Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 4: Unidad 907

Parte 3

 

 

Ahora sólo quedaban las otras tres.

Nene le dio un mordisco cauteloso. La capitana Mismis ansiosamente mordió un trozo. Jhin ya había terminado su salchicha.


—¿H-huh? ¿Quién tiene la picante? —La capitana Mismis parpadeó.

—¡Estoy segura de que fue Nene!

—¡Yo… no fui yo! Está actuando de forma sospechosa, Capitana Mismis,

¡especialmente ahora que me acusó!

—Pero tampoco fui yo. Iska y Jhin parecen estar bien…


—Lo sé. Tal vez la Capitana olvidó poner la salchicha picante, ¿así que todos tomamos las normales?”

—Hmm… ¿Tal vez?

Nene y la Capitana Mismis parecían desconcertadas. Jhin confesó despreocupadamente,

—Fui yo —Jhin, de todas las personas

— Terminé sin que ninguno de ustedes se diera cuenta, así que supongo que tenemos que seguir con el juego.

—¡¿No puede ser?! ¡¿Tú, Jhin?! —Mismis exclamó.

—¡Whoa! ¡¿Hey, cómo lo lograste?! —Nene preguntó.

—Con hielo —El francotirador de pelo plateado sostenía una botella de jugo con hielo.

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— Me enfrié el interior de mi boca. Con la lengua entumecida, no podía saborear ni sentir nada.”

—¡Injusto, Jhin! —gritó Mismis.

—Sólo bebí un poco de mi jugo antes de empezar. No rompí ninguna regla… ¡Cough!… Ah, mierda. Después de todo eso, todavía… ¡Cough!… ”

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—¡¿Jhin?! —Nene gritó.

—…Estas especias no son… totalmente normales… No puedo creer que sea tan fuerte después de que enfrié mi boca…

Jhin  estaba  de  color  rojo  brillante.  Cuando  Iska  y  Nene  vieron  su  cara, supieron… que no era algo que pudiera soportar.

—De todos modos, lo superé, así que vamos a seguir con el juego.

—Ugh… En ese caso, ¡ya no puedes usar esa estrategia!

La capitana sacó más salchichas de la nevera. Mientras se asaban sobre la llama, empezaron a oler bien de nuevo.

—¡Esto está clasificado como Triple-X! ¡Es la máxima exquisitez! ¡Hasta tiene una advertencia de límite de edad para los menores de quince años! ¡No serás capaz de manejar esto con tus estrategias, Jhin!

—¿Está usted bien, Capitana…?

—¡No quiero comer las verduras!

—¡¿Acaba  de…?!  ¡Sabía  que  era  porque  usted  es  una  persona  muy exigente con la comida!

La primera ronda fue sólo para poner las cosas en marcha. Al principio estaba asustada de que pudiera quedarse con la salchicha, pero cuando confirmó que Jhin fue el objetivo, estaba segura: La suerte estaba de su lado hoy.

Podían entenderla.

—Bien. La última batalla. ¡Vamos a terminar las cosas de una vez por todas!

Las cuatro salchichas parecían idénticas.

Cada una de ellos tomó una salchicha y contuvo la respiración al morderla.

¿…Hmm?… Está bien. ¡No me tocó la picante! 

Iska no había sido capaz de soportar la salchicha clasificada X por su picante.

Jhin  había  tomado  la  contramedida  perfecta,  pero  no  había  sido  capaz  de soportar una Doble-X.

Cuando se trataba del nivel de picante Triple-X, nadie sería capaz de ocultar su reacción. Se vería inmediatamente en su cara.

—No es la mía —dijo Iska.

—Yo tampoco. ¿Qué hay de ti, Jhin? —Nene preguntó.

—Como si me hubiera permitido conseguirla dos veces seguidas.

Tres pares de ojos naturalmente se reunieron en su capitana.

—Hey, capitana Mismis… Oh. —Nene dejó de hablar.

La comandante estaba bloqueada en donde estaba con la salchicha en la boca.

—… Usted, ¿eh?

—… —Ella no respondió.

Su cara estaba tan roja como una manzana madura. Luego palideció. Su cara se volvió blanca como si se hubiera quemado.

—…Bwoof  —La Capitana Mismis ladró como un cachorro, colapsando en el acto.

—¡¿Capitana?!

—¡O-oh no! Esto es malo, Iska. ¡Apúrate! ¡Necesitamos conseguirle agua!,¡O una ambulancia!

