Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 5

Interludio 2: Un complot para el asesinato de la Reina convertido en captura

 

 

La habitación de la reina.

Aunque el día se había convertido en un atardecer, el salón de recepción estaba inundado de luz, como si fuera de mañana. Durante el día, estaba lleno de luz solar. Durante la noche, estaba iluminada con la luz absorbida por el cristal de la luna. Cada superficie rivalizaba con el sol de la mañana: el techo, las paredes y los pilares.

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—Por favor, disculpa mi tardanza, madre.

—Llegas justo a tiempo. No hay necesidad de disculparse, Elletear.

La puerta se abrió. La Reina Nebulis IIX intercambió miradas con su hija mayor, que entró en la habitación con gracia.

—Tenemos quince minutos hasta la conferencia. Se llevará a cabo en la oficina de esta planta. Iremos allí cinco minutos antes.

—Sí,   madre   —Una   de   las   chicas  más   bellas   del   universo  inclinó respetuosamente su cabeza, sonriendo.

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Elletear Lou Nebulis IX.

Su cabello es de un increíble color esmeralda teñido de oro.

Su busto maduro era aún más generoso que el de Alice, y ligeramente teñido de rosa. Poseían un atractivo que hacía que los hombres se sintieran increíblemente atraídos. Las mujeres también.

Su encantadora sonrisa llegó a sus ojos. Su rostro podía robar los corazones de todos los que la miraban.

Es una hermosa sirena.

A los veinte años, su belleza se acercaba a niveles diabólicos.

—Qué inusual —dijo Elletear con un tono lírico—. No tenía ni idea de que recurrirías a abusar de tu autoridad. Mi corazón se acelera.

—……

—Mantuviste a la Casa Zoa en el palacio llamando a una reunión familiar de emergencia. El plan es enviar a Alice a Liesbaden mientras tienen las manos atadas.

La reina no respondió.

Elletear parecía más encantada.

—La conferencia entre los tres clanes consanguíneos es una tradición anual, consagrada por el tiempo. Su propósito es rezar por la prosperidad de los Lou, Zoa e Hydra. Abusar abiertamente de este espacio sagrado es audaz. Sólo la reina podría lograrlo.

—……

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—Ja, ja, me pregunto si Alice ya habrá llegado a Liesbaden. Espero que encuentre a Sisbell.

—Elletear- —la reina la regañó—. Estás hablando delante de tus subordinados. No digas cosas que puedan ser sacadas de contexto.

—Oh, mis disculpas, su majestad.

Elletear y la reina no eran las únicas que ocupaban la habitación.

Como tenían una reunión formal, los secretarios políticos y otros asistentes se reunieron allí. Cuatro fueron elegidos de entre sus subordinados, esperando la reunión.

Aunque los Zoa e Hydra no estaban allí, sería malo que algún subordinado escuchara la conversación.

—Vaya, vaya, vaya… Parece que estaba demasiado emocionada — Elletear trató de reírse, poniéndose la mano en la boca—. Pensé que esta sería una gran manera de pasar el tiempo.

El reloj se encontraba a lo largo de la pared. La aguja indicaba que era cinco minutos antes de la conferencia.

—Vamos. No podemos llegar tarde.

La reina se dio la vuelta. Giró el dobladillo de su vestido, arrastrándolo por el suelo mientras se dirigía a la salida.

Delante de la reina, Elletear, y sus cuatro subordinados, un total de seis personas…

Thunk… La puerta se inflamó y se hinchó como una burbuja.

—Adiós, Casa Lou.

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La puerta de metal pesado se puso roja y explotó.

—¡Ah!

La habitación de la reina fue envuelta en llamas. Las cortinas se desintegraron en cenizas. La onda expansiva despegó las tablas del suelo. Las columnas salieron volando sin dejar rastro.

¿Qué sucedió?

¿Una explosión? ¿Un incendio? Mientras su visión se ennegrecía, la reina tuvo flashbacks de incontables bombardeos de las fuerzas imperiales en el campo de batalla.

El recuerdo de su historia de los ataques militares de los que sobrevivieron mantuvo a la Reina Mirabella consciente.

—No me subestimes.

