Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 5

Capítulo 1: El País Santo De Millis

Parte 3

A la mañana siguiente, Eris y Ruijerd salieron a hacer sus respectivos encargos, y yo salí a la ciudad a comprar papel, bolígrafos y tinta. Me imaginé que podría aprovechar la oportunidad de pasear por los puestos al aire libre durante un tiempo hasta que tuviera una idea decente de lo que cuesta la mayoría de las cosas en Millis.

Resultó que la comida era en realidad un poco más barata que en el Continente Demoníaco. Naturalmente, la selección también era mucho, mucho mejor. Había mucha carne y pescado fresco disponible, e incluso tenían una buena variedad de verduras.

Sin embargo, la mayor sorpresa fue definitivamente los huevos. Había muchos, todos recién puestos, y eran increíblemente baratos. Había visto huevos a la venta unas cuantas veces en el Continente Demoníaco, pero eran puestos por monstruos en vez de por pájaros. La idea era hacerlos eclosionar, dejar que la criatura se fijara en ti, y luego entrenarla como tú quieras. Naturalmente, nadie comía esas cosas. Eran demasiado caras para convertirlas en una tortilla.

Los pollos eran una cosa en este mundo, por cierto. Había habido unas cuantas personas que los criaban en Buena Village, y por lo que se ve, las aves de corral eran una industria importante en Millis también.

De repente, me moría por volver a comer huevo sobre arroz. Lo sé, lo sé… cosas bastante básicas. ¡Pero vamos! ¡Es una comida completa y nutritiva en sí misma!

Lamentablemente, aunque tenía muchos huevos disponibles en ese momento, no parecía haber arroz o salsa de soja que los acompañara. El pan era aparentemente la piedra angular de la dieta de Millis, al igual que en Asura.

El arroz existía en este mundo, aunque no estuviera a la venta en el mercado de aquí. Era el alimento básico en las regiones del norte y el este del continente central, y Roxy mencionó una vez que también estaba disponible en el reino de Shirone. La mayoría de ellos lo usaban como base para algo como el arroz frito o la paella, con mucha carne, verduras y mariscos. Desafortunadamente, parecía que no hacían cría de aves en Shirone, por lo que los huevos eran supuestamente un producto raro. Tal vez el clima no era adecuado para criar pollos.

En cuanto a la salsa de soja, nunca había visto nada parecido en este mundo. Una vez noté

algo que se parecía mucho a la soja al hojear un diccionario de plantas, pero parecía posible que nadie hubiera intentado fermentarlas y convertirlas en salsa todavía.

No, no. ¡No puedo permitirme ser pesimista! Había huevos y arroz aquí, ¿verdad? En ese caso, también tenía que haber salsa de soja en alguna parte. Sólo necesitaba buscar lo suficiente.

Algún día, reuniría todos los ingredientes y haría mi sueño realidad. Aunque los huevos fueran un poco insalubres, la magia de la desintoxicación podría manejar un poco de intoxicación alimenticia muy bien.

Una vez que terminé mi rápida encuesta sobre el mercado local y compré un juego de papelería básica, empecé a volver a la posada mientras trataba de averiguar exactamente qué poner en esta carta.

Esta iba a ser la primera vez que le escribía a Paul o Sylphie. ¿Debería empezar con mis años en la casa de los Boreas…? No, lo importante era hacerles saber que estaba a salvo. Es mejor empezar con nuestro teletransporte al Continente Demoníaco.

Ahora que lo pienso, tenía mucho que contarles. Empecé a viajar con un legendario guerrero Superd, conocí a la Gran Emperatriz Demonio, e incluso pasé tres meses enteros en un pueblo Beastfolk.

Hmm… ¿Iban a creer algo de eso?

Les diría la verdad de cualquier manera, por supuesto. Pero parecía improbable que alguien en casa se creyera mi historia de que recibí un Ojo Demoníaco de la propia Kishirika Kishirisu.

Hablando de beastfolk… Sería bueno saber si Ghislaine está bien. Presumiblemente también la habían llevado a algún rincón del mundo. Asumiendo que no la dejaron caer en medio de un volcán o algo así, tuve que pensar que estaba a salvo. La mujer era una fuerza de la naturaleza, después de todo.

