Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 5

Capítulo 1: Platica de Brujas

Parte 1

—Lo siento mucho…

—No es tu culpa. El enemigo te sorprendió. Pero honestamente, no creo que hayas actuado como tú mismo últimamente.

Jhin se acomodó en el sofá. Llevaba una camiseta sin mangas que le dejaba los hombros al descubierto, lo cual era inusual para él. Sin embargo, no podía llevar nada con mangas en ese momento porque su brazo estaba envuelto en una venda que iba desde el hombro hasta el codo.

Se lo habían infligido durante su reciente lucha contra Lord Mask.

Dos días antes, fue herido mientras luchaba de forma inesperada contra el ejército astral de la Soberanía Nebulis en las afueras del país.

—Primero, te secuestran de una ciudad neutral y te llevan a la Soberanía.

Esta vez, te involucras con el ejército astral después de dar un paseo tú solo.

—… Estoy avergonzado.

—Jhin, vamos. No seas tan malo con Iska —dijo Nene—. Además, la Soberanía tiene la culpa por atacarlo fuera del campo de batalla.

Nene Alkastone tenía el cuerpo de una modelo y una cabeza llena de pelo rojo atado en una cola de caballo. Estaba a cargo de sus comunicaciones como la mecánica de la unidad.

Tenía un botiquín de primeros auxilios junto a Jhin.

—Es hora de desinfectar tu herida. Esto es importante. Tenemos que cambiarte las vendas también.

—Pero sólo han pasado siete horas.

—No hay ‘peros’. ¿Qué harás si tu herida empieza a supurar? Está en tu mano dominante, y eres francotirador. No quieres perder la habilidad de usar tu brazo derecho, ¿verdad?

—Cierto.

—Por eso necesitamos tratarlo.

Jhin Begrudgely  extendió su brazo derecho. Nene cortó las vendas y roció desinfectante en la herida que tenía.

—Justo cuando pensaba que teníamos un verdadero descanso después de escapar literalmente de la muerte tres veces… —dijo Jhin, suspirando—. No es extraño que el enemigo nos vigile. Pero, ¿por qué la bruja a la que Iska ayudó a salir de la prisión estaría aquí? ¿De entre todos los lugares? Se siente como si las posibilidades fueran una en un millón.

—… No podía creer lo que veían mis ojos.

Sólo habían pasado cuatro días desde que dejaron el Imperio y entraron en este país. No tenía idea que una reunión le esperara a su llegada.

“Discípulo Santo Iska, ¿sabes quién soy?”

“Me llamo Sisbell. Me siento honrada de que me recuerdes.”

Ojos saltones y llenos de curiosidad. Pelo rubio fresa brillante. Había algo en su adorable rostro que rivalizaba con la gracia de Alice.

La princesa más joven del Paraíso de las Brujas. Sisbell.

Resultó que la bruja que Iska salvó de la prisión imperial un año antes era la princesa.

… Su cresta astral era tan débil, que ni siquiera lo había considerado.

… Nunca hubiera adivinado que podía ser una pura sangre.

Los poderes de la familia real eran conocidos por ser formidables, así que basado en el insustancial escudo de Sisbell, el ejército imperial no debía tener idea de que habían capturado a la realeza cuando la encarcelaron en ese entonces. Por la misma razón, Iska también asumió que era una bruja cualquiera.

—Como  dije  ayer:  Esto  fue  sólo  una  coincidencia.  Ella  también  se sorprendió de vernos.

—Obviamente. De lo contrario, eso significaría que nos siguieron. Y nunca dejaría que eso sucediera. Entonces, ¿qué le pasó a ella?

—No lo sé. Lucía como si ella fuera su objetivo. Imagino que dejó el país esa noche. Creo que el que la perseguía era con el que tú luchaste, Jhin.

—… ¿Ese tipo Lord Mask? Supongo que lo recuerdo diciendo eso.

Esta fue la segunda vez que pelearon contra el enemigo de Jhin, después de haber luchado por el vórtice.

“No teníamos intención de intensificar las cosas. Nuestro objetivo era llevar a casa a uno de nuestros compañeros magos. ¿Por qué un soldado imperial la protegería?”

El silencio se instaló sobre ellos por unos segundos.

Jhin miró hacia otro lado del techo, inclinándose hacia adelante en su asiento en el sofá.

—Supongo que nos salió bien.

—¡Hey! Jhin. Quédate quieto. No podré fijar tus vendas.

—Lo que sea —La dejó hacer su trabajo.

— En resumen, el ejército astral tenía como objetivo a la bruja a la que ayudaste hace un año. No sé si es una criminal o una traidora, pero es seguro asumir que Lord Mask y su gente no se están escondiendo en Alsamira para venir por nosotros.

Sisbell debió dejar el país durante la noche para huir a otro estado extranjero o para regresar a Nebulis. De cualquier manera, Lord Mask debe haber ordenado a las tropas que la persigan. No había razón para que se quedaran aquí y centraran su energía en la Unidad 907.

—¿Verdad, Iska?

—Sí. Aunque estuvimos involucrados en esa escaramuza, creo que sería más seguro que nos quedáramos aquí.

—Así que volvemos a las vacaciones, ¿eh? No es que me apetezca relajarme… Por cierto…

Jhin hizo un gesto en la habitación. Sólo había tres de ellos presentes: Iska, Jhin y Nene. Les faltaba una persona más.

—¿La jefa todavía sigue fuera? Aposté a que serían 30 minutos como máximo antes de que se aburriera de entrenar en el gimnasio de arriba.

—Se siente inspirada.

