Wortenia Senki (NL)

Volumen 9

Capítulo 1: Un encuentro casual con un viejo amigo

Parte 2

Simplemente, eran falsificaciones. Y desde la perspectiva de alguien que vive en el Rearth moderno, su calidad no era particularmente alta.

Por otra parte, se dice que la imitación es la forma más sincera de adulación…

En las artes marciales chinas, lo primero que se aprende son las formas; es decir, imitar mecánicamente los movimientos del arte, tal como fueron transmitidos por sus predecesores. En cierto modo, se podría decir que uno simplemente estaba imitando o quizás incluso estafando a sus propios maestros. Los cocineros aprendices también tratan de imitar los sabores de sus maestros. Y mientras lo hacen, dominan lo básico y eventualmente crean sus propios platos originales.

Con ese fin, la imitación no podía ser llamada un acto malvado en sí mismo. Sólo podía ser llamado como tal cuando uno ignoraba completamente la existencia del original.

No es que esto sea algo de lo que debamos preocuparnos en este mundo, verdad…?

Los conceptos de derechos de autor y propiedad intelectual ciertamente no se extendían a través de mundos paralelos; Liu lo notó para sí mismo con una especie de diversión sardónica. Pero justo cuando ese pensamiento cruzó por su mente, un golpe vino a la puerta de su habitación.

“Perdón por la interrupción, tengo que hacer un informe urgente…” Era su ayudante de confianza y mayordomo, Zheng. La mano derecha de uno de los ancianos de la Organización, Liu Zhong

Jian, o Liu Daijin, como lo llamarían los hablantes japoneses.

“Adelante. Estoy escuchando”, dijo Liu, separando brevemente los labios del cuenco para permitir la entrada del hombre.

“Discúlpeme señor.”

Zheng abrió la puerta y miró a Liu con una reverencia respetuosa. Normalmente, Zheng era de los que simplemente entraban en la habitación y terminaban con el informe lo más rápido posible, pero por alguna razón, ahora se encontraba en la entrada con la cabeza gacha. Y además, agarró una katana en su mano derecha.

“Hm? Qué pasa?” Liu ladeó la cabeza ante el comportamiento inusual de Zheng.

Sus manos, cubiertas con guantes blancos, temblaban visiblemente. Lo primero que le vino a la mente a Liu al ver esto fue la posibilidad de que Zheng y sus hombres hubieran fallado.

No. Zheng? No pudo haber…

Tenía diez agentes actuando bajo su mando durante este asalto. Liu había sido informado sobre el plan de Zheng para la operación; su fuerza se dividiría en vanguardias y refuerzos, y arrinconarían a su objetivo en un callejón. Usar diez personas y el espacio confinado del callejón parecía un plan sólido; quizás incluso demasiado cauteloso.

Pero el resultado, contrario a las expectativas de Liu, era aparentemente desfavorable. Por supuesto, esto era todo lo que Liu podía ver en ese momento.

“Zheng,” Liu lo miró con su habitual y suave sonrisa.

“No puedo oírte desde allí. Acércate.”

Liu le sirvió a Zheng una taza de té fresca. Independientemente de si Zheng había fracasado o tenido éxito en su tarea, que tendría que saber lo que pasó si iban a llegar a una contramedida. Y así, trató de evitar presionar a Zheng, para que no distorsionara el contenido del informe en su estrés.

“Vamos. Bebe.”

Lo trataba de la misma manera que consideraba a Ruqaiya Redouane, el operativo encargado de dirigir Lentencia. Era una manera simple pero efectiva de calmar los nervios.

“Gracias por su amabilidad, señor…”

Pero parecía que la consideración de Liu solo lo hacía más incómodo. Cuanto más considerado era Liu, más parecía cavar en el corazón de Zheng.

“Bueno? Qué pasó?” Preguntó Liu suavemente, compadeciéndose de los sentimientos de Zheng.

Pero parecía que responder a esa pregunta era demasiado difícil para Zheng, ya que luchó para separar sus labios.

“Bueno, yo…”

A decir verdad, si todo lo que tenía que hacer era informar que su ataque había fracasado, las cosas serían mucho más simples. En cuanto a la lógica establecida de este mundo, debería haber sido imposible para Zheng tener que hacer este informe.

Aún así, sabía que guardar silencio no les llevaría a ninguna parte, y así Zheng respiró hondo. Acertándose, colocó la katana sobre la mesa.

“Oh… dada la artesanía, esto sería una katana japonesa, verdad?” dijo Liu, entrecerrando los ojos mientras miraba el arma.

