Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 4: Unidad 907

Parte 2

En otras palabras, tenía una relación cercana con alguien que estaba familiarizado con la reina. Por eso le fue posible hacer una propuesta a la par de la de Alice.

—¿Entiendes lo que estoy tratando de decir?

—…¿Por qué yo? —Se giró hacia Sisbell, que se estaba sonrojando. Iska tragó saliva

— No negaré que eres cercana a la familia real. Creo que debe ser verdad, pero estoy seguro de que hay otros que podrían ocupar este puesto.

—Eh… —Sus hombros se levantaron.

—El  ejército  astral  puede  movilizarse  con  una  sola  orden.  Incluso  un soldado Imperial sabe que la familia real tiene guardias —dijo Iska.

—…

—¿Me  estás  invitando  a  la  Soberanía  porque  quieres  a  alguien  del Imperio?

Había una sombra… de dolor que se había abierto paso hasta los ojos de ella.

Como Iska había dado en el blanco, no sabía cómo responder. Por la forma en que temblaba y se mordía el labio, casi parecía como si estuviera conteniendo desesperadamente las lágrimas.

—…Pero… es porque yo… —la chica rubia se las arregló para decir—, No tengo sirvientes. No puedo confiar en nadie…

—¿Qué?

—No puedo decirte los detalles ahora mismo. Pero… la soberanía no es tan monolítica como parece a otros países.

—…Pero ¿qué tiene que ver eso con no tener ningún sirviente?

¿No era eso una exageración? Iska no quería acusarla de mentir, pero no pensó que eso se aplicara a la única princesa que conocía.

—¡No puedo confiar en nadie! —Su voz resonó en la sala de estar.

Se puso delante de Iska sin darle la oportunidad de decir nada mientras le tomaba la mano y la apretaba.

—No  puedo  confiar  en  nadie  en  el  país.  Por  eso  necesito  pedirte…¡Necesito que alguien se convierta en Caballero y me proteja en lugar de un sirviente!

—…

—Si no fuera así, no habría venido yo sola a pedirte que hicieras esto. Soy débil, después de todo… Para presentarme ante un temible soldado Imperial, un antiguo Discípulo Santo… ¿Entiendes cuánta preparación se necesita para exponerse a solas en esta situación…?

Al final, estaba prácticamente gritando, mezclado con violentos sollozos.

—Hasta cuando entré a tu cuarto, estaba genuinamente aterrorizada de que me dispararas, al pensar que fuera una ladrona… No tengo fuertes poderes astrales como mi madre y…

¿Como su madre?

 Inmediatamente se dio cuenta de la sospecha que flotaba en la mente de Iska. Finalmente notó que había estado hablando, influenciada por sus emociones, sin pausa.

—… Lo siento. Perdí la compostura —Un débil suspiro se escapó de ella.

La bruja a regañadientes soltó la mano de Iska—. No puedo creer que, de todas las cosas que pude haber hecho, me dejé llevar cuando te preguntaba… No tengo habilidades de negociación. Por favor, no te hagas una idea equivocada.

Sólo quería confiar en ti, y me puse nerviosa…

—…hoy…

—Me gustaría hacer esto de nuevo. Me alegro de haberte encontrado

La chica llamada Sisbell se dio vuelta.

Era como si fluyera en el agua. Su andar ligero hizo que su pelo claro se abriera en abanico al salir de la habitación de Iska.

Clic. La puerta se cerró automáticamente. Más allá de la gruesa puerta, sus pasos se volvieron más débiles hasta que finalmente no pudo oírlos.

—¿Qué fue eso…?

Ella lo dejó atrás. Iska suspiró sorprendido. Vino a visitar un desierto lejos del Imperio y la Soberanía… …y aun así, de alguna manera conoció a la chica que había sacado de la prisión hace un año.

…¿Es una coincidencia? No, pero… ella sabía cuál era el número de mi habitación. ¿Cómo lo averiguó?

Podía cambiar de habitación sólo para sentirse seguro. En cualquier caso, probablemente necesitaba comprobar si había un micrófono. Miró alrededor de la sala de estar.

—Oh.

Sus ojos se detuvieron en el sofá donde la chica había estado sentada.

—Me atrapó…

Era el brazalete de cristal azul, el que Iska ya había rechazado. Sisbell lo había dejado descaradamente cuando se levantó del sofá.

-No me rendiré, parecía simbolizar.

Lo tomó.  Después de comprobar cuidadosamente si estaba intervenido  con algún dispositivo, Iska giró la cabeza para mirar al cielo.

—¿Quién es ella…?

Las calles de las tiendas estaban iluminadas por luces de neón.

Los vientos helados del desierto silbaban a través de la calle principal mientras Sisbell corría tan rápido como sus piernas la llevaban.

—…¿Qué…? ¡¿Qué crees que estás haciendo, Sisbell?!

