Tensei Shitara Slime Datta Ken (NL)

Volumen 2

Capitulo 2: Evoluciones y Enfrentamientos

Parte 6

Llegamos a la caverna subterránea para encontrarnos con Benimaru y Hakurou cruzando espadas. La hoja de madera de Benimaru estaba, por alguna razón, envuelta en un aura blanca. Cuando cortó hacía Hakurou, esta emitió un brillante arco de luz que se disparó hacia adelante. Se deslizó a través del cuerpo de Hakurou, sin embargo, cortó una roca detrás de él limpiamente por la mitad. Al momento siguiente, Hakurou apareció detrás de la espalda de Benimaru, con su propia espada de madera contra el cuello de su oponente.

Esto, aparentemente, marcó el final de la batalla.

… U-Umm… Estos chicos son Kijin, ¿verdad? Porque ese pequeño fragmento que acabo de ver se veía tan refinado. Esos movimientos. ¿Y esa luz blanca…? ¿Qué pasa con eso? ¿Por qué las hojas de práctica de madera son suficientes para romper rocas? ¿Por qué molestarse con la espada entonces…?

Hakurou fue el primero en notarme. “Ah, saludos, Rimuru-sama”, dijo.

“Un lugar bastante bonito aquí. Bastante tranquilo”.

“Me disculpo por haberle mostrado esa desagradable escena, Rimuru-sama”.

“Oh, no, no. Escuché que estaban entrenando, así que pensé que vendría a ver cómo iban. Bien hecho,

¿supongo?”

“Creo que estamos haciendo mejorando, sí”, dijo Benimaru.

“Hakurou-sensei ha recuperado lo suficiente de su juventud como para ser tan fuerte como un hombre de la mitad de su edad”.

“¡Jojojo! De hecho, es como dice Benimaru-sama. ¡Puedo sentir el poder fluyendo en esta vieja y marchita forma!”

“¡Ah, pero solo ha comenzado para nosotros dos, Hakurou-sensei! Todavía soy más fuerte que tú, recuerda, lo que debería haber sido suficiente para ganar, pero…”

El rostro de Benimaru se agrió visiblemente. Me di cuenta de que sus provisiones de magículas superaban a las de su enemigo.

“De hecho, joven maestro—¿o debería decir, Benimaru-sama? Me temo, que usted confía demasiado en sus reservas de fuerza. Debe acostumbrarse a su espada, como yo lo hago, y convertirse en uno con ella. Odiaría perder antes de que usted logre eso”.

Incluso antes de que evolucionara, Hakurou era un luchador lo suficientemente magistral como para esconderse detrás de mi espalda. Todavía recordaba cómo evadió mi Percepción Mágica el tiempo suficiente para atravesar mi brazo, incluso con Barrera Multicapa y Armadura Corporal protegiéndolo. No quería insistir mucho eso, pero ahora, él podría ser lo suficientemente fuerte como para terminar el trabajo definitivamente.

“Sí, me cortaste el brazo hace poco, ¿no?” dije.

“Si no te importa mi honestidad, eso me espantó”.

“¡Jajajajaja! ¡Y luego lo regeneró inmediatamente! Creo que fui yo el que se espantó”.

Bueno… eso era cierto, sí. Exacto, pero solo sucedió porque tropecé con Regeneración a Ultra-Rápida en ese momento. Sin embargo, lo que Hakurou no sabía no le haría daño.

“Sin embargo, me impresionó mucho cómo te las arreglaste para esconderte completamente así. ¿Cómo funciona eso?”

“Esa es una habilidad conocida como Espíritu de Lucha utilizada a través de mi aura. Se ubica en una familia de habilidades diferente a la magia”.

Como lo expresó Hakurou, Espíritu de Lucha era un tipo único de Arte, o habilidad técnica, que transformaba las magículas dentro del cuerpo en un impulso de lucha, así, energizando la forma física del portador. Si el aura de uno es lo que sale mientras no estás haciendo nada, el espíritu de lucha es lo que tu cuerpo libera mientras, bueno, mientras luchas… aunque, dado que las auras ya están disponibles para los monstruos de alto nivel, me parece que es parte de ambos.

También había algunas otras Artes. Movimiento Instantáneo, por ejemplo, la cual permitía exactamente eso, u Ocultar Forma, lo que obligaba a tu oponente a perderte de vista. Voluntad Íntegra, que fortalecía tus puños y armas, era más un Arte para principiantes, y esa era la luz blanca que acababa de presenciar— podían dispararla como un proyectil. Todo era un poco como la magia, excepto que no era magia. Sin tiempo desperdiciado cantando un hechizo, lo hacía más útil en caso de un apuro.

