Mahou Sensou (NL)

Volumen 1

Capitulo 3: La Academia Mágica al Otro lado del Espejo

Parte 7

—Es cierto. Oye, la última vez que activaste tu magia, ¿Qué era lo que tenías?

—¿No era una escoba? —Mencionó Hotaru ladeando la cabeza tratando de recordarlo—. Era una escoba, ¿Cierto?

Aunque también era una maga, Hotaru a menudo actuaba de manera infantil, entonces Ushiwaka aprovechó para burlarse de ella.

—¿Eres idiota? ¿Crees que va a usar eso en una batalla real?

—¡Al menos es mejor que tus asquerosos insectos! —Respondió Hotaru respondió irritada.

Oigami nuevamente los ignoró, y procedió a sacar una espada de repuesto de su cinturón.

—Como sea, voy a prestarte esto por un rato.

—Oye, ¿No estás siendo muy cabeza dura?

Ante la voz de desagrado de Hotaru, Oigami lanzó la espada de repuesto enfrente de Takeshi y exclamó:

—Vamos… ¡Muéstrame tu magia evasiva!

Sin embargo, Takeshi no se movió ante la espada que había caído a unos 50 centímetros de distancia de sus pies. Él ya había entendido la situación.

Su oponente sostenía una espada real en su mano mientras él protegía a Kurumi tras su espalda con las manos desnudas, pero, aun así, no podía levantar la espada que le habían ofrecido. No sabía si recogerla sería una estupidez. Además, estaban en una zona residencial. Es cierto que el lugar era poco transitado, pero aun así no era un lugar adecuado donde dos hombres pudieran enfrentarse seriamente.

Mientras tanto, Oigami balanceaba la espada que sostenía de izquierda a derecha como si estuviera presumiendo.

—Takeshi…

Cuando pensó en Kurumi que se aferraba a su espalda, se dio cuenta que no podría escapar. Kurumi no era muy rápida corriendo. Incluso en la clase desde hace tiempo, estaba en tercer lugar. Asique era prácticamente imposible tomarla y salir huyendo para despistar a esos tres.

—¡Vamos, recógela! —Exclamó Oigami lanzando una aguda mirada llena de amenaza. Takeshi la pasó por alto manteniendo su vista a bajo, pero en un momento determinado, alcanzó a notar un haz de luz plateada. Cuando el filo de la hoja venía sobre su hombro derecho, Takeshi rápidamente empujó a Kurumi hacia un lado.

—Jee… lo esquivaste… —Exclamó Oigami con una voz burlona mientras descendía.

Takeshi había empujado a Kurumi y él se había lanzado hacia el otro lado del suelo. Sus dedos temblaban y sus dientes castañeaban, sin embargo, su mirada estaba fija sobre Oigami. El poder de la espada de Oigami expulsaba partículas blancas que flotaban a su alrededor.

—¿Qué crees que haces tan de repente?

Takeshi fulminó a Oigami con la mirada, pero este simplemente mostró una expresión de menosprecio y dijo:

—Lo siento, pero me cansé de esperar.

Un poco más y su hombro habría sido cortado. Y, además de eso, la trayectoria de la hoja afilada también pudo haber alcanzado la parte trasera de la cabeza de Kurumi.

Takeshi recordó por un momento, la sensación del soplo del viento sobre su hombro provocada por el corte de la espada en el aire y se estremeció. Kurumi que había sido empujada, aún seguía tumbada sobre el suelo.

Él la había empujado demasiado fuerte por lo que cabía la posibilidad de que estuviera lastimada. Aun así, no podía decirle que echara a correr.

Takeshi mantuvo sus manos en un bajo perfil, y recogió la espada moviendo sus brazos sin quitar su mirada de Oigami ni por un segundo.

—¿Finalmente te decidiste? —Dijo Oigami con una cara de felicidad que a Takeshi le provocaba repulsión.

La espada que recogió era pesada y aunque estaba acostumbrado a usar espadas de bambú, tenía que tener cuidado de balancear una cosa de ese peso.

Al levantarse lentamente, Takeshi corrigió su postura y agarró firmemente la empuñadura con ambas manos, adoptando una postura de combate.

Oigami inclinó su rostro y corrió al frente con un grito. Takeshi balanceó la espada de izquierda a derecha y repelió la hoja de su oponente que se había lanzado al ataque repentinamente. Oigami levantó los brazos nuevamente y lanzó un segundo ataque lateral, pero Takeshi rápidamente lo esquivó acercándose al pecho de su oponente y golpeando su mejilla con la punta de la empuñadura de su espada.

—¡¡Guh…!!