Descubrió dónde se estaba quedando Iska, entró en su habitación y finalmente llegó al punto en el que podía negociar con él.

¿Entonces por qué? 

—¡Así es como soy yo…!

¿Cuántos años habían pasado desde que levantó la voz?

Nunca se había quejado con su madre, ni siquiera una vez. A lo sumo, cuando era niña, había sido obstinada con su pobre guardián, pero esa era la magnitud de sus experiencias.

—Esto   es   una   vergüenza.   Incluso  después   de   practicar    todos  los escenarios…

Ella había querido acercarse al antiguo Discípulo Santo Iska.

Sisbell se sentía secretamente confiada en lo que se refiere a las negociaciones. A pesar de su apariencia, había aprendido las técnicas de su madre cuando era joven.

¿Qué sonrisa convertía en un arma? ¿Qué tipo de tono era necesario?

¿Qué tenía que hacer para que él bajara la guardia y se lo ganara? Ella quería llevarlo a su lado. Estaba segura de que podía hacerlo. Sólo había una cosa que estaba fuera de sus cálculos.

Iska era un chico demasiado amable.

¿Cómo podría adivinarlo? 

¿Cómo podía adivinar que él la habría aceptado? “…Si no te importara bajarte de mí, sería tan feliz.” “¡Oh, lo siento!”

Sisbell fue quien forzó su entrada en su habitación. ¿Qué clase de persona se disculparía con alguien que estaba entrando a la fuerza? Eso la había molestado desde el principio. Sus palabras no indicaban que era un ciudadano imperial que temía a las brujas. La había tratado como a otro ser humano.

Y eso era específicamente por lo que las emociones de Sisbell se habían deshecho.

Con él… ella podía hablar abiertamente de sus verdaderos sentimientos. Incluso si ella gritaba y le rogaba ayuda, él habría estado bien con ella.

Por un momento, Sisbell olvidó sus propias circunstancias y empezó a gritar.

—…¡Qué vergüenza! —Se mordió el labio inferior, repitiendo esa frase.

Sacó un dispositivo de comunicación de su bolsillo.

—¿Mi señora?

—Shuvalts, soy yo… Sí… Uh-huh. Así es. Todo lo que hicimos fue reunirnos esta noche —le dijo a su guardián, que esperaba órdenes en el hotel

— Lo intentaré de nuevo. Esperaré otra oportunidad. Tienes razón. No debo apresurar las cosas. Definitivamente me aseguraré de tener éxito. No me rendiré.

La vida de su madre estaba en juego.

Para proteger a su madre de ese monstruo que se escondía en la familia real, necesitaría un aliado fuerte.

***

El sol se elevó sobre el horizonte de arena.

Los granos de arena congelados comenzaron a absorber el calor, y el estado independiente de Alsamira comenzó a burbujear.

Era suficiente para hacer sudar a cualquiera, y ese sudor se evaporaba instantáneamente por los vientos del desierto.

—¡Hora de la barbacoa! —La Capitana Mismis hizo un boom, tan apasionado como estos vientos sofocantes.

Había una zona para acampar situada a poca distancia del hotel. Al igual que la piscina, este popular establecimiento era emblemático del complejo, lo que significaba que estaba inundado de turistas desde la madrugada.

—¡Esto es el paraíso! No puedo creer que pueda comer barbacoa para el desayuno. Mientras estuvimos en la capital, no tuve tiempo ni de tostar pan. Sólo comí cosas enlatadas.

La comandante tenía una lata con una bebida perfectamente fría en su mano derecha. Mientras la engullía, los vientos la azotaron. Tenía que ser deliciosa.

—Soy tan bendecida…

—Si tiene suficiente tiempo para emborracharse, ayúdenos, jefa.

Jhin estaba rastreando la llama del quemador de gas. A su lado, Nene estaba cortando vegetales, e Iska estaba cortando la carne.

—¡Cocinaré la carne!

—Oh, Capitana. Necesitamos poner las verduras primero, ya que no se calentarán tan rápido.

—¡Aquí!

—Boo —La capitana se desplomó cuando Nene llevó un plato lleno de verduras hacia ella.

—…”

Iska mantuvo un ojo en la capitana, incluso mientras observaba atentamente las olas de gente que entraban y salían del área del campamento.

La mayoría de ellos venían con sus familias. Los otros eran parejas o viejos matrimonios. A pesar de que su mirada atravesó la multitud, no pudo encontrar a la Sisbell de la otra noche.

…Sólo pasó ayer… Pensé que me habría seguido a la zona de acampar, pero supongo que no.

No sabía si decírselo a los demás. Iska se había tomado toda la noche para pensar en la decisión, equilibrando las ventajas y desventajas de su elección.

Si decía la verdad, serían informados sobre el riesgo de una maga astral cercana.