¿Cuántas personas más fueron teletransportadas, de todos modos? El muro de luz provenía de la Ciudadela de Roa, por lo que parecía posible que todos en la finca de Boreas hubieran sufrido el mismo destino que Eris y yo. Hmm. Eso sería Philip, Sauros, Hilda, Alphonse el mayordomo … y todas las criadas, para empezar. Sentí que el viejo Sauros podía abrirse camino a gritos por la vida sin importar dónde terminara, pero aún así…

“Sí, ahora estoy preocupado…”

Murmurando para mí mismo, giré hacia una calle lateral estrecha. Millishion tenía bastantes de estos, como resultó ser. El trazado de la ciudad se veía limpio y ordenado a la distancia, pero a medida que los viejos edificios eran derribados y reemplazados, pequeños callejones sucios como este tendían a abrirse entre ellos.

Por supuesto, todo seguía alineado en una cuadrícula, por lo que no había que preocuparse

por perderse en algún laberinto sinuoso. Por eso había decidido tomar una ruta diferente para volver a la posada. No podía hacer daño explorar un poco las calles de la ciudad. Si tenía suerte, podría tropezarme con algún encantador carril de amantes o algo así. Nuestra pelirroja tenía una personalidad algo violenta, pero parecía capaz de apreciar un poco de belleza de vez en cuando. Y si nos quedábamos en esta ciudad un mes entero, probablemente tendríamos tiempo para una “cita” o dos. Podría ganarme unos cuantos puntos de afecto extra si encontrara algunos lugares agradables para llevarla.

Justo cuando me perdía en mis pensamientos, noté que un grupo de cinco o más hombres se movían rápidamente hacia mí desde el otro lado del callejón. No parecían aventureros, a simple vista, sino más bien unos vulgares delincuentes callejeros. Sus trajes parecían destinados a la intimidación. Sólo un montón de chicos alborotadores, probablemente. Aún así, fue un poco grosero extenderse por un callejón estrecho como este. El peatón educado siempre dejaba espacio para alguien que se dirigía hacia el otro lado. Un niño como yo no necesitaba tanto espacio, cierto, pero a este paso nos íbamos a encontrar. Deberían acercarse a mí en fila india y apartar la vista de…

“¡Muévete, chico!”

Instantáneamente me presioné contra la pared del callejón.

No te hagas una idea equivocada. Sólo quería evitar cualquier disputa sin sentido. Quiero decir, ¡parecía que tenían mucha prisa! Y yo no la tenía. No es que me apartara de su camino porque dieran un poco de miedo o algo así. ¡De verdad, lo prometo! ¡No tengo miedo de los delincuentes! Te lo juro por mi corazón y juro que moriré.

Piénsalo, de todos modos. No puedes juzgar un libro por su portada, ¿verdad? Parecían un montón de delincuentes callejeros, pero por lo que sé uno de ellos es un famoso maestro espadachín.

Si me hubiera confiado demasiado y hubiera objetado su grosería, me habría encontrado siendo cortado en pedazos por la Furia del Noble, o algo así. Quiero decir, este era un mundo en el que una niña a punto de morir de hambre en la calle podía convertirse en una Gran Emperatriz Demoníaca, ¿verdad? No hay razón para pelearse por algo.

Esa fue mi conclusión inicial, al menos. Pero mientras pasaban a mi lado, noté que dos tipos en el medio del grupo llevaban un saco de tela. Y había una pequeña mano que sobresalía de ella. Parecía que llevaban a un niño dentro de un saco, nada menos.

¿Otra vez con los secuestradores?

Este mundo tiene un amplio suministro de esos, si no hay nada más. Los criminales siempre estaban secuestrando niños cada vez que podían. Tampoco era un asunto regional; ocurría en todas partes, desde el Reino de Asura hasta el continente demoníaco, el Gran Bosque y el País Santo de Millis.

Por lo que me contó Geese, el secuestro tendía a ser una línea de trabajo muy rentable. El

mundo estaba mayormente en paz en este momento, con la excepción de algunos conflictos menores aquí y allá. Algunos esclavos llegaron al mercado desde las regiones centrales y del norte del continente central, pero eso fue todo. Y mucha, mucha gente quería esclavos. Eso era particularmente cierto en los países más ricos como Millis y Asura, donde las clases altas y ricas buscaban constantemente comprar gente. Básicamente, la oferta no era lo suficientemente grande para satisfacer la demanda. Las víctimas de secuestro alcanzaban altos precios en el mercado, y mientras esto fuera cierto, el problema nunca iba a desaparecer. Para eliminar la práctica por completo, aparentemente tendrías que empezar una o dos guerras masivas.

