Kage no Jitsuryokusha

Volumen 1

Capítulo 3: ¡La Eminencia en las Sombras inicia su actividad a gran escala!

Parte 2

 

 

No había ventanas, solo la luz de una vela. Las paredes estaban hechas de piedra y frente a ella, había una sola puerta robusta

“¿Dónde estoy…?”

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Lo último que ella recordaba era su camino a casa y su despedida con Pochi. Al tratar de moverse algo hizo “track”. Era el sonido de un metal.

Al ver de dónde provenía, se dio cuenta que estaba atada con cadenas en sus piernas y brazos.

“Cadenas mágicas…”

Su poder mágico había sido sellado. Ahora ella no podía escapar por cuenta propia.

¿Quién la había secuestrado, y para qué? Tal vez para pedir un rescate, para una amenaza o incluso para venderla, había tantas posibilidades en su mente que no podría contarlas todas. Alexia no tenía derecho a heredar el trono, pero ella sabía muy bien, que su posición como princesa podía ser de utilidad para varias cosas. Y de cualquier forma, la información era tan escasa que no podría encontrar una respuesta clara.


Alexia dejó de pensar en ello, y luego pensó en algo diferente.

¿Pochi se encuentra bien?

 Ella pensó en el amigo con pésima personalidad que había conseguido recientemente. A ella le gustaba mucho su forma de ser, pues le hablaba de la forma en que quería, sin tenerle ningún tipo de miedo. Si él también se vio involucrado en esto, de seguro ya está… no, lo mejor era no pensar en eso.

Alexia sacudió su cabeza y miró alrededor.

Había muros de piedra, una puerta de acero y candelabros… seguido de una especie de bulto negro como basura. Por alguna razón ese bulto negro estaba encadenado al lado de Alexia.

Ella se le quedó viendo con intriga, y eso, de un momento a otro, comenzó a moverse. Estaba respirando.

Era una especie de criatura vistiendo harapos.

“Oye tú, ¿me escuchas? ¡¿Puedes entender lo que di—?!” La criatura se movió, y Alexia se dio cuenta al instante.

Era un monstruo.

Era un monstruo feo y de color negro que Alexia jamás había visto en su vida.

Su cara era tan oscura que apenas podía distinguir sus ojos, nariz y boca. Todo su cuerpo era extrañamente grande, su brazo derecho era más largo que las piernas de Alexia, por el contrario, su brazo izquierdo, era más delgado y pequeño que los brazos de Alexia, y estaban unidos, como si hubieran sido pegados apresuradamente al torso.

Alexia se sorprendió al ver a ese monstruo.

Mientras que Alexia estaba apresada con cadenas en todas su extremidades, el monstruo solo tenía una cadena en el cuello. Si el monstruo extendiera su brazo derecho, podría alcanzarla.

Alexia trató de no llamar la atención del monstruo, aguantando un poco la respiración y desviando la mirada.

Pero, ya la había visto.

Alexia sintió como la mirada del monstruo estaba sobre ella.

Luego de unos instantes de silencio, en un momento donde parecía que el tiempo se detuvo… las cadenas comenzaron a sonar.

Alexia lo miró de reojo, pero parece que el monstruo se había vuelto a acostar y a dormirse.

Gracias a eso, ella pudo respirar con alivio.

Luego de que pasara un rato, la puerta principal se abrió.

“Finalmente, finalmente la conseguí”.

La persona que entró, era un hombre vestido con una túnica blanca.

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Sus mejillas estaban hundidas, con ojeras y los labios partidos. Su cabello estaba todo desgreñado y sus dedos grasosos. Tenía una apariencia desagradable.

Alexia observó al hombre con serenidad.

“La sangre real, sangre real, sangre real”. Dijo el hombre de túnica blanca una y otra vez, mientras tomaba una especie de instrumento con una aguja. Era algo que Alexia había visto muchas veces cuando los doctores iban al castillo.

Pero, sin embargo…

Ella no comprendía por qué la habían secuestrado y para qué querían su sangre.

“¿Puedo preguntarte algo?” ella preguntó tranquilamente.

“¿Hmm, ummm?” respondió el hombre, con una voz más parecida a un gemido.

“¿Para qué quieres usar mi sangre?”

“Tú, tu sangre es la sangre de un demonio. Con tu ayuda podremos regresarlo a la vida”.

“Ya veo, qué buen plan”.

