Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 13

Interludio 1: Consulta

En Nidgard, la capital del Imperio de Proxia, en una habitación particular del castillo imperial…

Habiendo perdido la batalla en la frontera del reino y escapando por poco de las chicas espirituales con sus vidas, Arein, Lucci y Ven estaban visitando a cierto hombre para dar su informe.

Sin embargo, la diferencia en el hombre en comparación con la última vez que lo vieron fue tan dramática que Arein y los demás solo pudieron tragar nerviosamente la atmósfera en la habitación. El hombre les habló con una voz terriblemente disgustada y les preguntó qué querían.

El aire en la habitación hacía difícil admitir que algunos mocosos les dieron la vuelta, pero no tuvieron más remedio que informar la verdad. Luego, una vez que llegaron al tema de Río…

“¿Que acabas de decir…?” La ira se desbordó del hombre.

“Eek…” Los tres hombres estaban paralizados por un miedo que les paraba el corazón.

“Oye. ¿Dónde está ese bastardo, Reiss, ahora mismo?” preguntó el hombre.

“El señor Reiss fue a ver al emperador…” respondió Arein conteniendo el aliento.

El hombre se puso de pie inmediatamente.

“Ese bastardo es mi presa. Maldito sea, Reiss,” maldijo en voz baja mientras salía de la habitación, dejando atrás a Arein, Lucci y Ven.

Honestamente, era difícil saber si aún estaban vivos. Habían sentido un mayor temor por sus vidas en este momento que durante la batalla anterior con Rio y los demás. Era la primera vez que veían a ese hombre tan furioso antes.

La habitación permaneció en silencio durante mucho tiempo. Finalmente, intercambiaron miradas y se calmaron lo suficiente como para volver a hablar.

“Buena, mierda. ¿Qué pasó con el comandante en el momento en que no lo vimos?” Lucci murmuró con una mueca.

***

Mientras tanto, en un balcón del piso superior del edificio principal del castillo…

“Me sorprendió que volvieras a mostrar tu rostro, pero pensar que tenías más de qué hablar… Eres como un fantasma, yendo y viniendo cuando quieras. ¿O quizás debería decir como un demonio en su lugar?” El emperador Nidoll Proxia le dijo a Reiss, que estaba cerca.

“Caramba. Es todo porque no puedes moverte libremente por lo que tengo que dedicarme a trabajar detrás de escena. Aunque mi nombre ha comenzado a difundirse recientemente, gracias a cierto chico… Qué problemático es. De verdad”, se lamentó Reiss con un suspiro.

“Ya veo. ¿Entonces tu discusión tiene que ver con ese chico?”

“En efecto. Sin embargo, esperemos a que se una a nosotros primero. Envié a Arein y los demás para que le dieran su informe, para que llegara pronto, oh, habla del diablo.”

Las miradas de Nidoll y Reiss se dirigieron a la esquina del balcón.

“Oye, Reiss.” Lucius aparentemente había aparecido de la nada, llegando al balcón.

“Vaya, mucho tiempo sin verte, Sir Lucius. Te estábamos esperando. Me alegra ver que goza de buena salud”.

“No me llames por ese título poco sincero, no es como si sintieras ningún respeto hacia mí. Qué repugnante. Siempre que me llamas así, normalmente es para forzarme a una situación horrible”, dijo Lucius sin rodeos, lanzando una mirada de harto al saludo demasiado amistoso de Reiss.

“Pero he estado tratando de mantener el título mientras me dirigía a ti antes que los otros miembros del equipo… Oh, bueno. ¿Ya escuchaste la historia de Arein y los demás?”

“Me dijiste que no interferir sería lo mejor, luego hiciste un movimiento con el bastardo tú mismo”. Lucius miró a Reiss con dagas en los ojos.

“Sin embargo, no tenía otra opción. Siguió apareciendo en el peor momento posible para obstaculizar nuestros planes. Ha sucedido con tanta frecuencia que casi se siente como si estuviéramos conectados por el destino”. Reiss se encogió de hombros exageradamente.

“El bastardo es mi presa. No hagas nada innecesario…”

“No me mires tanto. En cualquier caso, necesitas recuperarte hasta que te acostumbres a las nuevas partes de tu cuerpo. Durante ese tiempo, necesito seguir moviéndome para ejecutar el plan; gracias a esto pude localizarlo, ¿sabes?”

“¿Dónde está ese bastardo ahora? ¿Rodania? ¿O Amande?”

“No puedo decirte eso todavía. Si lo hiciera, irías corriendo hacia él de inmediato, ¿no?”

“Dices eso, pero solo quieres adelantarme”.

“Disparates. En todo caso, estoy tratando de prepararte una oportunidad para que te reúnas con él. Si sigues mis instrucciones, claro.”

