.

Suerte… suerte… suerte… 

Mientras la palabra resonaba en mi mente, mi conciencia se desvaneció.

***

Me desperté con un sobresalto.

“¡Ugh!”

Mi cabeza latía con fuerza. El mareo era abrumador, y sentí náuseas. Me levanté de la cama y me dirigí al baño, donde comencé a vomitar en la taza del inodoro.

Tenía un terrible dolor de cabeza y mis pies estaban inestables. Cuando salí del baño, el viaje de regreso a mi habitación se sintió mucho más largo que cuando entré corriendo. Presioné mi mano contra la pared y lentamente me desplomé en el suelo. En la oscuridad de la posada, pude oír a alguien respirar con dificultad. Sorprendido, miré a mi alrededor para encontrar la fuente, sólo para darme cuenta de que era el sonido de mi propia respiración.

“¿Qué sucede? ¿Estás bien?”

Un rostro blanco flotaba en la oscuridad del pasillo. Era Ruijerd. Me miraba con una mirada preocupada en su cara.

“Sí… estoy bien”.

“¿Qué comiste? ¿Puedes usar la magia de desintoxicación?” Sacó un trapo de su bolsillo y me limpió la zona alrededor de la boca.

Al oler mi propio vómito, las náuseas volvieron a aparecer. Pero me las arreglé para no volver a vomitar, incluso cuando el mareo persistía en mi pecho. “Estoy bien”. De alguna manera me las arreglé para exprimir las palabras desde el fondo de mi garganta.

“¿Estás seguro?” Todavía sonaba preocupado.

Asentí con la cabeza. Estaba familiarizado con este dolor de cabeza. Lo había sentido antes cuando estábamos en Puerto Viento.

“Sí, estaba medio dormido y no logré controlar mi Ojo de la Previsión. Por eso sucedió esto”.

Cuando antes usé el Ojo de la Previsión para mirar varios segundos hacia el futuro, me dio un dolor de cabeza como este. Tenía una buena idea de por qué había sucedido esto. El sueño, ese consejo y la visión que me hizo ver, el Dios Hombre me mostró el futuro. Probablemente usando el Ojo de la Previsión.

“Así que por eso…” Murmuré para mí mismo. Ruijerd me miró con perplejidad.

Recordé cómo conocí a la Gran Emperadora Demoníaca en la ciudad portuaria y obtuve mi ojo demoníaco. Recordé lo repentino que fue y cómo, por alguna razón, había elegido este ojo específico. Conocí a Gallus justo después de eso, pero el ojo no contribuyó en nada a nuestro viaje a través del mar.

Era cierto que finalmente había derrotado a Gallus usando el ojo, pero sentí que podría haberlo logrado por mi cuenta si hubiera tenido que hacerlo. Para mí, no había un significado mayor detrás de mi adquisición del ojo demoníaco, pero quizás sí lo había para el Dios- Hombre. Tal vez la razón por la que había arreglado mi encuentro con la Gran Emperatriz Demoníaca era para que pudiera usar el ojo para mostrarme el futuro. Se sentía como si estuviera haciendo cuidadosos preparativos para algo.

Mi ansiedad se hizo notar y por primera vez temí al Dios-Hombre. Tuve la impresión de que este ser, esta criatura de forma indefinida y con un poder increíble, estaba tratando de usarme para algo. Me envió un escalofrío.

“Rudeus, estás pálido. ¿Seguro que estás bien?” Ruijerd preguntó de nuevo, pareciendo preocupado.

Casi dejo escapar mis ansiedades. La verdad es que desde que te conocí, el Hombre-Dios me ha estado vigilando. He seguido sus consejos y he hecho lo que me ha dicho.

 Pero en ese momento, me di cuenta de algo. Desde que te conocí. Era eso. La primera vez que entramos en contacto fue justo antes de conocer a Ruijerd. En ese entonces, el dios también me había aconsejado que ayudara a Ruijerd.

