Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 4: Unidad 907

Parte 1

El estado independiente de Alsamira. Rodeada por el desierto, la ciudad turística había sido envuelta por la noche cuando la mayoría de los huéspedes se dirigían a la cama.

—Ha pasado un año, Discípulo Santo Iska.

En el cuarto piso del hotel, la chica rubia se había colado en la habitación de Iska, hablando con mucha calma desde su posición inmovilizada en el suelo.

—¿Me recuerdas?

—…Tú eres…

Su recuerdo más claro de ella era de la tarde.

Era exactamente la misma chica que se había topado con él en la intersección.

Él había estado en el camino donde habían llevado a la Capitana Mismis después de que se cansara de jugar en la piscina.

Pero se habían conocido hace un año.

“Somos enemigos”. “¿Pero me dejas ir?”

—¿…Tú eres la de la cárcel…?

—Me llamo Sisbell. Me siento honrada de que me recuerdes —Sobre sus espaldas, ofreció una pequeña sonrisa.

Hace un año, no habría pensado que la chica encarcelada por ser bruja era hermosa según cualquier estándar.

…Su ropa y su pelo eran un desastre… Aunque era más pequeña que yo, todavía intentaba enfrentarse a mí.

Parecía una persona completamente diferente a la de ahora.

Con curiosidad, sus grandes ojos lo miraban intensamente con su rostro hipnotizador. Su brillante pelo rubio fresa se extendía por toda la alfombra. Su vestido era simple pero elegante.

…¿Por qué se coló en mi habitación?… No creo que sea fácil conseguir una llave. ¿Cómo averiguó el número de mi habitación?

Sus pensamientos fueron en círculos.

—Me disculpo por haber entrado a la fuerza en tu habitación tan tarde en la noche… pero… um…

La chica todavía estaba en el suelo. Su cara estaba ligeramente sonrojada, y se alejó de Iska, que la miraba directamente.

—No estoy… acostumbrada a ser tratada de esta manera…

—¿Qué?

—…Si no te importara bajarte de mí, sería muy feliz.

Había inmovilizado a una delicada chica, inclinándose sobre ella. Cuando finalmente se dio cuenta de eso, Iska saltó.

—¡Oh, lo siento!… Pero no es lo que piensas. Cuando oí que la puerta se abría, pensé que era un ladrón que se colaba

—No… está bien… yo fui la que se equivocó —La chica rubia se levantó, con la cara roja.

Se quitó el polvo de su vestido con las manos, dándole una mirada de pasada antes de sentarse en el sofá. Cada acción era hipnotizante. No había manera de no mirar.

Era encantadora.

Y  debió  nacer  en  la  realeza  o  la  nobleza  y  recibir  años  de  entrenamiento vigoroso si se movía con tanta gracia.

Ahora que lo pienso, Alice es igual… Se movía con aplomo cuando estábamos juntos en el hotel…

Sabía que estaba fuera de lugar que le recordaran a Alice las acciones y la apariencia de Sisbell.

—¿Puedo llamarte Iska?

Volvió en sí, sorprendido.

La efímera chica lo observó cuidadosamente. Él le asintió en silencio.

—Iska. Me disculpo por dos de mis acciones deplorables. Primero, entré por la fuerza en tu habitación con una llave de repuesto, pero lo más importante…

Se tomó un respiro.

—Cuando me dejaste salir de la prisión, no te di ni una palabra de agradecimiento. Aunque fue grosero de mi parte… temí que fuera una trampa en ese momento. No creí que nadie del Imperio me dejaría libre.

—Creo que eso es natural. Yo también sabía que estaba haciendo algo ridículo.

Iska asintió con la cabeza en el lugar donde todavía estaba en la sala de estar. Eligió no sentarse en el sofá. No sabía nada sobre las habilidades de Sisbell. Si ella lo atacaba con poder astral desde el frente, Iska no confiaba en que pudiera reaccionar a tiempo.

Él había salvado a esta bruja. Al mismo tiempo, eso no significaba que ella fuera su aliada, y aún era posible que se volviera contra él.

—Te pagaré aquí —Ella tenía un brazalete de cristal azul, sosteniéndolo reverentemente después de haberlo sacado de su muñeca izquierda—. Es una pieza posterior del artesano joyero Bildred Morpheus. Representa los trabajos de principios del siglo pasado. No sólo es hermoso. Tiene valor histórico. En todas las tiendas de piedras preciosas del mundo, aunque te den un precio bajo, te darían una mansión y…

—¡Espera un segundo! —Iska gritó mientras ella sostenía el brazalete frente a sus ojos.

— ¿Qué está pasando…?

—Como dije, una muestra de agradecimiento por salvarme —La bruja tenía el brazalete en sus dos manos.

Iska empujó suavemente sus manos, que estaban pálidas como si nunca hubieran recibido el sol.

—No puedo soportar esto.

—¿Por qué no?

—No es por eso que te salvé. No lo habría hecho si quisiera una compensación. Y no hay manera de recuperar mi posición como Discípulo Santo con dinero.

—… —Los labios de ella se fruncieron.

—El cuartel general tiene sus ojos sobre mí ahora. Si acepto algo de ti, definitivamente pensarán que estoy trabajando con la Soberanía.

—Lo he tenido en cuenta.

—¿Qué?

—Vine aquí para invitarte a nuestro país.

Los ojos de Sisbell eran sinceros. De pie, se puso la mano en el pecho.

—Este último año, te he investigado. Todo el mundo en la ciudad neutral sabe del incidente que ocurrió mientras estabas bajo el mando directo del trono.

—… ¿Así que por eso sabías mi nombre?

—Sí —respondió con una tierna sonrisa—. Perdiste tu posición como Discípulo Santo. No creo que sea una exageración decir que tu reputación declinó. Es mi turno de retribuirte. Puedo prometerte estatus y prestigio, incluso mayor que antes. La Soberanía te dará una calurosa bienvenida.

—…

—Garantizaré un puesto para ti y tu seguridad. Aunque vengas del Imperio, no habrá problemas con tu forma de vida.

Esto fue como un deja vu.

En los páramos, la bruja de la Calamidad Helada, la princesa Alice, le hizo la misma propuesta, mientras  polvo rojo se arremolinaba a su alrededor.

“Tú. Conviértete en mi subordinado.

 “Te aseguraré una posición. Te convertirás en un refugiado del Imperio.” 

¿Significa eso que la chica delante de sus ojos tenía una influencia que rivalizaba con la de Alice? No podía imaginar que hubiera muchas en un país con poder político para rivalizar con una princesa.

—¿Quién…?

—¿Sí?

—¿Quién eres tú?

¿Está emparentada con Alice? 

Iska apretó sus manos en puños y se abstuvo de decir nada más.

Hacer preguntas relacionadas con Alice estaba fuera de la mesa. Si preguntaba algo, Sisbell sospecharía que tenía una relación con Alice.

Si el cuartel general se entera de esto… podría ser ejecutado en el acto.

 —No sería tan fácil preparar una posición igual a la de un Discípulo Santo.

—Puedo hacerlo —aseguró—. Tengo acceso a la familia real… como su asistente.

—¿Así que eres cercana a ellos?

—Sí. Estoy en una posición cercana a la familia real. He recibido permiso de mis empleadores para hacer esto. Te lo puedo asegurar.

Era una enviada de la familia real.