Mahou Sensou (NL)

Volumen 5

Prologo: El día X

El sonido bastante familiar de un ave que cantaba, rendía tributo a la estación del año. La luz del sol entraba desde el patio, atravesando las delgadas paredes blancas de papel Shoji[1], calentando las esteras de tatami del interior de la casa, que estaba muy tranquila. Los rayos de luz se fundían perfectamente con el ambiente de la primavera y los cerezos silvestres en plena floración.

En una de las habitaciones, había un guardia que se había quedado dormido.

Todo estaba tan pacifico, que, al parecer, se había ido a sentar allí directamente a eso, aprovechando que no había nadie cerca para regañarlo. El hombre en cuestión, era Washizu Kippei que yacía sentado con las piernas cruzadas, sobre un grueso y suave cojín haciendo sonar sus ronquidos de vez en cuando.

De pronto, aquella ave volvió a cantar.

Frente a Kippei, había un joven recostado sobre un futón. No parecía dormido, pues tenía la cara pálida y sus labios no se movían en lo absoluto.

El ave una vez más cantó. Esta vez, se escuchaba más cerca. Posiblemente se había parado en uno de los arbustos de Sasanquas que había en el patio.

Kippei estaba completamente dormido.

El ave, hizo sonar sus plumas descendiendo sobre el borde del corredor al otro lado del Shoji y dio pequeños saltos haciendo sonar sus pequeñas patas sobre el pasillo de madera.

Aquel joven que yacía en el futón, dio un suspiro profundo con sus ojos aun cerrados. No lloró como un bebe recién nacido. Simplemente movió sus parpados temblorosos. Luego, abrió la boca y respiró el cálido aire de la primavera y después murmuró.

—¿Ese es un Mejiro[2]? No… creo que es un ruiseñor…

Lentamente abrió sus ojos y miró el techo. Pero rápidamente su mirada se posó sobre un Ranma[3] tallado en madera finamente decorado con la figura de un largo dragón muy detallado que corría entre nubes tempestuosas.

El chico miró por un rato esa apariencia feroz y majestuosa del dragón de madera, hasta que se percató de la presencia de persona que se encontraba durmiendo a su lado en la habitación tan tranquila. Ladeó su cabeza mirando a Washizu Kippei, que dormía plácidamente sentado y con la cabeza agachada.

—¿Dónde estoy…? —preguntó.

Sin embargo, la voz del chico no llegó a oídos Kippei porque estaba profundamente dormido.

Un olor a muerte se desprendía desde Kippei, y cuando el chico miró su brazo puesto sobre su rodilla, vio sangre en la punta de sus dedos. Al lado del cojín, había una gabardina negra tirada completamente arrugada.

El chico intentó levantarse, pero de pronto, bostezó por un sueño que le entró repentinamente. Casi al mismo tiempo, lágrimas brotaron de sus ojos.

—Todavía no… no tengo el suficiente poder mágico.

Mientras miraba el techo de madera otra vez, lentamente volvió a cerrar los ojos.

Las lágrimas que se habían acumulado en las comisuras de sus ojos se deslizaron hacia abajo y su tiempo, se detuvo de nuevo.

Unos minutos después… 

Washizu Kippei seguía roncando como un animal, pero se despertó repentinamente al escuchar un ruido metálico. Levantó la cara y miró a todos lados buscando la fuente del ruido. Examinó cuidadosamente la habitación iluminada por el cálido sol de la primavera, mientras el ave aún seguía emitiendo su canto en el corredor, pero no había nada inusual.

Entonces, buscó en uno bolsillo de la gabardina que había dejado tirada en el suelo, y sacó un teléfono celular para ver la hora. Aún quedaba tiempo antes de realizar el cambio de guardia, así que estiró las piernas luego de haberlas tenido encogidas por un rato sobre el cojín, y se tumbó completamente al lado del futón para dormir más cómodamente.

—¡Fuaaaa!

Lo más lógico, sería que hubiesen sido los guardias los que hicieron el ruido, porque el objetivo no había despertado aún, y no parecía que hubiese atacado algún enemigo. Con su vista cansada, observó al joven a su lado que seguía dormido igual que siempre; no había signo alguno de respiración ni en sus mejillas blancas o sus labios pálidos o su nariz levantada. Un pequeño flequillo cubría ligeramente sus ojos cerrados. No obstante, Kippei notó algo inusual él: Había rastros de un líquido que se había desplazado desde sus ojos hacia sus oídos.

Entonces se levantó ligeramente y se acercó para verlo más de cerca.

—No puede ser…

Kippei acarició suavemente el rostro del joven con las puntas de sus dedos, y se levantó asombrado.

—¡Oigan! Vengan aquí.

Se fue a llamar inmediatamente a los guardias que estaban en el corredor. Y volteando hacia atrás, Kippei miró al chico dormido y luego las gotas de agua que había en sus dedos.

—Imposible… —con una voz quebrada, Kippei se estremeció como un guerrero emocionado—. Kazuma… ¿Acaso despertaste?

Al observar con más atención, podía verse que la sabana estaba ligeramente levantada como señal de su intento por levantarse.

—¡¡Kazuma!!

Kippei saltó encima del durmiente Ryuusenji Kazuma y sacudió sus hombros. De pronto, la puerta de la habitación se abrió, y entraron dos magos de nivel avanzado.

—Kippei-san… ¿¡Qué está haciendo!?

—¡No haga eso por favor!

Los dos magos tomaron a Kippei de los brazos y lo quitaron de encima de Kazuma.

—¡Imbéciles! —gritó Kippei sacudiéndose para que ambos lo soltaran—. El despertó… ¡¡Ese desgraciado de Kazuma abrió los ojos…!!

Los dos magos se miraron entre sí, confundidos por lo que decía Kippei.

Ryuusenji Kazuma había quedado todo alborotado de la ropa y las sabanas, pero seguía dormido como si nada.

—¡Mierda!

Kippei intentó tomar a Kazuma de los hombros una vez más, pero alguien más que entró silenciosamente a la habitación, le agarró el brazo por detrás.

—Kippei, él aun no va a despertar…

Al voltear a ver, Kippei y los otros dos magos observaron a la belleza de cabello rubio que había entrado. Era Violet, que sonrió entrecerrando sus ojos azules.

—El despertar ocurrirá por etapas —aclaró Violet—. Aun si consiguieras despertarlo, Kazuma-sama solo volvería a quedarse dormido.

—Escucha Vi, él ya despertó… —refutó Kippei

Violet asintió y contestó:

—Si, lo sé. pero mi predicción dice que el día del despertar de Kazuma-sama no será hoy.

Kippei creía en cierta medida en la magia de adivinación llamada «Probability Rain» de Violet. Así que se dio por vencido de momento y preguntó:

—¿Entonces cuando despertará Kazuma?

Violet respondió solemnemente a la pregunta, con algo que habría hecho estremecer a todos los magos que lo hubiesen escuchado.

—El día X será… El 15 de junio

DATOS:

[1]Es ese papel del que están hechas las paredes de las casas tradicionales japonesas.

[2] El Mejiro es un pájaro de color verde y pecho blanco que también es conocido como «ojiblanco japones» o «anteojito» por las manchas blancas que tiene alrededor de los ojos.

[3] Es un tipo de reja de madera colocada en la parte alta de una pared muy cerca del techo en una casa tradicional japonesa. Algunas suelen tener adornos es como un ducto de ventilación