Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 4: Unidad 907

Parte 4

 

 

Hasta que llegó aquí, Iska siempre había vigilado sus alrededores. Estaba seguro de que no había ningún asesino de la Soberanía vestido como gente normal.

—Ah, estoy bendecida —dijo Mismis, aparentemente para sí misma.


— Hace tiempo que no me divertía tanto —admitió tranquilamente la capitana de pelo azul.

— Las noches pueden apestar en vacaciones normales… Termino pensando en ir al campo de batalla cuando llegue la mañana. Pero ahora mismo, estoy emocionada por nuestro divertido programa de mañana. Sólo de pensarlo me siento feliz.

—Me alegra que desee divertirse, pero asegúrese de que le quede suficiente energía para caminar sobre sus propias piernas.

—Biiiien —La Capitana Mismis sonrió inocentemente mientras tomaba los brazos de Iska y Nene.

Fue entonces cuando Nene se detuvo de repente, tirando del brazo izquierdo de la capitana.

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—Oh, espere. Deténgase un segundo, Capitana.

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—¿Qué?

—Se salió.

Una tenue luz verde se iluminó a través de su delgada camisa. La luz radiante provenía del hombro izquierdo de Mismis.

—¡Oh! ¡Lo siento mucho, ¡Nene! No me di cuenta…

—Está bien. El final de la venda se enrolló. Creo que debe haber ocurrido mientras nadaba en la piscina.

Le subió la manga a Mismis y le volvió a poner la venda. En ese momento, la sonrisa de Mismis se había desvanecido.

—Bien… no debería estar afuera divirtiéndome. Necesito encontrar una forma de esconder esta marca.

—No será de ayuda. Es mejor que se divierta.

—¡Jhin! ¡Eres un malvado!

—Iska, Nene, y yo no pudimos descubrir nada. Sería mejor si aclaramos nuestras cabezas por un tiempo y luego empezar a pensar en ideas desde cero. Todavía tenemos esa extensión de 60 días.


El sol se estaba poniendo.  El francotirador miró el horizonte empapado en carmesí y de repente entrecerró los ojos.

—Bueno, si le preocupa, jefa, vayamos a un mercado general mañana.

—¿Un mercado general? ¿Como el que está en la parte de atrás de las carreteras?

—Este es un estado independiente. Como no es el Imperio ni la Soberanía, pueden importar cosas de ambos lados. Es básicamente un mercado negro.

Había armas y balas imperiales y fibras de la Soberanía tejidas con metales especiales y usadas por el ejército astral. El país de origen era desconocido y no oficial. Por supuesto, los precios eran altos debido a la exclusividad de los bienes vendidos.

—La regla general del mercado es que los primeros en llegar son los ganadores. Si vamos a conseguir algo, tenemos que estar allí a primera hora de la mañana.

—Jhin, ¿estás diciendo que vamos a conseguir… ¿eso? Um, ¿esa cosa de cuando la capitana fue tomada como rehén en el vórtice…? —Nene preguntó.

—Sí, la venda de la ex comandante Shanorotte.

“¿Te sorprendió esto?” “¡¿Eres una bruja?! O-ow!”

“Así es. Soy lo que se llama una bruja.” 

La ex comandante Shanorotte se había disfrazado como parte del Ejército Imperial.

Se arrancó la venda que escondía su cresta astral y su energía. El material en el hombro de la Capitana Mismis era sólo cinta médica, lo que significaba que no bloqueaba sus poderes, aunque la marca no se veía a simple vista.

—Cuando se trata de investigar la energía astral, han progresado más que el Imperio, según la ex comandante Shanorotte.

La soberanía había desarrollado un textil especial que podía bloquear la energía astral. Eso no existía en los territorios imperiales.

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—Está bien si todo lo que podemos conseguir es una imitación. Conseguiremos el material que se desarrolló en la Soberanía, aunque sólo sea el manual de instrucciones.

—¡Por supuesto, Jhin! Esto me hace feliz. ¡Tienes la boca más grande del mundo, pero puedes ser tan confiable cuando las cosas se ponen difíciles!

