Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 2

Capitulo 4: Impulsado Por Un Sueño Loco, Bighawk Se Dirige A Las Masas

Parte 2

Al se dio cuenta de que el semiorco que tenía delante era el resultado final de rechazar la bendición de uno como Red lo había descrito antes.

“La Bendición del Diablo fue verdaderamente un regalo para aquellos de nosotros que nos negamos a reconciliarnos con lo que Dios nos había dado. Otorga una nueva bendición y debilita los impulsos de nuestros innatos. Es una medicina que le otorga el derecho a comenzar una nueva vida. Con él, puedes ser quien quieras”.

“¿Una nueva bendición?”

“La Bendición del Diablo se hace usando corazones de demonios. La variante que circula en este momento se hizo a partir de los corazones de cincuenta demonios hacha”.

“¿Corazones de demonios?” Exclamó Al.

“No conozco los detalles de la teoría detrás de esto. ¿A quién le importa verdad? Todo lo que necesitaba era averiguar cómo usarlo. Con esta nueva arma a mi disposición, me convertiré en el rey de Zoltan”.

Al principio, Al pensó que Bighawk quería decir eso en una especie de sentido metafórico. Zoltan era una república, con el poder dividido entre el concejo y el alcalde. Aunque los sentimientos racistas eran comunes en Zoltan, no había forma de que un semiorco no aristocrático como Bighawk pudiera convertirse en miembro del consejo. Algo parecido ocurrió con convertirse en alcalde, incluso si Bighawk gastó una fortuna en una campaña.

Por eso Al pensó que el hombre se refería a un rey figurativo. Cuando Al vio la intensidad en los ojos de Bighawk, sin embargo, supo que el hombre lo había dicho literalmente. Hablaba en serio sobre la conquista de Zoltan y gobernar a su gente.

“La Bendición del Diablo ha fortalecido a los ciudadanos de Southmarsh y, debido a sus cualidades adictivas, no se volverán en mi contra. Tengo agentes dentro y fuera del consejo. Todo lo que queda es encender la chispa que encenderá este barril de pólvora”.

“¿Una chispa?”

“Ese serías tú, Al… Oye, tráelo.”

A la orden de Bighawk, un guardaespaldas en la sombra, todavía enmascarado a pesar de estar en el interior,  salió de la  habitación. Después de un minuto, regresó con un niño atado con una cuerda.

“¡Ademi!” Gritó Al.

Al escuchar la voz del otro niño, Ademi miró hacia arriba. Cuando vio que era Al, bajó la cabeza.

“Lo siento… nunca quise que fuera así”.

“Ademi…”

“Yo solo… solo quería ser un guardia valiente como mi papá… nunca pensé que las cosas terminarían de esta manera…”

Bighawk y Ademi habían admirado a sus padres y habían sufrido de manera similar por su insatisfacción con sus bendiciones. Sin embargo, a diferencia de Ademi, no había rastro de compasión en la expresión de Bighawk. Solo hubo éxtasis ante la inminente realización de su sueño.

***

Esa noche, llevaron a Al a una puerta que daba al balcón de la finca. Todo el adhesivo verde de la bomba había sido lavado y le habían obligado a cambiarse de ropa. Es más, también estaba equipado con una coraza plateada resplandeciente.

Ademi estaba a su lado, todavía atado. Llevaba la misma ropa sucia y andrajosa con la que probablemente había estado durante días.

“No habrá nada peligroso. Todo lo que tienes que hacer es seguir las órdenes de tu bendición”, dijo Bighawk con una profunda sonrisa.

El semiorco abrió las puertas del balcón y el aire se llenó de vítores atronadores.

“¡¿Qu…?!” Gritó Al.

Abajo había una multitud de personas tan grande que no cabían todas en el enorme patio de Bighawk.

Casi todos eran residentes de Southmarsh con ropas andrajosas y caras sucias. Sus ojos, sin embargo, brillaron de emoción cuando Bighawk levantó las manos y lanzaron vítores de su nombre en respuesta.

“¿Por qué…?”

Por lo que Al sabía, Bighawk era el jefe de Southmarsh, pero no era una figura querida. Southmarsh fue el hogar de muchos inmigrantes, una cantidad no pequeña de los cuales albergaba sentimientos racistas hacia los semiorcos. En el pasado, Al había escuchado a algunas personas referirse a Bighawk como ‘ese maldito cerdo’.

