Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 15

Capítulo 7: Las Semifinales I

Parte 2

“Semifinales de Lindvolus, combate 1 – ¡comienza!”

Tan pronto como el combate se puso en marcha, Ayato se precipitó hacia adelante, pero Julis rápidamente desplegó su Rect Lux en el punto medio entre ellos.

“¡Florece-Loropetalum!”

Un enorme muro de llamas surgió del suelo, bloqueando el camino de Ayato. Era la misma técnica que había utilizado para dividir el escenario durante su combate contra Jie Long en el Phoenix.

Con un golpe de la Ser Veresta, Ayato atravesó esa barrera de llamas de casi diez metros de altura, pero antes de que pudiera cruzarla, Julis ya había desplegado su siguiente habilidad de área.

“¡gloria floreciente!”

Justo cuando se dio cuenta de que había aparecido un círculo mágico bajo sus pies, una garra de llamas turbulentas se arqueó para atraparlo en su garra. Era el tipo de habilidad trampa de varias capas en la que se especializaba Julis.

Ayato, habiendo anticipado una técnica como ésta, se quedó quieto, atravesando esa garra ardiente con la Ser Veresta.

Julis, sin embargo, aprovechó ese momento para poner una distancia considerable entre ambos.

Varias pequeñas alas de fuego habían surgido de sus pies, llevándola rápidamente lejos.

Strelitzia Minor: la misma técnica de aceleración que había utilizado en su combate contra Xiaohui Wu.

“¡Y nos vamos al carajo! ¡Mira esa llamativa combinación de ataque y defensa! Puede que el contendiente Amagiri haya hecho el primer movimiento, ¡pero las habilidades de llama de la contendiente Riessfeld lo mantienen a raya! ¿Qué te parece esto, Zaharoula?”

“Ayato Amagiri, naturalmente, quiere enfrentarse a ella en combate cuerpo a cuerpo. Julis-Alexia von Riessfeld… bueno, tampoco se queda atrás en el cuerpo a cuerpo, pero no está al nivel de Ayato Amagiri. Parece que su brazo derecho también está roto. En ese caso, probablemente quiera mantener la mayor distancia posible. Puede que las cosas vayan a su favor por ahora, pero me pregunto cuánto tiempo podrá seguir así… Ambos conocen las estrategias y técnicas del otro, así que dudo que esto tenga una conclusión sencilla”.

Así es. Tal y como había observado Zaharoula, Ayato conocía las habilidades de Julis, pero ella conocía todas las suyas. Si no hubiera mantenido la guardia alta hace un momento, se habría encontrado a merced del mismo tipo de bombardeo de largo alcance que había caracterizado el combate de Saya contra Lenaty.

Pero tanto él como Julis habían crecido desde la última vez que lucharon juntos.

Incluso él se sorprendió de lo mucho que habían evolucionado sus técnicas cuando la vio luchar contra Xiaohui Wu. Si quería tener alguna oportunidad, tendría que prestar especial atención a esas llamas venenosas que ella había desarrollado.

Y al mismo tiempo, ella estaba sin duda atenta a sus nuevos trucos.

“Vamos, Ser Veresta”.

El Orga Lux tembló como si respondiera a su llamada antes de flotar libre de su mano.

Luego despegó, surcando ferozmente el aire hacia Julis.

“¡Tch…!”

Julis desactivó su Rect Lux, consiguiendo apenas esquivar el golpe. Comprendió que, si el Orga Lux hubiera dado un golpe directo, habría quemado su arma.

“¡Aquí está! ¡El control a distancia del concursante Amagiri sobre su Orga Lux de su último combate! ¡La concursante Riessfeld no parece ser capaz de defenderse de él!

“Ayato Amagiri tiene una gran ventaja, al poder utilizar sus técnicas del estilo Amagiri Shinmei a distancia. Pero me parece que no son tan efectivas como cuando las usa él mismo”.

Lo había hecho una y otra vez a lo largo del torneo, pero el agudo discernimiento de
Zaharoula no dejaba de dejar perplejo a Ayato.

En efecto, podía ser capaz de mover libremente la Ser Veresta a distancia, pero era innegable que su velocidad y precisión se veían afectadas en comparación con cuando la empuñaba en la mano. Al fin y al cabo, la habilidad con la espada se construye esencialmente con el dominio del propio cuerpo a través de un largo entrenamiento.

Sin embargo, Julis, sospechaba, no sería capaz de seguir esquivándolo por mucho tiempo.

Y, sin embargo, ella estaba haciendo precisamente eso, logrando escapar de cada golpe de Ser Veresta aparentemente en la última oportunidad.