—Ya he terminado con esto. No tengo nada que decir.

Llevaron a su capitana incapacitada a la sombra.

Ella era realmente la más alejada de un adulto real. Después de que la miraron, los tres giraron hacia los cielos en busca de misericordia.

***

 

 

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En la parte oriental del continente. Los desiertos amarillos del Route Herald.

Los páramos arenosos encerraban el estado independiente de Alsamira. Actualmente servía como una ruta segura, pero una vez fue conocida como una tierra donde muchas de sus víctimas nunca volvieron a casa.

—Esta ruta se estableció porque las unidades de reconocimiento arriesgaron sus vidas averiguando el territorio de los basiliscos —explicó uno de los tripulantes del autobús en un gran bucle que transportaba a los turistas a Alsamira.

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—Los animales que habitan estas duras tierras evolucionaron para hacerse más fuertes y asegurar la supervivencia de su especie. Como todos saben, la cima del ecosistema es la gran bestia errante conocida como el basilisco.

Según la leyenda, podía convertir a la gente en piedra con sus ojos.

…he oído que los que logran escapar están cubiertos de arena… …y así es como empezaron estas leyendas.

Necesitaban estar atentos a su ferocidad.

Aún con casi cuatro metros de longitud, era aterradoramente ágil y vengativo. Un basilisco nunca permitiría que nadie pisara su nido. Había registros de personas que fueron seguidas hasta los extremos del desierto después de cometer este crimen.

—Pero no tienen nada de qué preocuparse. Este autobús hace desvíos alrededor de todos los nidos de basiliscos. Aunque encontremos uno, estamos equipados con gas lacrimógeno que contiene químicos que los basiliscos odian. Hasta hay dos cazadores especializados a bordo que…

—Confiamos en ti —respondió Alice en un tono monótono mientras se apoyaba en el marco de la ventana.

En su viaje solitario, se dirigió a la ciudad neutral. Se trasladó en un autobús de la ciudad más cercana al desierto de la Ruta del Heraldo y luego siguió viajando durante otras diez horas.

Estoy harta de ver el desierto… Y estar sentada tanto tiempo supone lastimar mi trasero. Y mis hombros se sienten rígidos porque no puedo moverme mucho.

Lo más importante es que Rin no estaba con ella. Alice estaba angustiada por la ansiedad de ir de viaje sin un asistente y el aburrimiento de la falta de un compañero para conversar. Eran emociones que Alice no había sentido en tanto tiempo que casi había olvidado cómo se sentían.

—Supongo que han pasado unos diez años… La última vez fue cuando mi madre me llevó con ella en la locomotora.

Habían estado en un ferrocarril continental durante la noche.

Sus recuerdos de viajar a través del país en tren mientras estaba acompañada por los funcionarios del palacio real volvieron a ella. Alice había estado viajando en un vagón de tren en dirección a las luces encendidas de la ciudad neutral. Todavía recordaba cuando fue atacada por el grupo de bestias errantes que mantenían esa tierra como parte de su territorio.

…me pregunto qué me pasó en ese entonces. 

…Cuando vi esas gigantescas bestias por primera vez, Supongo que debí asustarme.

Su cuerpo se había congelado. Incluso con sus poderes astrales, Alice todavía no tenía un dominio total sobre ellos cuando era una niña, correteando con miedo en la parte trasera del tren cuando se enfrentó al grupo de bestias.

—Recuerdo que eso sucedió…

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Era similar a esta situación. La única diferencia era que la actual Alice no se asustaría si se encontrara con un basilisco. Por supuesto, preferiría evitar el nido de una bestia si fuera posible.

—¡Cuidado! —gritó el conductor.

El conductor del autobús frenó repentinamente, y se detuvo para evitar que se desplomara una duna de arena.

Desenterró un montón de arena mientras se detenía bruscamente. Incluso Alice casi salió disparada de su asiento por el retroceso.

—¿Qué… qué está pasando…? Eso podría haber sido peligroso.

Parecía que algunos pasajeros se habían golpeado el cuerpo con el impacto. El interior del autobús entró en un ligero pánico.

—Nos disculpamos sinceramente… Uh, um…

—Hemos encontrado huellas delante de nosotros —murmuró el operador, causando que los pasajeros se agitaran.

Por delante del autobús aparecían curiosas huellas a lo largo de la suave pendiente de la arena. Había rastros de que algo gigantesco había cruzado el desierto.

