Tensei Shitara Slime Datta Ken (NL)

Volumen 2

Capitulo 3: El Enviado y la Reunión

Parte 5

 

 

La mesa de conferencias se envolvió en silencio. Las dríades, aunque eran longevas, rara vez abandonaban sus santuarios. Eran anunciadas por algunos como las guardianas de todo el Gran Bosque de Jura, y solo unos pocos afortunados verían una por sí mismos. Eran legendarias por imponer castigo divino sobre los pecadores—aquellos que perjudicaban los bosques.

Benimaru y los otros ex ogros reaccionaron de la misma manera que Rigurd. Pero la dríade no dejó que eso la desconcertara. Evaluó la habitación por un momento antes de fijar sus ojos en mi figura.


“Mis saludos para usted, Líder de los Monstruos, y sus seguidores. Yo soy Treyni, una dríade. Es un placer conocerlos a todos”.

Ella sonrió, como un capullo que empezaba a florecer. Eso fue todo lo que me tomó para preguntarme:

¿Estoy siendo demasiado cauteloso con ella, tal vez? Ella tenía una belleza propia de un hada, eso era absolutamente cierto.

“Um, lo mismo digo. Mi nombre es Rimuru. Podemos mantenerlo casual aquí, ¿de acuerdo? Nada de eso del ‘Líder de los Monstruos’”.

Odiaba los sobrenombres en la Tierra. No quería ninguno aquí, así que me aseguraba de eliminarlo antes de que el resto de la sala pudieran presentarse.

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“Entonces”, dije, todavía tratando de superar mi vergüenza, “¿para qué querías verme?”

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“Gracias. He venido aquí para discutir los eventos que tienen lugar en este bosque—eventos de los que, imagino, todos ustedes son conscientes. Como una de las guardianas designadas del Gran Bosque de Jura, no puedo permitir que esta serie de calamidades se quede sin resolver, por lo que he aparecido ante ustedes. Lo hago porque espero unirme a su conferencia”.

Ella asintió a cada uno de los participantes antes de regresar hacia mí. Treyni, ¿huh? Un monstruo con nombre entonces. De alto nivel, sin duda.

“¿Pero por qué aquí?” Benimaru se atrevió a preguntar.

“Seguramente hay razas más poderosas que los goblins a los que podría haber acudido para obtener ayuda”.

“Este es el puesto de avanzada más poderoso en la región cercana”, respondió la dríade.

“Los otros ya no existen, su gente ahora está afiliada con el hombre lagarto conocido como Gabiru. Los Ents no pueden moverse de un lugar a otro y, por lo tanto, casi no interactúan con otras razas. Si fueran destruidos por un enemigo externo o un desastre natural, no habría mucho que pudieran hacer para defenderse. A las dríades se nos otorga el permiso para viajar al mundo exterior solo en estas formas espirituales, y lamento decir que hay pocas de nosotras… Si la causa principal de todo esto era el atacar a la comunidad de los Ents con la que compartimos nuestras vidas, nos faltan los números para darles una defensa efectiva. Es por eso que deseo incrementar su fuerza, si me lo permiten”.

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Ella se acercó con otra alegre sonrisa.

En contraste con su sorprendente mirada, la forma en que hablaba era extrañamente calmada. Ellas, de hecho, debían de ser una raza longeva—ella debe haber visto mucho a lo largo de los años. El problema era si ella podía ser confiable. Alguien tan fuerte como Ifrit—varias de ellas, viviendo en esta comunidad o lo que sea—ni siquiera podían manejar a los orcos. ¿Quería usarnos como cebo, tal vez? ¿O había algún otro objetivo?

“Usted habla de una ‘causa principal’”, dijo Hakurou.

“¿Eso significa que sabe lo que está pasando en el bosque ahora?”

“Lo sé”, respondió Treyni sin dudarlo.

“Un Orc Lord lo está invadiendo con una gran fuerza a cuestas”. La revelación dada libremente hundió la sala de conferencias en silencio una vez más.

“Deberíamos tomar eso en serio”, dijo finalmente Benimaru,

“¿ha confirmado la presencia del Orc Lord?”

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“Sí. Y si fueran a dirigir sus hostilidades hacia nuestra comunidad de Ents, nosotras no tenemos una forma efectiva de resistirlos. Los Ents no pueden moverse de donde están arraigados, y su magia mística puede hacer poco contra una raza sin miedo a la muerte como estos orcos. Tal vez podríamos quemarlos con magia de llamas, convirtiéndolos en cenizas, pero eso podría ser contraproducente para los espíritus del Bosque, y ninguna podría hacerlo de todos modos. Y cualquier cosa más poderosa que eso—cualquier cosa que pudiera atacar a todo un ejército a la vez—eliminaría a los Ents con ello. Por eso…”

Treyni se detuvo, evaluándonos a todos antes de enfocar su mirada directamente en mí una vez más.