Ayato sospechaba que había dos razones para ello.

La primera era que su velocidad de reacción estaba por encima de lo que había sido antes. Debía de haberse sometido a un arduo régimen de entrenamiento para desarrollarse tan rápidamente.

Y la segunda-

“¿una ilusión? Impresionante, Riessfeld”.

Una vez más, Zaharoula no tardó en darse cuenta de la forma distintiva en que Julis se movía, su figura casi parpadeando.

Probablemente era la misma técnica que había utilizado Xiaohui Wu. Eso explicaría por qué sus golpes nunca lograron alcanzarla. Sin embargo, normalmente esos trucos visuales no habrían sido suficientes para engañarle, ya que la técnica de expansión de la percepción del estilo Amagiri Shinmei, el shiki, lo habría detectado.

Sin embargo, Julis estaba poniendo mucho más empeño en el engaño de lo que la mayoría de la gente haría. El estado de shiki hace uso de los cinco sentidos, incluyendo la vista, el sonido y el olfato, junto con la detección de movimientos diminutos en el aire y la atmósfera, pero la ilusión de Julis estaba trabajando en todos esos niveles.

Aun así, debería ser capaz de localizarla si pudiera aumentar la precisión de sus sentidos mejorados, pero para ello tendría que acercarse más, aunque si lo hiciera, no sería necesario recurrir a los ataques a distancia.

“¡No me subestimes, Ayato! Estalla en flor -¡Multiflores de la Rosa!”

Con un movimiento descendente de la Nova Spina, Julis desató varias docenas de bolas de fuego contra él.

“¡Guh…!”

No era posible evitar tantas de ellas.

Ayato concentró su prana en sus puños de la misma manera que los artistas marciales
de Jie Long, atrapando esos proyectiles con sus propias manos.

El poder de las bolas de fuego que explotaban al impactar era simplemente incomparable con lo que él recordaba. Pero aun así, no era demasiado para que sus defensas elevadas pudieran resistirlo. Protegiendo sólo su cresta escolar, se protegió e interceptó un golpe, y luego otro.

“No estás recibiendo mucho daño, ¿eh? Primero, Xiaohui Wu, y luego tú… ¡no puedo tomar un respiro…!”

“Eso fue bastante fuerte, créeme”, respondió Ayato mientras atrapaba al Ser Veresta, volviendo a una postura defensiva.

Técnicamente, no podía decir que había escapado sin daños. El choque de los repetidos impactos había sido intenso, y su piel estaba quemada en algunas partes.

Habría podido dispersar la mayoría de esas bolas de fuego con la Ser Veresta si no la hubiera lanzado al otro lado del escenario. Tendría que mantenerlo cerca si quería evitar de nuevo el mismo tipo de ataque.

“¡El concursante Amagiri ha retirado el Ser Veresta!”

“Es un movimiento arriesgado, pero el Ser Veresta está mejor afinado para la defensa que para el ataque contra Stregas y Dantes. Si su usuario tiene la habilidad de Ayato Amagiri, claro”.

Puede que fuera así, y sin embargo…

Quería resolver el combate lo antes posible, no porque pensara que Julis era una oponente fácil, sino precisamente porque tenía muy buena opinión de sus habilidades y destrezas. Aunque la suerte también podía haber jugado un papel en ello, el hecho de que se hubiera impuesto a Xiaohui Wu, cuya destreza bruta superaba sin duda a la suya, era una prueba del potencial de su agudo sentido de la táctica y su variado conjunto de habilidades. Si Ayato dejaba que el combate se alargara demasiado, sin duda acabaría atrapándolo en una trampa similar. Por otro lado, las prisas tenían sus propios riesgos. Si no tenía cuidado, ella le pondría la trampa cuando menos lo esperara.

En ese caso, no tenía muchas opciones.

“…Supongo que no se puede evitar”, suspiró, resignado.

Por mucho que le doliera a Julis, tenía que luchar para ganar.

“¿Hmm…?” Parecía que ella se había dado cuenta al instante de su cambio de postura. Mirándolo con desconfianza, Julis dio un paso adelante, bajando la Nova Spina una vez más.

“¡Estalla en flor – Amaryllis!”

Era su movimiento más conocido y altamente efectivo.

“¡Florece!”

Canalizó su maná y prana a través del patrón de unión fijo de su Rect Lux, amplificando la ráfaga mientras se dirigía hacia él.

Sin embargo, Ayato cortó directamente ese enorme pétalo de fuego con un solo tajo perfectamente sincronizado.

