Kage no Jitsuryokusha
Volumen 4
Capítulo 1: ¡Eviten el matrimonio de Rose Oriana!
Parte 3
Probablemente ahora mismo nosotros, que estábamos tomados de la mano y mirándonos el uno al otro, debemos parecer sospechosos.
“¡Tú, el hombre sospechoso ven aquí!”
“É-Él es el discípulo de Silon-sama—”
“¡¡A ti no te pregunté!! ¡Oye, ven aquí de una vez!”
El soldado estaba tan enojado que tenía su cara roja.
“Parece que me llaman, ya regreso”.
“Lo siento. Si sucede algo definitivamente lo ayudaré. Odio a esa persona”.
“Ya veo”.
“Es desagradable, siempre se la pasa viéndome desde lejos”. Margaret-san vio al soldado con una mirada de desagrado y rechazo. “¡¡¿Que no me escuchaste?!!”
“Ya voy~”
Troté un poco y llegué hasta el soldado.
“Por aquí”.
“Sí, sí”.
El soldado me llevó hasta la parte trasera de uno de los edificios.
“¿No sabes quién soy? Soy Kevin, uno de los guardias de este lugar”. Él me tomó del cuello de mi camisa al mismo tiempo que se presentó.
“Mucho gusto Kevin-san”.
“¿Me estás tomando el pelo? Escuché que eres musico, de seguro eres de buena procedencia”.
“Lo siento”.
Kevin-san por alguna razón parecía bastante enojado.
“Nosotros protegemos a este país. Aun si nos llaman espadachines mágicos salvajes o bárbaros, damos la vida por este país mientras inútiles como tú se la pasan seduciendo mujeres”.
“Lo siento”.
Un respondón, ya veo. En estos casos era mejor disculparse mientras piensas en otras cosas.
“Vamos, ven a mí musico. ¡Trata de derrotar a un espadachín mágico con tu música!”
“Lo siento”.
Ahora que ya sé en donde está quisiera ir a ver rápido a Rose-senpai.
“¡Ja, qué renacuajo! ¡¿Ahora lo entiendes?! ¡El arte es una mierda, la música jamás podrá derrotar a un espadachín mágico!”
“Lo siento”.
Ahora que perdí de vista a Margaret-san es el momento perfecto para escapar.
“¡¡Si lo entiendes entonces no vuelvas a acercarte a Margaret-chan!! ¡Ella y yo nos amamos!”
“Lo sien… ¿umm?”
“¿Qué? ¡¿Algún problema?!”
“¿Se… aman?”
“¡Así es! ¡Ella y yo nos juramos amor eterno!”
“Pero ella dijo que siempre la ves de lejos…”
“¡Nosotros siempre transmitimos nuestro amor en este jardín de flores todos los días! Lo hacemos con nuestras miradas. ¡Siempre que la miro, Margaret-chan desvía la mirada avergonzada! ¡Pero como es curiosa siente curiosidad siempre termina viéndome de reojo!¡Margaret-chan es tan… es tan linda…!”
“¿Y solo se miran?”
“¡El verdadero amor no necesita de palabras para expresarse!”
“¿Y has hablado con ella?”
“¡¿Que no me escuchaste?! Lo hice por primera vez hace un rato. ¡De seguro quedó encantada con mi masculina voz!”
“Umm…”
“¿Qué? ¿Algún problema con eso?”
“No es nada, pensé que el amor de ambos, desligado de todo sentido común, es esplendido. Este sí es el verdadero amor”.
“Parece que ya lo entendiste. ¡En ese caso no te vuelvas a acercar a ella! Ahora vete, le diré que te escapaste de mí”.
Gracias Kevin, ahora sí podré moverme libremente por este lugar.
“H-Hii, que sea felices juntos~”
Comencé a correr mientras gritaba como un mob, y luego fui a ver a Rose-senpai.
***
Rose estaba viendo al cielo con melancolía a través de la ventana de su habitación. El cielo de invierno era gris, al igual que su corazón ahora mismo.
Rose había prometido casarse con Doem a cambio de que mantuviera a salvo a su madre. Ella había podido proteger a su madre, pero ¿esta decisión fue la mejor para el reino de Oriana?
También era muy seguro que el jardín de las sombras iba a actuar. Sin importar la razón, Rose ahora mismo era considerada una traidora por desobedecer a un superior.
El culto de Diabolos también se movería, ellos siempre estaban tramando algo.
