Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 3

Capítulo 4: Los Fundamentos De La Confianza

Parte 1

Si tuviera que describir la antigua aldea de Roxy en una palabra, sería en la miseria.

Había menos de veinte hogares. Era un poco difícil describir los edificios en sí; parecía como si acabaran de cavar en la tierra y luego cubrieran el agujero con algo que se asemejaba al caparazón de una tortuga. Era obvio de un vistazo que las técnicas arquitectónicas que se usaban aquí no eran tan avanzadas como las del Reino Asura. Por otra parte, incluso si usted trajera un equipo de constructores asuranos aquí, probablemente no habrían logrado hacer algo mejor; después de todo, no parecía que hubiera madera para trabajar.

El pequeño campo que había visto desde fuera de la puerta estaba bordeado por hileras de plantas marchitas  y frondosas. Con toda honestidad, parecía que todos estaban medio muertos. Algo preocupante. El Diccionario de los Demonkind no había incluido mucha información detallada sobre la agricultura, desafortunadamente. Todo lo que recuerdo es una breve mención de que sus verduras tendían a ser “amargas y desagradables”.

Aparte de los cultivos en sí, también había algunas flores dentadas alarmantes que crecían en los bordes mismos del campo. Se parecían mucho a las plantas mortales que se escondían dentro de los tubos verdes de cierta serie de videojuegos; pero parecía plausible que en realidad se tratara de algún tipo de animal, dada la forma en que se unían audiblemente sus feos y desiguales colmillos. Presumiblemente habían sido colocados allí para proteger las cosechas de los animales hambrientos.

Cerca de la valla de la aldea, un grupo de niñas jóvenes se movían ocupadas alrededor de un fuego. Parecían un grupo de chicos de secundaria en un viaje de campamento, pero parecían estar concentrados en cocinar una sola comida enorme. Al parecer, hacían sus comidas en una olla grande y luego distribuían las raciones a todos los aldeanos.

Casi no había hombres alrededor. Noté que algunos niños eran ostensiblemente chicos jugando, pero aparte de Rowin y el anciano, los adultos eran todas mujeres. Los otros estaban presumiblemente fuera asegurando la cena de mañana. Por lo que recuerdo, los hombres hacían la mayor parte de la caza en estos pueblos, mientras que las mujeres cuidaban de sus hogares.

“¿Qué clase de presa hay para cazar por aquí, Ruijerd?” Le pregunté.

“Monstruos”, contestó.

Esa respuesta era probablemente perfectamente cierta, pero se sentía un poco falto de detalle, como si un pescador te dijera que se ganaba la vida pescando.

Oh bien. Supongo que tendré que presionar un poco más.

“Uhm…. ¿Esas conchas encima de sus casas también son de monstruos?”

“Esas vienen de las Grandes Tortugas. Sus conchas son duras, y su carne es deliciosa.

Incluso puedes hacer cuerdas de arco con sus tendones”.

“¿Son esos los objetivos principales de los cazadores?” “Sí.”

Una tortuga sabrosa, ¿eh? Era un poco difícil imaginar una lo suficientemente grande como para encajar estas conchas. La que cubría la casa más grande de la aldea tenía que tener por lo menos sesenta pies de largo.

Mientras ese pensamiento pasaba por mi cabeza, Ruijerd y Rokkus entraron en ese mismo edificio. Una cosa nunca pareció cambiar, sin importar dónde terminara yo: el tipo a cargo siempre tenía la casa más bonita.

“Discúlpeme”.

“Gracias por recibirnos.”

Murmurando algunas palabras vagamente educadas, Eris y yo también entramos.

“Whoa…”

El interior del banquillo era mucho más espacioso de lo que me hubiera imaginado desde el exterior. El suelo estaba cubierto de pieles y las paredes estaban decoradas con coloridas obras de arte; un fuego ardió en un hogar hundido en el centro de la habitación, iluminando el interior de forma muy agradable. No había habitaciones separadas ni paredes divisorias; por la noche, probablemente sólo te envolvías en una piel y te acurrucabas junto al fuego. Noté un número de espadas y arcos colocados cuidadosamente cerca de las paredes exteriores. Se notaba que era una comunidad de cazadores.

Por alguna razón, las dos chicas que habían seguido al anciano hasta la puerta no nos siguieron dentro.

“Bueno, entonces, escuchemos tu historia”, dijo Rokkus, dejándose caer junto a la chimenea. Ruijerd se sentó directamente frente al anciano; yo me senté con las piernas cruzadas al  lado del Superd. Miré hacia atrás, buscando a Eris, y la encontré de pie, torpemente cerca de la entrada, sin saber qué hacer.

“¿Nos sentamos en el suelo? ¿Incluso dentro de la casa?”

“Nos sentamos en el suelo todo el tiempo durante las prácticas de esgrima, ¿no?”

“H-hmm. Sí, supongo que tienes razón”.