“Además, hemos descubierto que un demonio de alto nivel está trabajando detrás de escena para apoyar a este Orc Lord. Como dríades, debemos prepararnos para esto. No estamos seguras de qué rey demonio podría estar detrás de todos ellos, pero no estamos interesadas en dejar que estos intrusos hagan lo que quieran con nuestro bosque”.

Sus ojos parecían brillar aún más mientras hablaba. Como una de las criaturas más poderosas del bosque, Treyni exudaba una presencia que parecía eléctrica en la habitación. Era como si la energía corriera por todo su cuerpo.

“Bueno, nos gustaría ayudar, pero ¿qué querías que hagamos, exactamente?”

“Me gustaría que derrotaras al Orc Lord”, respondió inmediatamente Treyni.

Esto dejó a todos sin palabras.

“Whoa”, protesté, “este monstruo es, como, increíblemente fuerte, ¿no es así? ¿Por qué alguien como yo tendría que enfrentarlo?”

Treyni respondió con una mirada asombrada.

“Pero los Kijin aquí tienen la intención de luchar contra los orcos, ¿no es así? Y tú planeas contribuir al esfuerzo por ti mismo, ¿verdad? Tú fuiste quien extendió una mano para salvar a todos esos goblins indefensos no hace mucho. Pensé que nos mostrarías una amabilidad similar a nosotras y los Ents”.

Ella sonrió de nuevo.

No estaba seguro de qué fuentes estaba aprovechando, pero Treyni parecía saber una cantidad notable de cosas sucedidas en este bosque. Ella debió haber visto mis hazañas en este mundo y llegó a la conclusión de que yo era una especie de buen samaritano omnipotente. Quizás las vidas aisladas que llevaban las dríades hicieron que asumieran lo mejor de todos los que conocían.

¿Se le ocurrió alguna vez que nosotros—de acuerdo, yo—podríamos apuñalarla por la espalda? La sonrisa hacía imposible decirlo, pero cuando nuestros ojos se encontraron, pude sentirlo en mis entrañas—quien estaba frente a mí, no era una mentirosa. Decidí confiar en mis instintos.

Si su historia era cierta, realmente teníamos un Orc Lord en nuestras manos, así como un demonio de alto nivel que acechaba detrás de él. Todavía no sabía exactamente cómo podría contribuir a la causa, pero si ella confiaba en mí, también podría devolverle el favor.

Tomé una respiración profunda. Pero antes de que pudiera hablar:

“¡Por supuesto! ¡Para nuestro líder, Rimuru-sama, el Orc Lord no es más amenaza que una cucaracha pasajera!”

Shion robó mi protagonismo con una audaz mirada de determinación en su rostro. Cielos. No soy un dios ni nada. Desearía que ella hubiera podido consultar conmigo primero. ¿Y por qué ya es un hecho que yo soy quien va a matar al orco?

Antes de que pudiera protestar, Treyni me dio otra sonrisa. “¡Oh!” exclamó ella.

“Entonces es justo como he oído. ¡Te deseo mucha suerte contra el Orc Lord entonces!”

Y eso fue todo.

Shion me había empujado más o menos al papel de asesinar al Orc Lord, pero eso no marcó el final de la conferencia. Continuamos, mientras Treyni nos acompañaba para el resto.

En el mapa, en el área de los pantanos, había una tabla de madera con HOMBRES LAGARTO escrita en ella. Detrás de ella, otra marcada con GOBLINS. Delante de allí estaba el lugar donde los dos contingentes de orcos diferentes iban a cruzar caminos. Ponerlo todo en el mapa de esta manera hizo que el tamaño de la fuerza de los orcos se hiciera rígida en nuestras mentes, pero mis ojos estaban dirigidos a otra parte.

“Saben”, dije, “si ese idiota de antes decidiera lanzar un ataque contra el cuartel general de los hombres lagarto ahora mismo, él lo capturaría bastante rápido, ¿no es así?”

En efecto. Gabiru, el supuesto enviado de los hombres lagarto. Si él decidía asaltar el territorio de los hombres lagarto mientras su fuerza principal estaba ocupada enfrentándose con los orcos, no habría forma de repelerlo. Las cavernas serían suyas en un abrir y cerrar de ojos. Y las fuerzas goblin ya estaban en perfecta posición para ello.

“¿Estás seguro de que estas son las posiciones correctas, Souei?”

“Lo estoy”, dijo Souei.

