Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 5

Capítulo Extra 2: La Muerte De Ariel

Parte 2

 

 

La había escuchado diez años antes, en la ceremonia de graduación de mi academia en la capital, cuando un cierto personaje ofreció un discurso de felicitación a nuestro mejor alumno. Por breve que fuera ese discurso, nunca lo había olvidado. Nunca. En aquel entonces, creo que casi todos los graduados en esa sala se habían maldecido por no haber estudiado más.

“Estos hombres simplemente están siendo diligentes respecto a sus deberes”.

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Cuando se abrió la puerta de ese carruaje, sentí un gran escalofrío recorriendo mi columna vertebral.

No podría haberla olvidado aunque lo intentara.

Recordé claramente, incluso ahora, a la joven princesa que había asistido a nuestra ceremonia de graduación como invitada de honor. Recordé la alegría que había sentido ante la perspectiva de servirla y de servir a este reino. Recordé lo privilegiado que me había sentido al unirme a las filas de este orgulloso país.

La recordaré hasta el día de mi muerte.

“Mis disculpas, Su Alteza…”


Ya de niña, esa princesa de pelo dorado había sido deslumbrantemente hermosa, y ahora estaba ante mí mucho más hermosa que antes. Me arrodillé instantáneamente, sin pensar conscientemente.

No había ninguna duda al respecto. Esta era la Segunda Princesa del Reino de Asura, Ariel Anemoi Asura, el miembro más querido de la familia real, que aparecía regularmente en eventos alrededor de la capital y abogaba por sus ciudadanos. Muchos de los soldados estacionados aquí probablemente la habían visto desde lejos en algún momento del pasado. Pero esta era seguramente la primera vez que alguno de nosotros la había visto tan de cerca.

“No hay necesidad de eso. Según recuerdo, hay una ley que dice que nadie que sirva en un puesto fronterizo tiene que arrodillarse en el curso de sus deberes ordinarios.”

Con esas palabras, la princesa salió de su carruaje.

Casi todos los soldados que nos rodeaban habían seguido mi ejemplo y se arrodillaron. Pero como la princesa Ariel señaló, salvo circunstancias especiales, no se esperaba que nadie de guardia se arrodillara. No sé exactamente por qué, pero ha sido así durante muchos, muchos años. Desde que empecé en este lugar, nunca me he arrodillado ante nadie, sin importar su rango. También fue la primera vez que vi a alguno de los soldados hacerlo. Y nadie nos había reprendido o desafiado por eso.

Pero, por supuesto, el hecho de que no fuera necesario no significaba que estuviera prohibido. Nos quedamos como estábamos, e inclinamos nuestras cabezas hacia Ariel. Simplemente sentíamos que era lo que debíamos hacer.

“P- Princesa Ariel, yo… siento que es mi deber preguntar… por qué ha venido a un cruce fronterizo como este con un séquito tan pequeño.”

“¿No te dijeron nada por adelantado?”

Sabía que tenía que pasar algo extraño aquí, por supuesto, y cuando busqué en mi memoria basándome en lo que dijo Ariel, un acontecimiento de un mes antes de que esto apareciera en mi mente.

El individuo al mando de este puesto de control no era yo, por supuesto, ni tampoco mi superior directo, el Oficial Superior de Control de Fronteras. Era un noble que también servía como alcalde de un pueblo cercano, el lugar más cercano donde los viajeros podían encontrar alojamiento. El hombre podía pasar meses sin aparecer por aquí, pero se acercaba a darnos algunas órdenes cuando sentía la necesidad.

En su última visita, nos lo había dicho: “En los próximos meses, un cierto personaje muy noble podría visitarnos aquí.” Basándome en la frase “personaje noble”, había imaginado que esto implicaría docenas de carruajes rodeados por enjambres de asistentes, así que ni siquiera recordé el incidente hasta que vi a la princesa.

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“Me dijeron que un personaje muy noble podría venir, sí…”

“¿Y eso fue todo lo que te dijeron?”

Su pregunta hizo que mi memoria de ese momento se enfocara más claramente. El hombre, de hecho, había continuado: “Este personaje probablemente buscará cruzar la frontera y huir hacia el norte. Sin embargo, no debe permitir esto. Encuentra una razón para retener a su grupo, y hazlos esperar en el pueblo por varios días.”

Me ordenaron que no la dejara pasar. Para detenerla aquí. En otras palabras, para asegurar su muerte.

No era la primera vez que recibíamos una orden de este tipo. Era relativamente común que los nobles que habían cometido errores en la capital intentaran huir al norte, y en esos casos, el comandante nos daba instrucciones similares. A veces nos decían que los dejáramos pasar, y ellos llegaban a salvo al norte. Pero a veces nos decían que los retrasáramos por un tiempo, e inevitablemente “desaparecerían” en el bosque justo después de la frontera.

