Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 5

Interludio 3: La danza del Sol, la Luna y las Estrellas

El palacio Nebulis.

La Aguja Lunar se extendía como para atravesar el cielo nocturno. Servía como residencia de la familia Zoa, descendientes de la Fundadora. Los que servían en el palacio eran asistentes que mantenían sus ideales.

El cuarto piso de la Aguja Lunar.

Seis hombres y mujeres estaban en la Sombra Lunar: la habitación secreta delimitada por cuatro capas de paredes. Entre esos seis humanos había una bestia tendida en el suelo.

La bestia astral. Carbuncle.

Como un zorro con piel de granada. Normalmente vivía en las profundidades del planeta, para no aparecer nunca en la superficie. No podían ser domesticados.

O eso se decía.

—Ya, ya… ¿No eres un pequeño? Buen trabajo captando el olor. Ya veo… la explosión en la habitación de la reina parece haber sido causada sin duda por los Hydra.

Había una excepción a la regla. La Casa Zoa. Domadores de bestias.

Ni siquiera la Reina Nebulis IIX sabía que una bestia astral se mantenía como mascota.

Carbuncle podía rastrear el olor de la energía astral, como un perro policía.

La bestia astral ya había olfateado al culpable del complot de asesinato hace varios días.

—Chico, has cometido un error garrafal poco característico. Pensar que te permitiste convertirte en sospechoso del intento de asesinato de la reina.

—Hm, estás siendo muy dura, abuela —Lord Mask se apoyó contra la pared—. Pensé que habría sido todavía más entretenido dejar que me atraparan obedientemente. Eso es todo lo que es. Mientras tengamos a la bestia astral, podremos encontrar al culpable inmediatamente. Aunque, yo tenía mi propia conjetura.

“Lord Talisman, ¿cómo sugiere que nos ocupemos de los Zoa?” “Este es un asunto serio. Permítame manejarlo”.

El jefe de la familia Hydra. Talisman, la Ola.

Ese pendenciero siempre se mantuvo neutral entre los Lou y los Zoa. Como fue tan franco al respecto, Lord Mask tuvo una visión completa de la historia.

—La Casa Hydra ha hecho su movimiento. La facción que ha estado bajo la superficie del agua durante casi un siglo ha lanzado su sombrero al ring.

Empezó a dirigirse a la anciana que estaba sentada en una silla de ruedas en el centro de las seis personas.

Esa es la jefa de la familia Zoa: Growley, el Pecado, alguien que tiene poderes astrales de una variedad increíblemente especializada en el contra ataque.

Con más de setenta años, la mujer ya no podía mover las piernas debido a una lesión sufrida por las fuerzas imperiales. Sin embargo, el brillo de sus ojos se llenó de vida.

—¿Crees que nos están desafiando? —exclamó—. Nos despertamos con rabia y nos vengamos con tranquilidad. Despreciamos a esas tres hermanas, nuestras enemigas en el cónclave tras el retiro de Mirabella Lou Nebulis IIX. No habíamos considerado que la Casa Hydra haría una demostración.

—Exactamente —continuó Lord Mask—. Los Hydra usaron una medida drástica. Al poner la sospecha del asesinato sobre nosotros, intentan forzarnos a salir del cónclave. Un plan intenso y de doble filo.

Deben tener confianza. Creen que aún pueden ganar, incluso después de fracasar en su plan de asesinar a la reina.

—No hay duda de que el próximo cónclave será el más feroz hasta la fecha. Es indudable que la candidata más fuerte para reina en la Casa de Lou es la princesa de en medio. Sin embargo, con los Hydra, esto se ha convertido en una buena oportunidad para nosotros.

Lord Mask extendió su mano para acariciar el pelo negro de una niña pequeña.

—¿No es así, Kissing?

—……

Kissing Zoa Nebulis. Una pura sangre. Bruja de las Espinas.

Estaba vestida como una muñeca, y sus ojos estaban cubiertos como cuando Iska la conoció.

—Puede que sea casi la hora de que te quites esa venda.

—…¿En serio?

—Sí, por supuesto. Dejaremos que uses tus poderes tanto como desees

—El hombre enmascarado habló con una voz suave—. Antes de que destruyamos el Imperio. Por necesidad, eliminaremos la estrella y el sol. Es hora de que la luna brille.

***

Entonces empezó a amanecer.

Durante cuarenta años, la Soberanía se había visto igual. El estado central estaba iluminado por el amanecer. Mirabella Lou Nebulis IIX vigilaba las calles.

La habitación de la reina se sentía fría, aunque no lo suficiente como para que su aliento se volviera blanco.

—…Esto nunca solía suceder.

