Wortenia Senki (NL)

Volumen 9

Capítulo 2: El primer obstáculo

Parte 2

El destino de su país pende de un hilo. Si fracasaran, Xarooda quedaría literalmente borrado del mapa. Y era el capitán de la Guardia del Monarca, un hombre que había confiado años de su vida a Xarooda. No podía apartar la vista de esta crisis.

Sobre todo porque tenía que volver a Peripheria a continuación y reportar la noticia de la unión de los cuatro reinos a Julianus I. Luego, tendría que entregar un mensaje que era en gran medida el quid de la operación venidera a Grahalt y Joshua,  que estaban actualmente a la espera en el Fuerte Ushas.

Ambas eran tareas cruciales, que solo podían encomendarse a alguien digno de la necesaria confianza. Pero una vez que hubiera terminado esas tareas, reemplazaría el papel de Grahalt de defender a Julianus I.

Con el capitán de la guardia real, Grahalt, en el campo de batalla, Greed y la Guardia del Monarca no podían permitirse abandonar el lado del rey. Eso era inevitable, y Greed no estaba disgustado con la tarea que se le había encomendado.

Pero aún así, con el destino de su reino decidido en un lugar lejos de su vista, su ansiedad era comprensible. Y sin embargo, esas preocupaciones eran las mismas que los caprichos de un niño.

Después de todo, Ryoma había tramado este plan a pesar de ser el mero comandante de un escuadrón de refuerzo. Llevaba la carga más pesada cuando se trataba de la supervivencia de Xarooda a pesar de no ser parte de este reino.

Honestamente, de todos en esta guerra, Ryoma fue sin duda el que sacó la gota gorda. Peor aún, su hábil táctico, Lione, y Dilphina, la hija del Demonio Loco Nelcius, estaban lejos de este lugar, junto con la mayoría de sus soldados. Sus espías, el clan Igasaki, se quedaron con Gennou y Boltz para mantener defendida la península de Wortenia.

Los únicos miembros del clan Igasaki al lado de Ryoma eran Sakuya y unos pocos ninjas selectos escogidos a mano por Gennou, y los mandó a explorar la estructura interna del Fuerte Notis. Actualmente se dirigían al territorio de O’ltormea.

Con Greed volviendo a informar a Julianus I, los únicos soldados que quedaban bajo el mando de Ryoma eran una orden de 2.500 caballeros que Grindiana había desplegado para él.  Además de ellos, estaban sus ayudantes compuestos por las gemelas Malfist, los vasallos personales de la Casa Mikoshiba (un grupo de diez soldados liderados por Kevin) y quince ninja Igasaki que Sakuya dejó atrás para servir como guías a través de las montañas y guardaespaldas.

Las fuerzas totales de Ryoma eran 2.528 soldados, incluido él mismo.

En términos de números brutos, tenían casi tanto como un solo orden organizado de caballeros. Pero la mayoría de sus vasallos, junto a los que tenía experiencia trabajando, estaban ausentes.

Ryoma tendría que montar un ataque al Fuerte Notis con soldados que no sentían ningún sentido de unidad o interés común con él.

Era como tratar de jugar un juego de ajedrez con tu lado solo teniendo peones.

Greed tiene razón. Realmente es una mala apuesta…

Ryoma no pudo evitar sentirse así. Pero dada la situación en la que se encontraba Xarooda, ya habían pasado el punto en el que los medios convencionales podían ayudarles. Tan arriesgado como era, no tenían otra forma de salvar a Xarooda, excepto recurrir a este plan imprudente.

Incluso Ryoma tuvo que reconocer que esta estrategia era arriesgada hasta el punto de ser una apuesta. En primer lugar, tendrían que evitar los vigías de O’ltormea y abrirse camino a través de una región montañosa llena de monstruos. Entonces tendrían que encontrar una manera de ahuyentar a los soldados dentro de la fortaleza y entrar a hurtadillas. Entonces tendrían que

matar al oficial a cargo de la defensa del fuerte, y quemar la comida y los suministros que probablemente se almacenarán en sus almacenes.

La probabilidad de que alguno de esos pasos siguiera el plan de Ryoma era extremadamente baja. Aún así, tan bajo como sus perspectivas eran, cosecharían más recompensas si emergían victoriosos. Y para asegurar que esta victoria altamente improbable pase, Ryoma hizo cada preparación y trató de planear cada paso meticulosamente.

Aun así, los remordimientos y las dudas surgieron en su mente. No podría haber habido una manera mejor? Pasó algo por alto?

Preguntas sin respuestas giraban en su mente como un laberinto. Fue entonces cuando dos pequeñas palmas descansaron sobre los hombros de Ryoma. Manos pequeñas y suaves. Ryoma sabía, sin siquiera mirar, lo que significaba esa sensación.

Cierto… hice todo lo que pude. Lo único que queda por hacer ahora es seguir creyendo y seguir adelante.

Ryoma se levantó del sofá.

