Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 1: De vacaciones

Parte 2

Su cresta artificial debería estar en su tobillo, el cual estaba oculto por su zapato.

—La mía ya está oculta, pero deberías usar guantes o algo así, Nene. Las cosas podrían ponerse molestas si algunos soldados lo vieran sin saber de nuestra misión especial —dijo Jhin.

—B-bien.

—Otras doce unidades fueron sometidas al poder astral. Eso es cincuenta y una personas. El noventa y nueve por ciento del Ejército Imperial no tiene ni idea de lo que está pasando.

“Voy a hacer que los cuatro se infiltren en la Soberanía Nebulis sin ser detectados.

Su misión especial es infiltrarse en la Soberanía. Luego capturar a la actual reina Nebulis”.

La Discípula Santa Risya les ordenó que ejecutaran esta operación: Tendrían que pasar los controles de la Soberanía con sus crestas artificiales y llevar a cabo una misión de alto secreto para secuestrar a la reina de las brujas.

…Nuestra unidad volvió… pero imagino que las otras once unidades están esperando su oportunidad para atacar.

La mayoría de los soldados imperiales no sabían ningún detalle de la misión especial,

Lo que significaba que la unidad de Iska necesitaba asegurarse de que nadie viera sus crestas.

—¿Y? Iska, ¿qué hay de ti?

—¿Yo?

—Tu examen fue el más largo. Me imagino que fueron minuciosos en su investigación.

—No, sólo lo usual. Me revisaron un médico y un psiquiatra. Y luego comprobaron si fui contaminado por algo de la Soberanía. También me tomaron una radiografía para comprobar si su gobierno escondió algo en mi cuerpo.

Un soldado imperial volvió a casa después de ser encarcelado.

Eso no siempre era algo alegre. Después de todo, el soldado pudo haber sido “remodelado” por las manos de las brujas.

—Y me examinaron en busca de energía astral.

—¿En serio? Pero no te dieron una cresta artificial. No darías positivo en el examen de energía astral —señaló Nene.

—Te pueden lavar el cerebro para que la poseas, pero es una habilidad muy rara.

La energía astral podría manipular la mente de una persona.

Iska pudo haber sido afectado por estas tácticas de control mental mientras estaba en Nebulis, encerrado en la tierra de las brujas. El gobierno tenía que investigarlo para abarcar todos los aspectos del asunto.

—También siguieron molestándome sobre si fui torturado o interrogado.

—¿Qué les dijiste? —Nene preguntó.

—Exactamente lo que  les  dije a  ustedes.  Como  me  llevaron  mientras estaba sedado, no pudieron hacerme nada hasta que me desperté.

Una verdad a medias.

No fue torturado ni amenazado. Eso era cierto. Aunque estuvo esposado, sin ninguna necesidad, Iska se alojó en la suite del ático de un hotel… con Alice, la princesa de la nación enemiga.

“Te observaré personalmente desde ahora. Considéralo un privilegio.”

Si había una mentira en el testimonio de Iska, era en la parte de que no pasó nada.

Ni siquiera el cuartel general habría imaginado que Iska y la Bruja de la Calamidad Helada se vieron sus caras reales en el campo de batalla.

…No es que me creyeran si se los dijera.

…Incluso si se me escapaba, sospecharían que soy un espía de la Soberanía.

Después de todo, él fue quien ayudó a una bruja a escapar de la cárcel hace un año, lo que le hizo perder su título de Discípulo Santo.

Iska se sentía culpable por mentir a Jhin y Nene, pero temía que este conocimiento pusiera a sus compañeros en peligro de ser acusados de conspiración.

Y si iba a añadir una cosa más…

“…Bueno… ¿podrías hacer algo con tu ropa pronto? ¿O al menos ponerte algo de ropa interior?”

“¡¿Ahhh?! ¡Iska! ¡Eres un desvergonzado! ¡¿Dónde crees que estás mirando?!” “¡Tú eres la que salió para exhibirse, Alice!”

Sería mejor no volver allí.

Alice salió desnuda del baño, lo cual fue demasiado para un chico de su edad. Sólo pensar en ello era suficiente para hacerlo sonrojar.

…Olvidaré que eso sucedió. Tengo que olvidar. Tengo que hacerlo.

…O nunca podré volver a dormir.

—¿Iska? Tu cara está roja —observó Nene.

—No es nada. ¡Estoy bien!… Debería haber hablado de esto antes, pero…

Detrás de Jhin, una chica dormida con pelo azul estaba tendida sobre las sillas de espera. Bueno, técnicamente no era una chica. Se enojaría si fuera tratada como una niña.

Por su postura, todos pensarían que era una niña linda, aunque era una adulta hecha y derecha.

—¿Qué está haciendo, Capitana Mismis?

—…

—¿Capitana?

—Una táctica de escape —respondió Jhin, girando hacia los asientos detrás de él y sacudiendo su barbilla en su dirección. Ella continuaba ocultando su hombro izquierdo mientras dormía

—. Hey, despierte, jefa. Sólo necesitan revisar su cresta de nuevo. ¿Y qué? Todavía tiene una semana entera hasta su próxima cita.

—¡¿Aaaah?! ¡Alto! ¡No hables de ello! —La capitana se levantó de su asiento

—. Oh, Iska, Iska, Iska. Llegó tu momento. Arriesgué mi vida para rescatarte de la Soberanía. ¡Es tu turno de salvarme!