La reina no fue la que levantó la voz.

Fue la voz de uno de las descendientes de la Fundadora, una veterana que había conquistado demasiados campos de batalla como para contarlos. Era el grito de Mirabella Lou Nebulis IIX.

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En la nuca, la cresta astral brilló al máximo.

—Quinientos Dioses del Viento – ¡Fuerza a todos a retroceder!

—¡Su Majestad! ¡Princesa Elletear! ¡¿Qué rayos pasó?!

Más allá de lo que quedaba de la puerta, los guardias de élite armados entraron corriendo. Con el estado atroz de la sala frente a ellos, todos se quedaron sin palabras.

El candelabro se había estrellado contra el suelo. Las alfombras se habían quemado hasta quedar en nada. Los azulejos que decoraban el suelo fueron arrancados. Una explosión de esa magnitud no pudo haber ocurrido espontáneamente.

—Esto debe ser un ataque. ¿Fue una bomba? ¿Había alguna figura sospechosa fuera de la puerta? ¿Existe la posibilidad de que los soldados imperiales hayan entrado?

—¡N-no!

—Estuvimos frente a la puerta todo el tiempo. No vimos ni una sola persona sospechosa…


Los dos soldados respondieron nerviosos.

Ambos eran personas de confianza que habían servido a la Casa Lou durante muchos años. Lo que decían tenía credibilidad.

El culpable estaba cerca.

Tan pronto como la reina y Elletear intentaron salir, la puerta explotó. No podía creer que se tratara de un ataque cronometrado o remoto.

—Su Majestad, ¿puedo decir lo que pienso? —Preguntó Elletear en voz

alta.

Ella estaba tratando de llamar la atención de los subordinados y los soldados armados a su alrededor.

—Escuché una voz familiar en el momento de la explosión.

—……

—¿Qué hay de ti, su majestad?

—Qué coincidencia, Elletear. Yo también.

“Adiós, Casa Lou.”

Esa declaración podría interpretarse como una declaración de guerra. Y su voz tranquila era de hecho familiar.

—Sonaba como la voz de Lord Mask de la Casa Zoa.

Temblando donde estaban, los subordinados y soldados abrieron mucho los ojos, mirando a Elletear antes de dirigir su mirada a la reina.

—Me temo que… escuché lo mismo, su majestad.

—¡Yo también lo hice!

Los  secretarios  políticos  y  otros  asistentes  levantaron  cautelosamente  sus manos.

Naturalmente, eran tímidos. Las tres líneas de sangre nunca habían tenido una disputa directa. Al menos, no oficialmente.

¿Acaso la familia Zoa rompió la paz? ¿Planearon el asesinato de la reina?

—Escuchen atentamente. Suspendan la conferencia. Más soldados se reunieron, palideciendo al ver las brasas.

—Convoca a la Casa Zoa inmediatamente. Reúne a Lord Mask y a Growley, el jefe de su familia. Traigan a los otros parientes de sangre y a los asistentes.

Un duro eco de las pisadas vino del pasillo lleno de escombros.

—¿Oh? ¿Qué demonios…?

Era un hombre alto y vestido de negro.

El agente en el centro del caos en persona. Lord Mask. Entró casualmente en la habitación.

—Su majestad, ¿qué pasó? —Miró a los soldados y vasallos, observando los vestigios del marco hueco de la puerta—. No puedo creer que este sea el estado de las cosas justo antes de la conferencia.

—Como puedes ver, se ha producido un ataque. Fue la acción de un individuo despiadado que planeó asesinar a la reina.

—…¿Qué?

Se mostró sorprendido. No parecía que estuviera fingiendo, aunque era el mejor actor de la época. Esta reacción casi parecía sospechosa.

—¿Y quién es el culpable de esto?

—Tú —dijo la reina.

El hombre de negro se detuvo en su camino durante algún tiempo.

—… ¿La escuché correctamente? No puedo entender lo que dice.

—Escucharé lo que tengas que decir durante el interrogatorio. Ustedes dos, guardias, por favor, acompáñenlo a una habitación especial. Una vez que todos hayan sido convocados, lo pondremos bajo arresto domiciliario hasta que las sospechas se hayan aclarado.