Tenía una vaina de laca negra, y la empuñadura estaba adornada con hilos de seda. La hoja tenía todos los rasgos que Liu sabía que estaban asociados con una katana japonesa.

Hmm… Esto fue traído desde el continente oriental? Admito que es inusual, pero es realmente tan sorprendente?

En el continente central se usaban hojas similares a los shamshirs, mientras que en el continente meridional eran populares las armas de forma similar al shotel etíope. El continente oriental, en comparación, produjo espadas similares al liuyedao y la katana.

Sin embargo, ver este tipo de espada en el continente occidental era raro. Las espadas en uso en este continente fueron mantenidas y templadas de maneras completamente diferentes en comparación con una katana. Las katanas requerían diferentes tonos de afilar para mantener su nitidez similar a una navaja, y apenas había artesanos capaces de templar estas cuchillas en este continente.

Lo mismo podría decirse de la funda y la empuñadura. Las anécdotas hablaban de cómo las katanas nunca podían doblarse o romperse, pero estas espadas requerían un mantenimiento adecuado para exhibir su verdadera destreza. En ese sentido, las katanas rara vez se vieron en el continente occidental. Su practicidad era limitada, ya que no había nadie que los mantuviera afilados después de su uso.

Pero por poco prácticos que fueran, no significaba que no hubiera ninguna posibilidad de que se encontraran en este continente.

Todavía había ciudades portuarias, y aunque muchos sólo comerciaban entre diferentes países dentro del continente, algunos de ellos tenían comerciantes que navegaban a tierras a través del mar.

Estos comerciantes volvían con sus barcos llenos de artículos exóticos que luego se vendían a precios altos a nobles curiosos. Artículos como jarrones, joyas y retratos representaban parte de su mercancía, pero algunos comerciantes trajeron armas también.

Y así, creyendo que esta katana llegó al continente de tal manera, Liu sacó la hoja de su vaina. La blanca hoja brillaba, su nitidez tan visiblemente aguda que Liu sintió como si su línea de visión pudiera ser cortada con sólo mirarla.

La calidad de esta espada era indiscutible. Y no solo eso, era una espada taumatológica que claramente tenía un poderoso encantamiento aplicado a ella. Pero en el momento en que vio la cresta grabada en la hoja, Liu sintió una sacudida correr a través de él.

Estoy leyendo esto mal? No… La cresta y la nitidez son inconfundibles. Esta espada le pertenece…

Liu no era de ninguna manera un experto cuando se trataba de katana; apenas podía distinguir los tipos generales de armas. Pero la katana que estaba viendo ahora era una historia totalmente diferente. Estaba seguro de que incluso si esta hoja singular se mezclaba con otras mil katanas, sería capaz de reconocerla y distinguirla del resto.

Y era natural que lo hiciera. Después de todo, esta espada, Kikka, y su hermana, Touka… Esas espadas gemelas le habían salvado la vida muchas veces en el pasado. Nunca dejaría de reconocer las espadas que blandía su antiguo amigo, Koichiro Mikoshiba.

Pero esto no debería haber sido posible.

Rápidamente, quitando el remache de la empuñadura de la espada, examinó la inscripción grabada en la espiga de la espada. Pero esto no puede ser… en aquel entonces, tenía a Kikka con él…

Fue un gran proyecto, que la Organización dedicó una gran cantidad de fondos y esfuerzos a completar, pero a pesar de todos sus esfuerzos, terminó de la peor manera posible. Hace cincuenta años, la gente de Rearth intentó ejecutar un ritual de contrainvocación, destinado a devolver a la gente a su mundo original, sólo para que el proceso saliera mal. Y fue entonces cuando Koichiro Mikoshiba desapareció, con ambas espadas en la mano.

“Zheng… Cómo conseguiste a Kikka… esta espada?” preguntó Liu con una expresión severa que normalmente no mostraría.

“Arrestaste al hombre de antes?”

“Sí… el hombre llamó a esta espada Kikka, también.”

“Lo hizo? En ese caso…”

Mientras Liu hablaba, Kikka tembló ligeramente en sus manos. Como para responder a la pregunta de Liu. Y luego, Zheng dijo las palabras decisivas que bloquearon todo en su lugar.

“Sí, el hombre misterioso que atacamos se identificó como Koichiro Mikoshiba, el líder de la Organización que desapareció hace varias décadas…”

“No querrás decir… que sigue vivo?”

Ante esa respuesta inesperada, la expresión de Liu se contorsionó.

No es de extrañar por qué su mano derecha, normalmente tan distante, tranquilo y sereno, había dudado en dar este informe.