Pero si intentaba hablar de Sisbell, terminaría divulgando detalles del incidente de un año antes.

Después de una larga noche de deliberación, Iska decidió que no les diría todavía.

…sería fácil decirles. Puedo hacerlo cuando quiera… Pero una vez que actúe, no puedo retractarme.

Si compartía la información sobre el incidente de sacar a una bruja de la cárcel, le preocupaba que sus amigos fueran sospechosos de participar. Podrían ser encarcelados por los caprichos de los Ocho Grandes Apóstoles o del cuartel general.

Y estaban en un estado independiente.

Todos eran conscientes del riesgo de permanecer cerca de un mago astral de la Soberanía, que vino a este lugar por sus propias razones. Estaban preparados para la mínima posibilidad de que alguien pudiera atacar. Los tres sabían de la posibilidad de que se encontraran con una bruja, aunque no les dijera inmediatamente sobre Sisbell.

—¡Ajá! ¡Lo sé, Iska! ¡Me acabo de acordar!

—¡¿Ajá?!

La capitana saltó justo delante de él, sonriendo sospechosamente. ¿Podría haber leído su mente? Se alejó cuando vio la mirada aguda de la Capitana Mismis.

—¿Qu-qué?

—Iska, estabas mirando allí, ¿eh? ¡Ta-da! Salchichas asadas. ¡Les puse algunas especias especiales! ¡Come!

—…

—¿Eh? ¿Qué pasa?

—…Nada. Acabo de darme cuenta de que no necesito preocuparme por algunas cosas que han estado en mi mente.

La Capitana Mismis no encontró nada raro en la respuesta de Iska, sosteniendo un plato de salchichas asadas ante él.

—Bien, apúrate, Iska. Prueba una.

—¿Está segura de que quiere que yo compruebe el sabor? Usted es la que estaba esperando esta barbacoa.

—Está bien. Son súper picantes.

—¿Qué?

—¡Y surge una oportunidad! —Mismis gritó, metiéndola directamente en su boca abierta.

Iska inmediatamente sintió como si le hubiera alcanzado un rayo. Con un mordisco, su lengua estaba en llamas.

—¡Nhhhhhh! ¡Son tan picantes! ¡Ay!

—¡Iska! ¡Agua! ¡Bebe un poco de agua! —gritó Nene.

Trató de eliminarla con agua fría, pero la sensación de ardor persistía.

—Vaya. Las especias especiales del desierto no decepcionan. Parece que los rumores eran ciertos. Se te hincha la lengua y sientes que te has electrocutado.

—¡Por favor no me convierta en su rata de laboratorio!

—Ja, ja. Está clasificada X para el picante, y pensé que podrías soportarlo, Iska. De todos modos, ¿puedo tener la atención de todos?

Había cuatro salchichas asándose sobre la parrilla. Estaban doradas y olían deliciosamente.

—¡Hay una salchicha especial en la mezcla! ¡Clasificada Doble-X para el picante! Lo que significa que es el doble de picante que la salchicha de Iska. ¡Es hora de un pequeño juego de ruleta rusa!

Iska, Jhin, y Nene se miraron entre ellos. La capitana Mismis, la que propuso este malvado juego, era la única con ojos expectantes.

—¡Pero esperen, hay más! ¡Si eres el que come esa salchicha, recibirás otro castigo! ¡Tendrás que ser tú quien se coma todas las verduras de aquí!

—…Así que eso es lo que busca.

—…Simplemente no quiere comer sus verduras.

—… Oiga, Capitana. No es exactamente saludable comer sólo carne todo el tiempo.

—¡Están todos equivocados! ¡Me gustaría comer mis verduras también!¡Pero creo que la ocasión requiere una pequeña y divertida competición! ¡Y no seré yo quien la detenga!

Todo en su expresión gritaba que tenía el corazón roto. No es que pudiera ocultar la emoción en su voz.

—Pero hay algo que puede salvar a la persona que come la salchicha súper picante. Si puede fingir que no pasa nada, no recibirá el otro castigo.

—¿Así que tendrías que comértela entera sin cambiar tu expresión? —Jhin bebió un poco de jugo helado

— ¿Es realmente posible esconderlo, Iska?

—No es posible —Iska sacudió decisivamente su cabeza—. Es como si una bomba hubiera explotado en mi boca.

—Genial. Pero, Capitana, voy a advertirle: Si le dan la picante, tendrá que comerse todas las verduras. Y no le dejaremos comer ni un solo trozo de carne.

—¿Oh-ho? Eso es lo que debería decirte. ¡Está bien! Jugadores, ¡luchen!

Cada uno de ellos tomó una de las cuatro salchichas de la parrilla y le dio un gran mordisco.

…

Este… está bien. Es una salchicha normal. ¡No comí la picante!