Dado que cualquier persona con el nivel adecuado de inteligencia podría aprender dichas Artes, creo que la escena de ellos usándola no debía ser una sorpresa. Shuna también tenía esa magia ilusoria de su lado. Supongo que debería ser normal que los monstruos de alto nivel, tuvieran este tipo de opciones a la mano. Genial si están de mi lado, de lo contrario, sería realmente molesto.

Si un grupo de aventureros novatos llegara a toparse con un monstruo con ese tipo de arsenal al alcance… No podrías adivinar cuántos desafortunados encontrarían sus finales de esa manera. Me tomé un momento para decir una oración silenciosa por ellos.

Esta cosa de Espíritu de Lucha, sin embargo, era interesante. Definitivamente quería aprender sobre Ocultar Forma, contra la que Percepción Mágica aparentemente no tenía poder. Mi forma humana me daba una vista normal, pero si no hubiera tenido esa, habría estado completamente vulnerable a ese ataque. Tal como lo ponen, el Arte comienza suprimiendo tu sonido, luego tu olor, luego tu temperatura, luego tu espíritu—y una vez que alcanzas ese nivel, ya ni siquiera perturbas las magículas a tu alrededor.

Definitivamente, es una habilidad que quería tener.

“Hakurou-sensei fue nuestro profesor”, explicó Shion, “y el espadachín más poderoso entre nuestros compañeros”.

“Genial. Así que, Hakurou… quiero aprender esa cosa de Espíritu de Lucha, y me gustaría que los hobgoblins también se entrenen en ello. ¿Te importa flexionar tus músculos un poco más para mí como mi Instructor oficial?”

“¡Jojojo! ¿Pidiendo un favor a este decrépito viejo?” Él cayó sobre una rodilla.

“¡Me alegra oírlo! Si fuera por su bien, Rimuru-sama, ¡me alegraría muchísimo poder ejercitar mis viejos huesos una vez más!”

“Rimuru-sama”, agregó Benimaru, “usted dijo que planeaba construir una nación en esta tierra, ¿verdad?

¿Usted estará sirviendo como rey, y Rigurd como su primer ministro? Yo mismo no sé nada sobre gobierno, pero cuando se trata de asuntos militares, creo que hay pocos que podrían igualarme. Si desea nombrarme para un papel en ese sentido, lo aceptaría gustosamente”.

“Por mi encantado… pero eso es un paso hacia atrás para ti, ¿no?”

“Nada que ver. Le servimos ahora, Rimuru-sama, y le hemos ofrecido nuestra lealtad. Si puedo cumplir mi palabra sirviendo como su vasallo, gustosamente pondría todo lo que puedo ofrecer en la línea”.

Hmm. Me pregunto cómo manejar esto. Él ciertamente parece serio al respecto. Él había hecho una petición similar hace unos días, pero sinceramente todavía no lo había pensado en serio. Tal vez sea yo quien le deba un poco más de respeto.

“Muy bien. Espero poder contar con tu fuerza entonces”.

Tenía que pagar su resolución de una manera u otra, pensé. Y ahora era el momento. El tiempo para mí y estos ogros para caminar firmemente, finalmente, codo a codo.

“¡Eso es terriblemente injusto! ¡Rimuru-sama! ¡Si es así, también me gustaría ser nombrada para un puesto!”

Cielos. Ella me sorprendió.

Shion, aun sosteniéndome firmemente contra su pecho, estaba haciendo pucheros visiblemente. Oh, por dios. ¿Ella creía que la estaba dejando fuera del club de niños geniales o algo así? Supongo que también necesitaré preparar algo para ella.

Salté de sus brazos al suelo, transformándome en mi forma humana mientras lo hacía. Antes de tocar tierra firme, saqué una muda de ropa de mi estómago y me la puse—un movimiento que había estado practicando en secreto. Benimaru y Shion parecían sorprendidos, pero se arrodillaron en silencio ante mí en lugar de decir algo.

“Pues bien, Benimaru, por la presente te nombró mi General Samurái. De aquí en adelante, serás responsable de dirigir los asuntos militares de mi nación”.

“¡Sí, Rimuru-sama! ¡Le serviré bien, dentro y fuera del campo de batalla!”

“Y a ti, Shion, por la presente te nombro como mi Guardia Real. Tus deberes serán principalmente de secretaría, supongo, pero, de cualquier manera, haz tu mejor esfuerzo, ¿de acuerdo?”

