Tensei Shitara Slime Datta Ken (NL)

Volumen 4

Capitulo 1: Negociando con el Reino de las Bestias.

Parte 6

Entre esto, aquello y lo otro, el cultivo de fruta había caído en el segundo plano. Simplemente no había tiempo para desarrollar nuevas tierras de cultivo para ello. Nuestro horario de construcción estaba lleno hasta el cuello; Ya le estaba pidiendo demasiado a Geld. Quería la dulzura que la fruta aportaría a nuestra dieta, pero no podríamos pedir esos lujos hasta que estuviéramos más preparados para futuras hambrunas. Por lo tanto, me había dado por vencido por ahora.

Y con eso, terminé de darles el resumen.

“Ya veo”, comentó Alvis.

“Eso suena como un problema. ¿Quizás podría arreglar los asuntos para que las frutas ofrecidas a Eurazania pasen a su nación? Con eso, podrían—”

Podrían usar eso para hacer licor más elegante para nosotros, prácticamente podía escucharla decir entre líneas.

“… ¿De qué porcentajes estamos hablando?” Yo pregunté.

“Oh, puedes manejar los detalles”, respondió Sphia con una sonrisa.

“Mientras tenga algo bueno para beber, estoy satisfecha. ¡El dominio de nuestro señor disfruta de una gran cantidad de fruta de alta calidad, así que espero con ansias lo que puedas hacer con ellas!”

Entonces la pelota volvió a nuestra cancha. Lo cual me alegraba, ya que no estaba en condiciones de dar números en este momento de todos modos. Incluso si solo quisieran un suministro para ellos mismos, no para vender a través de la tierra, transportar una cantidad tan grande de licor era un problema de logística en el que no quería pensar.

Sería bueno si pudiéramos establecer un sistema monetario ya, así no tendría que preocuparme por los detalles de cada trueque. Pero incluso si el Reino de las Bestias entendiera el concepto, dudo que vean alguna necesidad de él. Qué pena, sin embargo.

Entonces recordé—tenía expertos en ese tipo de problema, ¿no? Los comerciantes de kobold—Había nombrado a su líder Koby, por simplicidad—mencionaron que se dedicaban a comerciar en todo el dominio de Carrion. Serían buenas personas para plantear el tema. No hay tiempo que perder. Vamos a traerlos aquí ahora mismo.

Koby generalmente estaba estacionado en la oficina del comerciantes en Tempest, por lo que vino inmediatamente después de mi citación.

“Rimuru-sama, ¿cuál es el—?”

“Bien, entonces Koby enviará un equipo de comerciantes kobold para recoger la fruta, así que asegúrate de que tengan permiso para viajar por tus tierras”.

“Excelente”, dijo Sphia.

“Garantizaré su seguridad en Eurazania”.

“Ah, um, ¿qué?! Y— ahhh, ¿Gran licántropo-sama?”

“Muchas gracias. Ah, y si hay algo además de nuestras bebidas que te guste, estaremos encantados de vendértelo. ¿Qué piensas?”

“En ese caso”, intervino Alvis, esperando este momento, “tengo algo en mente. La ropa que todos usan está hecha de tela muy fina. La ropa de cama que usé anoche era de una calidad similar; se sentía tan suave contra mi piel. Me encantó Si pudiéramos discutir eso…”

Recientemente habíamos perfeccionado la producción en masa de seda mágica de capullos de polilla infernal, y parecía que había ganado algunos entusiastas. Les dimos un par de metros de tela, sus ojos brillaban mientras lo examinaban.

“¡Por favor, por supuesto, entonces!”

No solo era bonito y suave al tacto, sino que también estaba hecho de material bastante protector. No iba a dar permiso tan pronto… después de todo, esto era una negociación.

“Entonces supongo que necesitan algo de esto, Koby. Por hermosas que sean, ¡no es de extrañar que estas bellas mujeres tengan tan buen gusto en tela!”

“¡N-No, por favor, espere un momento, señor! ¿Cuál es el significado de—?”

“¡Sí! Tal como dijo Koby, esta es una de las especialidades de mi nación. Ambos raros y bastante valiosos.

¿Tienen algún producto propio que ofreciera un intercambio equivalente?”

Estaba dispuesto a desprenderme de una cantidad adecuada de alcohol y solo un poco de tela de polilla infernal para el suministro de fruta. Pero no quería mostrar mis cartas tan fácilmente.

Alguien tan atento como Koby vería de inmediato los beneficios de esto, sin duda.