Ahora mismo, el reino de Oriana se había convertido en un escenario donde dos grandes organizaciones iban a colisionar.
Pero para su desgracia, Rose ahora mismo no era más que un ave enjaulada. Lo único que podía hacer era ver al cielo con lamento.
“Cid-kun…”
Cada vez que ella estaba a punto de darse por vencida, recordaba el rostro de esa persona. De repente… toc.
Alguien golpeó la ventana.
Rose miró hacia el otro lado, y… “¿Eh…? ¿Cid-kun…?”
Allí afuera estaba el chico en el que ella siempre pensaba. Rose miró sonrojada al chico de cabello y ojos negros.
Era como si estuviera soñando, pues ella pensó que nunca más lo volvería a ver.
“Rose-senpai…”
Ella sentía una ferviente mirada de su parte, una mirada que transmitía pasión hacia ella. De seguro ahora mismo, justo ahora, ambos estaban sintiendo lo mismo.
Sus latidos comenzaban a hacerse más rápidos, sintiendo incluso ganas de simplemente abrazarlo y huir juntos.
Pero no podía hacerlo.
“… Entra por favor, no quiero que nadie te vea hablando conmigo”. Dijo Rose de forma racional y fría.
“Por qué… ¿por qué haces algo tan peligroso como esto?”
“Quería hablar contigo a como diera lugar, Rose-senpai. Por eso me infiltré en el castillo como discípulo de una pianista”.
“¿Todo por mí…?” Ella quería llorar.
Él había cruzado un largo camino desde su país, se convirtió en el discípulo de una famosa pianista y se infiltró en el castillo solo para poder ver a Rose.
Él de seguro tuvo que recorrer un camino inimaginablemente difícil.
Después de todo, no era fácil convertirse en el discípulo de una pianista y menos infiltrarse en el castillo.
“Quiero hablar sobre tu boda”.
“N-No hay nada de qué hablar…”
Precisamente porque ella lo ama, es que debe alejarlo.
Ella sabía que nunca iban a poder estar juntos, y por eso, no iba a dejar que se involucrara en el peligro que ella estaba viviendo.
“Dime que lo de tu boda es una broma”.
Su corazón entendía aquella mirada, él quería que Rose negará eso.
Quería que negará que se iba a casar con Doem, pues él quería casarse con ella.
“E-Es verdad… me voy a casar con el duque Doem por mi propia voluntad…”
Su voz tembló, y las lágrimas finalmente salieron de sus ojos.
Sin embargo, Rose se cubrió el rostro para que él no pudiera ver esas lágrimas.
“¡No puede ser…!” Dijo él, con una expresión de haber recibido la peor noticia de su vida. Rose gritó de pena en su corazón.
Para ella, era duro tener que herir los sentimientos de la persona que amaba.
“Entonces por qué ese día…”
Ese día ambos juraron su amor, pero ahora Rose lo estaba traicionando.
“Por favor… ya olvídate de mí…”
Las lágrimas siguieron cayendo sin cesar. Ella ya no quería herirlo más.
“No… no lo aceptaré”.
“Cid-kun…”
“¡Vuelve a ser como eras antes! ¿Recuerdas? Te convertiste en espadachina mágica aun cuando este país los menosprecia. Debió ser duro ser rechazada, y vivir en soledad y aun así elegiste seguir el camino que habías elegido, al igual que yo lo hice un día…”
“¿Al igual que tú…?”
“Soy el que mejor te entiende, porque yo también tuve un sueño incomprendido por todos”.
Rose sabía cuál era ese sueño, no había necesidad de que lo dijera con palabras, ella lo sabía.
Eso era porque ambos tenían el mismo sueño. El sueño de Cid era el de Rose y el sueño de Rose era el de Cid.
Ese sueño era, vivir juntos por siempre.
Casarse y vivir junto a la princesa del reino de Oriana era algo ridículo de decir para un noble de clase baja.
Pero Rose nunca negó los sentimientos de ese chico. Esa era la prueba de que ambos se amaban.
“¡Entiendo tu sueño Cid-kun! ¡Aunque el resto del mundo no lo entienda, solo yo lo entiendo!!”
“Pero la sociedad no lo entiende… me trataron de idiota, de loco, aunque esa era la reacción más natural”.
“¡No importa lo que diga el resto, yo sé que tu sueño es el más esplendido de todos…!”