“… No puedo confiar en ti”. Lucius miró a Reiss con sospecha.

“No deberíamos interactuar con él. De hecho, pensé de esta manera, pero después de comparar los deméritos de interferir con él con los deméritos de dejarlo solo, los riesgos para este último simplemente se destacaron. Por eso me preocupé mucho sobre qué hacer y finalmente decidí tratar con él. Si termina en el campo de batalla de la etapa final de nuestro plan, me temo que no habrá recuperación de la situación”.

Nidoll expresó su interés por primera vez ante esas palabras.

“¿Es el chico tan fuerte?”

Reiss se llevó una mano a la boca y tarareó mientras pensaba antes de evaluar las habilidades de Rio.

“Bueno, sí… Primero pensé que era de la misma clase que los héroes que lucharon durante la era de la Guerra Divina, pero después de presenciarlo pelear, me di cuenta de que lo subestimé. O está en una clase de héroe despierto o, por imposible que sea, algo cercano a los trascendentes de antaño”.

“Interesante…” La boca de Nidoll se torció hacia arriba en una sonrisa.

“Ese bastardo es mi presa”, le advirtió Lucius a Nidoll con el ceño fruncido.

“Heh. Ya has tenido una derrota aplastante una vez, ¿no? Donde perdiste el ojo y el brazo izquierdo.” Nidoll miró entre el rostro y el brazo izquierdo de Lucius y se burló. Había un parche en el ojo izquierdo. Su brazo izquierdo había sido reducido a cenizas por Rio, pero todavía estaba allí de alguna manera.

“Como compensación por el ojo y el brazo, ¿qué tal si te acabo primero?” Lucius levantó su brazo izquierdo amenazadoramente.

“¿Oh?” Nidoll sonrió desafiante, provocando el aire entre ellos.

“Basta, ustedes dos. Ahora no es el momento de las luchas internas”.

“No recuerdo haberme unido al círculo de este tipo”, espetó Lucius ante la mediación de Reiss.

“Santo cielo… ¿No querías pelear con él?”

“Claro que sí. Pero él es mi presa. No dejaré que nadie más se interponga en mi camino”.

“En tu estado actual, solo estarías en una clase de gran héroe de la Guerra Divina. Todavía te falta el poder para luchar contra él de frente”.

“Me pregunto sobre eso”. Lucius miró a Reiss, negándose a retroceder en lo más mínimo.

Pobre de mí. Es más retorcido de lo que esperaba. Dicho esto, necesitaremos su fuerza para derrotar a ese chico. Hmm… Qué hacer… pensó Reiss, luego negó con la cabeza grandiosamente.

“Entiendo. Por ahora, deberías venir conmigo al Reino de Rubia. Primero tengo asuntos que ocuparme. Si me brindan su ayuda, prepararé un escenario para que ustedes dos luchen sin interferencias. Explicaré mi plan para esto después de que mi otro asunto haya sido resuelto,” le ofreció a Lucius como compromiso.

Lucius miró a Reiss en silencio por un momento, pero finalmente asintió con la cabeza.

“Bien.”

“Espléndido. Traeremos a Arein, Ven y Lucci, así que diles que se preparen para el viaje. Vendré a buscarlos pronto”.

“Hmph.” Lucius resopló, luego se giró y saltó desde el balcón sin decir una palabra más.

“Así que esa es la historia, pero ¿puedo pedirte un favor también, Nidoll?” Reiss se volvió hacia Nidoll y dijo alegremente.

“Qué cara más perversa. Me estoy aburriendo de la vida en el castillo. Espero que esta sugerencia proporcione algún tipo de entretenimiento”. Nidoll preguntó molesto.

“Por supuesto. Existe una posibilidad extremadamente alta de que el chico antes mencionado ingrese a este castillo. Sin embargo, sería malo para él tener demasiado interés en el Imperio de Proxia. Ahí es donde me gustaría pedirle que le transmitiera un mensaje”.

“¿Oh? Bien. Vamos a oírlo.” El humor de Nidoll se mejoró de repente.

***

Mientras tanto, Lucius regresó a la habitación donde estaban Arein y los demás.

“¡C-Comandante!” Los tres se pusieron de pie rápidamente ante su aparición.

“Oye, Lucci. Reúna tantos cristales de teletransportación desechables como puedas, inmediatamente. Y manténgalo en secreto para Reiss”.

“¿Eh…?” Lucci estaba desconcertado por la repentina orden de Lucius.

“¿Qué estás haciendo? Nos vamos de inmediato. Hazlo rápido. Reiss estará aquí pronto”.

“¡C-Claro!” Reprendido por Lucius, Lucci rápidamente salió corriendo de la habitación.

No tengo intención de ser tu peón, Reiss, pensó Lucius con la cara lívida, tirándose en el sofá con rudeza.