Nací y me crié en la capital, pero soy plebeyo de nacimiento. Sé muy poco sobre la corte real y sus facciones. Por supuesto, soy consciente de que la nobleza en su conjunto está constantemente envuelta en viciosas luchas por el poder. Podría decir que mi superior no estaba condenando a ciertos fugitivos a cambio de dinero, mucho menos al azar. Los que vivían pertenecían sin duda a su facción de la aristocracia, mientras que los que morían eran leales a sus enemigos.

Esta encantadora joven princesa había perdido una pelea contra los aliados de mi supervisor, y ahora estaba huyendo. Esa parecía la posibilidad más probable por lejos.

“¿Qué sucede? Respóndeme”.

Por un momento, me perdí en mis pensamientos.


Sería bastante fácil sonreír alegremente y responder “No. Simplemente me dijeron que te tratara con la mayor cortesía. Sin embargo, parece que hay algunas ligeras irregularidades en su pase. Podría llevar un poco de tiempo resolver esto, así que, ¿podría por favor volver mañana?” Así es como siempre había hecho esto en el pasado. Encontrar algún detalle menor para justificar su retraso no me supondría ninguna dificultad.

Pero al mismo tiempo, me preguntaba si eso era lo que debía hacer.

¿Cuál era el propósito del trabajo que hacía aquí, en este aburrido puesto fronterizo?

Ciertamente no estaba “sirviendo a mi país” de ninguna manera apreciable. La idea era absurda. Ni una sola vez en todo el tiempo que pasé en el trabajo se me pasó por la cabeza tal pensamiento.

Y sin embargo, a pesar de mi cinismo, hubo un momento solitario en mi vida en el que sentí un genuino celo patriótico. Como le dije antes, fue en mi ceremonia de graduación, cuando vi por primera vez a la princesa Ariel. Ese día, realmente me consideré una pequeña parte de un gran y orgulloso país. La idea de servirlo, y a ella, me había traído alegría.

Ahora que había recordado esos sentimientos, tenía que preguntarme: ¿Estaba realmente dispuesto a dar un paso atrás y dejar a esta joven princesa a su suerte?

La respuesta fue inmediata y decisiva. No sentí la necesidad de dudar.

“Me dijeron que detuviera a ese noble personaje aquí, y que me asegurara de que pasara varios días esperando en el pueblo cercano.”

Todos los guardias de la princesa reaccionaron visiblemente a estas palabras, pero la misma Ariel permaneció totalmente tranquila e imperturbable.

“Ya veo. ¿Qué pretendes hacer, entonces?”

“Nada en particular”.

“¿No vas a cumplir tus órdenes? Por muy extrañas que sean, ignorarlas podría hacer que te corten la cabeza”.

No pude evitar reírme suavemente ante la brusquedad de sus palabras.

“¿Mis órdenes, señorita? No estoy seguro de lo que estás hablando. Nunca he oído de ningún ‘personaje muy noble’ que se dirija a un país extranjero con una sola carreta de caballos destartalada y menos de diez guardias”.

“¿Oh?”

“En este momento, sólo estoy tratando con una joven bastante pomposa cuyo nombre ni siquiera sé. ¿Le importaría decirme quién es usted, por cierto?”

La princesa Ariel se rió en lo que sonó como una verdadera diversión. Tal vez ella estaba disfrutando de esta farsa casi tanto como yo.

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Soy Ariel Canalusa. La única hija de un noble de bajo rango, por cierto”.

“Muy bien entonces, señorita Canalusa. ¿Qué la trae al norte?”

“Estoy viajando a Ranoa para inscribirme en la Universidad de la Magia”.

“¿Es así? Bueno, no veo ningún problema con su pase, así que por favor siga adelante.

Que tengan un buen viaje”.

“Gracias”.

Con una pequeña, elegante e inconfundible reverencia real, la princesa Ariel regresó a su carruaje. El conductor hizo que los caballos se movieran inmediatamente, y sus guardias se apresuraron a avanzar a su lado, luciendo algo desconcertados.

“Ahora bien. ¿Quién es el siguiente en la fila?”

Cuando estas palabras salieron de mi boca, me di cuenta de que varios ojos estaban fijos en mí. De hecho, virtualmente todos los soldados de la zona estaban mirando hacia mí.

Me encontré preguntándome si me había precipitado demasiado con esto.

Todos estos hombres eran fieles a sus deberes. No eran como yo, eran luchadores tontos que habían sido entrenados en la capital para obedecer órdenes absolutamente, sin pensarlo dos veces. Aunque técnicamente estaban bajo mi mando en este puesto de control, al final del día yo pertenecía a un departamento completamente diferente. Era perfectamente posible que sus propios superiores les hubieran ordenado directamente que no dejaran pasar a Ariel. En ese caso, mi desobediencia tendría consecuencias para ellos también. Dado que la princesa Ariel era un objetivo tan prioritario, no sería sorprendente que sus oficiales enviaran un mensaje a las bases de que ella podría venir.

