Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 1

Capitulo 6: Esquema De Dir El Mago De Fuego

Parte 3

Rit estaba en un dragón tomado de Sunland y cabalgaba duro. Su actitud obstinada habitual no estaba a la vista.

Un lado positivo de la terrible situación en la que se habían encontrado era que Sunland había sido cauteloso con las fuerzas del señor demonio desplegadas a lo largo del borde de los bosques hechizantes y había enviado su propio ejército a lo largo de la frontera. Habiendo atravesado la línea enemiga, Ruti, Rit y Ares se encontraron con el ejército de Sunland. Los tres habían pedido ayuda en el acto al Príncipe Blaze, el oficial al mando en el campo, y luego regresaron a través de la frontera con una fuerza de caballeros dragón de Sunland.

En total, había quinientos de los temibles soldados. Tanto los jinetes como los corceles estaban fuertemente blindados. Seguir detrás fue un cumplido de dos mil soldados de infantería, pero ya había pasado más de una hora desde que Gideon y Yarandrala habían llamado la atención del enemigo para crear una apertura para Ruti y el grupo de Rit. Esperar a que los soldados de infantería se pusieran al día habría llevado demasiado tiempo.

“Te lo ruego, Todopoderoso Demis y Larael, guardián de la esperanza, por favor cuida a Gideon. Victy, guardián de los mártires, por favor no te lleves a Gideon”, oró Rit mientras espoleó a su dragón.

La fuerza que habían obtenido seguramente sería suficiente para salvar a Loggervia. Eso solo debería haber sido suficiente para que Rit se regocijara. Pero en ese momento, Rit se olvidó por completo de su país de origen y solo rezó para que Gideon todavía viviera.

***

Enfrentados a quinientos caballeros dragón cargando en formación con lanzas preparadas, los orcos fueron barridos en un momento de espantoso movimiento, pero al ver a Ruti y Rit cabalgando a la cabeza de la fuerza, los monstruos comenzaron a burlarse en voz alta.

“¡Mira! ¡La Heroína cobarde volvió para darnos otra pluma en la gorra!” Los orcos creían que acababan de arrinconar al grupo de la Heroína. Era cierto que Ruti había derribado a innumerables orcos que estaban frente a ella para atravesar sus líneas.

Sin embargo, también era cierto que el grupo del Heroína había huido desesperadamente para escapar de la embestida de los sables que había caído sobre ellos como una tormenta. Las heridas habían sido menores, pero las hojas de los orcos les habían cortado la carne y habían bebido de su sangre.

“¡Tenemos más soldados! ¡Rodearlos y aplastarlos!”

Usar su movilidad superior para flanquear al enemigo era la maniobra estándar de los húsares. Los caballeros dragón normalmente se verían obligados a realizar una serie de enfrentamientos al estilo de golpear y correr cuando se enfrentan a un enemigo que los supera en número cuatro a uno. Pero en términos de movilidad, los orcos, con su armadura más ligera, eran mucho más ágiles. Los demonios deberían haber podido cuidar de los caballeros y regresar a casa con otro logro del que jactarse antes de que llegara la infantería distante.

Rit lo sabía, por supuesto. Había corrido hasta allí impulsada por su preocupación por Gideon, pero pudo sentir una sensación de pavor al ver los destellos sordos de las armas orcas a través de la nube de polvo.

“Rit”, dijo Ruti mientras cabalgaba a su lado.

“¡¿Q-Qué?! ¡No tengo miedo!”

Ruti estaba inexpresiva mientras miraba tranquilamente a su nerviosa compañera rubia.

“Dispersarse.”

“¿Eh?”

Ruti de repente levantó la mano izquierda. Fue la señal para escapar. El oficial al mando de los caballeros respondió inmediatamente, tocando una corneta. Al instante siguiente, las fuerzas orcas lanzaron una lluvia de flechas.

“No te preocupes, los arcos de húsar orcos son de distracción. Solo se disparan al azar, por lo que no son una amenaza mientras ninguno de nosotros esté demasiado agrupado”.

Preparando sus espadas, Ruti y Rit cortaron cualquier flecha que se les cruzara. Podían escuchar el sonido de las puntas de flecha de metal que brillaban en la armadura detrás de ellos. Hubo algunos gritos de dolor, pero debido a que los caballeros se habían distanciado adecuadamente, el daño que sufrieron fue mínimo.

“¡Pero a este paso—!”

Su dispersión también redujo la fuerza de su carga. Para una carga de caballería, lo mejor era mantener una formación densa mientras se abría una brecha en un solo punto de la formación del enemigo. Una carga dispersa carecía de impacto o fuerza.

