Praise the Orc!

You’re an Orc, Yet You’re Still Praiseworthy!

Capítulo Extra: Historia Extra (Parte 8) (Fin)

En ese breve momento, Ian vio muchas cosas. Una gran cantidad de información fluyó en su cabeza. Era una dimensión en la que Bagamadra estaba profundamente arraigado. Bagamadra no sufrió ningún daño. Se limitó a mirar con ojos curiosos cuando el juguete que se llamaba Tierra cayó en sus manos. Bagamadra estaba fabricando su última arma para acabar con la resistencia. Nadie podría detener el arma cuando fuera lanzada. Pasara lo que pasara, la Tierra se convertiría en un montón de cenizas.

La peor existencia de destrucción. No había forma de evitarlo. Por eso había llegado Garuda, la presencia frente a Ian. El guerrero Garuda que no se rindió ni siquiera ante la desesperación. Las imágenes que transmitió apuntaban a un camino.

“¿Deberíamos ir juntos?”

Garuda asintió. El único camino que se les dio. Ir directamente a la vivienda de Bagamadra y matarlo.

“Vine aquí para arriesgarlo todo.”

Garuda parpadeó una vez.

Era una gran apuesta. Garuda, que continuó la lucha desesperada, se inclinó por el terrible guerrero que estaba matando a las armas de Bagamadra una por una. Trató de descender directamente a la dimensión donde Bagamadra estaba fabricando el arma. Garuda entró en el Partenón para encontrar un guerrero en la Tierra. Era un mundo hermoso. Su mundo era así antes de que apareciera Bagamadra.

“Este mundo es débil. Tú eres fuerte. No puedes ganar solo. Debemos unir fuerzas.”

Fue Garuda quien levantó a Azi Dahaka, que había estado en estado de suspensión. Era para volver a su propia dimensión.

“La puerta se abrirá pronto.”

El mundo de la Tierra era débil. Este humano era fuerte. Él era más fuerte que todos los demás. Garuda vio esperanzas. Apeló a las emociones de Ian.

“Tú y yo salvemos nuestros mundos. Humano. No hay tiempo.”

Ian cerró los ojos. Era una situación repentina. No tenía tiempo de pensar en eso. Sin embargo, entendió que la propuesta de Garuda era la única posibilidad. La información de Garuda destruyó todas sus predicciones. El poder de Bagamadra se estaba volviendo más fuerte.

Irse antes de que sea demasiado tarde. Pero, ¿por qué de esta manera? Esta mañana, había creído que pronto regresaría a Corea del Sur. Se desharía de Azi Dahaka y volvería a Corea del Sur, se reuniría con amigos, tomarían café juntos, disfrutaría de su tiempo libre…

Pensó que se reiría. Era un sueño imposible. El era un salvador. Ian le susurró a Dios.

‘Eres demasiado duro.’

No hubo respuesta. El universo que le mostró al dios gris y a los guerreros cuyos puños golpeó. Parecieron colapsar de alguna manera.

“Humano.”

“Vamos.”

Ian tomó su decisión.

“Vamos.”

La puerta se estaba abriendo. Ian intentó no pensar más. Este era el único camino. No había tiempo. Aunque nadie lo supiera ni el infierno que iba a hacer, había que hacerlo. Era un poco solitario. El dios caído. ¿Lo estaba observando? Ian echaba de menos Elder Lord, donde los dioses y la magia estaban vivos y los guerreros se alineaban con él.

“Humano. Gracias.”

Garuda habló. Ian asintió. Se movieron juntos. La oscuridad más allá de la puerta les dio la bienvenida.

“Vamos.”

En el momento en que estaban a punto de entrar en otra dimensión. Hubo un evento extraordinario. Garuda miró hacia atrás. Ian levantó su gran espada. La cortina se rasgó.

“¿Que esta pasando?”

“Imposible.”

Garuda reveló emociones por primera vez.

“No debería abrirse. Es peligroso. ¿Es Bagamadra? ¿Cómo lo supo?”

La cortina traslúcida que aislaba a Uluru se abrió. Comenzó a desmoronarse. La energía demoníaca venía de la puerta detrás de ellos. Se creó una nueva situación. Apareció el enemigo. Y. Ian dudaba de sus ojos.