Aunque se quejó por un momento, Oigami no se detuvo, sino que intentó capturar por la fuerza a Takeshi en un momento oportuno, pero Takeshi antes de eso, dio tres pasos hacia atrás separándose de él rápidamente. Sin embargo, al haber tenido esa oportunidad de atacar a Oigami, se dio cuenta de algo:

«Ese tipo, es vulnerable a ataques por la izquierda»

Como todos tenemos debilidades, Takeshi también tenía sus puntos débiles. Sin embargo, él los había memorizado durante mucho tiempo en sus entrenamientos de kendo y había aprendido a no hacerlos notar. La sangre comenzó a brotar de la mejilla izquierda de Oigami, que se encontraba parado frente a él. Posiblemente era una herida provocada por el golpe de la empuñadura. Pero, aun así, él no mostraba rasgos de dolor o de enojo en su rostro. Sino que, en lugar de eso, se encontraba sonriendo de forma muy perturbadora.

—Así, sin usar magia me siento más motivado… —Dijo Oigami mientras giraba la espada en el interior de su mano como si estuviera jugando.

Después de haber dado un simple golpe al oponente, esperaba que este, contraatacara golpeando con el lomo de la espada o algo así. Sin embargo, lo que apareció en la cara de Oigami fue una risa brutal con toda la intención de matar.

—A partir de ahora, usaré todo mi poder, asique trata de no morir.

Tan pronto como habló, una gran cantidad de partículas blancas comenzaron a emerger de la hoja de su espada, y se escuchó un ruido como si el asfalto bajo sus pies se estuviera desquebrajando.

En ese momento, con una increíble agilidad espontanea, corrió hacia Takeshi, lo sujetó, y alzando un gran grito, lo envistió con su espada.

Sus acciones, fueron tan rápidas que ni siquiera pudo ser seguido con la vista. Fue como si el cuerpo de Takeshi hubiera salido volando de la nada. Recibió un impacto con un dolor sordo y pesado como si acabase de ser golpeado por un camión.

—¡¡Ga jaaa…!!

Su vista se tornó borrosa, su respiración se dificultó, sacando todo el aire desde su garganta.

—¡No he terminado!

Cuando Takeshi cayó postrado sobre sus manos y rodillas, expulsó sangre y saliva de su boca. La espada de Oigami, había golpeado sin piedad y recibió otro golpe que lo hizo caer de espalda sobre el suelo.

—Uuh… aah…

Un zumbido agudo hacía eco en su cabeza y no le permitía escuchar nada más. Como si estuviese paralizado, y ni siquiera tenía la sensación certera del lugar donde le dolía y su cuerpo no respondía.

—Oye, te estás pasando. Oigami, a este paso vas a matarlo.

—No he usado magia en un ataque directo asique no hay problema.

Solo la usé para fortalecerme, pero no es magia de ataque.

—Así que no tiene problemas con eso ¿Eh? Tal y como se esperaría de un asesino.

Hotaru fruncía el ceño mientras que Ushiwaka hacía de simple espectador. En cuanto a Kurumi, yacía sentada observando la situación completamente en estado de shock, Takeshi seguía sin poder ver ni escuchar nada. Habiendo perdido la espada, la punta de un zapato alcanzó su costado y Takeshi instintivamente giró su cuerpo para tratar de evitar el golpe, pero recibió muchas patadas sin misericordia y recibió incluso golpes con la espada.

«Acaso… ¿Voy a morir?»

Su instinto de supervivencia nada más le indicaba que estaba siendo lastimado, pero su cuerpo seguía sin responder.

—¡Vamos, levántate bastardo! No me digas que eso fue todo.

Oigami continuaba pateado a Takeshi en la espalda con fuerza.

En los ojos abiertos de Takeshi se reflejaban las suaves nubes que surcaban el cielo azul. El cielo bien podía estar tan caliente que podía quemar, pero en ese momento no estaba sintiendo nada. Un líquido goteaba desde su barbilla, pero no tenía idea si era sangre u otra cosa.

—Es todo, ya perdí el interés.

Oigami se alejó un poco y giró el hombro y el brazo con el que sostenía la espada. Después de haberse calmado, miró una vez más a Takeshi tirado en el suelo.

—Si te entregas a los Trailer, te curaré en seguida. De lo contrario seguirás sufriendo.

Oigami levantó su espada, para darle el golpe final, pero en ese momento, Takeshi notó que el cielo que observaba fijamente, comenzó a distorsionarse silenciosamente. Sus extremidades comenzaron a temblar, y su corazón comenzó a latir tan fuerte que parecía que le saldría del pecho. Cada lugar de su cuerpo donde no había podido sentir nada hasta ese momento, comenzó a temblar. Sintió su propia respiración, sus ojos le ardían y Takeshi pensó que estaba llorando, pero no era así. Se impresionó al darse cuenta que en realidad estaba utilizando magia. Era muy real y estaba emanando de él.