Mismis permitió que su subordinado se hiriera cuando la protegió. Para canalizar sus sentimientos de arrepentimiento, comenzó un riguroso régimen de entrenamiento.

—Pero, ¿por qué tarda tanto…? Espero que esté bien.

—¿Quieres que vaya a ver? —Nene se ofreció.

Se puso de pie y se dirigió a la esquina de la habitación, donde metió una muda de ropa y una toalla en un bolso más pequeño.

—¿Una toalla? ¿Para qué es eso?

—Para cuando llegue la comandante.

—¿…?

—Sé lo que estoy haciendo. Confía en mí. Vuelvo enseguida.

Arriba, en el área de fitness, hay cintas de correr, bicicletas fijas y otros equipos de entrenamiento.

Había una piscina y dos senderos para diferentes géneros que conducían a salas de sauna llenas de vapor blanco.

—Aaah… Esta es la vida…

Los paneles de madera de la habitación olían a abedul blanco.

Temprano en la mañana, la comandante estaba disfrutando de un momento apacible en el sauna vacío.

Mismis Klass.

A pesar de que tiene 22 años, su cara de bebé le permite salirse con la suya pagando el precio de entrada de un niño en el cine. Parece incluso más joven que Nene, que tiene diecisiete año.

— De hecho, ella apenas cumplía con los requisitos de altura y peso para el ejército. Inclusive había rumores de que ocultó plantillas gruesas dentro de sus calcetines para aumentar su altura lo suficiente como para alistarse.

—Tengo que sudar en el gimnasio y quemar algo de energía en la piscina y relajarme en la sauna… Se siente tan bien darse un gusto…

El sudor corría por su delgado cuello.

Cayó de lado, cubriendo su cuerpo desnudo con sólo una toalla. A Mismis ni siquiera pareció importarle cuando se deslizó fuera de lugar.

—Es demasiado pronto para que alguien entre aquí.

Era como si estuviera en la cama en casa. Se sentía tan bien al dejar que el vapor calentara su cuerpo exhausto.

—Iska dijo que el enemigo debe estar fuera del país. Y no es como si fueran a atacar dentro del complejo turístico.

Sería un gran escándalo si trataran de atraparlos dentro de un hotel.  Los estados independientes no se habían declarado neutrales, lo que significaba que la Soberanía se convertiría en un oponente instantáneo de Alsamira si un mago astral atacaba aquí. Eso fue seguramente lo que los disuadió de atacar.

—Por lo que podemos estar seguros… Aah. Esto se siente increíble.

Se dio la vuelta, tumbada de espaldas. Mirando el vapor que se arremolinaba cerca del techo hizo que sus párpados se volvieran pesados.

—Uf… siento que podría tomar una siesta.

—Eso la dejaría deshidratada, Comandante.

—Estará bien. No seas tan dura conmigo, Nene… Espera —Mismis se frotó los ojos.

De la niebla apareció una chica con una cola de caballo en bata de baño.

—¡La encontré!

—¿Estás aquí para desahogarte un poco?

—¡No! Estoy aquí para ver cómo está. ¡Sólo mírese! Toda desparramada…

La subordinada se cruzó de brazos, mirando torpemente la indiscreta exhibición de su capitana. Los ojos de Nene bajaron hasta la toalla abierta y la delgada línea de su ombligo y luego volvieron a subir hasta sus picos gemelos, que habían logrado mantener su forma incluso cuando estaba acostada. Una gota de sudor se deslizó entre sus pechos, que se habían puesto rosados por el vapor. No había otra forma de describir la escena que no fuera muy sensual.

Sin embargo, para Nene, era vergonzoso ver a su capitana en este estado.

—Puedo ver todo.

—¡¿Qu-qué?!

—Aprendí que la gente como usted se llama exhibicionista.

—¡H-hey!     ¡Me    atrapaste   con   la    guardia   baja!   —Mismis     disparó, envolviéndose en la toalla.

— Nene. Ven y únete a mí.

—Tal vez por un rato. No quiero que se desmaye aquí —Nene se sentó a su lado.

La puerta de madera crujió y se abrió. Una chica pequeña entró en el sauna.

—Perdonen.

Tenía una fina toalla de baño envuelta alrededor de su cuerpo.

Incluso a través de la niebla, se podía ver que su pelo era rubio fresa. Con su rostro juvenil y su estatura, parecía una muñeca que había cobrado vida.

Mismis podía jurar que se habían conocido antes. ¿Pero dónde?

—Oiga, ¿no le resulta familiar? —Nene le preguntó a Mismis en voz baja.

—¿Tú también, Nene? ¿Quién es ella?

Podrían haberla reconocido si se hubieran topado con ella en la calle. Pero sin su ropa o su pelo arreglado, sólo tenían su cara como una pista.

—…Hmm —Mismis y Nene inclinaron sus cabezas de manera inquisitiva.

La chica se acercó a ellas sin decir una palabra y le dio a Mismis una mirada. La capitana se sentó de inmediato tan recta como una vara de madera.

La chica se rió.

—Oye, tú.

—¿Qué? ¿Yo?

—Sí, tú. Esto… —extendió la mano.

Mismis no tuvo tiempo de reaccionar cuando la punta del dedo de la chica se estiró hacia su hombro izquierdo.

—¿Qué es esto? —La chica quitó la venda de color piel del brazo de la capitana.

La luz astral llenó la habitación, brillando en verde desde el hombro de Mismis.

—¡Ah…! ¡H-hey!

—¡Escóndalo, Comandante! ¡Apúrese!

Nene actuó por instinto, quitándose la toalla del cuerpo y presionándola contra el brazo de la capitana para ocultar la prueba de que Mismis era una bruja.