Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Interludio 1: Tres hermanas

Parte 2

 

 

Obviamente. Era la hermana mayor de la Casa Lou, una competencia directa para la Zoa. De lo contrario, no estaría en el ring para el cónclave.

—¿Y qué puedo hacer? —preguntó.

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—Para ser sincera, estoy devastada por esta noticia. No podía creer que esas dos estuvieran intentando traicionar a nuestra madre —Sus labios se separaron para un suave suspiro. Cerró los ojos y bajó la cara.

— No puedo creer que mis amadas hermanas se conviertan en bárbaras… Es mi deber como su hermana corregir sus acciones. Sin embargo, soy compasiva con ellas.

—…

—Cuando llegue el momento, no podré tomar la decisión adecuada. Me gustaría pedirle que usted lo haga, milord.

—Ya veo. Comprendo —Asintió con un toque dramático.


— Necesitas a alguien que las despida en tu lugar.

—…Me temo que ese es el caso —Elletear continuó mirando fijamente al suelo.

¿Fue para ocultar su devastación? ¿O para que sus labios se convirtieran en una sonrisa diabólica?

Cooperar entre dos Casas significaba… Lord Mask y Elletear serían co- conspiradores.

Cuando llegara el momento del cónclave, las otras dos princesas se interpondrían en el camino de Elletear. Y esto se presentaba como la oportunidad perfecta para que Lord Mask eliminara a dos jugadores de la carrera. Este arreglo era mutuamente beneficioso.

—Elletear, debe haber sido muy difícil guardarse esto en secreto —Tomó su mano y le dio un suave apretón.

— Levanta tu cara. Déjeme el resto a mí.

—…Lo que significa…

—Tendré esta noticia en mente. He oído que Sisbell está actualmente fuera del país. Iré a buscar a la chica yo mismo y determinaré la verdad.

—Estoy agradecida con usted —Ella reveló sus ojos hinchados.

¿Está fingiendo que llora? ¿O está realmente preocupada por el destino de sus hermanas?

Aunque no pudo determinar la verdad, no afectaba a las acciones de la Casa Zoa.

—Te ayudaré a herir al Imperio. Para ello, debemos extraer a todos los que tienen lazos con ellos.

—Sí. Y dejo a mis hermanas a su cuidado.

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***

 

 

Al mismo tiempo. La aguja estelar de Nebulis. La torre de la residencia de los actuales representantes de la reina en la Casa Lou.

La respiración de Alice era débil mientras yacía desmayada en un sofá.

—He agotado toda la energía…

Estaba pálida. Casi no quería molestarse en respirar. Ni siquiera un solo dedo podía moverse.

—…Sob. Estoy teniendo el peor día de mi vida.

Incluso se había conmovido hasta las lágrimas.

De la mañana a la noche, había estado tratando de cumplir con sus deberes como princesa.

Nada de eso era agradable o valía la pena. ¿Por qué estaba siendo torturada?

—Tal vez deje de ser una princesa…

— Tiene una reunión con la reina a partir de las cinco de la mañana de mañana. Asistirán familias nobles e invitados de honor de varios países. Una veintena en total. Por favor, no olvide pensar en los saludos para cada uno de ellos.

—¡Rin! ¿Tienes un corazón de piedra?

—¿De  qué  está  hablando?  Estoy frotando sus  hombros  y espalda  en agradecimiento por sus esfuerzos.

Alice  estaba  tumbada  boca  abajo.  Rin  estaba  encima  de  ella,  masajeando minuciosamente sus hombros y su espalda.

—Ugh … No entiendo por qué una princesa de diecisiete años tiene que sufrir de rigidez en los hombros …

—Viene  con  el  trabajo  —La  asistente  continuó  dándole  un  masaje  a Alice.

— Por favor, tome un baño después de esto y descanse por la noche.

—… Está bien.

—Porque se despertará mañana a las cuatro.

—¡No tenías que decir eso ahora! —Alice gritó, poniéndose las manos sobre los oídos como si se negara a escuchar.

¿Saben qué? ¡Mañana me tomaré un descanso! ¡Rin no puede despertarme si congelo hasta la última ventana y puerta que da a mi habitación!

Ding , suavemente sonó una campana de aviso.

¿Quién me llamará tan tarde en la noche? Alice saltó del sofá ante la voz que venía de más allá de la puerta.

—Alice.

—¡¿M-Madre?! ¡Rin! ¡Apúrate y abre la puerta!

—¡De inmediato! —Rin se apresuró a abrir la puerta.

Era Mirabella Lou Nebulis IIX. En un traje morado claro, la madre biológica de Alice estaba de pie frente a su habitación sin siquiera un guardia.

—¡Mi reina! ¡¿Qué la trae por aquí a esta hora de la noche?! —Alice tartamudeó.