—Urk.

Un par de guardias se acercaron a él por ambos lados.

Justo antes de que les diera la espalda y empezara a caminar, Lord Mask la miró.

—…Así que así es como es. Qué ataque tan subrepticio.

La Reina no reaccionó.

Su vida fue amenazada. No tenía intención de actuar con benevolencia hacia su principal sospechoso.

—Escucharé directamente de los Zoa…

—Por favor, espere, su majestad —alguien llamó desde el pasillo.

La ola de vasallos y soldados se separó. Un hombre y una mujer cruzaron lentamente la línea divisoria.

—Esperábamos ansiosos la conferencia. Ha pasado tanto tiempo. Pero resulta que ocurrieron cosas terribles. Debería atender sus heridas primero, mi reina.

La tercera línea de sangre, los Hydra.

El actual jefe de familia es Talisman, la Ola.

Llevaba un digno traje que complementaba su extraordinario físico. Tenía rasgos profundos, cincelados y pelo plateado inmaculado, dando la impresión de un hombre en la flor de la vida, a pesar de su edad.

Chasqueó los dedos, y una unidad de cuidados médicos vino corriendo.

—Si algo malo le sucediera a los dedos de la reina, sería impensable.

Debemos tratarla inmediatamente.

—Señor Talisman, ¿cómo sugiere que tratemos a los Zoa?

—Este es un asunto serio. Permítame manejarlo. Escucharemos a los Zoa.

Creo que bastará con que su departamento de registros esté presente.

—¿Te    encargarás    del    interrogatorio?…      Es    una    propuesta     muy tranquilizadora.

Los Hydra son los moderados de las tres familias. Tendrían más posibilidades de conseguir la cooperación de los Zoa si los Hydra suavizaran todo en vez de someterlos a una investigación rigurosa.

—También vamos a cooperar en la búsqueda del culpable. Sugiero que hagamos que Vichyssoise se encargue de las cosas.

—Por favor, déjemelo a mí.

Detrás de Talisman se acercó una chica de pelo rojo brillante. Era otra persona que planeaba participar en la conferencia.

La inquisidora de los Hydra, Vichyssoise.

Una chica con un pendiente en su oreja izquierda y un aro en la derecha. Vichyssoise miró fijamente a la Reina Mirabella, aunque había oído que esa era su naturaleza.

…Hace mucho tiempo que no la veo… Su aspecto ha cambiado bastante.

No es que ella pudiera realmente señalar la diferencia.

Mirabella recordó su tendencia a mirar al suelo y su sombrío rostro. Era como si se hubiera vuelto más asertiva en los últimos días.

¿Quizás algo le dio más confianza?

—También estoy a favor de la propuesta de Lord Talisman.

—…Elletear.

—Este complot estaba dirigido a ti, su majestad. Es un crimen grave. Se pueden hacer comparaciones con Salinger, el hechicero trascendental. Deberíamos movilizar a la familia real para resolver esto.

Aunque tenía pequeños rasguños por todas partes, la sonrisa de la princesa Elletear no flaqueó.

—Madre.

—…Está bien. Lord Talisman, Vichyssoise, por favor, déjenme salir. Los Hydra y Lou usarán sus poderes combinados para llevar a cabo esto.

Los arreglos se hicieron inmediatamente.

Después de inclinarse, los dos Hydra salieron. Elletear dejó la habitación detrás de ellos, rodeada por una unidad de tratamiento médico.

La que se quedó fue la descendiente de la Fundadora, la Reina Mirabella Lou Nebulis IIX.

—…Sabía que habría una situación para traer a Sisbell.”

No le habló a nadie en particular. La reina estaba hablando consigo misma.

—Date prisa, Alice. Trae de vuelta a Sisbell. Ella podrá identificar el crimen y a nuestro verdadero enemigo, aunque imagino que se anticiparán a eso.

Si el culpable no fuera de las fuerzas imperiales, sino alguien dentro de la Soberanía… su próximo objetivo sería…

—Alice, cuento contigo.

***

 

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La fortaleza unida. El Imperio Celestial. O el Imperio para abreviar.