La duda asomó en el fondo de la mente de Rit y se preguntó si no habría sido mejor aceptar algunas pérdidas más para mantener la formación. La expresión fría de Ruti se mantuvo sin cambios, sin embargo, mientras sostenía al Holy Demon Slayer en alto e instaba a su dragón a correr aún más rápido.

“¡¿Qu…?! ¡Espera! ¡¿Cargando sola?!”

Ruti se movía cada vez más rápido sobre su montura. Rit solo podía asumir que debía haber tenido algún tipo de habilidad para montar. La princesa convertida en aventurera trató de mantener el ritmo, pero era una velocidad de aceleración que no podía igualar. La Heroína solitaria llegó al ejército de dos mil húsares. Incluso con una bendición que había alcanzado un nivel que uno realmente podría llamar heroico, Ruti necesitaba todo lo que pudiera reunir solo para protegerse. Al principio, Rit asumió que sería una repetición de cuando ella y el Héroe habían sido rodeados por las horribles criaturas, tratando desesperadamente de escapar de sus filas.

Sin embargo, rápidamente se demostró que la idea era incorrecta, ya que los orcos y sus caballos volaron repentinamente por el aire.

“¿Eh?”

Un solo movimiento de la espada de Ruti envió a cinco de los húsares a volar. Todos los orcos que navegaban por el aire habían sido cortados por la mitad, con armadura y todo. Masas de carne cayeron al suelo. Algunos de los camaradas de los monstruos caídos fueron derribados por los cadáveres o bien, abandonaron sus corceles presas del pánico ante la espantosa vista que tenían ante ellos.

Ruti blandió su espada una y otra vez. Cada golpe de su espada enviaba grandes grupos de orcos al aire.

“¿Qu-Qu…? ¡B-Bastarda! ¡¿Cuándo aprendiste a hacer eso?!” uno de los orcos gritó, su feroz rostro se contrajo de terror.

“No podía hacer una escena antes. Hablo en serio ahora”.

Con el plan de Gideon y Yarandrala para alejar al enemigo, Ruti no podía permitirse luchar en serio. Si hubiera destacado, habría atraído a los orcos tras ella, haciendo que el riesgo que habían corrido esos dos no tuviera sentido. Habría comprometido todo el plan.

Tres orcos, incluido el comandante de las fuerzas de húsares, rugieron y cargaron, aunque obviamente estaban asustados. Sin embargo, Ruti simplemente les lanzó su espada de frente.

Los sables de los orcos eran famosos por la franja de destrucción que habían atravesado Avalon. Sin embargo, se rompieron fácilmente, y los cuerpos de sus portadores quedaron torcidos, colapsando al suelo, todavía agarrando las empuñaduras de sus espadas cortadas.

Uno tras otro, los orcos cayeron. Incluso cuando los caballeros dragones se acercaron, los orcos no pudieron apartar los ojos de Ruti mientras agitaba su espada para eliminar la sangre salpicada en ella. No pudieron apartar la mirada; no se atrevieron, porque la Heroína era aterradora.

Si un dragón devorador de hombres estuviera a tu lado, ¿realmente podrías apartar la vista de ella? Incluso cuando los monstruos estaban a punto de ser atravesados por las lanzas de los caballeros, en comparación con esa Heroína aterradora, las lanzas eran…

La fuerza de los húsares comenzó a debilitarse. Rit y los caballeros de Sunland finalmente llegaron y cargaron hacia su enemigo. Los orcos ni siquiera pudieron oponer una resistencia adecuada, en lugar de eso, colapsaron ante las espadas de Rit y las lanzas de los caballeros. El explorador  espiritual  cortó  hábilmente  a  dos  húsares  orcos  que  se abalanzaron sobre ella, tirándolos fácilmente al suelo. Los sables orcos que le habían parecido tan amenazadores cuando había estado huyendo ahora se sentían como una escasa exhibición.

“Así que esta es la fuerza de la Heroína…”

Antes de que Rit se diera cuenta, los caballeros rugían victoriosos, a pesar de que acababan de tomar el control del primer contacto. Los orcos ya estaban a punto de retirarse por completo, y algunos incluso habían comenzado a correr. La derrota fue solo cuestión de tiempo.

La clave de la victoria en una batalla que enfrentaba a quinientos contra dos mil había sido la Heroína solitaria. La forma en que había cortado a los enemigos de frente y su inmensa destreza marcial y carisma hicieron que el enemigo se acobardara y sus aliados olvidaran su miedo. Esa fue la guerra que libró la Heroína, Ruti.

Pero Ruti ni siquiera se exaltó con los vítores victoriosos de sus aliados. Ella simplemente continuó luchando con indiferencia.

***

“Yo.”

En medio del campo de batalla, Yarandrala y Gideon estaban maltrechos y magullados, pero aún vivos. Gideon seguía luciendo bastante resistente gracias a su inmunidad a la fatiga, pero Yarandrala parecía agotada. Su pulcro rostro de alta elfa delataba su sobreesfuerzo.