—Algunos  asuntos.  Alice,  ven  conmigo  —La  reina  le  hizo  un  gesto, pidiéndole a Alice que saliera de la habitación.

—¿Qué pasó, madre?

—Tengo dos temas que discutir contigo —casi susurró.

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— Uno se refiere a un informe, y el otro es algo sobre lo que me gustaría consultarte. ¿Qué te gustaría escuchar primero?

—… —Alice sigilosamente intercambió una mirada con Rin.

Tenía un mal presentimiento sobre esto. Este era un truco que su madre solía usar para preparar mentalmente a la persona para una conversación.

…Esto no puede ser una buena noticia… Especialmente si es lo suficientemente importante como para traerla a mi habitación en medio de la noche.

—Lo que sea más fácil de hablar para ti.

—Entonces  empezaremos  con  el  informe.  Es  sobre  el  hechicero  que capturaste en Alcatroz.

—¿…Hmm?

Salinger el Trascendental. Un hombre peligroso que tenía un poder astral que podía robar los poderes de otros. Treinta años antes, la joven Reina Mirabella lo había capturado, pero cierto acontecimiento le permitió escapar de la prisión.

Ocurrió hace sólo diez días.

—Impediste que ese hombre escapara de la torre de la prisión. Ese fue un logro importante… Rin, te agradezco que hayas arriesgado tu vida.

—¡N-no en absoluto! —dijo Rin, enderezando su postura. Su voz no era muy fuerte. Eso fue porque Rin había sido la que se salvó.

“Sólo esta vez…

 “…te ayudaré. Este tipo es el enemigo de Alice, ¿verdad?” 

Si Iska no hubiera estado allí, no habrían tenido éxito en detener al hechicero.

La madre de Alice nunca habría soñado que un soldado imperial hubiera estado involucrado en este logro.

—¿Qué hay de ese incidente, madre?

Para Alice, todo el asunto ya había terminado.

Salinger había caído de la torre de la prisión, había sido arrestado por los guardias y llevado a otro edificio el mismo día. Fue encarcelado una vez más.

—La celda está vacía —dijo la reina.

—¿Qué significa eso?

—Acabamos de recibir comunicaciones de la torre de la prisión que lo albergaba. Los guardias de la prisión al parecer llevaron un elaborado títere hecho de poder astral.

—¡¿Es esto realmente cierto?! —Rin fue incapaz de mantenerse al margen.

— Iska y yo… quiero decir, ¡Lady  Alice y yo trabajamos tan desesperadamente para capturarlo! ¡¿Fueron los guardias de la prisión engañados y lo dejaron escapar?!

—Como lo hizo el hechicero. No puedes culpar a los guardias de la prisión

—La reina suspiró.


Apenas podían imaginar a la digna reina haciendo eso, aunque la estaban mirando directamente.

—En estos momentos estamos intentando cazarlo. Por favor, asegúrense de tener esto en mente, ambas. Ese hombre puede aparecer en el palacio.

—Lo recordaré.

Si Alice estuviera en su posición, no creía que fuera a tener como objetivo el palacio.

No creo que esperara que Iska lo lastimara… … porque su derrota lo hizo regresar a la línea de partida.

Salinger tenía que ser más cauteloso que nunca.

Aunque viniera al palacio, esperaría la oportunidad perfecta.

—Madre, ¿el otro tema está relacionado con Salinger?

—No, es un asunto completamente distinto. Un asunto familiar. Me gustaría que vinieras conmigo. Rin… deberías acompañarnos —Sus ojos se dirigieron al final del pasillo.

Nebulis IIX caminó enérgicamente por el pasillo. Alice asintió con la cabeza a Rin y la siguió.

—Madre, ¿a dónde vamos?

—¿No has visto esto? —La reina se giró y extendió su mano para mostrar una intrincada y delicada llave de cristal en su palma.

Aunque se parecía mucho a la llave de la habitación de Alice, la suya estaba hecha de una gema diferente.

—A  la habitación de  Lady Sisbell  —propuso  Rin.

—  Pero  Lady Sisbell debería haber dejado el país ayer por la mañana.

—Por lo que está en mi posesión.

La reina siguió por el pasillo, dirigiéndose a la habitación de Sisbell, el Pequeño Espejo.

Se pararon frente a su puerta.

—Alice, ¿qué piensas de Sisbell últimamente?

—¿Qué? —Alice vaciló cuando su madre le preguntó de repente.

Sisbell se encerraba en su habitación, negándose a salir. Incluso cuando ocasionalmente se encontraban en el pasillo, ella se daba la vuelta y se alejaba inmediatamente.

…Si he de ser sincera, Sisbell ha estado actuando de forma extraña… y poco amistosa…

Alice era consciente de lo extraño que era pensar esto sobre su propia hermana. Y no era su estilo hablar mal de la gente a sus espaldas.