Allí.

“¡Kiyoooooh~!”

La cortina que rodeaba toda el área se rompió y un automóvil todoterreno apareció en el remolino de arena. Allí estaban.

“¡Estamos Aquiiiiii!”

El hombre que gritaba en el asiento del pasajero era alguien que Ian nunca olvidaría.

“No puede ser.”

Ian se sorprendió.

“¿Tiyo?”

Sucedían sucesivamente cosas ridículas. El automóvil que circulaba por el suelo flotó en el aire y voló hasta la cima de Uluru. La fuente del poder era el hombre encapuchado sentado en el asiento trasero. Cada vez que agitaba la mano, una fuerza aterradora agitaba la atmósfera. Podía conocer la identidad solo por el gran tamaño y la silueta, sin necesidad de ver la cara.

“¿Tashaquil?”

Tan pronto como el coche se detuvo, dos espadas brillaron. Garuda dio un paso adelante y blandió sus garras. Rebotó en dos espadas.

“¿Por qué blandir tus espadas?”

“¿No es un enemigo?”

“¡Están parados juntos!”

“Así es. No murió.”

Una voz áspera. La otra voz que gritaba era suave.

“¿Driden y Anor?”

El auto se derrumbó.

“¡Whooooooa!”

Finalmente, el hombre que sujetaba el volante.

“¿Hansung?”

¡Kwaaang! ¡Kwang!

El auto se derrumbó debido al impacto del choque. El polvo se levantó.

“¡Wow! ¡Fue bastante bueno esta vez Tashaquil!”

“Lo diré de nuevo. Soy el maestro chamán Tashaquil…”

“Discúlpate rápidamente con ese amigo.”

“No quiero”.

“Uhweeeh…”

El polvo se despejó y salieron. Garuda habló de manera confusa.

“Fuerte. Son fuertes. No son humanos. ¿Se conocen? ¿Compañeros?”

Ian no respondió. Tiyo se acercaba. La apariencia de Ian había cambiado pero Tiyo lo sabía. Tiyo se paró frente a Ian.

“Hey. Crockta.”

Las dos personas se miraron. Pensaron que no podrían volver a verse. Eran años después.

“Esa cara está mejor que antes. Kajajat.”

Tiyo se rió. En ese momento, Ian había sido un orco y ahora era un humano. Pero nada cambió. El alma estaba intacta.

“Tu apariencia ha cambiado, pero tu espíritu sigue tan espléndido como siempre. Estás vivo. Kulkul.”

Tashaquil se quitó la capucha y se rió.

“Wah. ¿Ese es Crockta? Te ves guapo. ¡No puede ser!”

“¿Qué es esto? Pareces débil. Que decepcionante.”

Anor y Driden, los dos elfos oscuros reaccionaron de manera diferente. Ian todavía no podía creer la vista frente a él. Habían venido. En este momento, cuando más los necesitaba. Vinieron a él.

“Todos…”

No sabía cómo sucedió. No había mucho tiempo para hablar. Era demasiado corto para decir algo. Un paisaje se desarrolló en la cabeza de Ian. Numerosas escenas cruzaron por su mente.

Ian les sonrió.

Una carretera que se extiende y un coche abierto de par en par. El fondo era Europa, Oriente Medio, África. Fue Asia y luego Estados Unidos nuevamente. Pasaron las imágenes de las distintas ciudades. La Tierra estaría a salvo. Bagamadra caería por sus manos. No era un camino fácil. La pelea iba a ser más peligrosa que nunca. Haría el trabajo, como cuando derrotó al dios gris.

Bagamadra no era nada. Salvar el mundo con Garuda. Eliminar la amenaza de la Tierra y luego regresar. Entonces podría viajar por la Tierra sin preocupaciones. Se lo imaginó. Todo estaba bien. Sonrió felizmente mientras pensaba en el futuro.

Ian parpadeó. No dejó de sonreír. Apenas logró abrir la boca para hacer una pregunta. Fueron palabras breves.

“¿Les gustaría venir conmigo?”

La puerta estaba abierta de par en par. La oscuridad del más allá los estaba llamando. La energía demoníaca estaba creciendo. No sabían cuál era la situación. No sabían qué estaba pasando ni qué enemigos los esperaban. Ian no pudo explicar nada en este breve momento. Simplemente les pidió que se unieran a él en el peligroso camino al infierno.