En el estado militar, Yunmelngen alberga la última organización de toma de decisiones – el Senado Imperial.

Debería ser el que estuviera en el trono, pero Yunmelngen estaba encerrado en el castillo, raramente ofrecía opiniones.

Por eso la mayoría diría que los que tienen el poder provienen de los Ocho Grandes Apóstoles, los últimos jefes del Senado Imperial.

—Magnífico trabajo, Risya. Eres excepcional.

De pie detrás del podio de la asamblea, la mujer militar suspiró en respuesta.

—…Haah.

—¿Estás disgustada?

—Imagina que te despiertas en medio de la noche y te llaman a este triste lugar subterráneo.

Risya In Empire.

Una mujer alta que usaba unas gafas de montura negra que se ajustaban a su rostro.

Tiene 22 años, la misma edad que Mismis. Risya es una mujer talentosa que subió la escalera para convertirse en una Discípula Santa. Su ascenso fue rápido incluso en la historia imperial. Tiene sentido llamarla “Genio todo terreno”.

—No necesito  ninguna  recompensa o  bonificación especial.  Quiero  un descanso.

Deberías pedírselo al trono.

—Sirves a la realeza como una Discípula Santa. No estás bajo nuestra jurisdicción.

Los Ocho Grandes Apóstoles. Ocho supervisores del Senado Imperial.

Sólo los contornos borrosos de sus rostros se podían ver en los monitores instalados en las paredes.

—Pensé que dirían eso. ¿De qué quieren hablar conmigo?

—Sobre la misión especial de hace unos días.

—A través de la investigación de Omen, la amalgama de inteligencia, hemos expuesto a los soldados imperiales a la energía astral para las crestas artificiales. Este ensayo fue un éxito.”

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—Pasaron por los puestos de control de la Soberanía. Este es un logro maravilloso.

Sonaron aplausos. Fue incómodo, como si alguien hubiera cortado el sonido de la escena de una película y la hubiera editado de nuevo.

—Qué honor recibir sus alabanzas —respondió la Discípula Santa—. Los experimentos humanos fueron muy difíciles. Por supuesto, Sin Nombre eligió algunas personas buenas.

La misión especial era capturar a la reina de la Soberanía. Doce unidades lo habían intentado. Diez atravesaron con éxito las fronteras. Estaban descubriendo la Soberanía Nebulis poco a poco, incluyendo el estado central. Ni siquiera un siglo de guerra había logrado eso.

—… Estaba cagada de miedo, para ser honesta.

Hubo un accidente que involucró a Iska, el sucesor de Black Steel. Risya secretamente tenía grandes esperanzas de que se convertiría en el más fuerte de los militares. Fue capturado por la Bruja de la Calamidad Helada antes de la operación.

“Después de atravesar la frontera de la Soberanía Nebulis, vayan por tierra a Alcatroz y encuentren a Iska.”

La unidad 907 logró traer de vuelta a Iska.

En ese momento, estaban tomando un descanso en el estado independiente de Alsamira, un desierto lejos del Imperio. Risya no se molestó en investigar su situación.

—Risya, debes haber recibido el informe.

Uno de los Ocho Grandes Apóstoles reafirmó su voz.

—Diez unidades invadieron con éxito la Soberanía. Entre ellas, una llegó al estado central.

El núcleo del Paraíso de las Brujas. En la residencia de los descendientes de la Fundadora, en el palacio, estaba la Fortaleza Planetaria.

—¿Pudieron entrar en el palacio?

—No. Sin embargo, fotografiaron con éxito el exterior del palacio y el jardín en el aire. Esto coincide con la información que recibimos de las brujas capturadas.

—Aparte de eso, hablemos del tema principal —La voz era fría—. Mientras ejecutábamos nuestro plan para invadir la Soberanía, algo interesante ocurrió en el propio palacio

—¿Sí? Es la primera vez que escucho sobre esto.

—Un complot para asesinar a la reina. Para decirlo más apropiadamente, un golpe de estado.

—…… —La Discípula Santa se quedó en silencio.

Era raro verla con una expresión seria, sus labios ligeramente fruncidos. Así de grave era este asunto.