—¿No crees que ha estado actuando de forma sospechosa? —le dijo su madre.

—¡…! —Alice dudó de sus propios oídos.

De pie junto a ellas, Rin se quedó mirando la cara de la reina con sorpresa.

—Yo soy la reina. Quiero que tú y Sisbell mantengan un cierto grado de dignidad como parte de la familia real. Pero también soy su madre —dijo, mirando casi avergonzada.

Era una madre y una reina, una mujer que estaba dividida entre ambos roles.

—En este momento, los partidarios no confían mucho en Sisbell. Me imagino que ella tendrá un momento difícil durante el cónclave. No podemos hacer mucho al respecto, pero como su madre, tengo el deber de criarla bien.

—…¿Así que vas a entrar en su habitación?

—Sí, quiero comprobar sus actividades durante su aislamiento.

Mirabella estaba haciendo esto como su madre. Y había arrastrado a Alice para cumplir con el deber de la hermandad entre hermanas.

—¿Qué hay de Lady Elletear?

—No estaba en su habitación. No quiero que mucha gente husmee en la habitación de Sisbell. Lo haremos solas, ya que no es una investigación.

Metió la llave de cristal en la cerradura.

Era una que no podía ser duplicada. La llave había sido hecha por un experto artesano, la única llave que podía abrir esta misma puerta.

Se abrió.

La propia reina la empujó y encendió la luz.

Odio que nos entrometamos… Pero tengo que seguir los deseos de mi madre. 

Alice entró en la habitación después de la reina. Estaba decorada al estilo de una suite de un hotel de lujo, que no era muy diferente de la habitación de Alice. Si había alguna diferencia, eran los peluches que estaban en las esquinas y en los sofás.

Sisbell cumpliría dieciséis este año. Aliceliese era sólo dos años mayor que su hermana, pero aun así le parecía demasiado juvenil coleccionar muñecas a los quince, especialmente para una princesa.

—Está muy limpio… —Rin dijo modestamente a la reina, escudriñando la zona—. No veo mucho que se vea fuera de lo común.

—Ella debe haber esperado que yo entrara aquí y limpió todo lo que hubiera despertado sospechas… ¿Qué está haciendo todo el tiempo en su habitación? Desearía que hubiera una pista —La reina suspiró de nuevo antes de ir al baño y a los lavabos.

—Separémonos. Alice, Rin, examinen su habitación.

—Sí, madre.

No podía entusiasmarse con la idea de husmear en la habitación de su hermana, pero tras la investigación, el interior resultó ser inmaculado. Sus sábanas estaban impresionantemente libre de arrugas. Las únicas cosas que había al lado de su cama eran una jarra y una taza.

—Está más limpio que su cama, Lady Alice.

—Rin, este no es el momento ni el lugar para eso. Y mi cama está limpia.

En todo caso, esto era demasiado estéril.

Alice tenía el hábito de leer antes de ir a la cama, trayendo sus libros favoritos y quedándose dormida mientras leía.

—Así es. Si fuera yo, lo pegaría bajo la almohada para que mi madre no…¿Qué?

Dink. Mientras Alice pasaba los dedos bajo la almohada, tocó algo.

¿Era un libro? Se sentía más como una revista delgada.

La sacó, y luego sintió que toda la sangre se le escapaba de la cara. La revista informaba sobre un evento de hace un año.

“Iska, el Discípulo Santo más joven de la historia. Encerrado por traición a la nación y por ayudar a escapar a una bruja. Condenado a cadena perpetua.”

Era familiar. No era una historia adecuada para esta franca descripción.

—¿Por qué está esto…?

Alice había obtenido la misma publicación cuando ordenó a Rin investigar la identidad de un soldado imperial llamado Iska.

¡Qué extraño! ¡¿Por qué Sisbell tiene la misma revista?!… ¿Y por qué es tan importante como para esconderla bajo su almohada?

A su lado, la cara de Rin se tensó.

No  había  ninguna  duda,  esta  revista  implicaba  que  Sisbell  había  estado investigando al antiguo Discípulo Santo.

¿Pero por qué? 

—Imposible… ¿Nos vio juntos en la ciudad neutral? ¡Es posible con sus poderes astrales!

La Princesa Aliceliese tenía una conexión con Iska.

Por supuesto, todos sus encuentros habían ocurrido por casualidad, pero incluso estos encuentros eran más que suficientes para empañar su reputación. En el peor de los casos, si esta información se filtraba, podría significar el fin de Alice en el cónclave…

—Rin, ¿qué hago?

—¡Shhh! Cálmese, Lady Alice —Rin señaló hacia el baño. La reina estaba allí. No podían dejarla escuchar.

