Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 5

Capítulo 1: Platica de Brujas

Parte 3

 

 

No es de extrañar que su mente se quedara en blanco.

—Esto es malo. Siéntese, Comandante. Va a llamar la atención. Hey, Iska.


—… Entendido —Iska levantó su mano, asintiendo con la cabeza a Nene y Jhin.

— Te escucharé. ¿Está bien? —le preguntó a Sisbell.

—¡Claro!

—…Suenas feliz.

—No pienses en ello. Sólo prefiero hablar con un conocido… Ejem. Han pasado dos días desde que te vi, Iska.

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Otro comentario que levantó sospechas. Iska resistió el impulso de suspirar.

Sisbell poseía el poder de la Illumination. Incluso entre los poderes astrales, era raro poder acceder al continuo espacio-tiempo y reproducir eventos del pasado.

…Incluso si no nos vimos ayer… Apuesto a que usó sus poderes para espiar nuestras actividades.

Después de todo, ella descubrió en qué hotel se alojaban. Era seguro asumir que había visto todas sus acciones.

—Pensé que ya habías  dejado el país.  Pero estuviste aquí  todo este tiempo.

Su situación era diferente a la de ellos. Después de todo, ella era una princesa de la Soberanía Nebulis. Sabía que estaba siendo atacada y que Lord Mask estaba allí.

Él asumió que se escondería inmediatamente.

—Me iré tan pronto como sea posible después de esto —La princesa bruja le sonrió.

— Y me los llevaré a todos conmigo.

Llegó el batido de fresa.

Sisbell le dio a la camarera una propina. Hasta que la empleada regresó a la cocina, ninguno de ellos fue capaz de pronunciar una palabra.

¿Llevarlos consigo? ¿De qué está hablando?

—¿Qué quieres decir? Debes saber que no nos convertiremos  en tus prisioneros sin pelear.

—Me gustaría contratarlos como mis guardias.

—…¿Qué? —El ceño de Jhin se frunció por la irritación y el desconcierto.

— No lo entiendo. ¿Acabas de decir que quieres que los cuatro nos convirtamos en tus guardias?

—Sí —Sisbell asintió, sonriendo inocentemente.

— Me gustaría ir al palacio en Nebulis. Y quiero que eliminen el ejército astral que me ataque en el viaje.

—No, gracias. Vamos, jefa, Iska, Nene. Estaremos en problemas si el cuartel general se entera de que estamos hablando con el enemigo.

—Mentiroso.

—…¿Perdón?

—No quieres que el cuartel general sepa que tu capitana es una bruja.

La princesa miró a Mismis, una bruja recién acuñada, con los ojos fijos en la cresta astral oculta en el hombro de la comandante.

—¿No es así, Iska? —preguntó Sisbell.

—…Así que lo sabías.

No fue sorprendente que Sisbell lo descubriera con su habilidad.

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Incluso podía pensar en el caso probable cuando ella lo hubiera averiguado.

—Dime. ¿Descubriste esto cuando Objeto atacó hace dos días?

“Poder astral en uno, dos, tres, cuatro, cinco… seis. Cuenta completa.”

Con Lord Mask y sus cuatro subordinados, eso hace cinco. Con Mismis, son seis.

El Cazador de Brujas, una máquina imperial, la había registrado como bruja.

—Sí. Ahí fue cuando estuve segura. Comandante Mismis, déjame adivinar: No naciste con la cresta astral en tu hombro, ¿verdad?

—¿Eh…? —La pequeña capitana se estremeció.

—Debería ser imposible para los magos astrales nacer en el Imperio en estos días. Y es inútil esconder tu cresta con vendas médicas imperiales… no logran ocultar la energía astral.

Sisbell palmeó un adhesivo. Era el mismo que había puesto antes en el hombro de Mismis.

—Es  un  material  especializado  llamado  “Nébula”.  A  diferencia  de  las vendas imperiales, este material evita que la energía astral se escape.

