Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 13

Capítulo 4: Los Ocho Espadachines de Shiga

Parte 1

Aquí Satou. Me gustan las mujeres mayores atractivas, especialmente del tipo que normalmente son estrictas pero que ocasionalmente muestran un atisbo de vulnerabilidad. El gap moe es genial, ¿no?

“¡Joven maestro!”

Me volví en la dirección de la voz para ver a Neru, sudando en una camiseta sin mangas mientras cocinaba takoyaki.

Saludé con la mano y me acerqué a su puesto con el resto de mi grupo.

“Hola, Neru. ¿Hoy están instalando una tienda cerca del área de atraque del dirigible?”

“¡Tú sí que sabes! ¡Con los ocho espadachines de Shiga visitando Ciudad Laberinto, es seguro que tendremos buenas ganancias!”

Neru mostró una sonrisa con un solo canino que sobresalía, señalando a la multitud que se había reunido en el área de atraque de aeronaves en el oeste de la Ciudad Laberinto.

Se corrió la voz de que algunos de los Ocho Espadachines de Shiga venían hoy de la capital real para investigar la profecía del poderoso rey que reina sobre el mar de arena.

Más allá de las montañas que rodeaban la Ciudad Laberinto, una gran aeronave estaba apareciendo a la vista.

“Nerucchi, tomaré una orden de takoyaki con mayonesa y sin algas, por favor.”

“¿Qué es ‘mayonesa’? No es tan sabroso sin salsa, ya sabes.”

“Oh, cierto, todavía no hay mayonesa. Entonces con salsa, por favor.” Arisa ya estaba comprando bocadillos.

Estaba seguro de que la obra maestra que es el letrero de Tama, “Takoyaki Giratorio”, le había despertado el apetito.

“¿Meow?”

“¿Qué te pasa, Tama?”

“¿Algo es raroooooo?”

“¿Qué? Las brochetas son deliciosas, sir.”

Las chicas bestias estaban escarbando algunos pinchos de carne. Mia, Nana y Lulu también estaban comiendo papas fritas.

Los bocadillos del carrito de comida son irresistibles incluso cuando no tienes hambre.

“¿Mmm? ¿También está aquí para darles la bienvenida, sir Pendragon?”

El oficial hombre zorro apareció entre la multitud con una brocheta de pollo en la mano, acompañando a su capitán como de costumbre.

“Buenas tardes. Estamos aquí para observar… eso es todo.”

“Oh, ya veo. ¿Quizás también deberíamos mirar?”

“¡Sabes que no podemos hacer eso, idiota!”

El capitán golpeó al hombre zorro con el puño.

Se sentía como si hubiera pasado un tiempo desde que vi esta rutina cómica.

“¡Ouchie! Eres tan cruel, Capitán. ¿No estabas deseando lo mismo hace unos minutos?”

“Eso no tiene nada que ver con esto. Ni siquiera pienses en intentar escaparte por tu cuenta.”

El dúo estaba aquí por asuntos oficiales, para saludar a los Ocho Espadachines de Shiga como representantes de Su Excelencia el general.

“¿Quiere venir con nosotros, sir Pendragon? Podemos presentarte.”

“Por supuesto. Estoy seguro de que solo será Sir Heim la Maleza o Lady Ryuona la Cortadora de Pasto.”

Desafortunadamente, no iba a ser ninguno de esos dos.

Además, esos parecían apodos bastante groseros para tales caballeros de élite…

“Entonces estoy seguro de que el General Erthal beberá con ellos más tarde. Bien podría esperar hasta entonces.”

Traté  de  negarme,  pero  el  capitán  y  el  oficial  hombre  zorro  insistieron  y  terminaron arrastrándome hasta la línea del frente para recibirlos.

Parecía que solo las personas que fueron invitadas allí por negocios podían ingresar al área de bienvenida vallada, no los ciudadanos comunes o incluso los nobles sin negocios allí.

“¡Sir Satou!”

Una voz joven me llamó entre la multitud.

Era la Princesa Meetia del Reino de Nolork, con su estoica caballera a cuestas.

Detrás de ella, vi al tercer hijo del virrey, Gerits, acompañado de su habitual sequito y un guardia del virrey.

“Tú también estás aquí para dar la bienvenida a los Ocho de Shiga, ¿no?”

“Sí, Sir Kinkuri y compañía me invitaron.”

Usando mi confiable habilidad “Cara de Póker” para ocultar mi desgana, respondí a la Princesa Meetia con una sonrisa igualmente brillante.

“¿De  verdad?  Sir  Gerits  representa  al  virrey  y  tuvo  la  amabilidad  de  traerme  ante  mi insistencia.”

Detrás de ellos estaba el funcionario gubernamental de mediana edad que conocí cuando recién llegamos a la Ciudad Laberinto, quien probablemente era el verdadero guía a cargo.

“Ejem, ejem.”

Luram, el hijo del Barón Tokey, se aclaró la garganta en un intento dolorosamente obvio por llamar mi atención.

Debido a que era un cliente habitual de los puestos de comida que tenían Neru y las otras chicas, lo veía con bastante frecuencia.