“…¡Hrng!”

Julis frunció el ceño, incrédula, pero rápidamente atravesó el escenario con la ayuda de su Strelitzia Menor para pasar a su siguiente técnica.

“¡Estalla en flor – Livingston Daisy!”

Una docena de discos de llamas rugosas se abalanzaron a la vez, pero Ayato los cortó todos con un brillante destello de la Ser Veresta.

“¡Guh!”

Al mismo tiempo, Ayato comenzó a acercarse lentamente a su oponente, reduciendo la distancia con ella paso a paso.

No podía permitirse el lujo de precipitarse. Cada vez que Julis atacaba, se enfrentaba al golpe con la Ser Veresta y avanzaba lenta pero firmemente, siempre atento a las trampas u otras habilidades mientras reducía el rango en el que ella podía operar.

En resumen, era un ataque frontal directo.

Por muy poderosas que fueran sus técnicas, las habilidades de Strega simplemente no podían superar el poder innato de un Orga Lux en potencia bruta. Y mientras mantuviera su ingenio, su tiempo de reacción era más que suficiente para evadir cualquier trampa que ella pudiera poner.

Sean cuales sean las estrategias que ella adopte, no supondrán una amenaza significativa si él puede analizarlas cuidadosamente una por una.

Para ser sinceros, era una táctica bastante aburrida, pero no por ello menos acertada.

“¡Ayato…! ¡¿Qué tal esto, entonces…?!” Julis apretó los dientes, recolocando la Nova Spina.

El maná del aire que la rodeaba comenzó a ondularse mientras un vórtice llameante empezaba a manifestarse a su alrededor.

“¡Estalla en flor – Bequaertii!”

El remolino ardiente se contrajo, comprimiéndose en una figura de tamaño infantil.

En total, seis figuras parecidas a marionetas nacieron de las llamas.

“¡Adelante!”

Con esa orden, las marionetas se lanzaron directamente hacia él.

Eran rápidas. Los ojos de Ayato se abrieron de par en par por la sorpresa.

Sus movimientos eran elegantes y precisos, como los pasos de una danza, pero no parecían tener una técnica especialmente desarrollada.

“¡Eh, me he basado en este movimiento en tu combate contra Fuyuka Umenokouji!” declaró Julis.

“¿Qué…?”

En otras palabras, lo había creado desde cero en el lapso de un solo día.

Ayato no pudo evitar sentirse impresionado.

Acercó el Ser Veresta, moviéndose para barrerlos a un lado, pero las ardientes marionetas se deslizaron hábilmente fuera del camino.

“Uy…”

Uno de ellos, que se dirigía hacia él para aprovechar el hueco que había producido su golpe fallido, se abalanzó sobre él con toda la fuerza de un puñetazo de uno de los artistas marciales de Jie Long.

Dio un paso atrás para alejarse, pero las marionetas fluyeron tras él en su persecución.
Esta nueva técnica era más impresionante de lo que había supuesto al principio.

“Me pareció una idea inteligente lo que hizo Fuyuka Umenokouji, crear algo más fuerte que ella para que luchara por ella. Puede que yo no sea capaz de crear un shikigami como Gigoku en el lapso de un solo día y una noche, pero estas marionetas son mejores luchadoras a corta distancia que yo, ¿no crees?”

“…Ya veo”.

Ayato tenía que admitir que las marionetas eran ciertamente fuertes en sí mismas, pero no tenían libre albedrío como los shikigami de Fuyuka. Estas criaturas se limitaban a imitar ciertos movimientos y técnicas, aunque estaban claramente modeladas en un luchador muy competente.

No obstante-

“Estilo de Espada Amagiri Shinmei, Técnica Oculta – ¡Escape!”

Con un poderoso tajo diagonal, Ayato cortó la primera figura que se puso a tiro desde el hombro hasta la cadera. Al girar, destruyó al siguiente, y moviéndose de lado para evitar una patada por detrás, contrarrestó al siguiente. Girando sobre sí mismo, decapitó a los dos siguientes que venían hacia él antes de clavar su espada directamente en el abdomen de la última figura.

Ya eran seis.

“¡Uf…!” Julis retrocedió un paso, con una expresión de incredulidad.

El verdadero valor del estilo Amagiri Shinmei estaba en el combate cuerpo a cuerpo, cuando un luchador se enfrentaba a innumerables enemigos. Mientras mantuviera la calma, no caería detrás de un grupo de marionetas carentes de libre albedrío.

“¡Esto no ha terminado…!”