Su piel se le puso la piel de gallina por el frío. Sabía que estaba en decadencia, aunque nunca imaginó que realmente pasaría.

En su adolescencia, no temía nada. De joven, estuvo en su apogeo como maga astral, yendo al campo de batalla sólo para luchar por su patria.

Si hubiera habido una excepción…

—Mira, no estás capacitada para ser reina.

—¿Por qué, Salinger? ¡¿Por qué… viniste hasta aquí para decirme eso?!

—Eres  una  tonta.  Tienes  que  volverte  más  cruel.  De  lo  contrario,  no puedes convertirte en una bruja.

—…No. No hagamos esto.

Eso ocurrió hace treinta años. Ya no era una niña, sino una madre. La reina.

Ese día, en esta habitación, ella intercambió esas palabras con Salinger. Dejaría de recordar la batalla de vida o muerte que ocurrió allí.

En este momento… necesitaba concentrarse en dos asuntos.

Primero, la guerra con las fuerzas imperiales. Su política al respecto no había cambiado.

Segundo, asegurarse de que Aliceliese fuera coronada como reina en el cónclave.

Nunca le había dicho a nadie de este último objetivo, pero era inflexible al respecto.

—Lo siento, Elletear y Sisbell. Sé que ambas son excelentes. Pero no son aptas para este papel…

La reina tiene que ser poderosa.

Necesita poder para defenderse cuando se acercaran asesinos de las fuerzas imperiales. La única de las tres hermanas que cumple con ese requisito es Aliceliese. Ni Elletear ni Sisbell tienen poderes astrales aptos para la batalla.

En particular, los poderes astrales de Elletear son los más débiles. En el palacio, se rumoreaba que no valían nada.

—Pero está bien. Ustedes son buenas damas. Quiero que apoyen a Alice como ayudantes de la reina…

Con ese fin, eliminaría lo que se interpusiera en el camino. Necesitaba erradicar a los que planearon el golpe y expulsarlos de la familia real.

—…… Clack…Clack…

El sonido de los guijarros tintinearon en cada esquina. Esto no era nada nuevo. Hizo eco por todo el lugar toda la noche.

Las paredes se estaban arreglando.

Este castillo era la “Fortaleza Planetaria”, creada por sus poderes hace un siglo. Las esencias astrales habitaban los muros, reparando espontáneamente cualquier defecto cuando se recargaban de energía.

—Pero los rastros de la explosión desaparecerán.

El culpable sabía eso. Debido a que la habitación se recuperaría espontáneamente, ya no podían identificar el tipo de ataque que se lanzó.

… El informe de Alice dice que Vichyssoise fue la que atacó a Sisbell… En ese caso, los Hydra están tras de mí.

No tomaría mucho tiempo para que la evidencia desapareciera completamente con la restauración completa de la sala.

—Sisbell, es exactamente por eso que te necesito. Por favor, vuelve a casa a salvo.

La reina necesitaba que Alice ganara. Esa era su condición para la victoria.

—Y el próximo cónclave será…

***

—Los Lou. La reina cree que ganarán.

—¿Si esa chica sólo viene a casa?

—Sí. Eso es lo que quería discutir. Llegaste en el momento justo.

Se instaló en lo profundo de un asiento. Sosteniendo una taza de café de porcelana como para brindar, el hombre corpulento levantó alegremente la voz.

Es el jefe de la familia Hydra, Talisman.

En una terraza bajo el sol cegador, vestía un traje blanco formal. Con sus rasgos cincelados, su mirada aguda, y su inmaculada cabellera gris, irradiaba encanto.

Sin embargo… palidecía en comparación con el de la mujer que apareció en el balcón de la Aguja Solar.

—Buenos días, Elletear, querida.

—Buenos días a usted, Señor Talisman. Es un honor ser invitada al té de la mañana.

La princesa mayor Elletear sonrió.

Bañada por la luz del sol matutino, su pelo esmeralda brillaba más que cualquier joya.

Su piel era perlada. Su pecho se asomaba generosamente por su amplio escote.

—¿Quieres un poco de té negro? ¿O todavía sólo bebes agua?

—Pediré agua caliente.

—Muy bien, entonces. Prepara la mejor agua. Hielo descongelado de la montaña sagrada Diana… Tú ahí.

Un asistente que esperaba detrás de Talisman se inclinó.

—Pensando en ello… —Elletear se sentó elegantemente, de cara al caballero del traje—. Escuché que hubo un festival anoche en Liesbaden, Lord Talisman. ¿Fue la cosa en cuestión?

—Parece que fracasó —El Jefe de familia sorbió de su taza de café.