“Sir Pendragon, ¿cuándo podría abrir la escuela de exploradores? Lord Gerits estaba bastante preocupado por eso, así que por favor responda por ello.”

“¿Dijiste una escuela de exploradores?”

“Sí, o al menos una serie de clases para nobles.”

Gerits y los otros nobles, incluida la Princesa Meetia, me miraron ansiosos.

Recordé las palabras de la jefa del gremio: Hemos tenido algunos niños alrededor, como la princesa de ese pequeño país y el tercer hijo del virrey, preguntando cuándo planeamos comenzar las clases para nobles o una escuela de jóvenes exploradores.

“¿No podrían simplemente contratar instructores para que vayan a sus hogares en lugar de esperar a que comiencen las clases de los nobles?” Pregunté.

Incluso si comenzara un curso solo para nobles, probablemente daría prioridad a los niños más pobres que no pueden permitirse contratar instructores privados.

“Pero entonces no tendría sentido.” Respondió Gerits de inmediato.

“¿Qué quieres decir?”

“Todo  lo  que  harían  es  halagarnos  sin  dejarnos  entrenar  de  verdad.  Alternativamente, simplemente nos contarían historias de sus propias aventuras en el laberinto.”

Esta vez, fue la hija del Baronet Dyukeli, Mary-Ann, quien me respondió.

Eso probablemente era cierto para los hijos de las familias nobles que controlaban la Ciudad Laberinto, supuse. Cualquier instructor que llevara a sus hijos al laberinto y se arriesgara a ponerlos en peligro se enfrentaría a graves repercusiones.

“¡Es tal cual! ¡Usted debería enseñarnos, Sir Satou!”

“¡Gran idea, Princesa Meetia! ¡Sir Caballero se ha adentrado en las profundidades del laberinto muchas veces!”

La Princesa Meetia hizo una propuesta desafortunada y Mary-Ann estuvo de acuerdo, con las mejillas enrojecidas.

Por un segundo, Gerits miró a Mary-Ann, luciendo infeliz.

“S-Sí, supongo que Sir Pendragon es un explorador con insignia granate.”

“Sería perfecto.”

El resto de la pandilla de niños nobles de Gerits empezó a intervenir. No me gustó adónde iba esto.

“… ¡No, no podemos hacer eso!”

De repente Gerits objetó en voz alta, luego cerró la boca con fuerza.

“¿Y por qué no?”

“P-Porque… porque simplemente no podemos, ¡por eso!”

Gerits negó con la cabeza con fervor ante la pregunta de su amigo.

Estaba seguro de que no le gustaba que la chica que le interesaba pudiera estar enamorada de mí.

“¿Les importa si intervengo?”

Hice una seña a los niños nobles que se peleaban para que escucharan.

“Lo siento mucho, pero mi grupo y yo estamos en medio de un entrenamiento para desafiar a un Amo de Piso después de Sir Jelil. Cada momento libre está dedicado a esos preparativos, así que por mucho que me duela, no puedo aceptar el puesto de ser quien les enseñe. Por favor, traten de entenderme y perdonarme.”

Intenté que mi tono fuera lo más arrepentido posible al rechazar su solicitud. Esa última parte pudo haber sido un poco exagerada, pero nadie pareció darse cuenta.

El oficial hombre zorro, que había estado sonriendo divertido a un lado, señaló la aeronave que ahora estaba casi encima de nosotros. “Sir Pendragon, aterrizarán pronto.”

Proyectando una sombra negra sobre la multitud, el barco comenzó a descender lentamente. Mientras miraba, Arisa tiró de mi manga.

“Amo, Tama ha encontrado algunas personas de aspecto sospechoso.”

 Cubriendo su boca con su mano, Arisa me comunicó con el hechizo de Magia Espacial Charla Táctica.

No había ningún punto rojo en mi radar, pero Tama tenía sus ojos en un grupo de hombres con túnicas grises con capuchas cubriendo sus rostros.

Según mi pantalla AR, eran comerciantes de la provincia de Parion. Tenían títulos como Mercader, Guía de las Sombras y Adorador del Señor Demonio, aunque todos, excepto el primer título, estaban ocultos con algún tipo de elemento que inhibía el reconocimiento.

Además, sus afiliaciones dicen Compañía Ketotuul y Luz de Libertad. Este último estaba oculto como los dos títulos; lo más probable es que se tratara de un grupo similar a Alas de

Libertad, adoradores del señor demonio, que habían revivido a un señor demonio en la antigua capital.

Afortunadamente, no parecían tener cuernos cortos o largos, lo cual habría representado un gran peligro, por ser elementos que convierten a los humanos en demonios.

Por lo que pude ver por mi búsqueda en el mapa, estos ocho hombres eran los únicos miembros fuera de su base en la ciudad comercial de Tartumina.

Marqué rápidamente a todos los adoradores del señor demonio en mi mapa.

“Sargento Tama, Sargento Pochi, tengo una misión para ustedes.”

 “¡Aye!”

“¡Aye, sir!”

Las dos saludaron con entusiasmo.