“Los goblins están acampando en las llanuras al pie de la cordillera. Si despliegan sus fuerzas desde allí, lo harán justo en el lugar indicado”.

Confié en él por su palabra—pero ¿por qué solo estaban sentados allí en lugar de unirse con los otros hombres lagarto? Esa era la cosa. Pero tenía que recordarme que yo también estaba haciendo algunas suposiciones bastante grandes. Gabiru no tenía ninguna razón para atacar a sus compañeros hombres lagarto. La extraña forma en que eligió posicionar sus fuerzas me hizo sospechar, pero había pocas razones para concentrarme en eso, pensé.

“Ah, tal vez lo estoy pensando demasiado. Soy un novato en esto, así que—”

“… No”, interrumpió Hakurou, con sus ojos brillantes.

“Creo que puede tener un punto. Si la fuerza principal de los hombres lagarto se despliega directamente en frente de ellos, sería más fácil tratar de atacar desde atrás. Pero los orcos claramente no tienen el tiempo para intentar rodearlos, e incluso si intentaran tal insensatez, ellos podrían ser fácilmente atacados y derrotados desde ambos lados mientras sus líneas se repliegan. No hay razón para mantener un ejército aquí”.

“Pero ¿cuál sería el punto?” Benimaru replicó.

“Incluso si los goblins derrotaran a los hombres lagarto, todo lo que tendrían que esperar por ellos es la muerte a manos del ejército orco”.

“Quizás. Pero Gabiru parecía proclamarse a sí mismo como un líder. Puede querer tomar la posición de jefe para sí mismo”.

“Es posible. Y realmente, no veo otra razón para que él posicione sus fuerzas aquí”.

Gabiru era ciertamente confiado. Soñando en grande. ¿Pero era realmente tan descarado? “Si eso es lo que piensas”, dije, “si creen que es posible, entonces no podemos asociarnos con él”.

Nadie ofreció ningún desacuerdo.

“¿Crees que Gabiru puede estar rebelándose contra su propia gente?” preguntó Treyni.

“Sí, parece posible, la forma en que este mapa lo muestra. Él ofreció que nos uniéramos a su ejército, pero ya no creo que sea una buena idea”.

“… Ya veo. Quizás haya alguien que lo obligue a hacer esto. Investigaré”.

Aprecio el gesto. Pero si ella estaba cubriendo a Gabiru por nosotros, ¿qué deberíamos estar haciendo los demás ahora?

“Me gustaría mucho forjar una alianza con los hombres lagarto”, dijo Hakurou.


“Por nosotros mismos, nuestros números son demasiado bajos. Además, odiaría dejarlos solos e indefensos”.

Todos asintieron alrededor de la mesa. Nadie parecía tener alguna preocupación al respecto.

“Pero ya sea que tengamos una alianza o no, nunca superaremos en números a los orcos”, repliqué.

“¿Seguro que no tratarán la oferta como un insulto?”

Los hobgoblins parecían ver eso como un problema. Los Kijin se echaron a reír.

“¡Rimuru-sama, se preocupa demasiado!” comentó Hakurou.

“Cada uno de nosotros es tan poderoso como todo un ejército. ¡Dudo mucho que menosprecien a alguno de nosotros!”


Pensé que él se estaba dando demasiado crédito. Sonaba como algo que Gabiru diría, en serio. Pero al parecer, lo decía en serio.

“Iré y negociaré con ellos yo mismo”, dijo Souei.

“¿Está bien si hablo con el jefe hombres lagarto en su nombre, Rimuru-sama?”

Lo evalué mientras él esperaba mi respuesta. Ciertamente parecía confiado. No estaba seguro de dónde venía tal confianza. Pero parecía valer la pena confiar en él.

El mapa acababa de decirnos que esperáramos un enfrentamiento entre orcos y hombres lagarto en poco tiempo. Asumiendo que eso fuera cierto, teníamos más tiempo para salvar esta ciudad de lo que pensé al principio. Tener una idea general del futuro cercano, también ayudó a todos los demás a calmarse un poco.

“Bien. Así que vamos a tomar dos tareas diferentes. Dirigiré una fuerza de avance hacia los hombres lagarto, y golpearemos juntos a los orcos. Trataremos de ganar la batalla, pero si empieza a parecer desolador, entonces iremos al Plan B—donde, básicamente, abandonamos la ciudad, nos reagrupamos donde están los enemigos y nos centramos en defendernos. Probablemente tendremos que recurrir a la ayuda de los humanos si se llega a eso, así que me pondré en contacto con el aventurero Kabal y les pediremos que nos ayuden a eliminar al Orc Lord. Él es una amenaza tan grande para ellos como lo es para nosotros, así que estoy seguro de que van a ayudar. Por supuesto, todo esto depende de formar una alianza con los hombres lagarto. Vas a ser clave para eso, Souei. Haz que suceda”.