—Cálmese, Capitana. ¿Qué se le metió? ¿Encontraron algo en su examen?

Iska preguntó,  aunque sabía que el  anuncio  le había dicho que no habían encontrado nada en los cuatro.

—No, pero nos están inspeccionando a todos de nuevo —dijo Nene.

—¿Por qué?

—Bueno, porque nuestras crestas astrales no han desaparecido todavía — explicó, acariciando su orgullosa cola de caballo

—. Dijeron que nos examinarán hasta que las crestas astrales desaparezcan. Por eso tenemos que volver en una semana.

—…Huh.

Su piel debería volver a su estado original después de un corto tiempo, como una quemadura de sol.

En el mejor de los casos, estas crestas artificiales hechas con una técnica especial deberían durar una semana. Después de eso, la energía astral se disolverá y desaparecerá de la piel.

—Sé que mi  marca y la de Nene se habrán ido definitivamente para entonces. Nuestra próxima cita lo confirmará. El verdadero problema es que la jefa…

—¡Alto! No digas otra palabra, Jhin! —suplicó la Capitana Mismis, apretando su espalda para evitar que terminara la frase.

— Si alguien te escucha…

—No iba a decirlo. No en esta estúpida instalación —susurró Jhin.

No era como si pudiera decir la verdad.

A diferencia de las otras dos marcas, la cresta astral de la Capitana Mismis en su hombro izquierdo era real.

Se convirtió en una bruja.

Debido a que cayó en un vórtice, que es la erupción de energía astral, la capitana Mismis fue poseída por el poder astral.

…Aunque las crestas de Jhin y Nene eventualmente desaparecerán, la de la capitana Mismis está aquí para quedarse.

…En otras palabras, descubrirán que es real durante el próximo examen.

No era difícil ocultar una cresta al ojo. Una venda del color de la piel normalmente funcionaba. O incluso cintas quirúrgicas para ocultar las lesiones de la piel.

—Pero el verdadero problema es la energía astral que se filtra a través del moretón. No puedes ocultar eso con una venda. La maquinaria especializada la detectará.

—…¿Q-qué debo hacer?

—Cálmese, jefa. Nada de nuestra situación ha cambiado con esta misión. De todas formas teníamos que encontrar un plan para la cresta astral. Ahora sólo tenemos una fecha límite concreta. Una semana.

—…¿Y si no podemos averiguar nada?

—Sólo déjenoslo a nosotros —aseguró Jhin a la tímida capitana que lo miraba implorantemente. El francotirador con cabello plateado no perdió el ritmo mientras asentía.

— La sacaremos de la capital antes de que la atrapen. Deberíamos buscar rutas de escape.

—Jhin, ¿podrías por favor tomarte esto en serio?

—Soy muy serio. Y no hable tan alto. Si alguien escucha su voz… ¿Eh?

Clack… Fue un paso.

Dos mujeres aparecieron en la entrada del centro médico. Una de ellas vestía el uniforme del Ejército Imperial, y la otra un traje negro.

—Eso es ilegal, Risya. Tendré que informar de este incidente al Senado Imperial.

—¡Dije que lo siento, Mickey! Me equivoqué. ¿De acuerdo?

—Es  Michaela.  Por  favor,  llámame  por  mi  nombre  completo  cuando estemos en el trabajo.

—Doctora en jefe del Equipo Médico Unido del Cuartel General, Mickey.

—Mi nombre completo, no mi título completo. No importa. Acelera el ritmo.

—¡Ay! ¡Ay! —gritó la pequeña mujer, tirada hacia adelante por la más alta.

Iska conocía a una de ellas. Era la primera vez que veía a la otra persona.

—¡Oh, Risya!

—Bien, bien, bien…  Mismis,  me alegro de verte de buen humor  —La Discípula Santa se las arregló para saludar, quedando desplomada.

Risya In Empire.

Su rostro era astuto y elegante, acentuando las gafas de montura negra que la hacían parecer inteligente. En su esbelta y alta estatura, incluso un uniforme de combate normal se veía arreglado. Iska se estremeció al verla aparecer en las afueras del Imperio.

Después de todo, era la Discípula Santa del quinto asiento, lo que significa que no se alejaba demasiado del trono, excepto en misiones, como oficial que informaba directamente al gobernante. En cualquier situación normal, ella no estaría aquí sino en la capital imperial.

—¿Qué estás haciendo aquí, Risya? —Mismis preguntó.

—Oh… Bueno, ya sabes. Ha-ha-ha…

—No te hagas la tonta, Risya —advirtió la mujer del traje, agarrando su mano

— Encantada de conocerlos, Unidad 907. Mi nombre es Michaela —Hizo una reverencia.

— Trabajo en el cuartel general supervisando los equipos médicos. Mi especialidad es la medicina legal, y dirijo otros equipos relacionados con la medicina como parte de mis deberes.

Una oficial médica. Una soldado con habilidades especiales que servía en el ejército imperial y tenía una licencia médica.

Si trabaja en el cuartel general… debe tener un rango más alto que la Capitana Mismis.

El cuartel general tiene una estructura jerárquica desde la Primera División hasta la Sexta División.