Mahou Sensou (NL)

Volumen 1

Capitulo 2: El Mundo en Ruinas y Los “Ghost Trailers”

Parte 1

La puerta de la entrada no estaba cerrada con llave. A Takeshi le preocupó que su madre estuviese en casa. Su hermano, no era problema ya que él con seguridad, estaba en la escuela.  y su padre en el trabajo.

Esa casa fue construida hace aproximadamente diez años, y su padre tenía que trabajar mucho para pagar el terreno, así que difícilmente llegaba a casa. El lugar era todo lo que una persona podía considerar como su hogar, sin embargo, Takeshi ni siquiera podía decir que se sentía cómodo estando allí.  Aun así, bien podría ser reprendido por llevar a casa a otra chica que no era Kurumi.

En su forma de pensar, Takeshi sentía que era mejor estar solo, pero recientemente esos pensamientos habían cambiado. Quizás si la llevaba a casa sus padres cambiarían de actitud y tratarían de hablar con él, aunque sea para regañarlo.

Takeshi pensó que le gustaría ver un poco que eso pasara, pues había escapado de la escuela vestido con su uniforme de Kendo, e invitó a pasar, a una chica extraña que venía detrás de él.

Mui parecía nerviosa, como si hubiese llegado a la casa de alguna persona de alta influencia, y justo cuando se disponía a subir las escaleras, la puerta que daba a la sala se abrió.

—Ahh…. Ho-Hola… —Mui saludó en voz alta mientras se mantenía por detrás de Takeshi.

Sin embargo, la expresión de su madre que había salido de la sala, no cambió en absoluto.

—Con permiso… —Mui hizo una reverencia, pero la madre de Takeshi, simplemente murmuró:

—Pasa…

Caminó hacia la salida, pasando de largo junto a Takeshi y a Mui, se puso sus zapatos, tomó una sombría que estaba a un lado de la caja de zapatos y rápidamente salió de la casa.

Aparentemente, había salido de compras a alguna tienda cercana del vecindario, ya que llevaba consigo una eco-bolsa[1] colgada del hombro.

Takeshi le ocultó a Mui su expresión de preocupación, se quitó los zapatos y luego subió la grada de la entrada hasta el pasillo.

—No te preocupes por eso, ella siempre es así… —Le dijo Takeshi a Mui.

—¿Eh? ¿En serio?

Mui se había quedado mirando a la madre mientras se marchaba, y cuando escuchó que Takeshi le dijo eso, ella preguntó.

—¿Ella es tu mamá?

—Sí, ella es mi madre… —Respondió Takeshi de forma pesada, para evitar más preguntas.

Entonces Mui cerró lentamente la puerta detrás de ella.

—Si quieres ve a mi habitación, está arriba al lado izquierdo del pasillo, yo iré a traer algo de tomar.

—Está bien…

Takeshi dejó a Mui en la entrada, y se dirigió a la cocina. Tal parecía que a su madre no le había importado ver a su hijo llegando de la escuela con el uniforme de Kendo, y encima con una chica desconocida. Al pensar en ello, Takeshi suspiró con una mirada profunda. Luego sacudió la cabeza varias veces como para recomponerse, y abrió la puerta del refrigerador.

***

Mui subió las escaleras al segundo piso y se dirigió a la habitación de Takeshi.

Cuando entró, se fijó que todo en el interior estaba muy ordenado, a pesar de que tenía muy pocas cosas. Su cama estaba junto a la pared y su escritorio junto a la ventana. Además de eso, tenía una pequeña estantería, pero fuera de eso no había nada más.

No había ningún poster, ni decoración de ningún tipo en las paredes. A pesar de que Mui había entrado a la habitación, se había quedado allí parada, ya que no sabía dónde sentarse, pues solo estaba la silla del escritorio y le daba mucha pena sentarse en la cama.

De pronto, recordó su reunión anterior con la madre de Takeshi en la entrada; tenía los mismos rasgos faciales que él, y quizás ella era así de fría porque no era muy sociable, pero, sintió como si la había visto antes en alguna parte.

Mui cruzó toda la habitación hasta llegar a la única ventana que había, y entonces, cerró las cortinas para reducir las probabilidades de que sus perseguidores los encontraran.

Luego, casi inconscientemente, se sentó sobre la cama que estaba cuidadosamente ordenada. Una vez más pensó en el rostro de la madre de Takeshi, y se quedó desconcertada. ¿Acaso era famosa? No… de ningún modo. La verdadera razón por la cual le pareció conocida, era porque al parecer, ella también fue una maga, y lo supo desde el momento en que la vio.

Los hombros de Mui decayeron y su elegante cabello negro, que era similar al esmalte, como el de su hermano, se derramó por enfrente y ocultó su rostro.

—¿Por qué todo me sale mal? —Murmuró con una voz involuntariamente fuerte.

Ella no sabía qué hacer, pese a estar consciente de lo grave de la situación. Lo único claro era que iba a recibir un castigo severo sin importar nada.

Tenía que ayudar a la persona que la salvó sea como sea. No tenía sentido llorar, y aunque podría parecer cruel, tenía que contarle toda la verdad.

—Siento haberte hecho esperar. En el refrigerador solo había té y refresco de cola.

Takeshi no se dio cuenta de la angustia de Mui, y entró a la habitación sosteniendo una bandeja con unas tasas.

—No debiste haberte molestado. —Contestó Mui al ver la bandeja colocada frente a ella, luego miró a Takeshi, y se le escapó una leve risotada.

—¿Qué?

—¿Por qué trajiste las dos cosas?

Había tres tasas en la bandeja; en una había té y en las otras dos había cola, así que, había una taza de más.

—Lo siento, pero no sabía qué ibas a querer. —Respondió Takeshi con una expresión hosca. Luego, tomando la silla del escritorio, se sentó frente a Mui, que seguía sentada sobre la cama.

—Gracias, entonces voy tomar el té.

Takeshi se quedó mirando a Mui mientras tomaba la taza de té y se la llevaba a la boca, y luego dijo:

—Ese uniforme que llevas…

—¿Eh?

—No, no es nada. Es solo que nunca antes lo había visto.

—……..

Mui miró su uniforme; era una blusa con mangas cortas que tenían tres líneas de azul marino en los bordes, en su pecho llevaba una cinta verde a cuadros, en sus piernas, se extendía una falda plisada color azul oscuro, y sus medias negras a la altura de los muslos eran un accesorio propio.

—No creo estar familiarizado, ¿De qué escuela es?

Mui apartó la vista en reacción a la pregunta, y entonces, Takeshi negó con la cabeza y dijo:

—No, olvídalo.

Mui sintió que Takeshi quería una explicación, pero que no tenía intenciones de presionarla para que hablara. Estaba preocupada, así que había considerado el hecho de no involucrarlo más. Quería dejar las cosas como estaban, dejar a Takeshi allí y regresar a su mundo, pero, aunque quisiera, eso ya no era posible.

Silenciosamente, Mui devolvió la taza con el contenido medio bebido a la bandeja y preguntó:

—¿Lo viste?

—¿Qué cosa? —Preguntó Takeshi confundido.

—Algo como esto…

Mui se puso de pie, sacó su pistola y disparó de inmediato.

—¡Detente…! —Exclamó Takeshi.

Él se echó para atrás repentinamente y se cayó de la silla.

Apenas a un centímetro de distancia, un viento recorrió por su oreja y todo su cuerpo se estremeció. Una luz golpeó vigorosamente la pared, y, con un leve sonido, se dispersó, pero cuando Takeshi volteó a mirar hacia la pared, no había ningún rasguño en ella. Ninguna bala había entrado.