—…Sí —Iska estuvo de acuerdo de una manera que llegaría a Mismis.

Ahora  entendía  lo que  la  princesa bruja  les  ofrecía para  compensarles  por protegerla.

…Ese es su movimiento, eh.

Mataríamos por eso ahora mismo. Haríamos casi cualquier cosa.

Un método para ocultar su condición de bruja no existía en el imperio, pero sí en la Soberanía.

—Para agradecerles por ser mis guardias, les daré información  sobre cómo ocultar adecuadamente una cresta astral. Con esto, no tendrán nada que temer, ni siquiera en el territorio imperial.

Se quedaron en silencio.

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Iska y Nene fruncieron los labios. Mismis aún sostenía su hombro izquierdo mientras sus labios temblaban.

—No les pido que traicionen al Imperio. Los que me persiguen son magos astrales. ¿No es razonable que las fuerzas imperiales luchen contra ellos, Comandante Mismis?

—…Este… umm…

—Podrías llamar a esto un armisticio, una transacción propiamente dicha.

Esto es…

—Detente ahí mismo.

—Bien, eso es todo.

Iska y Nene hablaron al mismo tiempo.

Su sincronía no estaba planeada, y tomó a Sisbell por sorpresa. Todos estaban pensando lo mismo.

—Bien, Sisbell. No hay necesidad de ir más lejos. El trato está hecho.

—¡¿Eh?! ¡¿E-espera, Iska?! —protestó su comandante.

—Como subordinados, estamos de acuerdo —Iska no miró a la capitana, que intentaba llamar su atención, en cambio se giró hacia donde estaba sentada Nene—. ¿Verdad?

—Uh-huh.

—Sé que su posición la pone en un lugar difícil para expresar su aprobación, Comandante. No puede estar de acuerdo en proteger al enemigo para conseguir este adhesivo —Nene asintió.

— Así que nos ofreceremos como voluntarios. No hay problemas con eso.

—¡…P-pero Nene! —Mismis protestó.

—Tenemos algunas condiciones no negociables. No haremos nada que pueda dañar al Imperio —Jhin sonaba sombrío mientras miraba a la princesa que sorbía su batido de fresa—. Si terminamos en una situación en la que las fuerzas Imperiales vayan detrás de ti, te dejaremos morir.

—Por mí está bien.

—Haremos dos cosas. Viajaremos contigo, y nos involucraremos sólo cuando el ejército astral te ataque.

—Suena bien.

—Una última cosa: tenemos sólo cincuenta días fuera de servicio. Ese es el tiempo que podemos estar fuera del territorio Imperial. Así que tenemos treinta días… para acompañarte.

—Lo comprendo.

—Nunca hubiera esperado que estas vacaciones resultaran de esta manera.

Con una mano en su frente, Jhin miró a su alrededor.

Era un poco tarde para el desayuno. Los turistas apenas llegaron a la cafetería, y el personal no parecía apurado mientras atendía las mesas.

—Esta es información sensible, así que normalmente sugeriría hablar esto hasta que estemos de vuelta en la habitación del hotel… pero voy a preguntarte ahora. ¿Por qué te están atacando?

—……

—¿Cómo esperas que te protejamos adecuadamente? Basarán su estrategia en esta razón. Y cambiará la forma en que diseñamos nuestros contraataques.

La princesa bruja se quedó en silencio.

Iska la atrapó mirándolo por un breve momento. No parecía que sus ojos le estuvieran jugando una mala pasada.

—…Nuestra nación no es un monolito.

Ella fue premeditada con sus frases, escogiendo cada una de sus palabras con cuidado.

—Soy una colaboradora en el palacio, pero hay facciones y opiniones diferentes dentro de él. ¿No es el mismo caso en el Imperio? Una persona es ascendida, y la otra es derribada. Hay alguien que se beneficia de interponerse en mi camino.