“¡Muchas gracias, Rimuru-sama! ¡Haré un gran esfuerzo todos los días para servirle lo mejor que pueda!”

Así que ahora no solo los he nombrado a todos, sino que les he dado tres “profesiones” para trabajar. No podrían haber estado más absortos de la emoción. Kurobe también parecía estar amando su propio trabajo. Debería haberles dado todos títulos formales antes. Shuna y Souei también merecían algo.

Justo cuando ocurrió el pensamiento, una figura apareció de repente junto a Benimaru. Era Souei, y parecía que prácticamente había saltado de la sombra de Benimaru—el resultado, explicó, era la habilidad Movimiento de Sombra que obtuvo como parte de su propia evolución. Sabía que implicaba aprovechar las sombras de las personas para pasar del punto A al punto B en el menor tiempo posible, pero yo no estaba demasiado al tanto de los detalles.

Lo había aprendido yo mismo—era parte de lo que había aprendido de los lobos terribles—pero todavía tenía que intentarlo. Probablemente era más útil de lo que pensaba a primera vista. Tenía tantas cosas en este punto, que no había tenido tiempo de experimentar con todo. Será mejor que me ocupe de eso pronto, al menos. Especialmente si Souei ya está tan bien versado en ello. Sería genial para reunir información, creo.

Al notarme, Souei cayó a una rodilla. “¡Reportando, Rimuru-sama!”, gritó.

“¿S-Sí?”

“He completado mi misión de recolección de capullos, y en el camino de regreso, fui testigo de un grupo de hombres lagarto en movimiento. Verlos tan lejos de los pantanos que llaman su hogar, parecía muy inusual, así que pensé que era mejor reportarle lo más rápido posible”.

Souei parecía perfectamente sereno. Su aliento no estaba alterado ni nada, pero estaba seguro de que debía haberse apresurado. Mi habilidad Sentir de Fuente de Calor me dijo que la temperatura de su cuerpo era ligeramente superior a la normal.

“¿Hombres lagarto? Eso es extraño”, dijo pensativamente Benimaru.

¿Así que hombres lagarto y orcos…? Definitivamente algo estaba pasando ahora.

“Souei”, dije, “me gustaría que manejaras un poco de trabajo de inteligencia para mí. A partir de hoy, quiero que actúes como mi Espía, reuniendo información para mí y para nuestra causa”.

“No podría soñar con nada mejor, Rimuru-sama”, respondió, con una voz baja, pero determinada.

“Siempre me dijeron que mis antepasados fueron dotados con las llamadas artes oscuras—y espero ejercer esas habilidades al máximo para usted”.

Así, ahora los ogros y yo éramos una gran familia feliz, más o menos.

Tenía un pequeño grupo de agentes leales trabajando bajo mis órdenes. Habían evolucionado hasta convertirse en Kijin, y habían recuperado un buen número de las habilidades de sus antepasados.

Cuando evolucionaron por primera vez, había adivinado que estaban a través del rango A. Pero ahora que fueron adquiriendo habilidades y acostumbrándose a sus nuevos cuerpos, sus rangos individuales estaban cambiando. Ya sobresalían por encima del resto de la ciudad en fuerza, pero incluso así, seguían cambiando.

Tenía la sensación de que mi asignación de trabajos, o “profesiones”, para ellos había ayudado a consolidar la cantidad exacta de fuerza mágica con la que cada uno tenía que trabajar. Lo mismo había sucedido con los hobgoblins a los que fueron asignadas profesiones.

Al final, el éxito en la batalla tenía menos que ver con la fuerza bruta y más con la forma en que se emparejaba con la habilidad de tu enemigo. Fueron mis habilidades las que derrotaron a Ifrit, no lo que mi cuerpo de slime hizo por mí. Ver a estos Kijin obtener habilidades únicas de la misma manera era fascinante.

Tenía la sensación de que Shuna había forzado un poco mi mano, pero no me importó. Ella solía ser una sacerdotisa, supongo, por lo que la profesión le había dado funcionaba bastante bien para mí. Ella también parecía lo suficientemente feliz con ello.

Así, ahora tenía seis Kijin trabajando bajo mis órdenes, cada uno con su propia profesión. Benimaru el General Samurái; Shuna la Oráculo; Hakurou el Instructor; Souei el Espía; Shion la Guardia Real; y Kurobe el Herrero. Estaba muy satisfecho.