Después de que los dos lograron la finta, aparentemente mantuvieron la artimaña y continuaron corriendo. Deben haber robado algunos caballos orcos a la mitad, también, porque había dos monturas que parecían bastante infelices resoplando junto a ellos.

“Solo sigo vivo porque Yarandrala vino conmigo”.

“Yo también. Si no hubiera sido por Gideon, no habría manera de que lo hubiera logrado”.

Se sonrieron el uno al otro. Sus heridas ya habían sido atendidas con magia curativa, pero su armadura estaba cubierta de arañazos, prueba de que  los  dos  habían  sufrido  varias  heridas  y  continuaron  luchando independientemente. La espada de confianza de Gideon, Thunderwaker, todavía estaba cubierta por una gruesa capa de sangre orca.

“I-Idiota…”

Eufórico, Rit estaba a punto de correr hacia ellos, pero… una chica de complexión más pequeña los interrumpió aún más rápido desde un lado.

“Hermano mayor.” Ruti tocó suavemente el rostro de Gideon con ambas manos.

“Lo siento. No había otra forma. Nunca más.”

“Está bien. Como puede ver, Yarandrala y yo estamos a salvo”.

“Nunca más,” dijo Ruti con tranquila y firme determinación.

Ruti solía estar tan tranquila, nunca mostraba emoción. No había habido exaltación, piedad o incluso odio mientras mataba a los orcos, pero ahora mostraba un poderoso afecto por Gideon, aunque su expresión no cambió.

Ni Rit ni Yarandrala se atrevieron a decir nada.

Cuando Gideon dijo que él mismo se enfrentaría a los orcos y los alejaría, Rit se había opuesto, por supuesto. Ares también lo había criticado como imprudente, pero Ruti los había refrenado.

“Confía en él.”

“P-Pero”.

“Yarandrala, quiero que vayas con él”.

“Entendido. Déjamelo a mí.”

“¡Espera, Ruti! No puedo aceptar eso…”

“Estoy dando órdenes a mis compañeros. No necesito tu consentimiento “, dijo Ruti mientras miraba a Rit a los ojos. La Heroína no lo fulminó con la mirada; era su expresión predeterminada.

“Ah, eh…”

Pero Rit no había podido decir nada bajo la presión de esa mirada. Gideon palmeó el hombro de Rit mientras ella retrocedía.

“Está bien. No intento hacer cosas que no puedo hacer”.

A pesar de que él era el que estaba haciendo el trabajo más peligroso allí, se había esforzado por tranquilizar a Rit. En ese momento, en su corazón, Rit se había enfurecido al pensar que la Heroína sacrificaría a su propio hermano en aras de una supuesta justicia, pero ahora se dio cuenta de que lo había entendido mal.

Al verlos a los dos abrazándose así, Rit no pudo ocultar su sorpresa. Nunca pensé que Ruti pudiera verse así.

En realidad, Ruti había estado más preocupada por Gideon que nadie, pero todavía no había otra forma. Porque entendió eso, Gideon se había ofrecido como voluntario para ser la distracción. No quería que Ruti tuviera que ser la que sugiriera enviar a su hermano a una muerte casi segura.

“Debe ser agradable”, murmuró Rit para sí misma mientras miraba al cielo a poca distancia de ellos dos.

Al final, Rit no se unió al grupo de la Heroína. Gideon pareció decepcionado. Para la princesa, Ruti pareció aliviada.

Parte de la razón por la que se había quedado era para ayudar a supervisar la restauración de Loggervia, pero aún más, había sentido que estaba mal interponerse entre Ruti y Gideon. Por ahora. Gideon seguía siendo demasiado importante para su hermana menor.

Después de que el hombre que amaba se fue, Rit lloró sola por un rato.

“¡Tch!”

Con sus cosas apresuradamente reunidas en una bolsa, Dir, el Mago de Fuego, huyó de Loggervia luciendo molesto.

Había traicionado a la humanidad y se había puesto del lado del ejército del señor demonio por la promesa de dinero. Al darse cuenta de que la situación se había vuelto en su contra, inmediatamente se mudó.

El hombre había entrado en el castillo bajo los auspicios del jefe de la guardia real, Gaius, el Shisandan transformado, y sabía que lo atraparían rápidamente tan pronto como terminara la guerra. Era el momento adecuado para irse.

“No te atrevas a olvidar esto, Rit. Soy un hombre vengativo. Algún día, cuando estés más feliz, apareceré y destruiré todo lo que amas”.

Había un odio espantoso en su siniestra mirada mientras escupía en la carretera y luego huía. Siguió volviéndose para mirar atrás, incapaz de soltarse.