En cualquier caso… ¿y ahora qué?

Dado el número de hombres, probablemente estábamos hablando de un crimen premeditado. No sería sorprendente si el chico de la bolsa fuera el hijo o la hija de alguien relativamente prominente en estos lugares.

Para ser honesto, no quería involucrarme en esto. La última vez que rescaté niños de una banda de secuestradores, terminé siendo tomado por uno de los criminales y arrojado a una celda en la cárcel. Y eso fue hace sólo unos meses, así que el recuerdo todavía estaba dolorosamente fresco.

¿Iba a dejar al niño a su suerte, entonces?

No, no. Por supuesto que no. Siempre habrá secuestradores ahí fuera, para estar seguros. Y esto estaba trayendo algunos recuerdos desagradables. Pero nada de eso justificaba mirar hacia otro lado.

La primera regla del equipo Dead End era “Nunca abandones a un niño en peligro”. Y la segunda regla del equipo Dead End era “Nunca, nunca abandones a un niño en peligro”.

Dead End era un equipo de buenos chicos. Nos mantuvimos firmes frente al mal; rescatamos niños cada vez que podíamos. Y poco a poco, difundimos la buena fama de Ruijerd y el Superd.

Me giré y seguí en silencio a los cinco hombres con el saco de tela.

***

Mis habilidades para escabullirme se habían nivelado en algún momento. Supongo que seguir a Eris y compañía en Doldia era una buena práctica. Los secuestradores llegaron y entraron en su destino, un almacén anodino, sin ni siquiera echar un vistazo en mi dirección. Un grupo bastante descuidado. Obviamente necesitaban mejorar su sentido del olfato, para empezar.

El almacén en cuestión estaba situado en un rincón tranquilo del Distrito de los Aventureros,

más alejado de la multitud que la posada en la que nos alojábamos. No se podía ver este lugar desde la calle; la única manera de llegar a él era a través de un estrecho callejón. No había manera de que un carruaje de caballos pudiera llegar a él. Ni siquiera sería posible cargar algo voluminoso. Me preguntaba por qué diablos alguien pondría un almacén en un lugar tan inaccesible. El almacén probablemente había sido construido algún tiempo antes que los edificios que ahora lo rodeaban. A veces la planificación de la ciudad puede fastidiarte de verdad, ¿no?

No es que eso importe realmente. Una vez que me sentí confiado de que el grupo no se limitaba a pasar por aquí, me trasladé a la parte trasera del edificio y utilicé la magia de la tierra para despegar del suelo, lo que me permitió entrar en el edificio a través de una ventana relativamente alta. Me arrojé al piso, me arrastré hasta una pila desordenada de cajas de madera, me escondí dentro de una y luego me asomé con cautela para ver cómo estaba el terreno.

Los cinco secuestradores estaban parados  al otro lado del almacén poco iluminado, hablando de cosas. Por lo que pude averiguar, tenían muchos amigos bebiendo en el bar de al lado, y alguien tenía que ir a informarles de que el “trabajo” estaba resuelto.

Tenía dos opciones básicas en este punto. Podía tratar de sacar a estos cinco antes de que trajeran a toda la pandilla aquí, o podía quedarme aquí, mirar cuidadosamente las caras de sus compañeros y salir a escondidas con el niño cuando tuviera la oportunidad. Este último enfoque sonaba mucho más atractivo, así que decidí instalarme en mi caja y ponerme cómodo.

¿Qué había en esta cosa, de todos modos? Gracias a la pobre iluminación, yo no había podido ver bien su contenido. Fuera lo que fuera, definitivamente estaba hecho de tela. Demasiado pequeños para ser camisas o pantalones, sin embargo. Y por alguna razón, acostarme en una pila de ellos me hizo sentir extrañamente… tranquilo.

Extendí la mano y tomé una en mi mano. La forma y la textura de la tela me eran familiares: un trozo de tela cuidadosamente cosido con una profundidad definida y tres agujeros distintos. En una sección en particular, la tela era el doble de gruesa; pensé que podía sentir un matiz de poderosa energía mística cuando tocaba esa parte.