Ella no entendió ni una sola palabra de lo que dijo, pero al menos, pudo comprender que este hombre no estaba en sus cabales, o que al menos, estaba en algún tipo de religión sospechosa.

“Pero no quisiera que me quitaras demasiada sangre. Es decir, todavía no quiero morir”.

“Jiji, ji, jijiji, lo sé. Necesitamos mucha, así que tomaré un poco todos los días”.

“Sí, hazlo de ese modo”.

Mientras ellos necesitaran de la sangre de Alexia, no la matarían. Por eso, ella decidió no poner resistencia y ser cooperativa, todo mientras esperaba que alguien viniera a rescatarla.

“No sé, no se suponía que fuera así. Todo es culpa de esos idiotas…”

“Coincidimos en eso. Yo también odio a los idiotas”.

“Tratar con tontos es agotador” fue lo que ella trató de murmurarle al hombre de túnica blanca.

“Ellos… ellos destruyeron mi precioso laboratorio. Y el idiota de Olba fue el primero en morir”.

“Sí, tienes razón. Ese idiota de Olba fue el primero”.

“¡Y luego otra, y otra, y otra vez, aaaaaaah!”

“Pobre de ti, debió ser duro”.

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“¡Sí, sí, sí lo fue! ¡Mi investigación estaba a un paso de ser terminada! Ahora, si no logro algo… si no logro algo… seré expulsado… expulsado…”

“Oh dios, qué crueles son contigo”.

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“¡Ma-Maldición! ¡Malditos inútiles, inútiles!”

El hombre de túnica blanca se acercó al monstruo encadenado y lo pateó. Lo pateó una y otra vez, pero este no se movió en lo más mínimo.

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“¿No ibas a tomar mi sangre?”

“Cierto, cierto, cierto. Con tu sangre, terminaré mi investigación”.

“Qué bien por ti”.

El hombre de túnica blanca tomó el dispositivo, e insertó la aguja en el brazo de Alexia.

“Con esto, con esto estará completo. No seré expulsado”.

“Solo trata de que no me duela”. Porque me darán ganas de golpearte, dijo Alexia en su mente.

La aguja entró en el brazo de Alexia y esta se quedó viendo como su sangre pasaba a través del recipiente de vidrio, como si nada.

“Jijiji, jijiji…”

Luego de que el recipiente se llenara, el hombre lo tomó muy cuidadosamente y luego se fue de la habitación.

Luego de que la puerta se cerrara, Alexia soltó un gran suspiro.

Todo está listo, hoy era el día.

Dos días después de ser liberado del interrogatorio, estaba en mi habitación seleccionando las cosas que podía usar de la colección de la Eminencia en las Sombras.

Cigarros… no, todavía no se vería bien a mi edad. Un vino de uvas… y unas joyas de 90 mil Zeni que conseguí en Porte, la parte suroeste de Francia. Bien… esto va perfecto para esas noches donde no hay luna. Ahora, solo lo acompaño con una gran copa… que tiene que ser francesa, sí, una copa Vuitton de 45 mil Zeni. Por último, una lampara antigua… y la pintura del grito que conseguí por mera casualidad, está la pongo en una pared y listo… quedaré perfecto.

Aaaah, me siento satisfecho. 

Estos eran los frutos de mi cacería de bandidos y mis humillaciones al recoger todas esas monedas del piso.

Nuevamente, vi con admiración todas las cosas que había conseguido para mi habitación.


Ahora solo quedaba esperar los últimos sets que ordené y listo, a esperar.


Sí, esperé el momento. Esperé.

Esperé…

¡Seguí esperando…! Y finalmente… el momento llegó.

Grité, al mismo tiempo que vi a una chica vestida de negro entrando por la ventana. “El momento llegó… Esta noche entraremos al mundo de las sombras…”

Sí, todo fue por y para este día…

“El momento llegó… Esta noche entraremos al mundo de las sombras…”

Esas fueron las palabras que recibieron a Beta quien había venido hasta Shadow.

Shadow estaba sentado, cruzando las piernas dándole la espalda a Beta. Era una espalda desprotegida, pero Beta sabía muy bien que esa espalda no era algo que pudiera ser alcanzado con facilidad. En su mano, yacía una copa de vino, siendo iluminada por la luz de una antigua lámpara. Incluso Beta, quien no estaba nada familiarizada con el alcohol, sabía que ese vino era de una marca muy reconocida y de alta calidad.