Julis continuó desatando una técnica tras otra. Espadas de fuego, lanzas de fuego, olas de calor, bolas de fuego, apariciones de pájaros en llamas e innumerables proyectiles fundidos venían volando hacia él, pero Ayato los esquivaba todos y cada uno de ellos. Contra tales técnicas, el Ser Veresta era nada menos que abrumador.

Un flujo de habilidades tan inútil difícilmente podría continuar para siempre.

“¡Estalla en flor – Antirrhinum Majus!”

Ayato lanzó la Ser Veresta hacia abajo, diseccionando sin piedad al ardiente dragón de Julis en dos.

Finalmente, la acorraló en el borde del escenario.

“¡Asombroso! ¡Qué fuerza! El contendiente Amagiri sigue cortando todo lo que le arroja la contendiente Riessfeld”.

“Ese es el Ser Veresta para ti, pero esa no es toda la historia. Sólo las técnicas más poderosas de Riessfeld tienen una oportunidad de dañar a Amagiri, pero esos movimientos son fáciles de leer y contrarrestar para él. Pero si ella intenta utilizar ataques más ágiles y de menor alcance, no tienen muchas posibilidades de atravesar sus defensas. Tengo que decir que está en una situación difícil”.

Julis, de espaldas a la barrera protectora que cubría el escenario, miró a Ayato con la respiración agitada. “En serio… Has elegido una forma desagradable de romperme el corazón, Ayato”.

“…Lo siento”, se disculpó.

“Supongo que no se puede evitar. Esto me pasa por tomar una estrategia imprudente y directa contra ti. Es obvio que eres más fuerte que yo… Supongo que si Xiaohui Wu no hubiera estado saboreando la pelea, ese combate también habría terminado así.”

Ayato estaba ahora a medio paso.

Sin embargo, Julis no se había rendido. Ese brillo en sus ojos le decía que seguiría hasta el final.

Hiciera lo que hiciera, no podía precipitarse.

Habiendo llegado hasta aquí, no podía echarlo todo a perder tirando la cautela al viento ahora.

“Siempre lo supe… Pero sigue siendo tan frustrante”. Julis hizo una pausa, mordiéndose el labio con tanta fuerza que se hizo sangre.

“Si… si fuera una semifinal normal o un duelo, habría luchado de otra manera”, admitió Ayato.

“¿Un duelo, eh…? Eh, echo de menos aquellos viejos tiempos. Parece que fue hace tanto tiempo, cuando te transfirieron aquí”. Su voz era pequeña, solitaria.

“Julis, déjame preguntarte de nuevo. ¿Por qué haces esto? Debes tener una buena razón…”

“Eres testarudo. Ya te he dicho que no puedo responder a esa pregunta. Incluso si lo supieras, no podrías hacer nada”.

“…Puedo vencer a Erenshkigal”, respondió Ayato rotundamente.

Orphelia era ciertamente poderosa, seguramente la luchadora más fuerte del torneo, a juzgar por los combates realizados hasta el momento. Pero, aun así, Ayato tenía a Ser Veresta. No se había dado cuenta del todo cuando se encontró con ella en Lieseltania, pero con el Orga Lux sería capaz de cortar sus venenos y miasmas.

“Podrías. Eres más fuerte que yo, y tienes el Ser Veresta. Podrías vencerla”.

“En ese caso…”

“Pero eso no es suficiente. No basta con ganar”. Los ojos de Julis brillaban precariamente, llenos hasta el borde de desesperación y determinación.

Ayato sintió una vez más el peso de lo que ella soportaba.

Pero, aun así, no podía dejarla seguir adelante.

Comprendía lo mucho que su amiga se preocupaba por Orphelia, lo importante que era para Julis. Pero no importaba cuál fuera su razón, si le hacía eso a alguien que le importaba tanto, sería demasiado para que su corazón lo soportara.

“Si realmente lo necesitas, déjame…”

“… ¿Qué?” En ese momento, la mirada de Julis se volvió indignada. “¿Qué intentas decir?” Su rabia, su furia, era ahora más fuerte de lo que Ayato había visto antes. “No… ¡Ni siquiera te atrevas! ¿Cómo has podido? ¿Cómo has podido…?” Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Julis.

“Julis…”

“¡Sí, Orphelia es mi amiga! Es insustituible. ¡Preferiría morir antes que hacerle daño! ¡¿Pero no lo entiendes, Ayato?! ¡Tú también lo eres! Eres igual de importante para mí”. Julis aulló, con las lágrimas corriendo por sus mejillas, su expresión teñida de cruda ira. “¡Tienes que entenderlo, Ayato! Te quiero… ¡Y no podía dejar que mi amigo más querido le quite la vida a mi mejor amiga…!”