“¡Whoa! ¡Espera, son bragas!” “¿¡Quién está ahí!?”

• oh mierda, ¡me han oído! Maldita .. ¡Nunca esperé que pusieran una trampa tan diabólica!

“¿Qué demonios? ¿Hay alguien en las cajas?” “¡Muéstrate!”

Bueno, esto definitivamente no fue bueno. Mientras yo me sentaba, ya estaban llamando a

la caballería. Claramente era hora de un cambio de planes. Tendría que agarrar al chico ahora y hacer una rápida huida, ¿verdad? Parecía la mejor opción. Espera, no… me verían la cara.

Ah, ¿en qué estaba pensando? Tenía una máscara perfectamente adecuada a mano.

¡Woooo! ¡Soy un pedazo de ardiente éxtasis, nena! Solo bromeaba.

Por un momento, me detuve a considerar quitarme la bata para ocultar mejor mi identidad, pero luego recordé que ni siquiera la llevaba puesta. Tampoco tenía mi bastón. Después de todo, acababa de salir de compras.

Muy bien, entonces. Vamos a rodar.

“¡Whoa!”

“Lleva bragas en la cabeza, viejo…” “Qué monstruo…”

Los hombres se quedaron momentáneamente atónitos por mi repentina y dramática aparición.

Aproveché la oportunidad para lanzarme a un monólogo.

“¡Escúchenme, rufianes codiciosos! ¿Cómo se atreven a arrancar a niños inocentes de sus familias? ¡Qué vergüenza!

¡Qué vergüenza! La gente llama a esto… ¡secuestro!”

El público no pareció apreciar mi impresión de Rom Stol. Tal vez no estaban al día con ese viejo mecha anime.

“¿Quién demonios se supone que eres?” “¡Soy Ruijerd de Dead End!”

“¿Qué? ¿Dead End?”

¡Oh, mierda! ¡La he cagado! Presentarme de esa manera ya era pura costumbre, así que las palabras se me escaparon de la boca. Este era un caso en el que no debería haber dicho nada.

¡Lo siento, Ruijerd! ¡A partir de hoy, eres un raro espeluznante que rescata niños mientras lleva bragas en la cabeza! Pero no te preocupes. ¡Salvaré al niño, cueste lo que cueste!

“¡Malditos sean, asquerosos secuestradores! ¡Gracias a ustedes, un hombre inocente acaba de ser calumniado gravemente! ¡Vuestra villanía no quedará impune!”

“¡No he venido aquí para hablar, tonto! ¡Ataque al amanecer!”

“¡Gurgh!”

Acorté la conversación disparando un hechizo de Stone Cannon. Siempre es bueno tener unos cuantos ataques preventivos. Este era el mismo enfoque que había usado para rescatar a la Gran Emperatriz Demonio de ese viejo y sucio pedófilo en Puerto Viento, en realidad. “¡Toma eso! ¡Y eso!”

“Guh!”

“¡Blagh!”

En un abrir y cerrar de ojos, noqueé a los cuatro hombres que se quedaron en el almacén. Una vez que estuvieron todos abajo, me apresuré a revisar a su cautivo. “¿Estás bien, joven? Hmmm. Parece que está inconsciente…”

Sentí que había visto a este chico en algún lugar antes. Había algo… muy familiar en él, en realidad. Aunque no pude poner mi mano en ello. Raro.

Bueno, lo que sea. No era el momento de pensar en ello. Necesitaba salir de aquí antes de que llegara el resto de la pandilla… Pero incluso mientras ese pensamiento corría por mi cabeza, toda una multitud de hombres había aparecido en la puerta del almacén.

“¡Whoa! ¿Qué demonios? ¡Derribó a los cuatro!”

“¡El chico sabe cómo luchar! ¡Trae al capitán aquí, pronto!” “Ha estado bebiendo mucho hoy, ¿sabes?”

“¡Sigue siendo un gran luchador, incluso cuando está borracho!”

Dos hombres se dieron la vuelta y salieron corriendo, presumiblemente para buscar a su “capitán”. Eso me dejó más de diez personas con las que lidiar, y ahora tuve que asumir que vendrían más refuerzos.