—¿Significa que Nebulis IIX se ha metido en una guerra civil? Tengo que preguntar para estar totalmente segura, ¿pero están convencidos de que no fue un ataque Imperial?

—Fue el propio veneno de la bruja.

—Hay algunos entre los descendientes de la Fundadora que están descontentos con la reina. Aunque, parece que fracasaron en esta operación.

Las tres líneas de sangre de Nebulis.

Naturalmente, Risya sabía que no eran un monolito. Al mismo tiempo, había algo que no sonaba cierto en esta declaración.

—¿Insatisfecho”? ¿Sería suficiente para obligarlos a intentar un asesinato?

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Detrás de sus gafas, miró a los monitores de la pared, frunciendo el ceño.

—¿No pueden simplemente decírmelo? Debe haber alguien de una de las tres líneas de sangre que apoya al Imperio, ¿verdad? ¿Quién es?

—¿Hm?

—Cierto. Como recompensa, te revelaremos una cosa. Es cierto que recibimos comunicaciones directamente de uno de ellos. Es decir…

—La pura sangre, ‘Sujeto E.’

La única cosa que Risya movió fueron sus ojos.

No tenía interés en extravagancias. Si no iban a decírselo directamente, no deben pensar en compartirlo con el cuartel general.

Ella estaba más interesada en la pura sangre.

No un vasallo o un asistente. Estaban revelando que uno de los parientes de sangre estaba vinculado al Imperio.

¿Pero quién?

—La Soberanía debe estar sumida en el caos.

—Bueno, supongo. Hasta un intento de matar a la reina sería un gran problema.

—Por  eso,  continuaremos  ejecutando  nuestro  plan.  Es  la  oportunidad

ideal.

Fwoom , zumbó el ascensor que se aproximaba en la pared detrás de ella.

¿Alguien  viene  a  la  reunión?  Eventualmente,  se  detuvo,  y  las  puertas  se abrieron.

—Justo a tiempo.

—Bienvenidos, Discípulos Santos. Esta es la primera vez que reunimos a tantos de ustedes a la vez.

Cinco personas. Risya no pudo evitar que una sonrisa se deslizara por su cara cuando vio la distinguida formación.

—Oh, Dios mío.

Los informantes directos del trono. Combatientes de alto rango. En el undécimo asiento, Garganly, el “Ingeniero Ausente”.

En el décimo asiento, Sir “Omen” Karosos Newton.

En el octavo asiento, Sin Nombre, la “Mano Invisible de Dios”. En el cuarto asiento, Magnacasa, el director del cuartel general. En el tercer asiento, Mei la “Tempestad Incesante”.

La sonrisa de Risya desapareció cuando la última persona salió del ascensor.

—…¿No crees que esto es un problema? ¿primer asiento?

Un hombre alto con un abrigo grueso.

Cuando vio al hombre que llevaba una delgada espada larga en el hombro, la mujer militar que actuaba como oficial personal del trono no hizo ningún intento de enmascarar su desdén.

El primer asiento, Joheim, el Caballero ” Relámpago”. Normalmente estaba estacionado en la torre del castillo.

—El informador más directo de todos. ¿Debería estar aquí alguien que tiene esa responsabilidad? ¿Debería dejar su puesto como guardia?

—Detente ahí, Risya. Le pedimos directamente al trono que lo trajera aquí.

—Para que pueda informar directamente al trono.

—Mejor que él haga el informe y no nosotros.

Constituían la mayoría de los Discípulos Santos, y dos de ellos estaban por encima del tercer puesto. ¿Qué planeaban discutir?

—Continuaremos la operación.


—Y aprovecharemos la guerra civil de la Soberanía Nebulis.

—Ya analizamos la ruta hacia el estado central. Entraremos en el palacio y daremos los últimos toques al plan para capturar a la reina.

Un complot de asesinato contra la reina se fraguó dentro de la Soberanía, mientras que al mismo tiempo, fuera de sus fronteras, se ideaba un plan para capturarla.

—La Soberanía Nebulis caerá. No tenemos ninguna razón para dejar que esta oportunidad se nos escape. Solicitamos que participen en la guerra.

—Usen el poder de los combatientes de más alto rango en el Imperio tanto como quieran.

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