—…¿Te refieres a Lord Mask?

—Sí. Y déjame decirte la fría y dura verdad sobre el futuro —Sisbell miró a la tensa comandante.

— Si no vuelvo al palacio, una guerra a gran escala estallará entre la Soberanía y el Imperio en el próximo año y continuará hasta que un lado sea totalmente aplastado.

—¡¿-FU- ?!

—¡Shh! ¡Comandante! —Nene puso su mano sobre la boca de Mismis en un momento de pánico.

Mismis estaba a punto de gritar guerra a gran escala en el café.

—Termina con la aniquilación total del planeta, por lo que quiero volver al palacio lo antes posible… Hm, supongo que debería de haberles dicho esto primero. Puede ser que necesiten prepararse mentalmente.

—¿De qué estás hablando…? —Los labios de Mismis temblaban—. No puedo pretender no escuchar esto como capitana…

—Podemos continuar esta conversación en un lugar más privado. Sería malo que alguien escuchara. Vamos a su habitación —Sisbell se puso de pie, recogió el talón y se dirigió a la caja registradora.

— Oh, yo me encargo de esto. Considérenlo una muestra de nuestra amistad.

—No pedimos nada. Lo único que hay que pagar es tu batido de fresa.

—… Permítanme decir una cosa —Su pelo largo y su vestido ondearon.

La princesa más joven de Nebulis fijó sus ojos en Jhin.

—Estaba nerviosa hablando con una unidad imperial. Mi garganta estaba seca. Esto ni siquiera funcionó.

—Sólo intentaba decir que el pago es obviamente tuyo…

—Está bien. Sigamos nuestro camino.

—Escucha. Iska se dio cuenta.

A juzgar sólo por sus personalidades, nunca estarán en la misma página.

La princesa marchaba siguiendo su propio ritmo. Jhin era racional. Nunca se pondrían de acuerdo.

—Jhin, ¿estás bien? —preguntó Iska.

—No tengo ningún reparo. Pero podría estar estresado —El francotirador se adelantó, cortando el aire con sus hombros—. Siempre hemos tenido una niña problemática, la jefa. Ahora, tenemos otra. Pero puedo lidiar con ello si es sólo por treinta días.

***

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El Paraíso de las Brujas. La Soberanía Nebulis fue fundada por Nebulis I, la gemela más joven de la Fundadora. La familia real se dividió en tres líneas de sangre para reinar sobre la nación.

La actual reina provenía de la Casa Lou, que había continuado luchando contra el Imperio mientras limitaba las bajas en el ejército astral.

La Casa Zoa son extremistas, listos para destruir el Imperio a cualquier costo. La Casa Hydra es moderada, sirviendo a cualquier reina como sus consejeros. Tres líneas reales.

Cada  una  de  las  tres  familias  reside  en  sus  propias  agujas.  La  base  de operaciones de los Lou es la Aguja Estelar.

Aloja la habitación de la reina y la habitación de Alice, aunque la princesa estaba en una parte diferente de la torre.

—Lady Alice, ¿debería estar aquí?

—Estoy en una cama. Está bien.

—Lo siento. Déjeme reformularlo: Está en la habitación de otra persona.

—Está bien. Ella está en otro país.

En la habitación de Sisbell, Alice estaba tirada en su cama sin permiso, mirando al techo.

…Bueno, ella se dará cuenta cuando use sus poderes astrales… Pero pudimos hablar en Alsamira.

¿Cuánto tiempo hace que no habla con su hermana cara a cara? Su hermana la ignoraba cuando se encontraban en los pasillos o se excusaba por su falta de emociones.

Me sentí un poco aliviada… Nunca puedo adivinar lo que está pensando. Hasta ahora le tenía miedo.

Aunque Sisbell es otro oponente en el cónclave, también es de la familia. No hay nada raro en querer hablar con su hermana menor.