Entonces respondieron.

“Que interesante.” Tiyo asintió.

“Es un gran honor estar con un gran guerrero. Bul’tar.”

“Estoy dispuesto a ir porque es la petición de Crockta.”

“Doy la bienvenida a una nueva pelea.”

Los labios de Ian se curvaron. Quería reír pero la risa no surgió. Ahora no estaba solo.

Ian le dijo a Garuda: “Garuda. Estos son mis amigos.”

“Amigos.”

Garuda agitó su antena.

“Entendido.”

Ian parecía estar sonriendo.

“Tu amigo. Pequeño humano. Hay uno parecido.”

“¿Se parece a quién?”

“Después de que Bagamadra comenzara la invasión. Un pequeño humano de la Tierra. Vino a mi dimensión. Nos ayudó. Me habló de ti…”

“¿Quién es él?”

“Ese pequeño humano. Hedor.”

Tiyo corría hacia su meta. El resto suspiró y negó con la cabeza. Ian finalmente se rió a carcajadas. Pensó que había caído en la peor situación. Todas sus esperanzas para el futuro se habían hecho pedazos frente a él. Pero en este momento, las piezas empezaron a encajar de nuevo.

“Humano. No queda tiempo. La puerta se está cerrando.”

“Espera un minuto.”

Ian levantó la cabeza.

“Tashaquil. ¿Podrías evitar que se cierre?”

“No durará mucho.”

“Solo necesito un breve momento.”

El maestro chamán orco, el chamán más fuerte de Elder Lord, Tashaquil. Usó su fuerza. La puerta, que parecía desaparecer lentamente, se detuvo. El poder mágico se apoderó de la puerta. Ian se acercó a Choi Hansung.

“Hansung.”

“Hey, ¿Qué pasa?”

“No hay tiempo para explicaciones. ¿Me puedes prestar tu teléfono?”

Choi Hansung le entregó su teléfono. Ian respiró hondo e ingresó un número. Era el número de Yeori. El mundo no volvería a ser lo que era. Entendió esto desde el principio. No lloró cuando se enteró de la muerte de sus padres. El era un adulto.

Los adultos también soñaban a veces que todo saldría perfecto. Tenía esperanzas infantiles. Su sueño había vuelto de nuevo. Sus amigos, a quienes pensó que nunca volvería a ver, vinieron a buscarlo. No le tenía miedo a Bagamadra. Salvarían el mundo con Garuda. Finalmente, Ian la vería. Sí, volvería a la Tierra con una sonrisa. Cumpliría la promesa que no había cumplido. Presentaría la hermosa naturaleza de la Tierra a sus amigos, viajarían por el mundo juntos y luego…

Una vez más, el paisaje en su corazón. Un lugar donde estaba Yeori.

“Yeori.”

“¿Oppa?” Como siempre, respondió en voz alta.

La conversación no fue larga. No hubo conclusión. Pero esto era suficiente. Ian le devolvió el teléfono a Choi Hansung.

“¿Tienes que ir?”

“Sí.”

“No sé qué es… pero siempre lo siento y estoy agradecida contigo. Asegúrate de volver.”

Ian se rió. La nueva pelea estaba decidida. Ian se paró frente a la puerta con sus amigos y Garuda.

Ian reflexionó sobre el pasado.

Su vida fue un arduo viaje. Las cosas que deseaba siempre se le escapaban de las manos. Las cosas que pensó que había obtenido finalmente dejaron su control. Pero no se podía evitar. Depende de un niño quejarse. En el campo de batalla, en Elder Lord y en la Tierra donde habían aparecido los monstruos, cargó con toda la carga.

Sin embargo, esta vez era diferente. De alguna manera, tuvo una vaga previsión.

Justo antes de entrar por la puerta. Ian miró hacia atrás. Era un mundo en el que tenía asuntos pendientes. Quería decir algo.

Ian abrió la boca. Fue con una sonrisa y fue casual.

“Volveré. Hasta entonces.”

Él siguió adelante. La respuesta fue que no le correspondía soportarlo todo solo.

– FIN DE LA NOVELA –