No estaba actuando para ocultar su ansiedad o su rabia. Su tono tranquilo comunicaba que no era más que un agradable café de sobremesa.

—Parece que tu hermana tiene excelentes guardias. Nunca hubiera imaginado que serían capaces de cambiar las cosas con Vichyssoise. Es difícil de aceptar.

—¿En serio? Oh, es la primera vez que oigo hablar de ello —Aceptando la copa que le sirvieron, Elletear parpadeó.

Su sorpresa fue una rara reacción, ya que la princesa era conocida por ser excepcionalmente perceptiva.

—¿Qué hacemos? ¿Cómo debemos tratar con Vichyssoise? Si inspeccionan su cuerpo, estoy seguro de que muchas cosas quedarán expuestas.

—Sugiero fingir ignorancia.

—¿Ah, sí?

—No podrán concluir que es el sujeto de prueba imperial VI por observar su carne. Y si intentan protegerla, la reina sospechará de ustedes. Oh, y los Zoa—. Tomó un sorbo de agua ya hervida. Sopló en su taza—. Los Zoa son un grupo de rencorosos —dijo—. Lord Mask puede incluso sospechar de mí. Ooh. Aterrador.

—Es su manera de hacer las cosas. Eso tenía que pasar.

Él colocó su taza de café en un platillo, cruzando sus piernas. Luego, se inclinó ligeramente hacia adelante.

—¿Has oído hablar de la frase ‘una belleza en cada ángulo’? Al complacer a todos, nadie confía en ellos.

—Ya lo sé.

—¿Cuántos ángulos tienes?

—Tres —La belleza colocó su taza de té sobre la mesa—. El Imperio, los Zoa, y los Hydra. Si tuviera que dar un desglose en porcentajes, sería el cuarenta, diez y cincuenta por ciento.

—……

—¿Pasa algo?

—Siempre la audaz —Talisman dejó escapar una risita de sus labios—.

Además, la Casa Lou parece ser…

—Oh, por favor, mi Señor. Sólo digo la verdad —dijo encantada, como si esto le divirtiera. La belleza diabólica puso sus manos en sus ruborizadas mejillas y sonrió—. Pero, mi señor, sobre el asunto que le preocupaba, sobre Sisbell.

Elletear continuó sonriendo mientras pronunciaba el nombre de su hermana.

—Sería malo para ambos si Sisbell regresara, Lord Talisman.

—Ah, sí. Especialmente después de lo que ocurrió en la habitación de la reina…

—Estoy pensando en controlar a Sisbell. ¿Me dejaría manejar esto?

—¿Tú? —Talisman entrecerró los ojos.

Esto fue una sorpresa. La princesa mayor estaba tratando de salir de entre las sombras.

—Porque la conozco mejor que nadie —Puso su mano en su pecho suntuoso. Sus ojos eran gentiles y provocaban el afecto de cualquiera que los mirara—. Ahora, mi Lord. Esa chica tiene guardias formidables. Guardias que derrotaron a Vichyssoise. ¿Sabe cuál es la mejor manera de hacerla sentir desesperada?

—¿Lidiar con esos guardias primero? ¿No crees que eso es un cliché?

—En efecto.

—¿Y?

—Le robaremos esos guardias.

Bajó la voz. Ni siquiera Talisman pudo oírla aunque estaba justo delante de ella.

—Iska… el antiguo Discípulo Santo, ¿eh? Me gustaría conocerlo.

—¿Iska?

—Oh  nada,  sólo  estoy  hablando  conmigo  misma.  Tengo  el  hábito  de hacerlo cuando estoy disfrutando de las cosas.

—¿Cómo podemos robar sus guardias? ¿Con dinero?

—Yo determinaré el método. Algo encantador. Si soy capaz de hacerlos míos, creo que sería tan espléndido… ¿Dije demasiado?

Sonrió tímidamente como si estuviera avergonzada. Esa pequeña sonrisa haría suyo a cualquier hombre. Incluso funcionaba en las jóvenes doncellas. Hablaba mucho de su belleza.

—Quiero decir, es injusto. Mi madre y Alice tienen fuertes poderes astrales. Hasta Sisbell fue bendecida con algo bueno y adquirió poderosos guardianes. Pero yo soy la única que no tiene nada.

—¿Oh? Supongo que es una pequeña rivalidad entre hermanas.

—Es el secreto para disfrutar de este mundo. Me gustaría vivir con envidia, rabia, anhelo y todo tipo de emociones en mi pecho. Me gustaría disfrutar de mí misma.

Talisman   estaba  tranquilo.  La   chica   de   pelo   esmeralda    lo   observó.  Las comisuras de sus labios se curvaron.

—¿No es eso lo que es una bruja?