“Todo lo que se necesita es la menor oportunidad para cambiar la opinión pública”. Bighawk se echó a reír, su amplia barriga se agitó mientras descansaba sus gruesos dedos sobre ella.

“Esta gente solía odiarme por lo que les hice, y ahora estoy aquí disfrutando de sus vítores. Todo lo que hizo falta fue recoger sus quejas contra el ayuntamiento y convertirse en portavoz de su protesta. La gente quiere un héroe”.

Bighawk agitó sus brazos parecidos a troncos, un acto que solo provocó más vítores.

“¡Señor Bighaaaaawk!” ellos gritaron.

¿Qué están haciendo? ¡Es un chico malo! ¡Les ha causado tanto dolor a todos! ¡No se deje engañar por sus trucos tan fácilmente! Al gritó en su mente.

Bighawk, temido por las innumerables leyendas crueles que había inspirado, saludaba alegremente a una masa de personas que cantaban sus alabanzas.

“Damas y caballeros. Ayer mismo fui al consejo de Zoltan y al puesto de guardia para protestar”.

Los vítores disminuyeron cuando Bighawk comenzó a dirigirse a la gente. Los que seguían gritando fueron rápidamente silenciados por los que estaban a su lado. Todos esperaban ansiosos lo que Bighawk iba a decir a continuación.

“Mi objetivo era, por supuesto, abordar la situación del criminal cobarde que atacó a la familia del joven Al”. El hombre le hizo un gesto a Al.

Un rugido furioso rugió entre la multitud, pero una mano levantada de Bighawk rápidamente acalló los silbidos y las burlas. La hostilidad hacia los agentes de la ley era casi palpable.

“Les pregunté por qué sus guardias no podían encontrar ni un solo niño, y ¿saben lo que dijeron? Dijeron que era porque todos ustedes eran demasiado perturbadores”.

Otro oleaje indignado estalló.

“¡No hace falta decir que esto es solo un sofisma! ¡La razón por la que hablamos es que no se estaba haciendo justicia! Entonces, díganme, ¿en qué mundo el legítimo ejercicio de la justicia podría verse obstaculizado por demandas legítimas como la nuestra?”

“”¡Cierto! ¡Sí!”” Los gritos de apoyo vinieron de todas partes.

“¡Eso deja solo una posible explicación! La verdad es que este error judicial es lo que los legisladores querían desde el principio. ¡El criminal que atacó a la familia del joven Al no era otro que el hijo del capitán del guardia, Ademi! ¡Esos monstruos han elegido al hijo de su amigo sobre nuestro dolor! ¡Sobre lo que es correcto y justo! ¿Eso te enoja? ¿Eso te molesta?¡Pero así es Zoltan! ¡Somos forasteros aquí! ¡No importa cuántos de nosotros podamos morir, el consejo, los guardias y el resto de Zoltan no derramarán una sola lágrima! ¡Lo mejor que pueden hacer es decirle a alguien que recoja la basura!”

Un rugido enfurecido se arremolinaba a su alrededor, ahora más intenso que nunca. Bighawk miró hacia abajo con satisfacción mientras la multitud continuaba trabajando.

“Pero ustedes, los habitantes de Southmarsh, son prudentes y sabios. Los ricos te han perseguido y te han dejado pelear con tus hermanos por las migajas más escasas. Durante todo este tiempo, te has quedado preguntándote si los agentes de la ley están moviendo los hilos, ¡o si de hecho hay alguna prueba de lo que ha sucedido! Bueno, mis hermanos y hermanas, ¡tendrán esa prueba!”

Detrás de Al y Bighawk, un guardaespaldas escondido bajo una capa condujo a Ademi y a los dos guardias que habían traicionado a Al; los tres habían sido atados.

“Heh-heh…”

Los dos guardias estaban mirando al suelo, pero había sonrisas en sus rostros.

“¡Estas dos personas excelentes sirvieron una vez bajo el consejo de los malvados, pero desde entonces han aprendido lo incorrecto de sus acciones!”

Los dos hombres avanzaron. Mientras inclinaban la cabeza, la pareja comenzó a dirigirse a la multitud.

“¡Nos gustaría entregarnos! ¡Nosotros éramos los que escondíamos a Ademi! Todo fue para encubrir todo este lío. El plan era descartar el testimonio de Al y su familia, para hacer caso omiso de las afirmaciones de la gente de Southmarsh, sus afirmaciones, ¡como mentiras!”

Hubo un momentáneo silencio antes de que el océano de gente de abajo explotara de rabia.