Al igual que cuando levantas una espada de bambú delante de ti, como una voz que canta, todo estaba ocurriendo de manera espontánea. Takeshi vio que la espada de Oigami se balanceaba hacia él. Sin embargo, estaba consciente que la escena que veía era un momento previo que aún no había ocurrido.

—Tsu…

Al momento siguiente, Oigami se agachó repentinamente sujetándose la pantorrilla sin quejarse, y Takeshi se levantó sosteniendo la espada en su mano derecha mientras se examinaba a sí mismo. Apenas tenía unos cuantos golpes y moretones, pero su espalda y su costado se encontraban adoloridos como si se hubiera estirado de manera excesiva. Aun si sus costillas estuvieran rotas, el dolor era bastante leve.

—Maldito cobarde, me engañaste haciéndote el muerto.

Oigami se puso de pie después de Takeshi y luego de mirarlo a la cara, sus ojos se abrieron amplios y mostró una amplia sonrisa.

—Eres muy lento para despertar, mal nacido. Me impresiona que lo hagas hasta ahora.

El color de los ojos de Takeshi había cambiado y en lugar de su color negro habitual, ahora se mostraban de un color purpura.

—Claramente se puede ver que tu afinidad mágica es la magia evasiva.

—…..

—Como sea. No diré nada más, pero si vienes con nosotros, te contaré todo lo que necesitas saber. Además, te volverás más fuerte.

Obviamente Takeshi no tenía ni la más mínima intención de confiar en lo que él le estaba diciendo. Tomando en cuenta todos los actos que cometían, no habría nadie que quisiera ir con ellos.

Mientras Takeshi miraba a Oigami a los ojos con aquella vista resplandeciente, adoptó una posición de combate. Pero Oigami atacó antes de siquiera tomar una postura.

Primero por el lado superior izquierdo y luego por la parte superior derecha. Y luego a su costado derecho. Todos y cada uno de los ataques, Takeshi los bloqueo con su espada. Estaba impresionado de la agilidad con la que se movía pues no parecía su cuerpo sino el de alguien más. Su cuerpo se movía antes de que los ataques fueran realizados. Como si su cuerpo entendiera por cuenta propia los movimientos de su oponente.

—Jee… eso quiere decir que…—Hotaru balbuceó impresionada, sin embargo, Ushiwaka asintió respondió por ella:

—Así es… es bastante inusual, pero… esa parece ser su habilidad de habilidad de magia evasiva.

—¡Genial! —Exclamó Hotaru emocionada—. ¡Lo quiero! Tenemos que llevarlo a los Trailers a como dé lugar…

—Cállate, Hotaru. —Oigami que había estado atacando desde hace rato, se tomó un momento para regañar a su amiga, pero Hotaru sonrió y dijo:

—¿No te está costando demasiado? Usa tu “Banish Cloud” tu habilidad de magia evasiva para repeler y anular su magia. Claramente se puede ver que él no sabe usar magia de ataque. Además, tus ataques no se ven afectados por su magia evasiva.

—¡Que te calles, Hotaru! O te golpearé.

Antes de que ellos se estuvieran gritando, Takeshi no podía comprender la situación y se hallaba confundido. A su vista, cuando Oigami levantó los brazos, Takeshi ya sabía que este atacaría por la derecha.

«¿Acaso fue una premonición? No…  tiene que ser otra cosa…»

Para Takeshi era una sensación completamente desconocida a pesar de que siempre había practicado el kendo. No era como una predicción, ni un sueño ni una visión, sino más bien solo una sensación. Con una velocidad igual a la que corre la electricidad, podía tener una sensación momentánea como si pudiera leer la mente de su oponente.

«Entonces…. ¿Esto es magia?»

Era bueno decir que eso era completamente la idea de magia que tenía Takeshi, pero mientras se encontraba confundido, un grito sonó desde un lugar lejano más allá de Oigami.

—Eres un cabeza dura Oigami.

—¡¡Kyaaa!!

Volteando a ver al lugar del grito, se dio cuenta de que Hotaru estaba tirando del cabello de Kurumi.

—¡Isoshima!

—En ese caso mejor tendré que encargarme de esta debilucha.

Hotaru había capturado a Kurumi, y la tenia sometida por la fuerza

—¡Kyaa!

A pesar de que Kurumi era más alta, Hotaru la había inmovilizado sosteniendo sus brazos por detrás de su espalda. Hotaru unió las muñecas de Kurumi sujetándolas con una sola mano y metió su otra mano debajo de su falda.