“Senpai…”
Rose aceptó aquella ardiente mirada.
Ellos no necesitaban palabras, pues el amor se transmitía con sus miradas.
“Nosotros elegimos nuestro propio camino, vivimos en él sin importar las dificultades y el rechazo de las demás personas. Pero senpai, ¡ahora tú estás tratando de salirte de ese camino!”
“N-No es verdad, yo solo…”
La voz de Rose denotaba dudas.
“Apuñalaste a tu prometido y mataste a tu padre. No sé las razones detrás de todo eso, pero siempre creí que ese fue el camino que elegiste con tu propia voluntad”.
“Cid-kun…”
“Pero… ¿por qué ahora tratas de salirte de ese camino?”
“¡Eso fue por qué…!”
“¡Casarse con un prometido que rechazaste una vez hasta el punto de apuñalarlo es lo mismo que desviarte de tu camino! ¿Acaso no seguiste caminando por tu propio camino todo este tiempo? ¡Entonces, ¿por qué… por qué ahora te das por vencida?!”
“¡…!”
Rose apretó sus labios con fuerza, sin poder responder con ni una sola palabra. Ella sabía muy bien, mejor que nadie, que esta no era la vida que ella quería.
Pero para poder proteger las cosas y a las personas que le importaban, debía hacer un sacrificio…
“¡Por favor ya olvídate de mí…! ¡¡Solo quiero que seas feliz, no pido más que eso!!”
“No lo aceptaré. Aunque el mundo esté en mi contra, jamás lo aceptaré…”
“Ya no tengo nada más que hablar contigo. Vete, por favor…”
Rose echó a Cid con un fuerte rechazo. Luego le dio la espalda y se echó a llorar en el piso.
¿Por qué tenía que alejarlo si tanto lo amaba? ¿Por qué no podía unirse, ser uno con él y vivir juntos hasta el final?
Rose se quejó con la cruel realidad y este despiadado destino sobre ella. Luego de un rato, alguien tocó la puerta.
“Adelante”.
Rose limpió sus lágrimas y luego la puerta se abrió.
“Me dijeron que estabas hablando con alguien”.
La persona que entró fue el duque Doem.
“C-Como ves, no hay nadie más aquí”.
“… Ja”.
Doem empujó a Rose y luego revisó la habitación.
Él vio debajo de la cama, en el closet y afuera de la ventana.
“Es verdad, no veo a nadie”. Rose suspiró en silencio.
“Es lo que te dije”.
“Pero parece que estabas llorando, eso sí parece ser real”. Dijo Doem, tocando con su dedo la parte inferior de los ojos de Rose que estaban rojos por las lágrimas.
“¡…! ¡No me toques!”
Rose rechazó la mano de Doem.
“No deberías portarte así con tu futuro esposo”.
“Solo aparentaré ser tu esposa”.
“Será mejor que reconozcas tu posición”. Dijo Doem, golpeando la mejilla de Rose.
“¡…!”
Rose miró a Doem con enojó.
“No olvides que la vida de la reina depende totalmente de las acciones que tomes”.
“… Sí”.
Rose asintió cabizbaja.
“Así me gusta. Si te casas conmigo tal y como prometiste, no le haré nada a la reina”. Doem puso una mano sobre el hombro de Rose y luego tocó su mejilla.
“Parece que el vestido de novia ya está listo. A que te alegra saberlo, ¿no? Veamos cómo te queda”.
“… Sí”.
Rose asintió a regañadientes y salió de la habitación junto a Doem.
Luego…
“… Ya veo, así que fue por eso”.
De la nada, un chico común y corriente de cabello y ojos negros apareció en el centro de la habitación vacía.
Él uso el juego de té que había en la habitación para servirse uno y luego se sentó en el sofá.
“Así que está usando a su madre como rehén”.
Luego se cruzó de piernas y tomó los dulces que había en la mesa.
“En ese caso lo que tengo que hacer es sencillo. Oh, este artículo es de lujo. Santo dios, ¿y para esto usan los impuestos y la sangre del pueblo? Qué descaro”.
Luego de mascar y tragar los dulces, él terminó su fugaz fiesta de té.
“Ja, tranquilos pueblo de Oriana, he tomado sus impuestos por ustedes”. Y luego de decir cosas sin sentido alguno, él se marchó.
Luego de eso, Kevin, un guardia que no tenía nada que ver con esto, fue acusado de robar comida y despedido.
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