Me preparé lo mejor que pude. Parecía plausible que estos hombres me golpearan antes de exponer lo que había hecho. Había sido mi decisión unilateral dejar pasar a la chica, después de todo.

Mientras me mordían el labio, uno de los hombres se acercó lentamente a mí.

Era el capitán de todos los soldados del patio. Sus hombros eran, por cierto, aproximadamente tres veces más anchos que los míos.

Levantó su mano, ancha y pesada como una sartén… y luego la golpeó contra mi espalda. Me tambaleé hacia adelante, pero para mi sorpresa, apenas sentí dolor.

“Buen trabajo, amigo”.

En el momento en que su capitán pronunció esas palabras, los otros soldados levantaron sus puños al aire y rugieron con aprobación. Algunos de ellos realmente me vitorearon.

Aunque me enteré de esto más tarde, prácticamente todos los soldados que trabajan en este puesto de control son leales seguidores de la princesa Ariel. Parece que ella también tenía el hábito de aparecer en las ceremonias militares de graduación. La mayoría de ellos sólo la habían oído decir unas breves palabras antes de esto, pero yo no soy diferente en ese aspecto. Pude entender exactamente cómo se sentían.

“¿Permiso para hablar libremente, Oficial Gatlin? Todos hemos estado perdiendo la cabeza por la frustración desde que nos dejaron aquí, pero usted nos puso de buen humor por primera vez en mucho tiempo. ¿No es así, chicos?”

“¡Diablos, sí!”

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“Ven a la taberna de la ciudad esta noche, ¿de acuerdo? ¡Yo invito!”

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Cuando el capitán me golpeó en la espalda otra vez, sentí una sensación muy peculiar que me invadió. Hasta hace unos minutos, había pensado en estas personas como… diferentes a mí en algún nivel fundamental, ¿sabe? Me había convencido a mí mismo de que eran una manada de matones rudimentarios y no leales a la familia real. Pero ese no era el caso en absoluto. Al igual que yo, habían sido abandonados aquí en medio de la nada y dirigidos a obedecer a un miserable bastardo. Al igual que yo, habían estado rozando sus riendas.

Y después de darme cuenta de esto… extrañamente, empecé a sentir algo de orgullo por mi trabajo.

Desde ese día, he estado en buenos términos con los soldados de aquí, y mi trabajo me ha traído un verdadero placer.

Todo gracias a la princesa Ariel, sin duda. Simplemente al honrar este puesto de control con su presencia, hizo que fuera un lugar mucho más feliz.

Después de esto, el oficial Gatlin hizo un largo monólogo sobre la profundidad de su adoración por la princesa Ariel, que he optado por omitir.

***

 

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Ahora bien. Por mucho que disfruté escuchando al oficial Gatlin elogiar a la princesa Ariel a los cielos, no era la razón exacta por la que estaba hablando con él.

“¿Pasó un grupo de hombres vestidos de negro por este puesto de control persiguiéndola?”

A esta pregunta, la expresión del hombre dio un giro repentino para lo sombrío.

“No estaban… exactamente persiguiéndola, creo.”

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“¿Qué quieres decir?”

“Un grupo de personajes sospechosos pasó por el puesto de control tal vez tres días antes de que llegara la princesa Ariel. Yo no estaba de servicio en ese momento, y sólo me enteré de ellos más tarde.”

Esto fue interesante. Si los enemigos de Ariel habían cruzado la frontera primero, probablemente estaban esperando para tenderle una emboscada al salir del país.

“Si lo hubiera sabido, al menos podría haberla advertido… pero en este momento, sólo puedo rezar por su seguridad.”

“Ya veo. Muchas gracias”.


El oficial Gatlin claramente no había escuchado el rumor de que la princesa ya estaba muerta. Parecía que esa historia se había originado en la capital.

Sin embargo, esto solo no era suficiente para decirme si Ariel estaba viva o muerta.

Elegí seguir reuniendo información. Lo que tenía en ese momento no era suficiente para completar este trabajo.

Empecé con los otros oficiales del puesto de control, y también probé con algunos de los soldados. Luego me dirigí a la ciudad cercana y traté de encontrar gente que pareciera haber cruzado la frontera regularmente.

Necesitaba saber qué le pasó a Ariel al otro lado del muro. ¿Había atravesado el bosque de una sola pieza? ¿O había muerto allí como decían los rumores? Corrí por todo el pueblo buscando a alguien que me diera la respuesta… y finalmente me encontré con cierto joven comerciante con una historia que contar.

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