Tensei Shitara Slime Datta Ken (NL)

Volumen 4

Capitulo 6: Conquistando el Laberinto

Parte 2

Luché contra ellos uno por uno, como siempre, asegurándome de mantener la guardia alta.

“¡Diablos! Lo arruiné hoy también …”

“¡Rimuru-sensei es demasiado fuerte! ¡Eso es hacer trampa!”

“¿No se supone que debes ir más fácil con las chicas?”

“Será mejor que aprenda más magia…”

“¡Agh! ¡Estaba tan concentrado en defenderme mejor hoy!”

Tal vez era inmaduro de mi parte, pero quería ser como un muro impenetrable para ellos. En este punto, estaba actuando en marcado contraste con Shizu. No tenía intención de mimarlos en absoluto.

“¡Jajaja! ¿Ustedes niños creen que alguna vez podrían vencerme? ¡Están soñando!”

Los niños comenzaron a quejarse de mí. Esta era una rutina bastante común en mi clase. Y entonces—

¿Hmm? Siento esta extraña sensación de presión…

Reporte. Gran cantidad de energía mágica detectada. Acercándose—es un Sky Dragón [Dragón del Cielo].

Según el conocimiento que había recogido en la biblioteca de la capital, un Sky Dragon se parecía a un wyvern, aunque en realidad era muy diferente. Los wyverns eran una rama aerotransportada de la familia del Dragón Menor, pero un Sky Dragon era parte del grupo Arch Dragon [Dragón Arcano], manteniendo una mayor cantidad de sangre de dragón original. Como amenaza, se clasificaba en SA—un monstruo de clase calamidad.

Parece que nuestro pequeño y divertido picnic tendrá que esperar.

“Santo cielo…”

Gard Mjöllmile cayó al suelo con la cabeza entre las manos.

Era uno de los mayores negocios que había hecho en mucho tiempo, un golpe de buena fortuna que había llegado recientemente. La rama del gremio libre en Blumund se había acercado a él, y el maestro del gremio, Fuze, había discutido las cosas con él personalmente.

“Entonces el gremio está empezando a tomarse en serio este acuerdo de pociones. Estamos hablando de conseguir trescientas por mes para las reservas del gremio y doscientas para las fuerzas de caballeros reales. Así que quinientas, y te pagaríamos ciento cincuenta de oro por ellos”, comenzó Fuze, mirando a Mjöllmile

como un mafioso sacudiendo a un cliente.

“Ahora, tenemos un socio comercial que se los venderá por veinticinco monedas de plata cada uno, y ese será probablemente el precio con más descuento que obtendrá por el momento. ¿Correcto? Si fueras a comprarlos sin eso, pedirán treinta por cada una, así que… ¿Qué piensas? No es un gran negocio en términos de dinero, pero este es un trabajo del gobierno—será continuo, por mucho tiempo de aquí en adelante”.

Mjöllmile resolvió la aritmética en su mente. Según ese acuerdo, quinientas pociones le darían una ganancia de mil quinientas monedas de plata, o veinticinco en oro.

No estaba mal, pero no lo suficiente como para arriesgar su vida. Este era Gard Mjöllmile, después de todo. Un chico que solía trabajar en callejones y arreglar préstamos para pandillas callejeras de bajo nivel. Se necesitaría más que un ceño fruncido de Fuze para hacerlo venir a la mesa de negociaciones.

“Debe estar bromeando conmigo, señor. En estas condiciones, me temo que no puedo dar un sí a eso. Si esas son sus condiciones finales—”

“¿Oh? ¿No te gusta? Bueno. Regresa a casa, entonces. Pero si lo haces, ten en cuenta que perderás cualquier derecho que haya ganado por los negocios que haremos con ese país. Esto es algo que quería ofrecerte primero porque confiaba en ti, ¿sabes?”

Las cejas de Mjöllmile se arquearon.

“… ¿‘Ese país’?”

“Mm-hmm. Pero no puedo decirte nada más si no estás de acuerdo con el trato—”

“Bueno, deme un momento, Fuze-san. Nunca he sido bueno en este tipo de negociación ojo por ojo. ¿Por qué no lo ponemos todo sobre la mesa?”

Ahora Mjöllmile olía el dinero. Fuze sonrió al darse cuenta de esto.

“Seguro, seguro. Pero antes de eso, necesito mostrarte los productos, ¿no? Aquí está la primera de sus mercancías—una poción superior. ¿Qué piensas? ¿Aún no estás interesado?”

Sobre la mesa, depositó una Poción superior, una infusión especial que hacía que todas las pociones anteriores parecieran obsoletas. Cualquiera que sea el “país” detrás de esto, tenían habilidades técnicas al menos a la par con el Reino Enano. Eso, más los valores numéricos que Fuze mencionó anteriormente, hicieron que Mjöllmile se estremeciera.

“¿Quieres que entreguen quinientas de estas al gremio? Solo para estar seguro, ¿hay algún límite para la cantidad que puedo comprar?”

“Eso no podría decírtelo”. Otra sonrisa

“Pero es tu trabajo como comerciante el descubrirlo, ¿no es así? ¿Por qué no viajas allí y preguntas?”