—Sería imposible que Lady Sisbell supiera de los incidentes entre ustedes dos. Sus poderes astrales sólo funcionan en un radio de 300 metros.

Y la Soberanía y la ciudad neutral estaban a varios cientos de kilómetros de distancia. La posibilidad de que Sisbell recreara sus reuniones era casi nula. Alice lo aceptó, accediendo a la opinión de Rin. Pero eso no significaba que la situación hubiera mejorado.

—¿…Tal vez ella nos escuchó a nosotras?

—Es posible.

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Ella no los había visto compartir una comida o sentarse juntos en la ópera. Si hubiera visto algo, habrían sido Alice y Rin hablando en la Soberanía. Había una posibilidad de que Sisbell hubiera empezado a sospechar del chico que había surgido en sus discusiones.

—Debemos poner fin a esto rápidamente… —sugirió la asistente en voz baja.

— Creo que Lady Sisbell debe encontrar esto turbio… y sospechar que ha estado conspirando con el Imperio.

—¡De ninguna manera! —Alice se sentó en la cama de Sisbell en lugar de una silla.

— Conozco a Iska, pero eso es porque somos enemigos en el campo de batalla. ¡Cualquier rumor sobre mí en relación con el Imperio sería una vergüenza!

—Sí, pero esto podría ser bueno para nosotros. Lady Sisbell no está en la Soberanía.

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—…Lo que significa…

—¡Mi reina! —Rin llamó al baño.

— No pudimos encontrar ninguna pista sobre las actividades de Lady Sisbell en su dormitorio. Pero tengo una propuesta.

—…¿Y qué podría ser?

—Le pido que le conceda a Lady Alice permiso para salir al exterior.

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La reina entró en la habitación, saliendo del baño. Rin se arrodilló y bajó la cabeza.

—Le pido que permita a Lady Alice ir directamente al destino donde Lady Sisbell ha ido, para reunirse con ella.

—¿Hmm? —La reina miró a Alice.

Rin miró a la princesa de una manera que debe haber significado algo.

—Sí, Lady Sisbell está en un país extranjero. Como no puede recluirse en su habitación, no puede ocultar su comportamiento sospechoso.

—¿Por qué Alice?

—Porque son hermanas.

—…

—Aunque Lady Sisbell tuviera algo trivial que esconder, podría tener reservas con un sirviente. Después de todo, incluso el sirviente más amable sigue siendo un extraño. Pero Lady Alice y Lady Sisbell son familia.

La Reina Mirabella no podía dejar el palacio real. Elletear acababa de regresar, lo que significaba que sería injusto enviarla a otro viaje. A través del proceso de eliminación, Alice era la elección óptima.

—He oído que Lady Sisbell no tiene guardia.

—Sí, está dejando que su guardián se encargue de todo.

—Lady Alice sería capaz de proteger a Lady Sisbell.

—…Sin embargo, Rin, ni siquiera sabemos dónde está Salinger. ¿Cuál es tu plan para él?

Su preocupación era evidente en sus ojos.

—Debe estar escondido en nuestro país. Si viene a atacar el palacio real, necesitaríamos que Alice lo disuadiera. No creo que sea prudente que se vaya en esta situación.

—El hechicero está herido —La asistente no perdió ni un instante.

— Y no de manera que pueda recuperarse completamente en unos pocos días. Mientras Lady Alice esté ausente, puedo asegurarle que no priorizará atacar este lugar.

—…

—Mi reina.

—Lo entiendo.

Le tomó un momento a Nebulis IIX para suspirar. Estaba reacia, pero no tenía otra propuesta.

—Estaré de acuerdo con su plan. Alice, te daré permiso para que te vayas.

—Sí, madre.

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¡Bien pensado, Rin! Alice estaba animando de rodillas en su corazón a la asistente.

Ahora tenía un pretexto para seguir a su hermana. Sería capaz de hablar con Sisbell, sólo las dos.

Eso es cierto. Estoy segura de que todo fue un error… Ella malinterpretó la naturaleza de mi relación con Iska.

No podía dejar que nadie pensara que una princesa de la Soberanía Nebulis tenía algún vínculo con un soldado imperial. Necesitaba ir tras ella e inmediatamente corregir el malentendido.

—Madre, no te preocupes. Volveré dentro de cuatro días.

El viaje de ida y vuelta duraba tres días.


Se daría un día entero para hablar con Sisbell. Esta vez, no dejaría que su hermana se escapara. Si su hermana lo hacía, Alice la agarraría por el cuello y hablaría con ella.

—¡Rin, haz los arreglos inmediatamente!

Alice dejó que su vestido real ondeara mientras salía del cuarto de Sisbell.

…Sisbell… ¿Qué estás haciendo ahora? ¿Y dónde? 

Su mente comenzó a agitarse.

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