Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 5

Prólogo: Elleatar

En el Paraíso de las Brujas.

La sala de estar de la reina en el palacio real.

La luz se filtraba a través de las cortinas de encaje, iluminando el salón de recepción y reflejándose en las hojas cubiertas de rocío de las plantas en macetas. Con la alfombra roja vino desplegada en el suelo, el pintoresco espacio era casi antiestético para la connotación ominosa típicamente asociada con la palabra bruja.

La Reina Mirabella Lou Nebulis IIX estaba de pie en el rellano de la escalera y habló con su hija mayor, Elletear, quien asintió con la cabeza para saludarla y le sonrió desde la base de los escalones.

—Elletear, tengo dos preguntas para ti.

—¿Oh? ¿Y cuáles podrían ser?

La sonrisa de Elletear se congeló en su cara cuando la reina hizo la primera pregunta.

—¿Fuiste tú quien divulgó la ubicación de Sisbell?

—…

Elletear Lou Nebulis IX de repente se quedó en silencio, deteniéndose en su camino, incluso estando de pie sin moverse, su belleza era inconfundible. Su pelo, de color esmeralda con un tinte dorado, ondeaba detrás de ella. Era más alta que Alice y mejor dotada, aunque sus grandes pechos estaban ocultos por su vestido real. Su encanto era casi irresistible.

—Y una pregunta más —dijo la reina, mirando a su hija que estaba en la base de la escalera.

— ¿Eres la verdadera Elletear?

Un silencio se instaló en el salón de recepción después de que su fría voz dejara de sonar en el espacio, pero se interrumpió rápidamente cuando la princesa estalló en carcajadas.

—¡Ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!

—¿Pasa algo, Elletear?

—Yo… ¡no estaba segura de lo que ibas a decir a continuación! Mi reina. No hay necesidad de parecer tan solemne cuando estás diciendo algo tan gracioso.

Elletear se agarró el estómago mientras rugía a carcajadas. La reina permaneció estoica.

—Ordené  a  Sisbell  que  fuera  al  estado  independiente  de  Alsamira. Sospechamos que estaban estableciendo relaciones encubiertas con el Imperio.

Esa era la misión de la tercera princesa.

Y sólo unos pocos que fueron informados por la propia reina lo sabían.

—Por alguna razón, los Zoa se enteraron al día siguiente. Parece que Lord Mask se dirigió a Alsamira-, como si estuviera persiguiendo a Sisbell.

—…

—Alguien  filtró  esta  información.  Alice  y  el  resto  de  mi  círculo  íntimo estaban a mi alcance… excepto una persona.

Todas las señales apuntaban a que la princesa mayor la traicionó. Una docena de horas después de oír el destino de Sisbell, sólo hubo una persona que se escabulló de la vista de la reina.

—Durante más de cincuenta años, hemos tenido una relación controvertida con los otros descendientes de la Fundadora, los Zoa —continuó la reina.

—Debido al cónclave, la ceremonia de consagración al trono.

—Mi hija mayor es consciente de los problemas que rodean a nuestras relaciones de sangre. No se atrevería a decirles el paradero de Sisbell.

Elletear se quedó en silencio.

—Por eso, necesito preguntarte: ¿Eres la verdadera Elletear?

La mirada de la reina se extendió desde el rellano de la escalera hasta el salón alfombrado. Sus ojos vieron a la princesa, que debería ser su querida hija.

—…

—¿No hay respuesta?

—…¡Ja! ¡Ja, ja! ¡Basta! ¡No me mires así, mi reina! ¡No puedo soportarlo!

Se puso a reír de nuevo. Esta vez fue más fuerte, el sonido de la risa llenando la cámara.

—Ja, ja, ja. O-oh… Contrólate, Elletear. Era lo último que esperaba que dijeras…

Su pecho se agitaba bajo su vestido real, amenazando con salir de los pliegues de la tela. Elletear no pudo evitarlo. Sus hombros temblaban de risa.

—Esa es mi pregunta, mi reina impostora.

El aire se movió en la sala de estar.

—Puede que no parezca de ese tipo, pero en realidad me encanta jugar. Me encanta engañar a los demás y ser engañada yo misma. Pero esto último no sucede muy a menudo, así que es agradable sentir este subidón de adrenalina.

—…

La reina se quedó en silencio.

Esa fue una respuesta a su manera. Elletear dio un paso adelante.

Clic. Clack. Sus talones hicieron crujientes chasquidos al subir las escaleras, acercándose a la reina en el rellano.

—Ay. Me duele el estómago por reírme tanto. ¿Quién eres, impostora?

Elletear estaba frente a la Reina Mirabella Lou Nebulis IIX. Ahora estaban a la altura de los ojos.

—Una recreación impresionante. Alice y Sisbell también podrían haber descubierto tu truco, si les hubieras dado dos minutos más. Pero desafortunadamente para ti, yo soy la mayor.

Dos minutos sonaban insignificantes, pero marcaban una gran diferencia. La princesa mayor no era como las otras.