“¡Silencio! ¡Silencio, todos!” Bighawk llamó hasta que finalmente, las cosas se calmaron.

¡Maldita sea! Al quería gritar que era una completa mentira. Los guardias no habían hecho una actuación muy convincente en absoluto. Toda su confesión había sonado increíblemente forzada. Debería haber sido obvio para cualquiera que le diera un segundo pensamiento que estaba mintiendo.

“Es muy sencillo hacer que un hombre crea una mentira que quiere creer”, susurró Bighawk en el oído de Al. Los poderosos dedos del semiorco se deslizaron alrededor del cuello de Al, una advertencia de que Bighawk podría romperlo fácilmente en cualquier momento. Tal amenaza fue más que suficiente para silenciar al asustado Al.

Los guardias continuaron con su farsa barata para la multitud, y todos respondieron exactamente como quería Bighawk. Su actuación puso la culpa de todo a los pies del consejo y los guardias. Todo, desde la pobreza de Southmarsh hasta las frecuentes tormentas de Zoltan, fue atribuido a quienes hicieron las leyes y las hicieron cumplir. Cuando la actuación de las mentiras finalmente llegó a su fin, Bighawk se hizo cargo de nuevo.

“Aquí está tu prueba. ¿Queda alguien que aún lo dude? ¿Hay alguien que todavía crea que el consejo y los guardias están del lado de la justicia?

¿Hay alguien que dudaría de mí?”

“”¡Señor Bighaaaaawk! ¡Nuestro único y verdadero jefe!””, Llegaron los enfáticos vítores.

“¡Muy bien! Con esto, estamos todos unidos ahora. Entonces, la pregunta es qué hacer con el problema. ¿Cómo cambiamos este injusto sistema? ¡Debemos dejar de lado nuestra paciencia y magnanimidad! ¡El tiempo para eso ha pasado!”

Ademi se vio obligado a arrodillarse.

“Puedo decirte aquí y ahora, esto no es solo una trama turbia del Gremio de Ladrones. ¡Oh no! ¡Esto es justicia! ¡Esto es una revolución!”

Bighawk le pasó un shotel a Al.

“Si los guardias no ven que se haga justicia, ¡la cumpliremos nosotros mismos! ¡Y si el consejo nos procesara, entonces ya no necesitamos al consejo!”

Los ojos de Ademi se llenaron de terror cuando miró a Bighawk y luego a Al.

“¡Reclama la retribución que es tuya, Al! ¡Derriba la espada del juicio sobre el criminal que atacó a tus padres! ¡Arroja la cabeza del villano a las llamas de la revolución para que podamos establecer un nuevo Zoltan en esta tierra!”

“Espera, ¿me estás diciendo que mate a Ademi?” Preguntó Al, aterrorizado y estupefacto.

“Por supuesto. Cualesquiera que sean los acontecimientos que puedan haberlo conducido, es la pura verdad que este niño atacó a sus padres. Lo viste tú mismo esa noche”.

“¡P-Pero! ¡Tú fuiste quien lo preparó para hacer eso!”

“Para nada. Es cierto que le di la droga y el hacha. Supongo que también podría haberlo mantenido a salvo después de que se escapó, pero eso es todo. Ademi cedió a los impulsos de la Bendición del Diablo y atacó a tus padres en un ataque asesino. Él era el que quería que sufrieran y murieran”.

Ademi, que había estado buscando desesperadamente a Al para salvarlo, ahora llevó su mirada al suelo, avergonzado.

“Incluso antes de que yo me involucrara, él te había atormentado. Sabes mejor que nadie cuántas veces te ha golpeado, ¿verdad?”

“… Eso es cierto, pero…”

“Es más, debido a la Bendición del Diablo, Ademi tiene dos bendiciones… Si lo cortas, solo aumentará tu nivel aún más”.

Thud. Hubo un latido de la bendición de Al, diciéndole que había un enemigo delante de él.

Esa noche, Ademi estaba tratando de matarme con esa hacha. Él es el que quería eliminarme, por lo que no puede quejarse si termina muerto por eso. Él es mi enemigo. No hay necesidad de dudar en matar a un enemigo.

Los propios pensamientos de Al se arremolinaron, mezclándose con el llamado a la batalla de su bendición.

De cualquier manera, alguien va a terminar con Ademi aquí, incluso si yo no lo hago, ¿verdad? Tengo la mejor razón para hacerlo, así que bien podría ser yo.