Ahora, eso fue extraño. ¿Por qué no me contactó antes de eso? ¿Por qué sólo me contactó justo después del incidente del desplazamiento? ¿Por qué me aconsejó que ayudara a Ruijerd en lugar de confiar en él?

Sentí que todas estas cosas estaban conectadas. No tenía pruebas de ello, pero a pesar de eso, se me ocurrió un pensamiento. Tal vez el Dios-Hombre planea hacer que Ruijerd haga algo.

 El Dios Hombre dijo que sólo podría aparecer en mis sueños si se cumplía cierta condición. Tal vez estaba obligado a cumplir esa condición para no poder manipular a Ruijerd directamente. Así que desencadenó el Incidente de Desplazamiento para transportarme a mí, a alguien que cumpliera con ese criterio, al Continente Demoníaco, y me guió hasta Ruijerd, consiguiendo así que nos acompañara al Continente Central.

Pero si ese fuera el caso, ¿por qué ayudarme a adquirir el ojo demoníaco o darme consejos sobre cómo salvar a Aisha? No lo sabía. No sabía lo que estaba pensando. Tampoco estaba seguro de si debía decirle algo a Ruijerd.

“…”

Quería confiar en alguien, pero no me pareció correcto poner más sobre los hombros de Ruijerd. Tal vez diciéndoselo se cumplirían las condiciones desconocidas del Dios-Hombre, y el dios podría hablar directamente con Ruijerd. Honestamente, Ruijerd probablemente se dejaría engañar fácilmente por lo que el Dios-Hombre le dijera. Ni siquiera estaba totalmente convencido de que me dijera la verdad, pero al menos mi hostilidad hizo difícil que me engañara. Quería creer que mientras siguiera así, no pasaría nada demasiado terrible.

“Señor Ruijerd, si alguna vez se encuentra en una situación difícil y alguien le susurra al oído palabras dulces, no crea nunca en lo que le dicen. La gente engañosa te apunta estratégicamente cuando eres el más vulnerable.”

Al final, no le dije nada sobre el Dios-Hombre.

“No tengo ni idea de lo que estás hablando, pero lo entiendo.”

Tuve sentimientos encontrados, al verle mirarme tan seriamente y asentir con la cabeza. Ruijerd confiaba en mí, y sin embargo yo le ocultaba cosas. Fue en gran parte porque había determinado que mantenerlas en secreto era lo mejor, pero eso no aliviaba la culpa.

Mi dolor de cabeza y las náuseas se habían desvanecido sin que me diera cuenta. Ahora mis pensamientos pesaban mucho por una razón diferente. Regresé a mi habitación, pero incluso después de arrastrarme de nuevo a la cama, no tenía ganas de dormir. Mis ojos estaban muy abiertos, y las ideas se agitaban en mi cabeza. Cuando cerraba los ojos, éstos flotaban delante de mí, uno tras otro.

“¿Qué es esto?”

Escuché a alguien hablando en sueños. Eris estaba tirada en la cama a mi lado, roncando. Sus piernas estaban abiertas de par en par. Sus tonificadas piernas emergieron de un par de pantalones cortos y su camisa se subió, exponiendo su adorable ombligo. Incluso si mirabas directamente hacia abajo, podías ver las curvas de su pecho. No llevaba sujetador en la cama, así que si entrecerraba los ojos lo suficiente, podía ver los pequeños picos de las puntas de sus pechos. También podía ver la baba que caía por su barbilla mientras sonreía mientras dormía.

“Mmph”.

Le sonreí irónicamente a su conversación de sueño y me levanté de la cama. Le bajé la camisa y reajusté la manta sobre ella.

Tenía una mirada sucia en su cara. Aquí estaba yo, enfermándome de preocupación, y aún así me llamaba pervertido.

Estuve tentado de tocarle los pechos para que mis acciones al menos justificaran esa acusación, pero una ola de somnolencia se apoderó de mí. Bostecé y me desplomé en mi cama.