“¡Como usted ordene, Rimuru-sama!”

Souei asintió hacia mí. Tenía fe en que él lo haría, ciertamente.

“¡Cierto! En ese caso, siéntete libre de hablar con el jefe hombres lagarto siempre que puedas. Solo asegúrate de que los dos seamos socios iguales en esta alianza. ¡Nadie está sirviendo a nadie más!”

“Entiendo”, dijo, luego desapareció rápidamente, como si se desvaneciera en las sombras. Él trabaja rápido, ¿no?

“Bien. Ahora, si Souei arruina su trabajo, nos dirigiremos directamente al Plan B. Quiero que todos ustedes estén preparados para eso, en caso de que suceda”.

El resto de la sala asintió en acuerdo.

“Gracias a todos por aceptar mi repentina solicitud”, dijo Treyni, inclinándose en mi dirección.





“Haré todo lo posible para garantizar que esta relación sea beneficiosa para ambos”.

“Oh, no, uh, lo mismo para ti”, balbuceé.

Ella sonrió un poco en respuesta, tal vez encontrando mi vacilación linda o algo.

“Nos reuniremos de nuevo entonces, Líder de los Monstruos—o Rimuru-sama, debería decir”. Luego se fue, lanzando su propia magia para regresar a casa.

Así, teníamos nuestras órdenes. Sería genial si pudiéramos formar esa alianza, pero si no, tendríamos que pensar un poco en nuestro modus operandi.

“Por cierto, Rimuru-sama, ¿tiene algún interés en ponerse en contacto con Gabiru de nuevo?”

“Hmm… Buena pregunta, Hakurou. Creo que me gustaría guardar eso para el Plan B, cuando busquemos apoyo humano… Mmm, pero los reinos necesitarán tiempo para movilizar sus fuerzas cuando llegue el momento, ¿huh? ¿Crees que quizás podríamos decirles que hay un Orc Lord ahí afuera por el momento?”

“Suena como una buena idea. Voy a filtrar la información a través de los comerciantes kobold. Después de eso, ellos lo difundirán bastante bien”.

“Gracias”.

Eso debería funcionar por ahora. Además, ellos probablemente querrían alguna evidencia sólida sobre el nacimiento del Orc Lord antes de unir fuerzas con nosotros.

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Rigurd ya estaba fuera de nuestra sala de conferencias, cumpliendo mis órdenes. Incluso como rey goblin, él todavía corría todo el día como una gallina sin cabeza. Las cosas empezaban a suceder. Estaba empezando a ponerme nervioso, pero no tenía sentido preocuparse por ello. Teníamos que hacer lo que pudiéramos, y ahora mismo, eso significaba que teníamos que prepararnos.

Sin embargo, un Orc Lord, ¿huh? Sonaba bastante complicado. El robo de las habilidades de las personas sonaba terriblemente injusto, no es que yo fuera quien para hablar. Pero me habían convencido para confrontarlo, y ahora no podía decepcionar a Treyni. No estaba del todo seguro de mis posibilidades, pero había llegado a un acuerdo, e iría por él con todo lo que tenía.

Si lo arruinara, no tendría ninguna posibilidad de cumplir la promesa que le hice a Shizu. tenía que pensar en el futuro, incluso si la idea me deprimía un poco.

El ejército orco asaltaba el bosque, con los pies golpeando contra el suelo; arboles enteros caían en el camino.

¡Destrúyelos! ¡Destrúyelos! ¡Destrúyelos! ¡Destrúyelos! 

Tal era el atronador canto de los orcos mientras avanzaban, sus ojos amarillos brillaban con rabia.

No eran capaces de pensar de la manera normal. En sus ojos, todo lo que se movía era su presa. Estaban eternamente hambrientos, y toda su conciencia estaba dedicada a llenar sus estómagos vacíos.


Whump.

Uno más cayó. Los que lo rodeaban estaban llenos de alegría. Ahora tenían una presa. En un momento dado, podrían haber sido amigos—pero ahora, él era solo un trozo de carne. Parecía que todavía respiraba, pero todo lo que significaba para los demás era que su carne estaba fresca.

Aquellos que tuvieron la suerte de haber estado marchando a su lado inmediatamente tomaron la responsabilidad de destripar el cuerpo. El hígado fue llevado al líder de su pequeño grupo, con el resto recogido por primero en llegar, primero en servirse.

Crunch, rip, smack. 

El aire se llenó rápidamente con los repulsivos sonidos de carne y hueso siendo destrozados.

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