Y Mjöllmile—ahora estaba aún más sorprendido. Un viaje que esperaba tomar al menos dos semanas se completó en una, tal como afirmó su guardaespaldas, Kabal.

“¿Ves? ¡Te lo dije, esta ciudad es increíble!”

“Yo… no puedo creer esto. ¿De dónde vino esta carretera…? Y para el caso, ¡¿de dónde vino toda esta ciudad?!”

Estaba asombrado. Contratar a un grupo de tres aventureros B+ para este trabajo significaba que estaba casi seguro de perder dinero. Le costaban cien piezas de plata por día, e incluso eso era una ganga en el nivel B+. Cien plata equivalían a una moneda de oro; significaba que contratar a estos muchachos por un mes se costaría treinta de oro.

El único beneficio asegurado de este viaje eran veinticinco monedas, y entre eso y sus gastos de viaje, pensó que estaría en números rojos—pero aún quería ver esta tierra personalmente, para ver si podía conducir un negocio.

Poco tiempo después, compró mil Pociones superiores. La mitad sería entregada a su cliente; la otra mitad, vería si podía venderla fuera de las fronteras de Blumund. Sin embargo, lo que también había ganado era la invaluable experiencia de hacer que los monstruos lo conocieran por su nombre. Eso e información. Estos monstruos, después de todo, tenían los derechos de esta nueva ruta comercial.

Tomar este trabajo no podría haber sido una mejor idea, pensó Mjöllmile, con el pecho prácticamente lleno de alegría. Uno de los líderes de los monstruos, un hobgoblin llamado Rigurd, declaró que creía que impulsarían su producción manufacturera en el futuro. También estaba considerando otras especialidades que podrían producir también. Se había convertido en un socio comercial vital en poco tiempo, sin duda.

Por lo tanto, Mjöllmile había viajado de regreso a Blumund, entregando con éxito quinientas de las pociones de los monstruos. Kabal y su grupo se despidieron después; en su lugar, Mjöllmile contrató a un aventurero de rango C que se hacía llamar Bydd y se embarcó en otro viaje a Ingrasia. Su carro, cargado con las quinientas pociones restantes, llegó al reino sin incidentes.

El incidente solo ocurrió después de que cruzó la frontera.

“¡¿Qué es ese monstruo?!” Mjöllmile gritó. Devastando el paisaje frente a él había un brillante Sky Dragon blanco—una personificación de la destrucción que ningún humano podía detener. Los guardias de la puerta, presumiblemente soldados de Ingrasia, habían comenzado a evacuar a los residentes cercanos, dejando a los viajeros y comerciantes de otras naciones valiéndose por sí mismos. Ya había bajas.

“¡Salgamos de aquí, señor!”

Podía escuchar a Bydd gritándole, pero Mjöllmile no podía acelerar más. Sus mercancías estaban en su carreta, pero los caballos estaban demasiado asustados para escuchar sus órdenes. Tendrían que abandonar su carga—lo cual estaba bien. Una gran pérdida, pero al menos viviría para compensarlo algún otro día.

No, eso no fue lo que hizo dudar a Mjöllmile. Era su falta de velocidad. No había maldecido su cuerpo regordete así en mucho tiempo.

“¡Maldita sea!”

Su mente de comerciante, Mjöllmile llegó rápidamente a una conclusión en su mente.

“¡Prepara todo, Bydd, vamos a pasar estas pociones a los soldados!”

“¿De qué estás hablando? Todo lo que podemos hacer en este momento es correr, señor”.

“¡Tonto! ¿Cómo vamos a huir de ese monstruo alado a pie? ¡La única forma de sobrevivir es llegar al otro lado de la puerta! La capital tiene una barrera mágica sobre ella que bloquea a los monstruos. ¡Es mejor ayudar a los soldados y ganar algo de tiempo!”

“Pero…”

Incluso mientras discutían, el Sky Dragon envió rayos que carbonizaron la tierra, entregando un ataque despiadado sobre aquellos demasiado lentos para escapar.

“¡Mamá! ¡¡Mamá!!”

“¡¡Elno!!”

La madre había abrazado a su niña con fuerza para protegerla. Ahora estaba a punto de respirar por última vez, con todo su cuerpo prácticamente quemado.

“¡Waaaahhhhhh!”

La gente corría en todas direcciones, gritando. Nadie se quedaría para ayudar a esta mujer que estaba al borde de la muerte—

“¡Dahh, déjame encargarme! ¡Lo haré!”

“¡¿S-Señor?!”

Mjöllmile agarró una caja de Pociones superiores y corrió hacia el campo donde los rayos acababan de golpear—directamente hacia la madre y su hija. Los relámpagos lo asustaban, pero siguió corriendo, confiando en su buena fortuna.

No me golpeará. ¡Soy un hombre más afortunado que eso!

Se tambaleó hacia allí, rociando la medicina sobre la mujer medio carbonizada. Eso solo era suficiente para evitar que muriera en el acto. Soltó un suspiro de alivio, inclinándose para acariciar a la hija que lloraba—y luego notó que había una sombra en el suelo. Su sangre se congeló de miedo; Podía sentir que se le escapaba de la cara.