—Déjeme. Ya es sofocante.

—¡¿Qué le pasó a tu lado amable?! ¡Eh!

Jhin hábilmente esquivó a la capitana mientras trataba de abrazarlo.

—…Hey. ¡Una chica se ofrece a darte un abrazo! Eres tan antisocial.

—Capitana, puedo ver el lugar donde nos vamos a quedar.

Acariciando su pequeña espalda, Iska señaló el hotel a lo largo del camino. Comparado con los hoteles de lujo, no se veía tan bien, pero las críticas no eran malas.

Lo más importante es que este hotel era propiedad del Imperio. Cualquiera relacionado con la Soberanía Nebulis se lo pensaría dos veces antes de intentar entrar en él.

—Capitana, Jhin, ¡aceleren el ritmo! —animó Nene.

Estaban en la puerta automática, que estaba iluminada con una luz cegadora. Mientras todos se giraban para mirar a Iska en el vestíbulo, él agarró su arma imperial. Esto estaba fuera del dominio imperial. A menos que uno tuviera la moneda común mundial, no sería posible pagar por su estancia.

—Será malo si la casa de cambio cierra. Voy a ir allí ahora mismo.

—Está bien. Pero regresa pronto, Iska. Iremos directo a la cena después de esto.

—Comprendido —Sosteniendo su dinero, se apresuró a salir.

Era al anochecer. El sol ya estaba a más de la mitad del horizonte del desierto.

—Veamos…

Dejó a los otros tres y se dirigió fuera del hotel. Había fingido entrar en el hotel e inmediatamente corrió de vuelta al camino de afuera.

…les haré creer que entré en el hotel y los seguiré.

 …Nos encontraremos aquí.

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 Eligió a propósito un hotel en el tranquilo distrito residencial porque no había tantos transeúntes. Si alguien caminaba por las aceras, llamarían su atención. Pero no vio a nadie sospechoso.

—…Supongo que no está aquí.

Sisbell invadió su habitación con habilidad, de alguna manera logró obtener el número de habitación de Iska y una llave de repuesto del gerente del hotel. Sospechaba que lo mismo podría suceder de nuevo este día… o que el ejército astral podría hacerle una visita a su habitación y…


Aunque era extremadamente vigilante, no vio a nadie que le llamara la atención en la gran calle frente al hotel.

—Sabía que no llegaría tan lejos.

—¿Quién? —Una dulce voz se rió.

¡Imposible! Iska se dirigió hacia la entrada del hotel. Las puertas automáticas de cristal se habían separado para revelar a una chica rubia que salía tranquilamente del vestíbulo.

Iska sintió más frío que sorpresa.

—Buenas noches, Iska. ¿Me estabas buscando?

—…¿Usaste algún tipo de truco?

Era increíble.

¿Cómo había venido por él antes de que llegara al hotel?

 —Dije que corregiría las cosas. No tengo intención de rendirme.

Su inocente sonrisa se convirtió inmediatamente en una expresión seria.

Sisbell llevaba un vestido diferente, levantando elegantemente el dobladillo de su falda una vez que salió por la puerta.

—Estamos a la vista del público. Si nos ven juntos, será una mala noticia para los dos.

—¿Estarías abierta de cambiar de lugar?

—Estoy de acuerdo. Pero, ¿dónde?

El día ya estaba oscureciendo. Era demasiado oscuro para hablar en una esquina del edificio.

Y podía haber testigos. Pero los restaurantes estaban ocupados con los huéspedes cenando.

—Por allí. Puedes ver un gran edificio en el horizonte.

Sisbell estaba apuntando en dirección a la zona comercial. Frente al desierto había un gran terreno. Podía ver la sombra de un gigantesco establecimiento que parecía una fábrica.

—Eso es…

—Una instalación minera de petróleo crudo. Abren agujeros en lo profundo del lecho del desierto con taladros para extraer el aceite. Según los rumores, el Imperio tiene los ojos puestos en su riqueza energética.

—Seguro que sabes mucho.