“Bien, empecemos… llámalos. Y también…”

Laura y Sara asintieron sin decir palabra ante las vagas instrucciones de Ryoma.

La ciudadela de Memphis. Una ciudad en la cúspide de la frontera Xarooda-Helnesgoula, y también el hogar de muchos aventureros que se ganan la vida explorando el denso bosque y escarpados acantilados cerca de la frontera.

Más allá del alcance de los pilares de la barrera, había un mundo infestado de monstruos. Pero ese peligro también se tradujo en una oportunidad de lucro. Las pieles de los monstruos podrían usarse para hacer armaduras o ropa de cuero. Sus colmillos y garras podrían convertirse en armas. Su icor, fluidos corporales y órganos internos podrían tener propiedades medicinales, lo que significa que podrían venderse por una buena suma.

La presencia de monstruos era una amenaza para la humanidad, por supuesto, pero esas criaturas también podían servir como fuente de ingresos.

Memphis era el hogar de muchos aventureros astutos que se ganaban la vida cazando monstruos. Entre ellos había un grupo de mujeres aventureras llamadas los “Pétalos del Viento del Norte”, un grupo de tres mujeres llamadas Olivia, Abby y Tía. Eran bastante jóvenes, en su adolescencia a sus 20 años. A pesar de esto,

habían estado afiliados al gremio durante cinco años y ya habían alcanzado el rango C. Eran lo suficientemente hábiles como para ser reconocidos por otros miembros del gremio.

Los pétalos del Viento del Norte estaban ahora escalando las crestas de las montañas al sur de Memphis como parte de su trabajo como guías de un grupo determinado. Era un trabajo que habían aceptado fuera del gremio, en un pub subterráneo de la ciudad.

Esto es malo… pensé que se suponía que éramos guías aquí. La líder del grupo, Olivia, miró a la fila de gente detrás de ella mientras intentaba recuperar el aliento. Habían pasado diez días desde que partieron, llevando a este grupo a través de las montañas. Caminando detrás de ella estaba el líder de este grupo, Ryoma Mikoshiba, y sus dos asistentes, Laura y Sara. Estaban vestidos con su habitual armadura negra mientras caminaban silenciosamente.

Sabía que no era un trabajo normal, pero… no esperaba nada como esto.

Había maldecido repetidamente su propia ingenuidad por saltar en un trato que sonaba demasiado bueno para ser verdad. Sin embargo, no tuvo más remedio que aceptarlo; normalmente nunca habría aceptado un trabajo como este.

Hubo varias razones por las que aceptó este trabajo. En primer lugar, un benefactor suyo lo había preparado; en segundo lugar, la recompensa ofrecida era bastante alta; en tercer lugar, habían fallado un trabajo para el gremio, induciendo una fuerte penalización por incumplir su contrato. Si no pagaban esa pena en una fecha determinada, los Pétalos del Viento del Norte serían vendidas a la esclavitud.

Las razones primera y tercera son especialmente importantes. Afortunadamente, el depósito que recibieron por este trabajo fue bastante fuerte, así que ya habían evitado el riesgo de ser esclavizados. En ese sentido, la gran introducción a este trabajo fue sin duda un golpe de suerte.

Y sin embargo, tampoco podían estar contentos con este trabajo. La paga era genial, y no teníamos elección de todos modos, pero…

El trabajo era liderar un grupo a través de las montañas de Memphis y en el territorio de O’ltormea. El cliente que Gran les presentó era una joven rubia, que había informado a Olivia de estos detalles. Al principio Olivia pensó que eran simplemente contrabando, pero la verdad era mucho más oscura que eso. No imaginaba que liderarían una unidad militar helnesgoulana.

Recordando al hombre grande y barbudo que lideraba la Brigada del Viento del Norte, Olivia mordió sus labios. Cierto, Gran era su benefactor. Le debían una deuda demasiado grande para expresarla. Ambos eran originarios del sur de Rhoadseria, y a pesar de que Gran tenía más del doble de su edad, ambos eran de la misma pequeña aldea y eran esencialmente como una familia.

Gran era en realidad el hijo del líder del pueblo, y había ayudado a cambiar los pañales de Olivia cuando todavía era un bebé.

Mientras sus padres trabajaban en el campo, él era el que cuidaba de Olivia y las otras dos chicas. Gran maduró hasta convertirse en un joven saludable y comenzó a trabajar como mercenario, pero el destino tenía planes sombríos para Olivia y sus dos amigas.

Sucedió hace seis años; el pueblo en el que vivían Gran y las niñas estaba en el sur de Rhoadseria, cerca de la frontera con uno de los reinos del sur, el Reino de Britirnia. En otras palabras, era una tierra muy disputada.

Naturalmente, los nobles que controlaban Rhoadseria del sur exigieron que los campesinos se reclutasen para luchar en el conflicto, y los impuestos fueron bastante severos. En esa situación, no parecía importarles mucho mantener el orden público dentro del dominio.