Beta se sorprendió al ver todos los artículos de alta calidad en la habitación. Entre ellos, la famosa pintura, “el grito” estaba colgada en la pared. Era una pintura única que nadie podría obtener, sin importar cuándo dinero pagasen. Por un momento, la pregunta de cómo la había conseguido, pasó por la cabeza de Beta, sin embargo, y de inmediato, dejó de pensar en ello al darse cuenta que era innecesario pensarlo.

Él pudo obtenerla porque él siempre obtiene lo que quiere. Esa era la única explicación que ella necesitaba.

La pintura del grito está con él porque así tenía que ser desde un principio. De hecho, ella pensaba que no existía mejor dueño en el mundo que él, solo él era merecedor de poseerla.

“El mundo de las sombras. Una noche donde incluso la luna se oculta de temor. Se podría decir que es el momento adecuado para nosotros”. Dijo Beta.

Shadow no devolvió las palabras, simplemente llevó la copa nuevamente a su boca.

“Los preparativos están listos”.

“Ya veo”.

Él lo sabía todo de antemano. Su voz era tan efímera que pensar en eso, era la reacción más natural que todo ser vivo podría tener. No, seguramente él incluso ya supiera las palabras que Beta estaba a punto de decirle.

Aun así, ella prosiguió, pues ese era su deber.

“Por órdenes de Alfa-sama, hemos movido a todas las personas que tenemos disponibles hasta la capital. Son 114 personas en total”.

“¿114?”

“¡…!”

“¿Tal vez fueron muy pocas para su gusto?”

Aunque considerando el número de miembros del Jardín de las Sombras era una cantidad considerable.

Pero, aun así, Beta notó su malentendido.

Las 114 personas no iban a ser más que un apoyo. En realidad, ninguna, ni una sola de ellas iba a estar al frente. El protagonismo era solo por él y para él. Por eso, cuando pensó en esas 114 personas como personajes de apoyo para elevar el acto principal, se dio cuenta que eran pocas, muy pocas.

“¡L-Lo lamento mu—!”

“¿Acaso contrataste más extras…?”

No obstante, él interrumpió las palabras de Beta. ¿Extras? Beta no entendía lo que quería decir.

“No es nada, olvídalo”.

“Sí”.

Beta no siguió más con el tema. Ella sabía bien que todas sus palabras contenían un significado profundo, y Beta no tenía ni el derecho ni la habilidad para comprenderlas.

Pero, aun así…

Beta sentía con fuerza, quería algún día ser capaz de entenderlo por completo y estar siempre a su lado.

Pero ella escondió esas palabras en el fondo de su pecho, guardándolas para cuando ese día llegara.

“La estrategia esta vez será un ataque simultáneo en los escondites del culto, ubicados en las escuelas del estilo Fenrir. Al mismo tiempo que atacamos, rastrearemos el poder mágico de la princesa Alexia para dar con su paradero y rescatarla al instante”.

Shadow asintió y le instó a seguir.

“La operación general estará comandada por Gamma, mientras que Alfa-sama se encargará de las órdenes en el terreno de batalla, conmigo como su asistente. Épsilon se encargará de la organización logística y Delta dará la señal de inicio de la operación. La composición de cada unidad se divide en…” Beta trató de decirle los detalles, pero Shadow levantó una de sus manos y la detuvo.

En esa mano, él tenía una carta.

“Toma esta invitación”.

Él arrojó la carta y Beta la atrapó. Luego, al revisar el interior…

“Esto es…”

Lo que estaba escrito allí era tan desagradable que Beta se sorprendió al mismo tiempo que se enojó.

“Lo siento por Delta, pero… seré yo quien toque el preludio esta noche”.

“Sí, haré los preparativos de inmediato”.

“Ven conmigo, Beta”. Dijo él, levantándose y dándose la vuelta.

“Esta noche, el mundo conocerá nuestras sombras…”

Beta no pudo evitar temblar de alegría al pensar que finalmente iba a poder pelear a su lado.

El lugar que marcaba la invitación, era en lo profundo del camino boscoso, cerca de donde la princesa Alexia había sido secuestrada. Allí, Shadow apareció en la forma de un chico de preparatoria.

Beta estaba un poco más alejada de él, escondiendo su presencia en medio de los árboles. Luego de un rato, dos nuevas presencias llegaron al lugar.

Luego, algo voló hacia Shadow. Él lo agarró con una sola mano, lo miró y murmuró.

“… ¿El zapato de Alexia?”

Y, en ese instante.

Dos hombres aparecieron en el camino boscoso.

“Hey, casanova. ¿Qué haces con un zapato de la princesa Alexia?”