Gabiru estaba encontrando algunas mentes muy receptivas entre las aldeas goblins a las que había hecho visitas personales. No necesitaron discursos loables sobre lo fuerte que él era—estaban ansiosos por seguirlo prácticamente al instante. Así es como las razas más débiles trabajaban, supuso. Y si mostraban algún signo de desafiarlo, él estaba listo para azotarlos y someterlos.

Las órdenes del jefe ya no figuraban en la mente de Gabiru. Él tenía a los hábiles guerreros de cada aldea reunidos, trayendo cualquier alimento que pudieran conseguir de sus depósitos. Eran siete mil en total, vestidos con débiles armaduras de cuero y portando toscas lanzas y picos tallados en piedra. No parecían confiables en batalla, pero esto estaba bien por ahora. Los que estaban demasiado asustados para luchar ya habían huido de todos modos.

“¡Ancianos!” gritó.

“¿Hay otras aldeas en el área de las que debería ser consciente?”

Los ancianos intercambiaron miradas entre ellos, luego uno finalmente se acercó tímidamente para responder.

“Bueno… tal vez no sea una aldea, exactamente, pero debería haber otro asentamiento, sí”.

“¿Asentamiento?” La elección de palabras del anciano irritó al hombre lagarto.

“¿Qué hay de esta? ¿Qué es tan preocupante acerca de este ‘asentimiento’ del que hablas?”

Los ancianos respondieron con una historia asombrosa—la historia de una banda de goblins montando lobos terribles. No tenía sentido para él. Esos eran monstruos fuertes, esos caninos, que vagaban en manadas gobernando las llanuras. En su territorio, incluso los guerreros hombres lagarto vigilarían sus pasos. ¿Por qué se someterían a la voluntad de una especie tan débil como los goblins? Era absurdo.

Y las historias de los ancianos se hicieron aún más grandes a medida que continuaban. Al parecer, estaban siendo guiados por un slime, de todas las cosas. Ridículo, pensó Gabiru. ¡El nivel más bajo de monstruo que haya existido! Tal vez podrían encontrar una manera de encantar las mentes de los goblins igualmente estúpidos, pero ¿los lobos terribles también? Por favor.

Gabiru necesitaba verlo por sí mismo. Tal vez había un truco detrás de la fundación de este “asentamiento” del cual, él podría apropiarse para sus propios fines. Si todo saliera bien, tal vez incluso estos supuestos lobos terribles se unirían a su lado, convirtiendo las vastas llanuras en sus terrenos de caza personales. Y así, él entró en acción, dejando que sus deseos lo movieran.

La ubicación que se le dio a Gabiru no llevaba a una aldea. Esto le molestó, pero lo dejó pasar. Si quería ganar el control sobre los lobos terribles, tenía que esperar un contratiempo aquí y allá. Al ser liberado de cualquier sentido del deber hacia sus superiores hombres lagarto, le era imposible controlar su deseo de poder, pero incluso así, sabía que la paciencia era la clave.

En este momento, la existencia de su jefe no era más que un obstáculo en el camino hacia los objetivos de su ejército. Si él pudiera obtener la cooperación de los lobos terribles, los otros hombres lagarto sin duda reconocerían a su nuevo rey. ¿Los señores de las llanuras, emparejados con el rey de los pantanos? ¿Quién tenía algo que temer de esos cerdos de bajo nivel ahora, sin importar cuántos fueran?

Nadie. Gabiru estaba seguro de ello. Él los suprimiría rápidamente, y luego gobernaría sobre el Gran Bosque de Jura.

Y eso, me imagino, sería lo suficientemente digno de una hazaña para ponerla frente a Gelmud-sama.

Imaginando la alegría que su maestro le mostraría al escuchar las noticias, Gabiru logró ser paciente. Él ya tenía hombres estacionados en el Lago Siss, esperando órdenes adicionales. Los suministros seguían siendo escasos, así que tenían que tomar medidas pronto. No había tiempo que perder.

Uno de sus hombres reportó haber descubierto nuevas huellas en el área. Él inmediatamente dio una orden. Un grupo de diez luchadores de élite, incluido él mismo, cabalgaría sobre sus lagartos de montura hacia su objetivo. Gabiru ni siquiera se molestó en ocultar su presencia en las llanuras. Los lobos terribles eran algo de lo qué preocuparse, pero si estaban cumpliendo los deseos de los goblins, ellos no podrían ser una amenaza ahora.

¡Tendré que entrenarlos, pensó, y devolverlos a su mejor momento!

Él no tenía idea de lo que le estaba esperando. Su cabeza estaba demasiado llena de orgullo ante la idea de servir a Gelmud-sama, el único maestro que realmente respetaba.