Y por supuesto, la aldea de Gran fue atacada por un grupo de bandidos. Muchos de los aldeanos fueron asesinados o vendidos como esclavos. De todas, las tres chicas escaparon milagrosamente de las manos de los bandidos. Pero al no tener a dónde ir, sólo les quedaban dos opciones: morir en el camino o venderse a sí mismos como esclavas.

Fue entonces cuando Gran, que había comenzado a distinguirse como un joven mercenario y líder de la Brigada del Viento del

Norte, regresó a la aldea. Acogió a las tres niñas, que se escondían en una casa en ruinas, y les enseñó cómo manejar un arma y vivir por su cuenta.

Desde que las tres chicas trasladaron sus operaciones a Memphis, su relación con la Gran se había vuelto un poco más distante. Pero ern lo suficientemente cercanos como para que cada vez que Gran aceptara trabajar en el norte de Xarooda, se dejará caer en Memphis para ver cómo estaban.

Fue por esta cercanía que aceptaron la oferta que les trajo, aunque carecía de la garantía que venía con el trabajo asociado al gremio. Pero si Olivia hubiera sabido los verdaderos detalles antes de tiempo, nunca habría estado de acuerdo con esto. Los Pétalos del Viento del Norte intentaron ganarse la vida como aventureras, y mezclarse en una guerra entre dos países fue lo último que querían.

Es cierto que tanto los aventureros como los mercenarios usaban la batalla como medio de lucro. Lo que los diferenciaba era que los aventureros luchaban principalmente contra monstruos, mientras que los mercenarios luchaban contra otras personas. Aún así, no fue una gran diferencia o una regla férrea. Vencer y perseguir bandidos requería habilidades de rastreo, y los aventureros a menudo se desplegaban para encargarse de ellos, a pesar de que los bandidos eran humanos. Por el contrario, los gobernadores solían contratar mercenarios para proteger sus dominios, y hubo casos en los que se les ordenó matar monstruos.

La diferencia entre un aventurero y un mercenario es a veces extremadamente vaga. Por eso el gremio manejaba tanto mercenarios como aventureros y mediaba en el trabajo para ambos. Olivia, por ejemplo, se llamaba a sí misma una aventurera, pero tenía experiencia cazando bandidos.

Eso no significaba que Olivia y las chicas disfrutaran activamente pelear con otros seres humanos, o quisieran estar en un campo de batalla. Tenían una gran rabia indignada hacia los bandidos, dado lo que les había sucedido en el pasado, pero seguían odiando el acto de matar y se sentían perseguidas por la culpa cada vez que tenían que hacerlo.

Puede que sea ingenuo por sentirme así, pero… Aún así.

Olivia apretó su espada; era un regalo que Gran le dio cuando se convirtió en una aventurera. Siempre pensó que blandía esta espada por el bien de los indefensos y los débiles, por aquellos que eran víctimas de bandidos como su familia y amigos. Sus dos camaradas sentían lo mismo.

Sabían, por supuesto, que cuando se trataba de sobrevivir en este continente, ese pensamiento no era más que una palabrería cubierta de azúcar. Pero incluso si solo servían como guías, no querían tomar partido en una guerra.

“Estás bien, Olivia?” Una de sus camaradas, Tía, de repente apareció a su lado.

“Como que luces desanimada.”

Su cara estaba llena de preocupación. Ella probablemente no habría aceptado esta misión tampoco, pero ya habían aceptado el pago anticipado por el trabajo. No podían devolverlo, ya que necesitaban pagar su castigo al gremio.

Incluso si se las arreglan para encontrar alguna manera de producir esos fondos, probablemente no podrían hablar de su manera de salir de esto sólo por devolver lo que se les había dado. Y su benefactor, Gran, les pidió específicamente que aceptaran este trabajo. No podían decir que no.

No, no, tengo que mantenerme concentrada… todo lo que tenemos que hacer es guiarlos, eso es todo.

Si Olivia, como su líder, dejara que su insatisfacción apareciera en su cara, esa emoción se extendería a Tía y Abby. Y si eso sucediera, no podrían hacer su trabajo. Sus sentimientos encerrados se desbordarían, y definitivamente renunciarían al trabajo. Y si lo hicieran, el grupo que los seguía no podría cruzar la cordillera.

Por supuesto, ya que este no era un trabajo que consiguieron del gremio, no tendrían que pagar una multa por dejar el trabajo. Pero se trataba de algo más que dinero. Descartar este trabajo significaría manchar algo más importante que el dinero: su dignidad y reputación. Y eso se extendió no sólo al grupo de Olivia, sino a Gran, que los presentó al cliente.

No podemos hacerle eso a Gran…

Esas emociones oprimieron el corazón de Olivia.

“Estoy bien, Tía. Deberíamos estar en la cumbre pronto, podemos tomar un descanso allí,” dijo Olivia, señalando hacia arriba en la cima para soplar el ánimo pesado.

Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que parecía un punto negro dentro del sol.

Qué…?