“Ohh, qué lástima, ahora quedó el rastro de tu poder mágico. Eso te hace el culpable, Cid Kagenou”.

Los dos hombres estaban vistiendo uniformes de caballeros. Ellos, sin duda, eran los dos caballeros que habían interrogado a Cid.

“Ya veo, con que esto es lo que tramaban”. Dijo Cid, y el caballero respondió con una sonrisa de oreja a oreja.

“Sí, justo lo que estás pensando”

“Si hubieras confesado rápido, no tendríamos que haber llegado a esto”.

“Y tampoco hubieras tenido que pasar por cosas tan dolorosas”.

Ambos desenvainaron sus espadas y se acercaron a Cid.

Qué tontería… el acto de ambos era tan estúpido e irracional que Beta no supo qué decir.

“Bien, Cid Kagenou, quedas detenido por el secuestro de la princesa”.

“No te resistas. Aunque bueno, tampoco es que puedas hacerlo”. Uno empujó su espada hacia adelante mientras reía.

En ese momento… “¿Oh?”

Cid detuvo la espada del hombre con 2 dedos, y al siguiente instante, su pie derecho tocó el cuello del hombre.

La sangre salió desde el cuello del hombre.

Pues ahí, desde el pie de Cid, había salido una daga negra.

“¡AAH…aaaah…aaaaaAaah!”

El hombre se tiró al suelo mientras se sostenía el cuello. Él iba a morir pronto.

“¡¡¿Qué diablos hiciste, maldito?!!”

El otro hombre se asustó y corrió hacia Cid para atacarlo. No obstante, el ataque fue demasiado pobre y apresurado.

Cid simplemente movió su cuello y lo esquivó, al mismo tiempo que pateaba la pierna del hombre.

Pero como era obvio, aquella pierna cayó al suelo.

“¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!”

El hombre gritó desesperadamente mientras sostenía con fuerza la parte intacta de su pierna para detener el sangrado

“Mi… ¡¡Mi piernaaaa…!!”

Luego, él comenzó a arrastrarse por el suelo, tratando de alejarse de Cid.

“¡Maldito… no creas que te saldrás con la tuya! ¡¿Te das cuenta lo que le has hecho a dos caballeros?! ¡S-Si nosotros morimos tú serás el primero del que sospechen!”

Cid comenzó a perseguir lentamente al hombre, pisando el rastro de sangre que iba dejando a su paso.

“¡¿Hiii,  hiii?!  ¡¿E-Estás  acabado…  entendiste?!  ¡¡Estás  acabado!!”  El  hombre  siguió desesperadamente, tratando de huir mientras se arrastraba.

“Cuando amanezca… la gente encontrará a dos caballeros muertos”.

“¡Sí, y cuando eso pase, estarás acabado…!”

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El hombre se arrastró y Cid lo persiguió.

“Pero no te preocupes, ya no tienes por qué preocuparte de nada”. En solo un instante.

Solo se necesitó un instante para que Cid estuviera justo detrás del hombre.

“¡Aaah!”

Cid levantó su pie derecho.

“No te preocupes… una vez amanezca, todo habrá terminado”. En ese instante, la cabeza del hombre voló en el aire.

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Cid se dio la vuelta mientras la sangre danzaba en el aire. Al ver eso, Beta no dejó de temblar.

Pues allí, ya no estaba Cid con su uniforme escolar.

Allí estaba Shadow, vistiendo su habitual traje completamente negro. Tenía un traje negro pegado al cuerpo, una capucha, su espada negra y una capa larga que se mecía con el viento nocturno. Él se puso su capucha oscura, cubriendo la parte superior de su rostro y dejando que la luz iluminara la parte inferior. Luego de eso, se puso una máscara, parecida a la de un ilusionista, donde solo se podía ver su boca, y sus profundos ojos rojos.

Beta estaba tan maravillada por ese aspecto tan digno y hermoso que sin pensarlo 2 veces sacó su cuaderno titulado “registro de batallas de Shadow-sama” desde su escote y rápidamente comenzó a escribir. Ella estaba escribiendo todo lo que Shadow había hecho hoy, y solo se demoró 5 segundos en hacerlo.

No hacía falta mencionar que, en su propia habitación, Beta tenía pinturas que había hecho de Shadow, al igual que un diario completo que hablaba de Shadow. Escribir cosas en el registro de batallas de Shadow era también, una de las cosas favoritas de Beta antes de dormir.

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