—¿No crees que esto ya ha durado bastante?

—……

Estallaron fuegos artificiales, y el cuerpo de la reina comenzó a deshacerse. Elletear miró fijamente, con una pequeña sonrisa, como una pequeña niña emergió de entre la forma de la falsa reina.

El pelo negro de la chica estaba cortado uniformemente a la altura de sus hombros. Su cara de bebé parecía estar tan asustada que era difícil de creer que había estado fingiendo tranquilamente ser la reina un momento antes.

—¡Lo siento mucho! ¡P-por favor, perdóneme!

—Qué linda. ¿Hm…? Bien. Acepto tus disculpas. Odio regañar a las chicas adorables —Elletear pasó sus dedos por el pelo de la chica, que no podía tener más de trece o catorce años.

Dejó escapar un pequeño suspiro de alivio cuando la princesa mayor pareció misericordiosa.

—¿Eres nueva aquí? ¿Empezaste a vivir en el palacio mientras yo estaba en el extranjero?

—¡S-sí…! —La chica de pelo negro asintió furiosamente.

Como prueba de su condición de bruja, una cresta astral brillaba gris en su nuca.

Gris. Debe de poseer una magia que le permite ocultar su identidad con sombras.

—¿Te has acostumbrado a la vida en el palacio? —Elletear la miró.

—…S-sí —Tragó saliva, claramente embriagada por Elletear.

La princesa había sido bendecida con una belleza encantadora desde su nacimiento.

Los ojos de la chica estaban a la altura del escote de la princesa, y era imposible no notar su físico provocativo. El atractivo natural de Elletear era lo suficientemente poderoso como para hipnotizar a alguien del mismo sexo, por lo que no era sorprendente que cautivara a esta niña.

Como la magia lanzada por una bruja real.

—Uh, um. ¿Lady Elletear?

—¿Qué pasa, principiante?

—Um… ¿cómo descubrio mi disfraz? Pensé que mi cuerpo y mi voz eran una copia exacta de Su Majestad.

—Sí, era perfecto… hasta su pequeño hábito de mirar a la punta de los dedos de su compañero durante la conversación.

—¿Entonces cómo…?

—Veamos… —Elletear se llevó la mano a los labios como si estuviera perdida en sus pensamientos.

— Supongo que porque poseo algo parecido a tu poder astral.

—¡-Ngh!

—Pero el tuyo es sobresaliente, a diferencia del mío. Te envidio.

—…¡Eso no es cierto! Yo…

Su expresión se congeló en su rostro cuando se dio cuenta de que Elletear se estaba ridiculizando a sí misma.

Todos en el palacio sabían que la princesa mayor poseía el poder más débil del linaje de la Fundadora.

—Su energía astral es espléndida.

—Um… Ah…

—Elletear. No seas mala —la regañó alguien.

De las sombras de la vidriera apareció la verdadera reina. Incluso una máquina tendría dificultades para distinguirla de su copia hecha por la joven.

—Sólo cumple mis órdenes —dijo la reina.

— Perdónala.

—No hay necesidad de perdón. Je, je, jejeje… me divertí —Elletear continuó acariciando el pelo de la chica.

— Ahora, Madre. ¿Me llamaste para preguntarme eso? ¿Creíste que informé a Lord Mask del paradero de Sisbell?

—…Esa fue una razón.

Bañada por la luz del sol desde atrás, la reina dejó escapar un pequeño suspiro.

—No te he convocado para interrogarte. Era necesario para resolver las ideas equivocadas sobre ti. Sobre eso…

Pasos apresurados golpearon el pasillo fuera de la habitación de la reina.

—P-por favor, más despacio, ¡Lady Alice! Está prohibido correr por este pasillo. ¿Lo ve? Está poniendo a los soldados en una situación difícil.

—No hay tiempo para eso, Rin. Ven conmigo.

—¡ Sabe que no puede abrir la puerta de la habitación de la reina!

—¡Es una emergencia! ¿Qué esperas que haga?

Una de las puertas dobles se abrió de golpe, y una chica prácticamente entró tambaleándose en la habitación.

Estaba jadeando. Su pelo dorado estaba despeinado.

—Hff. Haah… ¡Madre! Espera. ¿Qué? ¿Elletear…?

Aliceliese. La segunda princesa.

Alice miró a la reina, Elletear, y a la chica nueva.

—Uh, um, Madre… quiero decir, ¡Su Alteza!

La reina frunció el ceño.

—¿Qué pasa, Alice? Estás sin aliento. Pareces agitada.

Aunque Alice carecía de la compostura inquebrantable de Elletear, normalmente se comportaba con la gracia de una princesa. Era extraño verla sin ella.

Algo significativo debe haber pasado.

—Se trata de Sisbell.

Puso su mano sobre su pecho palpitante. Alice parecía tener problemas para expresar sus palabras.

—Necesito consultarte sobre su situación. ¡Inmediatamente!