Era una súplica desesperada, arrancada del corazón desnudo de Julis.

Ayato no pudo evitar sentirse avergonzado por todo lo que había dicho.

“…Lo siento, Julis”, se disculpó de nuevo.

Julis se secó las lágrimas con el brazo antes de volver a dirigir su mirada ensangrentada hacia él. “No, es imperdonable. Pero me has abierto los ojos. Fue una tontería por mi parte pensar que podía contenerme ante ti”.

Julis esbozó una sonrisa impávida mientras desplegaba su Rect Lux a su alrededor.

En el mismo instante, el maná que la rodeaba comenzó a retorcerse y a difuminarse.

“¡!”

Sintiendo una tensión repentina y desconocida, Ayato saltó hacia atrás para poner algo de distancia entre él y ella.

Esta sensación… ¿Qué está pasando…?

“Si pierdo aquí, todo habrá terminado. Así que pondré todo lo que tengo en esto. Aunque agote todo mi poder hoy, ¡terminaré lo que tenga que hacer!”

Mientras Julis hablaba, innumerables llamas de color azul pálido habían comenzado a emanar a su alrededor.

Detrás de ella, una gran flor se desplegaba, con sus pétalos como alas blancas y puras.

“Observa esto, Ayato. Durante los doce segundos que faltan para que esta flor se
marchite, soy la luchadora más fuerte del mundo”. Con esa declaración, la flor detrás de ella estalló.

“¡Florece – Belleza de la Luna!”

Y con eso, Julis desapareció.

“¡!”

Estrictamente hablando, no había desaparecido. Los ojos de Ayato simplemente no pudieron localizarla.

En una fracción de segundo, ella saltó a su alcance, utilizando el brazo que él había creído roto y atacando con la palma de su mano, sin dejarle tiempo para evadir o defenderse.

El impacto lo lanzó hacia atrás por el escenario. De alguna manera, el golpe fue aún más poderoso que el de Gigoku tras fusionarse con todos sus compañeros shikigami.

“¡Guh…!”

Para cuando se había puesto en pie, Julis, con su postura y su porte vagamente distantes, le estaba apuntando con el extremo de la Nova Spina.

“¡Estalla en flor – Amaryllis!”

Una masa de maná increíblemente grande empezó a contorsionarse y retorcerse, con una enorme bola de fuego azul pálido que apareció ante ella. La escala era completamente incomparable con lo que había aparecido antes.

“¡Tch…!”

Ayato atravesó la gigantesca bola de fuego con un golpe decisivo de la Ser Veresta, pero inmediatamente se vio envuelto en una tremenda explosión. Esta vez, la fuerza de la explosión le lanzó con fuerza al suelo.

Francamente, no tenía ni idea de lo que acababa de ocurrir.

Esta nueva técnica – Belleza de la Luna- parecía mejorar la fuerza, las habilidades y las capacidades de Julis. Pero tales técnicas no eran particularmente inusuales. Sylvia y muchos otros Stregas podían realizar hazañas similares, pero sólo solían aumentar sus capacidades en torno al 50% en el mejor de los casos. Incluso la técnica de amalgama de Fuyuka con su shikigami sólo había duplicado su fuerza total. Lo que Julis había hecho, sin embargo, se salía de lo normal.

No sólo eso, sino que había reforzado tanto su rendimiento físico como sus habilidades de Strega. Sólo el aumento de Amaryllis tenía que ser al menos diez veces superior a lo que normalmente podía conseguir.

Al principio, parecía que todo su cuerpo ardía en una luz azul pálida. Su piel, su cabello e incluso su uniforme se habían fundido en las llamas. La flor blanca de su espalda estaba ya medio marchita.

Si le tomaba la palabra, esto sólo duraría doce segundos.

Pero, ¿había alguien capaz de sobrevivir contra ella durante tanto tiempo como lo estaba haciendo ahora?

“Se acabó, Ayato”, dijo ella, levantando la Nova Spina en el aire. ” ¡Estalla en florecimiento – Amaryllis Multiflos!”

Ocho bolas de fuego, todas de la misma magnitud que la última, aparecieron a su alrededor.

“Eso es… Uh-oh…”, murmuró Ayato mientras se preparaba con la Ser Veresta. Y entonces-

***

“Ayato Amagiri – cresta rota”.

“¡Fin de la batalla! Ganador: ¡Julis-Alexia von Riessfeld!”