“Bueno”, dijo Alvis, “sobre todo lo que podemos ofrecerle en este momento son estas piedras decorativas”. Señaló una pequeña colección de piedras que brillaban con una deslumbrante variedad de colores. Se parecían a los cristales mágicos que los enanos podían refinar del mineral mágico, pero no podría haber sido que—no era de color oscuro, por ejemplo.

Elegí uno y ejecuté Analizar y evaluar en él. Era como una piedra preciosa—que no debería haberme sorprendido. Supongo que este mundo también tenía gemas.

“Ah, una joya, ¿eh? Esperaba algo de oro, personalmente…”

“Ri-Rimuru-sama, con estos son licántropos, acaso eres—”

“¿Oro? Tenemos eso, ¿verdad, Alvis?”

“Sí, sí, encerrados en nuestros almacenes. Tenemos poco uso para eso, aparte de decorar nuestro palacio”.

“¡Ah! ¿Puedo pedirte eso?”

Había toneladas de usos para el oro. Decoración, sí, pero—demonios, podríamos transportar esas cosas directamente al Reino Enano para alimentar su mente, por ejemplo. Koby parecía tan emocionado por eso; ojalá estuviera más feliz con este intercambio ahora. Estaba moviendo la cola de un lado a otro, así que sabía que estaba ansioso por arremeter contra la oportunidad.

“¡Aguanta, Koby! ¡Este será un gran trabajo para ustedes!”

“¡Pero por favor, Rimuru-sama! ¡Este es un trabajo demasiado grande! Su grito hizo eco a través de la habitación. Lo camuflé con una risa.

Koby pronto se quedó callado, tal vez resignado a su destino. Se dio cuenta de que todo estaba decidido, y ahora estaba listo para pensar un poco al respecto. El comerciante clásico—¡todo es flexible con él!

Rápidamente pasamos a los detalles más pequeños. Estos eran asuntos que los oficiales licántropos aquí preferían dejar a sus asistentes; el demonio llamado Enrio los estaría manejando. Koby, una vez que finalmente se puso serio acerca de esto y actuó como el comerciante que era, pronto se lanzó de lleno a las negociaciones. Olfateamos el té tostado que Shuna nos preparó mientras lo hacía.

Sin que yo lo supiera, resultó que los comerciantes kobold técnicamente no tenían permitido ingresar a Eurazania. No solo los kobolds, sino que el dominio era conocido como un lugar muy difícil para su gente, especialmente para los débiles.

Cada centímetro de tierra sobre el que gobernaba el rey demonio Carrion estaba obligado a proporcionar sus variadas recompensas al gobierno principal. Esto significaba que las tierras centrales del dominio lo tomaron como un hecho dado que recibían todo lo que pudiera desear.

Los comerciantes kobold, a su vez, viajaban por las ciudades y pueblos gobernados por las fuerzas centrales, recogiendo cualquier cosa que necesitaran. Si este nuevo acuerdo significa que los kobolds pasaban de ser alimentadores de fondo a una clase de comerciantes en pleno derecho a los ojos de Carrion, no es de extrañar que la cabeza de Koby estuviera a punto de explotar.

Era el mismo caso, más o menos, en los otros dominios de reyes demonio. Con la Nación Alada de Fulbrosia—tierra de Frey, la Reina del Cielo—a los monstruos de nivel de peón no se les permitiría entrar en las ciudades, a menos que tuvieran alas.

Se rumoreaba que el espacio de la ciudad se había formado en capas talladas en una cadena montañosa, subiendo hasta los mismos cielos. Como alguien que solía trabajar en la construcción, me encantaría ver eso alguna vez, pero no parecía que el permiso fuera demasiado fácil de conseguir.

Hacer negocios con el dominio de Milim era poco práctico, dado lo lejos que estaba de nosotros. Eso dejaba al rey demonio Clayman, el propio Maestro de Marionetas. Él era la excepción entre sus parientes, permitiendo el comercio libre y legal en todas sus tierras. La economía era una preocupación apremiante para él, y su dominio tenía un sistema monetario en funcionamiento. Había historias sobre ellos comerciando con el Imperio del Este, incluso.

Me pareció un pensador muy refinado según los estándares de este mundo. Por otra parte, si se podía confiar en lo dicho por otros reyes demonio, Clayman era el único entre ellos que podía diseñar algo como ese Orc Lord. Él es el único con la influencia financiera para equipar a una horda de ese tamaño con armas y armaduras, como dicen.

Pero no había evidencia concreta, y no podía negar que las manos humanas parecían estar involucradas también. La pregunta debería abordarse más adelante.

Discutí todo esto con Alvis y Sphia mientras tomábamos el té. Mientras lo hacíamos, nuestros respectivos subordinados concluyeron sus propias negociaciones.