—¿Hmm? ¡Eso es…! —Alice se levantó de su asiento, corriendo hacia la puerta trasera del autobús y forzando manualmente la puerta para abrirla.

—¡¿Señorita?! ¡Es peligroso ahí fuera! No puede salir…

Se abrió paso entre el personal de cabina mientras trataban de retenerla. Estaba en la parte superior de la arena caliente. Los granos de arena la rodearon. Sólo un paso afuera la hizo empezar a sudar inmediatamente. Los vientos abrasadores la golpearon. Alice comenzó a correr por la duna, siguiendo las huellas en la arena.

Eran huellas, rastros de algo mucho más grande que un humano acechando en el desierto.

…¿Un basilisco? Pero estamos lejos de cualquier nido… Además, ¿dejaría huellas claras?

Los rastros eran bípedos. Un basilisco se deslizaba sobre la arena para viajar con sus peculiares movimientos, dejando huellas como alguien que patina sobre el hielo.

¿Qué significaba eso cuando se trata de estas huellas?

Un elefante o un rinoceronte debe haber dejado estas pesadas huellas mientras se balanceaba y se balanceaba sobre el suelo.

—¿Es más grande que un basilisco?

Sintió escalofríos en su columna vertebral. El basilisco debería ser el rey de esto… el ecosistema del desierto. Si ese era el caso, ¿qué había creado estas enormes huellas?

—… —Alice notó manchas negras en y entre las huellas.

¿Esto es… sangre? Cuando se acercó, su nariz estaba cosquilleando por un leve olor. No era sangre. El mal olor que persistía en sus fosas nasales y en sus pulmones contaminados era…

—¿Aceite para máquinas?

Le trajo recuerdos de sus batallas con los soldados imperiales. Incluso las bases imperiales que Alice había atacado estaban siempre impregnadas de un olor similar.

—…Y se dirige hacia…

Las huellas se dirigían al este, continuando hacia el estado independiente de Alsamira. Basado en la condición prístina de las huellas, no  había  pasado mucho tiempo desde que atravesó ese lugar.

—Esperaba que esta fuera una buena oportunidad para hablar con mi hermana, pero las perspectivas son sombrías…

El viento que soplaba a través de la duna barrió su pelo dorado como tantos hilos de seda.

Lo sostuvo para mantenerlo lejos de sus ojos.

—Espero poder llegar hoy —Alice sacudió ligeramente la cabeza.

 ***

 

 


Dentro de los suburbios de Alsamira se encontraba el distrito residencial, prolijamente alineado con villas acaudaladas, lejos de las piscinas, áreas de acampar y zonas comerciales alrededor de los hoteles.

Era un lugar tranquilo.

Más allá de sus caminos extendidos había senderos desérticos que llevaban al horizonte.

—Oye… Iska, ¿ya estamos en el hotel? Estoy muy cansada. No puedo caminar más —Mismis se quejó.

—Está justo adelante.


—Podríamos habernos quedado otra noche en el otro hotel…

La capitana se adelantó mientras Nene e Iska le sostenían las manos.

—No puedo creer que cambiaras nuestro hotel. Eres tan cauteloso, Iska.

—Sólo estoy tratando de ahorrar  en nuestro presupuesto. Los hoteles cerca de las calles comerciales son todos caros. Este hotel tiene críticas comparables al de ayer, pero es mucho más barato.

—Recuerdo haberte informado antes de salir —recordó Jhin, caminando detrás de todos con las manos ocupadas con el flotador de la capitana Mismis y otros equipajes varios.

Habían armado un alboroto desde la barbacoa de esa mañana.

Después de eso, habían nadado en la misma piscina que el día anterior. Finalmente estaban de regreso. Pero por sugerencia de Iska, habían cambiado de hotel.

Lo había hecho con el pretexto de que los hoteles del distrito residencial eran más baratos.

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…Pero la Capitana Mismis tiene razón por una vez… Cambio de hotel porque soy precavido.

La noche anterior, Sisbell lo había visitado. El incidente ocurrió en silencio, pero cuando pensó en lo que hubiera pasado si fuera un ataque del ejército astral, le dio un escalofrío en la columna vertebral.

No era sólo que estuviera en peligro. Sus amigos también estarían involucrados.

…Elegí el hotel arbitrariamente… sólo llamé para reservarlo. No debería ser capaz de averiguarlo.

Nadie los seguía tampoco.

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