¿Qué piensa su hermana menor de eso?


“¿Sabes quién es este soldado imperial?”

Fue un error de cálculo. Todo lo fue.

Estaba empeñada en asegurarse de que nadie supiera sobre su relación con Iska. Aunque hubiera un testigo ocular de su encuentro, creía que nadie reconocería su cara.

—…Gah.

—Lady Alice, ¿cuál es el problema? Casi puedo oír la oscuridad en su suspiro.

—¿Oye,  Rin?  ¿Dónde  crees  que  está  Sisbell?  ¿Qué  crees  que  está tramando?

—Lo  sabremos  con  el  tiempo.  Los  guardias  de  la  reina  se  dirigen  a protegerla.

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La asistente fue cortés, inofensiva y objetiva.

Sin embargo, Alice tenía un mal presentimiento en sus entrañas.

—… No crees que ella esté con Iska, ¿verdad?

“No he cometido ningún error de juicio.”

“No me rendiré hasta que te convierta en mi subordinado.”

Prácticamente saltó de la cama.

—¡Tienes que estar bromeando!

—¡Lady Alice! ¡¿Está en su sano juicio?!

—Soy la imagen de la compostura. ¿Pero qué fue eso de que lo iba a convertir en su subordinado? Iska es mi rival. ¡Si ella trata de interponerse en nuestro camino…!

Sisbell lo había mirado con ojos brillantes. Ciertamente no era una expresión que ella le hubiera mostrado a Alice. ¡Se negó a dejar de lado eso! ¡No más bailes a su ritmo!

—¡No puedo creer que una princesa trate de hacer un subordinado de un soldado enemigo! ¿Quién piensa en algo tan despreciable? ¡Se supone que debemos derrotar al Imperio!

—Lady Alice, creo que usted hizo lo mismo…

—Rin.

—Lo siento. Por favor, continúe.

—¡De todas formas! Iska nunca se dejará convencer por la Soberanía. Lo sé mejor que nadie. ¡¿Entonces qué pasa con eso?!

Nunca uniría fuerzas con un mago astral.

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Por eso tenían que arreglar las cosas… Alice e Iska, una maga y un espadachín.

—Lo veo como uno de mis enemigos. No haré concesiones por él si me lo encuentro en el campo de batalla. Le dije que es un rival, lo que significa que debe estar preparado para que yo ataque.

—Perfectamente dicho, Lady Alice. No podemos identificarnos con él.

—…Sí. Todo lo que Iska y yo podemos hacer es luchar.

Una rivalidad significa que no pueden llevarse bien.

La etiqueta también implica que inevitablemente se batirán en duelo. No hay tiempo para ayudar e instigar a la otra parte. Su único futuro juntos es que uno de ellos caiga en el campo de batalla.

—Sé eso de mí… pero… mi hermana… —Rechinó los dientes.

En su rabia, Alice no sintió el aire frío que irradiaba de su cuerpo.

—Tal vez realmente necesito darle una reprimenda.

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—¿Lady Alice? ¿P-por favor, contrólese! ¡La habitación está empezando a congelarse!

—¡Ack!

La ventana era de color blanco puro.

Las cortinas eran sólidas, con carámbanos colgando de ellas.

—Entiendo, pero por favor, aborde esto con gracia. La gente cree que las tres hermanas Lou son cercanas.

—…Tienes razón.

Por supuesto, hay una razón política para eso.

A la vista del público, Alice llegó a tomar la mano de Sisbell con una gran sonrisa, sin que su hermana menor intercambiara una sola palabra con ella una vez que regresaran al castillo.


—… Lo que sea.

Apaciguaría sus emociones.

Dejó entrar una lenta inhalación antes de dejar salir todo.

—No creo que sea en serio que le pida a Iska que trabaje para ella. Espero que no —Miró a la ventana del dormitorio.

Observando en dirección de un lejano desierto, Alice suspiró.

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