Eris no era de las que se ponen nerviosas con este tipo de cosas. Probablemente se desconcertó por la diferencia entre cómo funcionaban las cosas aquí y lo que había aprendido en sus lecciones de etiqueta. Al verla caer al suelo, me preocupaba un poco que la niña pudiera olvidar por completo el concepto de “modales” cuando volviéramos a casa.

Sacudiendo ligeramente la cabeza, me giré para mirar al Anciano Rokkus.

***

Comencé diciendo mi nombre, edad, profesión y lugar de residencia, luego expliqué que Eris era mi alumna y la hija de una familia noble. También dejé claro que de repente nos enviaron a este continente por acontecimientos que escapan a nuestro control.

Decidí no mencionar todo el asunto del Dios-Hombre. No tenía forma de saber cómo veían los Migurd a esa deidad en particular, y lo último que necesitaba era marcarme como el mensajero de un dios malvado.

“…Bueno, ahí lo tienes.”

“Hrm”, murmuró Rokkus, acariciando su mandíbula con la expresión pensativa de un niño de secundaria que reflexionaba sobre un difícil problema de álgebra.

“Ya veo…”

Mientras esperábamos a que tomara una decisión, noté que Eris empezaba a dormirse. Ella se había visto con suficiente energía unos minutos antes, pero quizás la caminata había tenido su efecto después de todo. No fue realmente sorprendente – este tipo de viaje era nuevo para ella, y parecía que nunca se había vuelto a dormir la noche anterior. La chica probablemente se estaba quedando sin combustible.

“Eris, puedo manejar la conversación”, dije.

“¿Por qué no tomas una siesta?”

“…¿Cómo se supone que voy a hacer eso?”

“Te envuelves en una de las pieles, creo.”

“Pero no hay almohadas.”

“Hey, mi regazo está disponible”, dije, golpeando mis muslos con una sonrisa.

“¿Qué se supone que significa eso?”

“Significa que puedes apoyar tu cabeza en mis piernas.”

“…¿En serio? Bueno….gracias.”

Normalmente, Eris habría montado un escándalo real por la mera sugerencia, pero parecía demasiado somnolienta para preocuparse. Sin dudarlo mucho, dejó caer su cabeza en mi regazo. Por un momento, su cara se tensó y apretó las manos en puños, pero una vez que cerró los ojos, se quedó dormida en segundos.

La  chica  debe  haber  estado  muy  cansada.  Aproveché  la  oportunidad  para  acariciar suavemente su largo cabello rojo y se retorcía un poco mientras dormía.

Después de un momento, me di cuenta de que Rokkus me estaba observando desde el otro

lado del hogar. Había una cálida y divertida sonrisa en su rostro. No pude evitar sentirme un poco cohibido.

“…Uhm, ¿qué es?”

“Ustedes dos parecen llevarse bien.”

“Oh. Sí, absolutamente.”

Dicho esto, por ahora seguíamos en el modo “manos libres”. La señorita tenía algunas ideas firmes sobre el tema de la castidad, y yo no iba a faltarle el respeto.

“En cualquier caso… ¿cómo piensas volver a casa?”

Hmm. Había ido directamente a la misma pregunta que Ruijerd había planteado la noche anterior.

“Viajaremos a pie, ganando dinero a medida que avanzamos.”

“¿Crees que un par de niños pueden ganar lo suficiente para mantenerse a sí mismos?”

“En realidad, estoy planeando manejar esa parte por mi cuenta.” No es que yo fuera

exactamente inteligente en la calle, pero no podía esperar que una niña rica y protegida como Eris se ocupara de las realidades prácticas aquí.

“No estarán solos”, interrumpió Ruijerd.

“Iré con ellos”.

Hmm. Definitivamente sería tranquilizador tener a este tipo de nuestro lado, pero lo del Hombre-Dios seguía siendo un punto de preocupación. No importaba cuánto quisiera confiar en él, probablemente era mejor para nosotros seguir nuestros caminos separados en este momento. Por lo que yo sabía, era una bomba de tiempo.

Dicho esto… ¿cómo se supone que iba a rechazar esta oferta?

Antes de que se me ocurriera algo, el anciano Rokkus expresó su propia desaprobación.

“¿Y qué propósito tendría eso, Ruijerd?”

“¿Qué quieres decir?” Ruijerd contestó frunciendo el ceño.

“Voy a mantener a estos dos a salvo, y a llevarlos de regreso a su casa.”

Rokkus suspiró.

“Pero no puedes entrar en ninguna ciudad, ¿verdad?”

“Uh…”

Espera, ¿qué? ¿No puede… ir a la ciudad?

 “Piensa en lo que podría pasar si te acercaras a una ciudad con estos niños. Recuerdas lo que pasó hace cien años, ¿no? ¿Cuándo la guarnición te persiguió y formó un escuadrón para cazarte?”

¿..hace cien años?

“Bueno, sí…” Ruijerd tartamudeó.

“Pero… Podría esperar solo fuera…”

“¿Y no sabes nada de lo que les pasa a estos dos dentro? Esa no es forma de mantenerlos a salvo”, dijo Rokkus, moviendo la cabeza con exasperación.

Ruijerd hizo una mueca y apretó los dientes.