—Eso es porque es parte de mis deberes aquí. No puedo darte más detalles —La chica guiñó un ojo con malicia.

—Parece que tendremos que caminar un rato.

—Eso es algo bueno. Sabemos que no habrá tanta gente.

—…Está bien. Pero déjame decirle a mis amigos. Necesito hacerles saber que me llevará un tiempo volver.

—Será un placer.

Llamó a la Capitana Mismis. Sisbell lo observó mientras duró su llamada antes de apuntar hacia el desierto.

—Entonces vámonos.

Empezó a caminar, con su pelo arrastrándose tras ella con el viento fresco.

La instalación de extracción de petróleo tiene que estar a veinte minutos a pie. Hasta que llegaron a las afueras de su terreno, la chica rubia estuvo completamente en silencio.

Y la noche continuó.

La entrada les advirtió de que no invadieran la zona. Pasaron junto al cartel, adentrándose más en la parcela.

—Creo que estamos lo suficientemente lejos. Está vacío por la noche, tal y como pensaba.

Sisbell se dio la vuelta.

Iska necesitaba una aclaración sobre el impactante secreto de sus trucos.

—…Por tu poder astral, ¿eh?

—¿Qué quieres decir?

—Sólo decidí cambiar de hotel hoy, pero tú estabas esperando allí antes de tiempo.

Había estado pensando en ello todo el camino hasta aquí, aunque no pudo precisar sus habilidades exactas.

—Me preguntaba sobre el hechizo que usaste.

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—¿Un hechizo? No me di cuenta de que eras un bromista. ¿O crees que soy una bruja que da miedo? —Ella puso sus manos sobre su pecho y lo miró.

Se había llamado a sí misma “bruja”.

—Como has adivinado, está relacionado con mi poder astral.

La chica rubia jugueteó con el botón de la parte delantera de su vestido. Usó su otro para abrirlo antes de bajar a otro botón.

Bajo el atardecer, empezó a exponer su pecho. Esta escena podría haber sido una pintura.

—¡Um! ¿Qué estás…?

—No te preocupes. No es en vano.

Bajo su clavícula había un débil brillo de una cresta astral que brillaba en los huecos de la tela.

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—Mi poder astral tiene la capacidad de reproducir el pasado, como un proyector.

—¿Como una grabación?

—Lo reproduje todo de esta tarde, cuando llamaste a este hotel, cuando dijiste el número de habitación, cuando hablaste de la hora a la que querías registrarte. Puedo reproducir todo delante de mis ojos. Así es como me enteré de esas cosas.

—…Nunca supe que había… —Iska se desconcertó.

Era la primera vez que Iska había oído hablar de ello, pero ciertamente no habría sido capaz de llegar al hotel antes que él sin algo de esa magnitud.

Sisbell habló de ello con despreocupación, pero tenía que haber interferido con el tiempo y el espacio. Incluso entre los muchos tipos de poderes astrales, era uno particularmente raro.

…Ni siquiera se compara con ser seguido. Esto es diabólico. Nada sería mejor para reunir inteligencia.

Si esta bruja se escabullía a la capital, arrancaría todo tipo de información secreta, incluyendo información de la sede de la organización, votos en el Senado Imperial, y perfiles de todos los Discípulos Santos y Ocho Grandes Apóstoles.

—Ayer te dije una mentira sobre mi identidad.

—¿Mentiste  acerca  de  que  tu  nombre  era  Sisbell?  ¿O  que  eres  una asistente de la familia real?

—Es lo último. Yo…

Sus botones permanecieron abiertos. Puso una mano en su cresta radiante.

—Soy Sisbell Lou Nebulis IX, una candidata a ser la próxima reina.

—¿Qué?

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—Aunque no tengo ninguna prueba para mostrarte en este viaje.

—…

—¿Te parece imposible de creer?

—… Lo opuesto —Iska sacudió su cabeza, sonriendo dolorosamente.

Su intuición no se equivocó, no cuando se trataba de la identidad de esta chica, que se parecía a la bruja de la Calamidad Helada Aliceliese.

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