“Rimuru-sama, debo admitir que yo, su humilde servidor Koby, no puedo agradecerle lo suficiente. Para una banda de comerciantes errantes como nosotros, la oportunidad de recibir un trabajo de tal magnitud es tan… tan…”

Parecía a punto de llorar cuando se arrodilló ante mí, la cola se sacudió de un lado a otro tan rápido que temí que se le desprendiera del cuerpo.

“Oye, no te preocupes, Koby. Suerte con ello. Lamentablemente, pasará un tiempo antes de que podamos completar una carretera, me imagino, así que el transporte será difícil al principio”.

Además de preparar una carretera hacia el Reino Enano, estaba haciendo que Geld trabajara en un camino similar al reino de Blumund. Pedir más de él sería demasiado.

“¡No hay problema, señor! ¡Aquí es donde entramos nosotros!”

Koby disipó mis preocupaciones con una sonrisa. A pesar de su cara de perro, me di cuenta por el aura de alegría que emitió que realmente estaba sonriendo. Estaban acostumbrados a vender sus mercancías por caminos rurales; las condiciones de viaje no parecían preocuparles mucho.

“¿Tendrás suficiente gente?” Pregunté.

“Eso tampoco será un problema, Rimuru-sama. Gracias a que nos permitieron construir una base de operaciones en esta ciudad, nuestro negocio ha ido avanzando sin problemas en el Gran Bosque de Jura. Tenemos un amplio personal para el trabajo, creo”.

“Ah. Pues, genial. Entonces les proporcionaremos escoltas”.

“Muchas gracias. ¡Eso nos ayudará mucho!”

Me dio una mirada resuelta, entrecerró los ojos y luego regresó a su oficina. Este nuevo cliente suyo lo había llenado de un deseo general de hacer el trabajo. Lo cual era genial—realmente genial. Podríamos haber utilizado teletransportes, al menos con la cantidad de productos de los que estábamos hablando, pero eso tenía sus límites y solo funcionaba con cantidades predeterminadas. Si esto fuera solo un pequeño intercambio de regalos de vez en cuando, eso sería una cosa, pero el transporte físico sería la mejor opción para este trabajo.

Si en este momento no nos preocupáramos por valores equivalentes, podría generar problemas más adelante. Quería asegurarme de tener a alguien de confianza en la mezcla, y para ese propósito, los kobolds y sus largas relaciones con nuestros goblins eran un socio más que capaz. No podría pedir algo mejor, de hecho.

Todo esto me tranquilizaba muchísimo, libre de los detalles del trueque por mí mismo. También marcaba el comienzo de las relaciones comerciales oficiales entre Tempest y Eurazania.

Después de permanecer varios días más, los licántropos Sphia y Alvis regresaron a casa. Enrio, el demonio que las servía, permaneció en la ciudad con los otros asistentes.

Al parecer, se les había instruido que aprendieran sobre la variedad de tecnología que teníamos aquí, y ya estaban enfocados con sus estudios. Kaijin y el taller de los hermanos enanos los impresionaron;

Cuando visitaron uno de nuestros nuevos sitios de construcción, tomaron medidas de la fuerza y la estabilidad. En un viaje de un día para ver nuestras carreteras, se sorprendieron al ver cuán efectivos eran nuestros equipos de construcción.

Pronto, querían familiarizarse con estas cosas ellos mismos.

“Si está dispuesto”, preguntaron, “estaríamos encantados de trabajar con sus equipos”.

No estaban sujetos a ningún horario en particular, pero querían quedarse a mano hasta que llegaran los reemplazos para ellos. Después de discutir asuntos con Rigurd, decidí darles mi permiso. Antes de que hubiera pasado un mes, formaban parte de nuestra operación de trabajo, mucho más serios y bondadosos de lo que podrías creer.

Uno de los licántropos estuvo involucrado en otros asuntos. Ese fue Grucius. Enrio y los demás recibieron la orden de pulir sus conocimientos técnicos aquí, pero Grucius no.

“Mientras mi maestro, Phobio el Colmillo de Leopardo Negro, está cumpliendo su penitencia, se me ordenó brindarle toda la ayuda que pudiera, Rimuru-sama. Espero poder devolver el favor, de alguna manera”.

Por lo tanto, aceptó ayudar a patrullar la ciudad—aunque entre él haciendo un viaje junto con Gobta y entrenando con Hakurou junto a Yohm, me pareció que estaba haciendo lo que quería por la ciudad. Ah bueno. Si se estaba divirtiendo, no era asunto mío.

—Y así, los enviados desde el Reino de Eurazania pronto se convirtieron en amigos de los ciudadanos de Tempest.